ÉXODO 16: 21
“Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo
que había de comer, y luego que el sol
calentaba se derretía”
El maná
del cielo que cada día descendía sobre el campo de los hebreos era el pan que
enviaba diariamente para alimentarlos. Era breve su permanencia sobre la tierra
era efímero. Al calentar el sol desaparecía. Cada día tenían que salir a buscar
el maná que necesitaban. Ni más i menos. No se podía almacenar pues el sobrante
hedía y se tenía que tirar.
La
Palabra de Dios es el pan de vida que necesita el alma. El maná es un símbolo
de la Palabra. De la misma manera que el cuerpo necesita comer alimentos sanos
para no enfermar y debilitarse. Asimismo ocurre con el alma. El que cada mañana
antes de salir el sol los israelitas se veían obligados a salir de sus tiendas
a recoger el pan celestial es un ejemplo de lo que tenemos que hacer para que
nuestras almas no enfermen ni se debiliten por la desnutrición. Antes de que el
sol aparezca en el horizonte, es decir antes de emprender las tareas diarias y
antes de que la radio o la televisión nos bombardeen con sus malas noticias,
tenemos que saltar de la cama para mantener un contacto íntimo con nuestro Dios
y Salvador Jesucristo. Antes incluso de ingerir el alimento que sustenta el
cuerpo tenemos que comer el alimento espiritual que aporta la salud del alma.
¿Por qué es conveniente seguir el ejemplo que nos muestra el maná? El diablo
jamás holgazanea. Siempre se mantiene activo para ver cómo puede perjudicarnos.
Tenemos que programar nuestro horario para que antes de salir de casa para
enfrentarnos a la faena diaria podamos tener un tiempo para fortalecernos en el
Señor. Para que el desayuno espiritual nos sea provechoso debe ingerirse sin
prisas. Tiene que tomarse pausadamente. Saboreando el mensaje que nos da para
la jornada que va a comenzar nos encuentre fortalecidos en el Señor. La Palabra
de Dios que es la Biblia es la voz del Señor que nos entra por los ojos para
quedarse en el corazón. El silbo apacible que penetra suavemente en nuestro
interior que nos habla, corrige, instruye y nos descubre el pecado existente en
nosotros para que nos arrepintamos y la sangre de Jesús pueda borrarlo. Nos
fortalece para andar en santidad. Al salir a la calle vamos a enfrentarnos a un
mundo controlado por Satanás que os es hostil. Si salimos al mundo sin estar
pertrechados con toda la armadura de
Dios vamos a ser presa fácil para las artimañas de Satanás.
A
nuestro desayuno espiritual no debe faltar nuestra respuesta a Dios. Le debe
acompañar nuestro agradecimiento al Señor por las bendiciones recibidas. Nuestra intercesión
debe ser por las personas que amamos y por las que nos odian. Por los
gobernantes para que tomen decisiones sabias y evitar las corrupciones a que
son tan propicios. Por los cristianos en general y por todo aquello que el Espíritu Santo nos
impulse a pedir. Revestidos del poder de Dios los dardos de fuego del diablo no
van a atravesar la coraza que nos protege.
PROVERBIOS 20: 13
“No ames el sueño para que no te empobrezcas,
abre tus ojos y te saciarás de pan”
La
pereza, la repugnancia que se tiene al trabajo conduce a la pobreza. El rechazo
del trabajo es algo tan extendido que ha motivado a alguien decir: “A quien
madruga Dios lo mira sorprendido”. Proverbios incluye un texto que relaciona la
pereza con hambre espiritual: “La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma
negligente padecerá hambre” (Proverbios 19: 15).
El tema
central de Proverbios es la sabiduría de Dios. Siendo así el texto que
comentamos bien puede interpretarse en
sentido espiritual. Quien ama dormir posee una alma hambrienta.
el
proverbio popular acierta cuando dice: “A quien madruga Dios le ayuda”. El
antiguo pueblo de Israel antes de salir el sol tenía que salir de su tienda a
recoger el maná que el Señor les manaba desde el cielo. Si no madrugaban, el
calor que irradiaba el sol deshacía el pan celestial. El proverbio popular
citado ¿tiene algo que ver con el maná? Lo sea o no, ambos proverbios coinciden
en la conveniencia de madrugar para saciar el hambre, sea del cuerpo o del
alma. El maná por ser una figura de Jesús que es el Pan de Vida, el madrugón
que cada día tenían que darse los israelitas significaba que a la vez que
alimentaban el cuerpo con el maná, también alimentaban el alma.
¿Por
qué hay tantos cristianos flacos parecidos a aquellas vacas de feo aspecto y
enjutas de carnes que representaban los siete años de sequía que traerían una
grave hambruna a Egipto? El causante del
mal aspecto que presentan muchos que se consideran cristianos se debe a que
aman el sueño, que se deleitan revolcándose entre las sábanas creyendo que el
nuevo día les dispensará bendición. No. Dios no bendice al perezoso. El mal
aspecto espiritual que muestran indica que la bendición de Dios no les llega.
Hacerse
el remolón es muy placentero pero nada deseable para adquirir sabiduría
espiritual y conservarla. Ser sabio exige esfuerzo de voluntad y establecer
prioridades en la agenda. Es necesario avanzar la hora para que suene el
despertador. La salud del alma lo requiere.
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