diumenge, 5 de desembre del 2021

ÉXODO 16: 21

“Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer, y  luego que el sol calentaba se derretía”

El maná del cielo que cada día descendía sobre el campo de los hebreos era el pan que enviaba diariamente para alimentarlos. Era breve su permanencia sobre la tierra era efímero. Al calentar el sol desaparecía. Cada día tenían que salir a buscar el maná que necesitaban. Ni más i menos. No se podía almacenar pues el sobrante hedía y se tenía que tirar.

La Palabra de Dios es el pan de vida que necesita el alma. El maná es un símbolo de la Palabra. De la misma manera que el cuerpo necesita comer alimentos sanos para no enfermar y debilitarse. Asimismo ocurre con el alma. El que cada mañana antes de salir el sol los israelitas se veían obligados a salir de sus tiendas a recoger el pan celestial es un ejemplo de lo que tenemos que hacer para que nuestras almas no enfermen ni se debiliten por la desnutrición. Antes de que el sol aparezca en el horizonte, es decir antes de emprender las tareas diarias y antes de que la radio o la televisión nos bombardeen con sus malas noticias, tenemos que saltar de la cama para mantener un contacto íntimo con nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Antes incluso de ingerir el alimento que sustenta el cuerpo tenemos que comer el alimento espiritual que aporta la salud del alma. ¿Por qué es conveniente seguir el ejemplo que nos muestra el maná? El diablo jamás holgazanea. Siempre se mantiene activo para ver cómo puede perjudicarnos. Tenemos que programar nuestro horario para que antes de salir de casa para enfrentarnos a la faena diaria podamos tener un tiempo para fortalecernos en el Señor. Para que el desayuno espiritual nos sea provechoso debe ingerirse sin prisas. Tiene que tomarse pausadamente. Saboreando el mensaje que nos da para la jornada que va a comenzar nos encuentre fortalecidos en el Señor. La Palabra de Dios que es la Biblia es la voz del Señor que nos entra por los ojos para quedarse en el corazón. El silbo apacible que penetra suavemente en nuestro interior que nos habla, corrige, instruye y nos descubre el pecado existente en nosotros para que nos arrepintamos y la sangre de Jesús pueda borrarlo. Nos fortalece para andar en santidad. Al salir a la calle vamos a enfrentarnos a un mundo controlado por Satanás que os es hostil. Si salimos al mundo sin estar pertrechados con toda  la armadura de Dios vamos a ser presa fácil para las artimañas de Satanás.

A nuestro desayuno espiritual no debe faltar nuestra respuesta a Dios. Le debe acompañar nuestro agradecimiento al Señor por las  bendiciones recibidas. Nuestra intercesión debe ser por las personas que amamos y por las que nos odian. Por los gobernantes para que tomen decisiones sabias y evitar las corrupciones a que son tan propicios. Por los cristianos en general  y por todo aquello que el Espíritu Santo nos impulse a pedir. Revestidos del poder de Dios los dardos de fuego del diablo no van a atravesar la coraza que nos protege.


 

PROVERBIOS 20: 13

“No ames el sueño para que no te empobrezcas, abre tus ojos y te saciarás de pan”

La pereza, la repugnancia que se tiene al trabajo conduce a la pobreza. El rechazo del trabajo es algo tan extendido que ha motivado a alguien decir: “A quien madruga Dios lo mira sorprendido”. Proverbios incluye un texto que relaciona la pereza con hambre espiritual: “La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma negligente padecerá hambre” (Proverbios 19: 15).

El tema central de Proverbios es la sabiduría de Dios. Siendo así el texto que comentamos  bien puede interpretarse en sentido espiritual. Quien ama dormir posee una alma hambrienta.

el proverbio popular acierta cuando dice: “A quien madruga Dios le ayuda”. El antiguo pueblo de Israel antes de salir el sol tenía que salir de su tienda a recoger el maná que el Señor les manaba desde el cielo. Si no madrugaban, el calor que irradiaba el sol deshacía el pan celestial. El proverbio popular citado ¿tiene algo que ver con el maná? Lo sea o no, ambos proverbios coinciden en la conveniencia de madrugar para saciar el hambre, sea del cuerpo o del alma. El maná por ser una figura de Jesús que es el Pan de Vida, el madrugón que cada día tenían que darse los israelitas significaba que a la vez que alimentaban el cuerpo con el maná, también alimentaban el alma.

¿Por qué hay tantos cristianos flacos parecidos a aquellas vacas de feo aspecto y enjutas de carnes que representaban los siete años de sequía que traerían una grave hambruna  a Egipto? El causante del mal aspecto que presentan muchos que se consideran cristianos se debe a que aman el sueño, que se deleitan revolcándose entre las sábanas creyendo que el nuevo día les dispensará bendición. No. Dios no bendice al perezoso. El mal aspecto espiritual que muestran indica que la bendición de Dios no les llega.

Hacerse el remolón es muy placentero pero nada deseable para adquirir sabiduría espiritual y conservarla. Ser sabio exige esfuerzo de voluntad y establecer prioridades en la agenda. Es necesario avanzar la hora para que suene el despertador. La salud del alma lo requiere.

  

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