ALIMENTO PARA EL ALMA
<b>Con sucedáneos no se nutre el
alma</b>
<b>El Roto</b > tiene viñetas
muy interesantes que hacen diana en cuestiones cruciales de nuestra sociedad.
Un hombre bien vestido, sentado en un peldaño de una escalera lujosa, piensa:
“Mi currículum es auténtico lo que es falsa es mi vida”. Esta reflexión llega
al corazón de la situación política actual en que se ha puesto de moda el
anhelo de la “titolitis”. El hombre de la viñeta que comentamos asegura que su
“currículum es auténtico”, Con sinceridad meridiana afirma: “lo que es falsa es
mi vida”. Si esta afirmación la dice una persona académicamente ilustrada, ¿Qué
no deberían pensar de sí mismos quienes falsifican masters para prestigiar sus
vidas profesionales y políticas.
El boom de los masters falseados
otorgados desprestigia a las universidades que los conceden. Por otro lado
colaboran en el fomento de la hipocresía.
Por naturaleza las personas tendemos a pensar en que somos lo que no
somos. Buscamos el beneplácito de los otros sin tener en cuenta el coste. La
hipocresía es un engaño y como todo fraude tiene sus peligros. En el
diccionario encontramos la palabra sinceridad. Es interesante conocer su
procedencia. Proviene de <i>sin cera</i>. En la antigüedad, en las
alfarerías se acostumbraba a tapar con cera las grietas e imperfecciones de los
objetos de cerámica. El comprador le preguntaba al vendedor: “¿Sin cera?” El
vendedor corrupto respondía: “Sin cera”. En el momento en que el objeto “sin
cera” se ponía en contacto con una fuente de calor o se le exponía al sol, la
cera se fundía poniendo al descubierto la imperfección que escondía. Pues bien,
la cera sustituida por un master falso pretende esconder la imperfección de una
vida. Más pronto o más tarde el master falso estará expuesto a una fuente de
calor, que puede ser una investigación periodística, pondrá al descubierto que
detrás de una aparente erudición se escondía la falsedad de un alma mentirosa.
El ridículo y la vergüenza serán inimaginables.
En los tiempos que vivimos se cuida el
cuerpo de todas las maneras posibles. Alimentación, higiene, atención
sanitaria, ejercicio físico y tantas otras cosas que se nos propongan para
retrasar el envejecimiento. Pero, ¿Cómo se alimenta el alma? No se hace porque
nos hemos olvidado de ella. ¿Por qué? Nuestra condición pecadora nos confunde
haciendo que pensemos exclusivamente en nuestro aspecto físico en detrimento de
la salud del alma. De ahí viene el
interés desmedido por la apariencia física y el olvido del cuidado del alma que
nos hace a imagen del Creador. Si descuidamos el alma se produce un
desequilibrio en nuestra personalidad integral que conduce a comportamientos
indeseables tan notorios, entre otros la corrupción política, que no sabemos
cómo deshacernos de ellos.
Ha llegado el momento en que debemos
despertar de la pesadilla en que vivimos
y a empezar a pensar en que también debemos prestar atención al alma y cuidarla
como se merece.
He empezado a redactar el borrador de
este escrito por San Jorge, la Fiesta del Libro y de la Rosa. El gremio de
libreros evalúa el éxito de la Fiesta según los libros vendidos y los
beneficios obtenidos. Con antelación a la Fiesta la maquinaria publicitaria se
pone en movimiento anunciando las novedades literarias que aparecerán en las
librerías para que la gente sea motivada
a comprar libros. Estos libros
son comparables a las rosas que se regalan que en un día empiezan a
manifestarse síntomas de marchitamiento, de pérdida de su belleza. La mayoría
de los libros son como las rosas de un día.
No sirven para alimentar el alma. Distraen. Divierten. Momentáneamente
hacen olvidar las preocupaciones. El alma sigue sedienta y hambrienta.
Desnutrida y carente de vigor. La persona
que piensa como la describe <b>El Roto</b> reconoce que su vida
es una falsedad. No se gusta. En momentos de lucidez se mira a sí misma y llega
a la conclusión que su vida es un desastre. Que el bienestar material no le ha
aportado la felicidad que prometía. Hace un buen razonamiento. Pero su vida
sigue siendo una falsedad.
He escrito antes que debemos despertar de
la pesadilla en que vivimos y empezar a pensaren que debemos prestar atención
al alma. Pongamos manos a la obra. El
alimento que el alma necesita entra por los ojos. Ya que nos hemos
referido a la Fiesta del Libro tenemos que buscar uno que además de distraer
transforme la fealdad de nuestra alma en autenticidad. Despertando la necesidad
de desprenderse de la cera con la que inútilmente se intenta a esconder la
fealdad del alma. El alimento espiritual entra por los ojos. En el mundo
solamente existe un libro que reúna estas características: la Biblia. Dios que
conoce las necesidades de nuestra alma ha inspirado a unos hombres a escribir
la Biblia con el propósito de que sirva de pan y agua que transforma la fealdad
del alma en autenticidad. La Biblia pose esta peculiaridad porque nos descubre
al Padre eterno que en su Hijo se encarna en la persona de Jesús con el
propósito de que el alma insatisfecha de sí misma pueda encontrar sentido a su
existencia.
En Jesús la falsedad del alma encuentra
autenticidad. Ahora el alma tiene hambre y sed de Dios. Es aquí en done la
Biblia ejerce su papel principal. No es un libro que se marchita como una rosa.
Conserva inalterable su frescura a lo largo de los siglos. Es por ello, porque
es el Libro de Dios, que ha sobrevivido a las hogueras de la Inquisición y a los ataques de los censores de turno. Hoy
como siempre, las almas sedientas y hambrientas de Dios encuentran en la
lectura y meditación diaria de la Biblia el pan de vida y el agua viva que
mantiene al alma sana y lozana.
Octavi
Pereña i Cortina
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