dissabte, 11 de setembre del 2021

 

JEREMÍAS 2: 28

“¿Y dónde están los dioses que te hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción, porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses”

Jeremías en el Nombre de Dios acusa a Judá de adulterio espiritual por haber abandonado al Señor que lo había librado de la esclavitud egipcia y haberlo establecido en la heredad de la Tierra Prometida. A lo largo  de toda la historia del pueblo de Israel los profetas no se cansaron de denunciar el adulterio espiritual cometido al haberle dejado por los dioses de los pueblos que desalojaban y que terminaba con ser dominados por ellos. El adulterio siempre tiene consecuencias desagradables  para quienes los cometen. Se rompen vínculos matrimoniales que afectan a toda la familia. ¡Cuántos conflictos no crea! En el campo espiritual sucede lo mismo. Abandonar a Dios para adorar a dioses fabricados con las manos es  nefasto para los idólatras.

En tiempos de Jeremías Asiria había dejado de ser la dominadora del mundo para ocupar su lugar Babilonia. Asiria no consiguió apoderarse de Jerusalén pero sí lo haría Babilonia. La arrasó sin dejar piedra sobre piedra y con ello el templo que era la gloria de los judíos. La idolatría se cobró su salario

La historia bíblica no es un documento que sirve para recordar hechos pasados para desvincularlos del presente. Registra hechos que tienen que ver con nosotros pues se registraron para enseñarnos y si tenemos ojos para ver y oídos para escuchar, no caigamos en el adulterio espiritual que cometieron los antiguos.

Jeremías nos advierte: “¿Y dónde están  los dioses que te hiciste para ti? Se podrá decir que estas palabras no nos conciernen porque decimos que somos cristianos. No es una excusa justificable porque el Dios del antiguo Israel es el mismo Dios que adoran los cristianos. Haciendo zapping, de pasada veo en la televisión la misa que se retransmite. Al contemplar el esplendor de los templos, las ricas vestiduras de los oficiantes y las imágenes ricamente adornadas, me hace pensar: ¿no han caído los cristianos en el mismo adulterio espiritual en que cayó el antiguo Israel? “¿Y dónde están los dioses que te hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción, porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses”. Se podrá decir que el cristianismo católico es monoteísta.  De hecho es politeísta ¿Qué son sino dioses los santos y las vírgenes que se han convertido en patrones de cada localidad, a los que se invoca cuando se celebra su festividad y se busca  su protección cuando la adversidad se cierne sobre las poblaciones?

“Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú, Israel, no me olvides. Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados, vuélvete a mí, porque yo te redimí” (Isaías 44: 21, 22).  Jesús es el Salvador del pueblo de Dios. Ven a mí te dice Jesús, yo te he redimido.


 

PROVERBIOS 7: 1

“Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos”

Proverbios 7 como todo el libro es un cántico a la sabiduría, no a “la sabiduría de este mundo (que) es insensatez” (1 Corintios 3: 19). Quienes practican la sabiduría de este mundo “profesando ser sabios se hicieron necios” (Romanos 1: 22).

“Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía, vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la casa de ella” (vv. 6-8). Los  versículos que siguen tratan de la necedad  de quienes buscan solaz en los brazos de una prostituta. El texto se refiere a una persona, joven o adulta, falta de entendimiento. Son muchas las personas que manifiestan su necedad acudiendo al sexo ilegítimo,  sea el transgresor hombre o mujer.

El libro de Proverbios y el capítulo 7 en concreto trata de la sabiduría de Dios. Conviene recordar que la Biblia no solo condena el sexo ilegítimo.  Con contundencia también el adulterio espiritual.

La mujer que sale al encuentro del necio “le rindió con la suavidad de sus palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al punto se marchó tras ella,  como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para  ser castigado” (vv. 21,22).

La idolatría se presenta ante los ojos del necio con “astucia de corazón”, no lo hace con la fealdad que se esconde debajo la belleza con que el tallista ha tallado la imagen y el orfebre la ha cubierto con el esplendor del oro y la modista la ha vestido de delicados vestidos y preciosos encajes. Los sacerdotes que fomentan la idolatría, mintiendo la ensalzan como madre, la madre extraña “que le rindió con la suavidad de sus palabras”,

“Ahora pues, hijos” (dice la sabiduría divina) “oídme, y estad atentos a las razones de mi boca. No se aparte  tu corazón a sus caminos, no yerres en sus veredas. Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido heridos por ella. Camino al infierno es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte” (vv.24-27). Tanto el sexo ilegítimo como el adulterio espiritual llevan al mismo destino: LA MUERTE ETERNA.

 

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