dissabte, 25 de setembre del 2021

 

CELIBATO

<b>”Prefiero dar la vida antes de cambiar la ley del celibato”, papa Francisco</b>

Mucho morbo ha creado la renuncia inesperada de Xavier Novell, obispo de Solsona. No es mi propósito unirme al enjambre de comentaristas y tertulianos que especulan sobre los motivos que han llevado a Xavier Novell renunciar a la sede episcopal de Solsona. El tema de fondo es el celibato obligatorio de la clerecía.

La raíz del celibato nace en el siglo II debido al gnosticismo, doctrina que considera pecaminoso todo aquello que tenía que ver con el placer sensual. El Concilio de Elvira celebrado en el año 306 decretó que los sacerdotes que tuviesen relaciones sexuales con sus esposas la noche anterior de la celebración de la misa perdían su empleo.

El Concilio de Nicea celebrado en el año 324 decretó que ningún hombre ordenado pudiese casarse.

En el año 590 el papa Gregorio el Grande afirmó que el deseo sexual era intrínsecamente diabólico y recomendaba que los sacerdotes casados abandonasen a sus familias y se entregasen en cuerpo y alma al servicio de la Iglesia.

En el año 1074 el papa Gregorio VII afirmó que todo hombre que desease ser ordenado sacerdote tendría que hacer voto de castidad.

No fue hasta el siglo XVI cuando el Concilio de Trento decretó el celibato obligatorio de los clérigos. 

En el siglo XXI el papa Francisco afirmó: “El celibato no es un dogma de fe, es una regla de vida que yo aprecio mucho y creo que es un don para la Iglesia. No siendo dogma de fe siempre tenemos la puerta abierta para cambiarlo. En este momento, no obstante, no lo hemos pensado”.

El principio general en las relaciones hombre-mujer es el matrimonio, institución instaurada por Dios antes de la Caída: “Dios creó al hombre macho y hembra” (Génesis 1: 27). Viendo el Creador que no era bueno que el macho se encontrase solo, de su costilla extrajo a Eva.  Dios dijo: “Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2: 24). Ni la homosexualidad, ni el lesbianismo, ni la bestialidad forman parte del plan de Dios porque no contribuyen a llenar la tierra, someterla y dominar sobre la creación (Génesis 1: 28).

No debe olvidarse que el principio general en las relaciones hombre-mujer es el matrimonio. El gnosticismo y las sectas filosóficamente afines merecen la reprobación de Dios: “El Espíritu dice claramente   que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, haciendo caso de espíritus engañadores y de doctrinas de demonios…que prohibirán casarse…” (1 Timoteo 4: 1-5). El apóstol Pablo, hombre inspirado por el Espíritu Santo para escribir parte del Libro que se considera Palabra de Dios, dice claramente que prohibir que los clérigos se casen es enseñanza satánica. Por lo tanto la postura del papa Francisco: “En este momento no tenemos pensado” abolir el celibato obligatorio del clero es ponerse en contra de Dios y colocarse al lado de “espíritus engañadores y de doctrinas de demonios”.

La clerecía célibe por obligación, ¿es una acción legal? La respuesta a esta pregunta tenemos que ir a buscarla en las Escrituras cristianas, no en la Tradición no cimentada en la enseñanza bíblica que es la autoridad suprema en todo aquello que tiene que ver con la vida cristiana. El apóstol Pablo escribiendo a su discípulo Timoteo dándole instrucciones relacionadas en el buen funcionamiento de las iglesias, le dice: “Palabra fiel: si alguien desea ser pastor, buena cosa desea. Pero es imprescindible que el pastor sea irreprensible, marido de una sola mujer…que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad, pues el que no sabe gobernar su casa, ¿cómo cuidará de la Iglesia de Dios?”  (1 Timoteo 3: 1-7).  Estas instrucciones transmitidas por la pluma inspirada por el Espíritu trincha la ley del celibato obligatorio del clero en general y niega que sea “don para la Iglesia” según palabras el papa Francisco. Si el clero no aprende a educar en el temor del Señor a su pequeña congregación que es la familia, ¿cómo se pretende que el celibato obligatorio vaya a servir para que los célibes se entreguen plenamente al servicio de la parroquia que es una congregación más numerosa que la familiar? El “hoy no toca”, expresión utilizada por el presidente Pujol cuando los periodistas le hacían alguna pregunta a la que no deseaba dar respuesta, no puede aplicarse al gobierno de la Iglesia. Hoy, sin dilación, es preciso que el papa Francisco como cabeza de la Iglesia Católica, derogue entre otras, la ley del celibato obligatorio de los sacerdotes porque no se ajusta a la voluntad de Dios  y se “hace caso de espíritus engañadores y de doctrinas de demonios” lo cual convierte a la Iglesia en “sinagoga de Satanás” (Apocalipsis 2: 9).

Octavi Pereña i Cortina

2 TIMOTEO 2: 19

“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos y apártese de iniquidad todo aquel que invoca el Nombre de Cristo”

Un motivo de contentamiento es saber que el Señor conoce a los que son suyos desde antes de la fundación del mundo y, en su misericordia ha dado a su Hijo para que en Él los escogidos encuentren la vida eterna. Los verdaderos cristianos  hemos sido comprados para Dios al costoso precio de la muerte de su Hijo. El hecho de que Dios nos conoce desde antes de la fundación del mundo no significa que debamos relajarnos y dejarnos dominar por el mundo. La segunda parte del texto que comentamos no tiene desperdicio: “Apártese de iniquidad todo  aquel que invoca el Nombre de Cristo”.

Somos salvos por la gracia de Dios. Hemos sido justificados, es decir declarados justos, por la fe en el Nombre de Cristo que es don de Dios. Hemos sido hechos santos sin necesidad de haber hecho algo para serlo.  Porque Dios lo quiere así. Pero ello no quita nuestra responsabilidad de preocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor. Nos ha hecho perfectos sin serlo de momento. El viejo hombre sigue vivo y con el deseo de volver a dominarnos con el dominio que ejercía en nosotros antes de la conversión a Cristo. De ahí que sea de rabiosa actualidad tener que apartarse de iniquidad todo aquel que invoca el Nombre de Cristo.

En la dura lucha contra el pecado, dispuesto siempre a levantar cabeza, no estamos solos. Antes de morir en la cruz Jesús anunció a sus discípulos que se iría pero que no los dejaría solos. Les enviaría el Consolador el Espíritu Santo que recordaría todo lo que Jesús enseñó durante su ministerio terrenal. Básicamente su mensaje es una apelación a que vivamos santamente. La faena del Espíritu Santo es hacernos ver que a pesar de que la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, el viejo hombre con sus pasiones sigue vivo. La misión del Espíritu Santo consiste en hacer resaltar el pecado existente en nuestra carne para que lo aborrezcamos y nos apartemos de toda iniquidad. Dura lucha en que nos encontraremos durante todo el tiempo de nuestro peregrinaje terrenal. Como Cristo venció, los que estamos unidos a Él también venceremos. La victoria final está asegurada.

“No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6: 12). En la lucha contra el pecado que nos apremia no la podemos hacer sin el Espíritu Santo que nos fortalece y nos estimula a revestirnos con toda la armadura de Dios para vencer a nuestras pasiones. “”Seguid la paz con todos  y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12: 14).


 

1 PEDRO 2: 22, 23

“”El cual (Jesús) no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca, quien cuando le maldecían no respondía con maldición, cuando padecía no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”

Pedro pone ante nosotros el ejemplo de Jesús para que le imitemos. Las imitaciones nunca son iguales al original. Por mucho que nos esforcemos a imitar a Jesús siempre nos quedamos cortos. Por esto la Escritura nos insta tener los ojos puestos en Jesús “el Autor y consumador de la fe” (Hebreos 12: 2). El apóstol nos insta a tener los ojos en Jesús sufriente para que aprendamos de Él cómo debemos comportarnos para cuando suframos por causa de la fe en Él.

“Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2: 21). Jesús jamás protestó ante la persecución a que se vio sometido durante su ministerio terrenal. El dolor que le causaba la persecución lo ponía en las manos del Padre para que le fortaleciese. Cristo nos dio ejemplo para que sigamos sus pisadas.

El consejo que da Pedro a que sigamos el ejemplo de Cristo no lo da a los incrédulos. Si lo hiciese sería como pedir al árbol malo que dé frutos buenos. No. Lo pide a quienes en Cristo “llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya herida fuimos sanados. Porque vosotros erías como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Supervisor de vuestras almas” (vv. 24, 25).

Por nacimiento natural y por ser descendencia de Adán nacemos alejados del Pastor  y Supervisor de nuestras almas. Nacemos fuera del redil. Es necesario regresar a él. El Buen Pastor nos atrae a su redil por medio del anuncio del Evangelio. Los escogidos que el Padre da a su Hijo para que los salve son los que escuchan la voz del Buen Pastor y le siguen. Al oír el Evangelio creen el mensaje: “También tengo otras ovejas que no son de este redil, aquellas también tengo que atraer, y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un Pastor” (Juan 10: 16).

Si el lector es de aquellos que no tienen el oído sensible a la voz del Buen Pastor y atiende a los aullidos de los lobos rapaces que persiguen su perdición eterna, pídele al Señor que tus oídos sean sensibles a su voz para atender a la voz del Buen Pastor que quiere conducirte junto a aguas de reposo en donde crecen delicados pastos que sacian la sed y el hambre de tu alma.

  

dissabte, 18 de setembre del 2021

 

SUICIDIOS

<b>Perder el sentido de la vida es un factor a tener en cuenta a la hora de analizar las causas de los suicidios</b>

“Existen familia tóxicas en las que el enfermo se considera una carga y la salud emocional ha quedado arrinconada durante meses” (<b>Thais Tiana</b>, sicóloga). “La pandemia también ha causado un agravamiento de conflictos familiares que desencadena el suicidio infantil, también se ha incrementado la violencia doméstica de la que muchos niños son espectadores y se han incrementado los abusos en la infancia” (<b>Anna Plaza</b>, siquiatra). Estos hechos que convergen con la pandemia hacen que los intentos de suicidio entre niños y adolescentes hayan aumentado un 25% durante el 2020. Según el Instituto Nacional de Estadística la cifra de 3.671 suicidios registrados durante el 2019 sea una cifra infra datada ya que en muchas ocasiones las defunciones registradas como accidentes realmente son suicidios. Lo cual podría multiplicar el número de casos por 2 o incluso por 3”. Otra epidemia añadida al Covid-19. Sicólogos y siquiatras coinciden en definir esta época como <i>la tempestad perfecta contra la salud mental</i>.

No soy experto en salud mental. Por lo tanto no me corresponde inmiscuirme en el terreno de los profesionales de la salud. Si no me equivoco, sicólogos y siquiatras tratan el suicidio desde la fisiología, es decir, de acuerdo a las leyes que actúan en los órganos y tejidos del cuerpo humano. Yo lo hago desde la perspectiva espiritual del ser humano que no es únicamente cuerpo. También es alma espiritual. El texto que trata del alma  humana es la Biblia que es la revelación de Dios que siendo el Creador es quien conoce mejor la sique humana. Para decirlo de manera más clara la Biblia es el manual de instrucciones que el Creador ha dejado escrito para el perfecto funcionamiento de la máquina que es el hombre.  Es comportarse como zoquetes adquirir enseres y no seguir las instrucciones que el fabricante incluye para el  buen funcionamiento del objeto comprado. Nos comportamos como tarambanas al no al no seguir las instrucciones que el Creador ha dejado escritas para nuestro buen funcionamiento integral.

Una de las consecuencias de no seguir la normativa divina es que el alma que inicialmente era un frondoso vergel se convierte en un yermo, un lugar inhóspito. Si se vuelve a Él “el desierto se convierte  en una balsa de agua y la tierra yerma en corrientes de agua” (Salmo 107: 35). No debe, pues, extrañarnos que el salmista escribiese: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” (Salmo 42: 1,2).

El profeta Isaías dirigiéndose a una nación que como la nuestra que ha abandonado a Dios se ha convertido en un desierto. Nos hace esta invitación. “A todos los sedientos: Venid a las aguas…Inclinad vuestro oído, y venid a mí, oíd y vivirá vuestra alma…Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual es amplio en perdonar” (Isaías 55: 1, 3, 6, 7).

Los placeres del mundo aparentemente proporcionan felicidad. Lo que realmente hacen es convertir el alma en yermo, tierra agrietada por falta de agua. Los placeres mundanales no dan lo que prometen. Esta situación angustiosa en que se encuentran es la causante, en el tema que comentamos, de los suicidios de niños y adolescentes. El ocio nocturno con los botellones que le acompañan, realmente es agua salada. Cuanto más se bebe más marcita queda el alma. Dicha salubridad, en algunos casos conduce a los intentos de suicidio.

Jesús se dirige de Judea a Galilea, teniendo que atravesar Samaria. Cansado de la andadura se sienta a descansar junto al pozo de Jacob. A pesar de que Jesús es Dios, como hombre que también es tiene las necesidades de los hombres. El  cuerpo le pide agua. Se acerca una mujer a buscar agua del pozo. Jesús le pide agua. Esta petición da principio a una conversación que pone al descubierto las necesidades espirituales de la mujer. A la hembra le extraña que un judío le pidiese agua porque judíos y samaritanos no se tratan. Jesús no vino a levantar muros de separación sino a derribar los que los hombres alzan. “Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías, y Él te daría agua viva” (v. 10). Extrañada la mujer le dice: “Señor no tienes con que sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?” (v.11).

Jesús va del agua del pozo al agua que es Él mismo: “Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed, mas el que bebe del gua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que sale para vida eterna” (vv. 13, 14). A continuación Jesús le dice: Vé, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido, esto has dicho con verdad” (vv. 16-18). Con el conocimiento que Jesús tiene de la samaritana la mujer entiende que el hombre que tiene en frente es más que un hombre. Reconoce que Jesús es el Mesías  prometido. Entonces la mujer deja el cántaro junto al pozo y salió corriendo hacia el pueblo para anunciar a sus vecinos el hallazgo (v.28).

El agua que suministran los pozos de este mundo no  sacia la sed del alma.  Los sedientos como la samaritana necesitan el agua viva que es Jesús que hace brotar del alma ríos de agua viva que da vida eterna. A quienes les pase por la cabeza quitarse la vida, antes de pasar a la acción, leed atentamente el capítulo cuatro del evangelio de Juan. Bien seguro que recuperaréis el sentido que tiene la vida. Quitártela no va a resolver tu problema porque la existencia no se extingue con la muerte física.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

 

LUCAS 10: 41, 42

“Jesús le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solamente una es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”

En el año 1996 el sicólogo clínico David Lewis formuló un concepto que no ha quedado obsoleto con el paso del tiempo y que hoy es de rabiosa actualidad. Lo bautizó con el nombre de síndrome de la fatiga informática. Vivimos en un mundo “pantallizado” que nos obliga a vivir pendientes de la pantalla del ordenador, móvil, Tablet…lo cual ocasiona trastornos mentales, alguno de extrema gravedad.

El texto que comentamos es un ejemplo de entre los muchos que se encuentran en las Sagradas Escrituras que ponen de manifiesto que la Biblia no es un libro obsoleto sino de manifiesta actualidad.

Yendo Jesús de camino entra en Betania en donde vivía Lázaro, al que Jesús resucitó y sus hermanas Marta y María. El texto nos muestra dos comportamientos distintos de las dos mujeres. Es lógico que cuando se recibe en casa a un invitado se desee agasajarlo de la mejor manera posible. Siempre dentro de unos límites. Marta había cruzado la línea roja de las responsabilidades obsequiosas con los invitados: “Pero Marta se preocupaba en muchos quehaceres, y acercándose dijo. Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile que me ayude” (v. 40). Los muchos quehaceres le hicieron perder los nervios a Marta. El frenesí por agasajar a Jesús la estresaba.  ¿No ocurre algo parecido con el tiempo que se dedica a los elementos digitales? En vez de encontrar tranquilidad, sosiego, la adicción a estos elementos produce intranquilidad, desasosiego, estrés…

A la queja que Marta le hace a Jesús del comportamiento insolidario de su hermana, recibe esta respuesta: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (vv. 41, 42).

Las ocupaciones laborales y el tiempo dedicado al ocio tienen un límite. Jamás se debe traspasar la línea roja que convierte en dioses todo aquello que traspasa la línea prohibida. No hay alternativa. Se escoge entre el comportamiento de Marta que desasosiega por los muchos quehaceres o la paz que Jesús da a quienes se sientan a sus pies para escuchar las palabras de vida eterna que brotan de los labios de Jesús. Hoy no nos podemos sentar físicamente a los pies de Jesús pero podemos hacerlo espiritualmente, recibiendo las mismas bendiciones, si nos sentamos a sus pies meditando en la Biblia que es su palabra vivificada por el Espíritu Santo. No permitamos que el exceso de quehaceres nos quite la paz del Señor que excede a nuestra comprensión.


 

1 CORINTIOS 11: 29

“Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí”

Los símbolos tienen un significado pero pueden practicarse vacíos de contenido. En el campo religioso cristiano tenemos dos símbolos básicos: el Bautismo y la Cena del Señor. Ambos pueden practicarse por mera tradición o costumbre religiosa. El bautismo significa que el bautizado ha muerto en Cristo. ¡Cuántos bautizados ignoran por completo dicho significado!  Y en el  caso del bautismo de adultos por inmersión, ¡cuántos no se convierten en miembros de una iglesia local sin haber creído en Cristo como Señor y Salvador!

La Cena del Señor sirve para recordar la muerte de Jesús clavado en la cruz para salvación del pueblo de Dios. El pan recuerda el cuerpo de Jesús sangrando en la cruz. El vino simboliza la sangre que Jesús derramó y que limpia todos los pecados de quienes creen en Él. Cada vez que el creyente participa de la Cena del Señor recuerda la muerte del Señor hasta que Él venga (1 Corintios 11: 26). El texto nos dice que se puede participar de la Cena del Señor indignamente. Esta participación incorrecta la denuncia el apóstol Pablo. Para evitar dicha transgresión el apóstol escribe “Por tanto pruébese cada uno a sí mismo, y  coma así del pan  y beba la copa”  (v.28). Fíjese el lector las consecuencias que acarrean participar indignamente de la Cena del Señor: “Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros y muchos duermen” (mueren) (v.30).

Cuando Jesús celebró la última Pascua con sus discípulos les dijo: “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que se produzca!  (Lucas 22: 18). Se encontraba en el apartamento alto con sus discípulos. Judas que vendería al Señor por treinta monedas de plata  también estaba presente cuando Jesús instituyó lo que vendría a llamarse la Cena del Señor. Judas comió el pan y bebió el vino, pero lo hizo indignamente. No le aprovechó comer el pan y beber el vino. Sabemos cuál fue su fin. Judas guió el tropel que prendió a Jesús y viendo “que era condenado…Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió y fue y se ahorcó” (Mateo 27: 3-5).

La próxima vez que participemos de la Cena del Señor fijémonos bien en la manera cómo vamos a hacerlo. Si lo hacemos indignamente seremos “culpados del cuerpo y de la sangre del Señor” (1 Corintios 11: 27).

 

dissabte, 11 de setembre del 2021

 

JEREMÍAS 2: 28

“¿Y dónde están los dioses que te hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción, porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses”

Jeremías en el Nombre de Dios acusa a Judá de adulterio espiritual por haber abandonado al Señor que lo había librado de la esclavitud egipcia y haberlo establecido en la heredad de la Tierra Prometida. A lo largo  de toda la historia del pueblo de Israel los profetas no se cansaron de denunciar el adulterio espiritual cometido al haberle dejado por los dioses de los pueblos que desalojaban y que terminaba con ser dominados por ellos. El adulterio siempre tiene consecuencias desagradables  para quienes los cometen. Se rompen vínculos matrimoniales que afectan a toda la familia. ¡Cuántos conflictos no crea! En el campo espiritual sucede lo mismo. Abandonar a Dios para adorar a dioses fabricados con las manos es  nefasto para los idólatras.

En tiempos de Jeremías Asiria había dejado de ser la dominadora del mundo para ocupar su lugar Babilonia. Asiria no consiguió apoderarse de Jerusalén pero sí lo haría Babilonia. La arrasó sin dejar piedra sobre piedra y con ello el templo que era la gloria de los judíos. La idolatría se cobró su salario

La historia bíblica no es un documento que sirve para recordar hechos pasados para desvincularlos del presente. Registra hechos que tienen que ver con nosotros pues se registraron para enseñarnos y si tenemos ojos para ver y oídos para escuchar, no caigamos en el adulterio espiritual que cometieron los antiguos.

Jeremías nos advierte: “¿Y dónde están  los dioses que te hiciste para ti? Se podrá decir que estas palabras no nos conciernen porque decimos que somos cristianos. No es una excusa justificable porque el Dios del antiguo Israel es el mismo Dios que adoran los cristianos. Haciendo zapping, de pasada veo en la televisión la misa que se retransmite. Al contemplar el esplendor de los templos, las ricas vestiduras de los oficiantes y las imágenes ricamente adornadas, me hace pensar: ¿no han caído los cristianos en el mismo adulterio espiritual en que cayó el antiguo Israel? “¿Y dónde están los dioses que te hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción, porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses”. Se podrá decir que el cristianismo católico es monoteísta.  De hecho es politeísta ¿Qué son sino dioses los santos y las vírgenes que se han convertido en patrones de cada localidad, a los que se invoca cuando se celebra su festividad y se busca  su protección cuando la adversidad se cierne sobre las poblaciones?

“Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú, Israel, no me olvides. Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados, vuélvete a mí, porque yo te redimí” (Isaías 44: 21, 22).  Jesús es el Salvador del pueblo de Dios. Ven a mí te dice Jesús, yo te he redimido.


 

PROVERBIOS 7: 1

“Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos”

Proverbios 7 como todo el libro es un cántico a la sabiduría, no a “la sabiduría de este mundo (que) es insensatez” (1 Corintios 3: 19). Quienes practican la sabiduría de este mundo “profesando ser sabios se hicieron necios” (Romanos 1: 22).

“Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía, vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la casa de ella” (vv. 6-8). Los  versículos que siguen tratan de la necedad  de quienes buscan solaz en los brazos de una prostituta. El texto se refiere a una persona, joven o adulta, falta de entendimiento. Son muchas las personas que manifiestan su necedad acudiendo al sexo ilegítimo,  sea el transgresor hombre o mujer.

El libro de Proverbios y el capítulo 7 en concreto trata de la sabiduría de Dios. Conviene recordar que la Biblia no solo condena el sexo ilegítimo.  Con contundencia también el adulterio espiritual.

La mujer que sale al encuentro del necio “le rindió con la suavidad de sus palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al punto se marchó tras ella,  como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para  ser castigado” (vv. 21,22).

La idolatría se presenta ante los ojos del necio con “astucia de corazón”, no lo hace con la fealdad que se esconde debajo la belleza con que el tallista ha tallado la imagen y el orfebre la ha cubierto con el esplendor del oro y la modista la ha vestido de delicados vestidos y preciosos encajes. Los sacerdotes que fomentan la idolatría, mintiendo la ensalzan como madre, la madre extraña “que le rindió con la suavidad de sus palabras”,

“Ahora pues, hijos” (dice la sabiduría divina) “oídme, y estad atentos a las razones de mi boca. No se aparte  tu corazón a sus caminos, no yerres en sus veredas. Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido heridos por ella. Camino al infierno es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte” (vv.24-27). Tanto el sexo ilegítimo como el adulterio espiritual llevan al mismo destino: LA MUERTE ETERNA.

 

 

VANDALISMO

<b>El vandalismo e incivismo van en aumento en una sociedad impía</b>

“Los vecinos de los Bloques Juan Carlos”  (de Lleida) “alertan que hace semanas  que las plazas interiores están a oscuras y esto fomenta la delincuencia y el vandalismo” (titular de prensa). Víctor Ruíz, presidente de la Asociación de  Vecinos de La Mariola denuncia que “la oscuridad da pie  a destrozos en vehículos y mobiliario, también se han producido robos en el interior de vehículos de personas que venden ropa en el mercado y guardan las mercancías dentro de las furgonetas”.

El vandalismo está de moda hoy. Solamente se necesita fijarse  cómo terminan los botellones y cómo reacciona la juventud ante la policía. Las manifestaciones de protesta a menuda finalizan con enfrentamientos con la policía, quema de contenedores, destrozos del mobiliario urbano, roturas de cristales de los establecimientos…El vandalismo adolescente no es cuestión de que calles y plazas que no estén bien iluminadas. Se debe a la condición humana: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 15: 19,20). Los botellones que acaban en desenfreno no dependen de si hay luz o no, se debe a la naturaleza humana que tiende al mal.

El problema que denuncia la Asociación de Vecinos de La Mariola y los medios de comunicación es un problema de Dios. ¿Existe Dios o no? Si la respuesta es no, el vandalismo no tiene solución. Irá en aumento. Las quejas vecinales no lo detendrán. Se pide que sea a policía que ponga fin al salvajismo juvenil. Los ayuntamientos responden que no tienen medios suficientes para combatirlo. La ley no tiene competencias  en los asuntos espirituales. Mal iría que las usurpara. Cuando ha intentado inmiscuirse en las conciencias de los hombres tribunales inquisitoriales han brotado. Los tribunales de justicia pueden condenar y castigar hechos, pero son incapaces de cambiar la condición humana inclinada al mal.

Algunos culpan a Dios de indolencia a la hora de atajar el mal. Se lo imaginan tumbado en una hamaca sorbiendo un refresco e indiferente a lo que ocurre en la Tierra. Por favor, hoy no me molestéis porque estoy muy ocupado. Mañana ya veremos. Este no es el Dios de la Biblia. Un conocimiento exhaustivo de Dios no está al alcance del ser humano. Podemos saber lo suficiente para que nos guie, si se lo permitimos, para andar por el camino del bien hacer.

El salmista hace una descripción de Dios que si se la tiene en cuenta cambiará el comportamiento humano: “¿A dónde iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiese a los cielos, allí estás tú, si en el sepulcro hiciese mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomo las alas del alba y habitase en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me cogerá tu diestra. Si dijese: las tinieblas me encubrirá, aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día, lo mismo te son las tinieblas que la luz” (Salmo 139: 7-12).

Dios lo sabe todo. Nada se le escapa a sus ojos. ¿Cree el lector que si los vándalos, los incívicos de nuestros días, que se mueven por todas las esferas sociales si fuesen conscientes de que Dios existe, que conoce no solo sus hechos, también las intenciones de sus corazones cometerían las fechorías que hacen? Evidentemente no. El problema del vandalismo que plantea la Asociación de Vecinos de La Mariola, que crece ufano por todas partes  es una cuestión de fe en el Creador de cielos y tierra y que se ha manifestado en su Hijo Jesús para salvar a su pueblo de sus pecados.

Jesús que es “la luz del mundo” no desea que nadie ande en tinieblas. Poco antes de abandonar este mundo para ascender al cielo dejó este encargo a sus discípulos: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la Tierra. Por lo tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, y he aquí yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén”  (Mateo 18: 18-20).

Cuando alguien cree en Jesús y por el Espíritu habita en el creyente, el carácter del Señor empieza desarrollarse en él. El amor de Dios se manifiesta en el nacido de nuevo. Si quienes se consideran “creyentes no practicantes” pero que asisten en una parroquia por el bautismo de un recién nacido, por la confirmación del hijo/a, por el casamiento, por el entierro y en alguna fecha considerada señalada, fuesen verdaderos creyentes, las malas noticias que tan a menudo dan a conocer los medios de comunicación no se publicarían  porque el comportamientos de dichas personas sería totalmente distinto. Mientras que la conversión a Cristo no sea generalizada, hecho que no va a producirse, tendremos que conformarnos en convivir con el vandalismo en su diversidad de manifestaciones.

Los verdaderos cristianos que esperan la venida gloriosa del Señor Jesucristo para implantar su Reino eterno en el que se dará la justicia en su plenitud, seguiremos anunciando el Evangelio para que los que tengan oídos para oír oigan y así compartir juntos la condición de hijos de Dios: “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día, no somos de la noche ni de las tinieblas. Por lo tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duerme, y los que se embriagan, de noche  se embriagan. Pero nosotros que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de la fe y de amor, y con la esperanza de salvación como casco” (I Tesalonicenses 5: 5-8).

Octavi Pereña i Cortina

 

 

divendres, 3 de setembre del 2021

 

1 SAMUEL 30: 6

“Mas David se fortaleció en el Señor su Dios”

Pongámonos en la piel de David. David y sus hombres son despedidos de la concentración de los ejércitos filisteos  porque los principales de los filisteos  desconfían de ellos, no sea que durante el combate que se avecina contra Saúl se volvieran contra nosotros: “No sea que en la batalla se nos vuelva enemigo, porque, ¿con qué cosa volvería mejor la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres? ¿No es este David, de quien cantaban en las danzas, diciendo: Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles?”  (1 Samuel 29: 4,5).

Al amanecer David y sus hombres abandonaron el  campo filisteo para regresar a Siclag, el lugar que Aquis, el príncipe filisteo a quien David servía desde que abandonó la tierra de Israel para huir de la persecución, de Saúl, le había señalado como lugar de residencia. Al llegar a su destino descubrieron que los amalecitas habían asaltado e  incendiado el pueblo “y se habían llevado cautivas a  las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor, pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino” (1 Samuel 30: 2).

Los hombres de David reaccionaron así ante la catástrofe que contemplaron sus ojos: “Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas” (v.6). ¿Cómo reacciona la gente ante situaciones catastróficas? Las imágenes televisivas  que dicen más que mil palabras nos muestran el desespero que manifiestan las personas que sufren las consecuencias de inundaciones, incendios, guerras, accidentes, robos…Manifiestan desespero al sentirse abandonadas. Las imágenes hablan por sí solas. Los hombres de David ofuscados por el desespero y perdida la capacidad de raciocinio, en su enajenación piensan apedrear a su caudillo al responsabilizarle de lo ocurrido. Pero David, hombre de fe firme, que sabía en quien había creído, en vez de dejarse llevar por la ira y cometer alguna locura de la que después tendría que arrepentirse, “se fortaleció en el Señor su Dios”. David por medio del sacerdote Abiatar consultó al Señor, diciendo: “¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los podrás alcanzar, y de cierto librarás a los cautivos” (v. 8). En cada situación difícil, en vez de dejarnos guiar por los sentimientos carnales, consultemos al Señor pidiéndole dirección y fortaleza para afrontar la situación y dejar en sus manos la solución del problema. La precipitación no es buena consejera.


 

2 SAMUEL 12: 14

“Mas con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos del Señor, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá“

El adulterio que David cometió con Betsabé la esposa de Urias heteo y el asesinato del esposo ultrajado en manos de los hijos de Amón, mereció el reproche del Señor por medio del profeta Natán: “¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra del Señor, haciendo lo malo delante de sus ojos?… Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urias heteo para que fuese tu mujer” (vv. 9,10).

El pecado de David no fue un delito insignificante. En nuestros días al adultero y al asesinato se les encuentran justificaciones. El texto, pero, expone la trascendencia del pecado cometido por David: “Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos del Señor, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá” (v. 14). El pecado por muy en secreto que se cometa  no pasa desapercibido a los ojos del Señor. Más pronto o más tarde siempre sale a la luz pública. El salmo 51 escrito por David es penitencial. Describe el dolor que llena el alma del rey cuando por medio el profeta Natán le hace ver el pecado cometido. El perdón de Dios por medio de la sangre que su Hijo Jesús vertió en la cruz del Gólgota que limpia todos los pecados, no exime de la responsabilidad y las consecuencias.

Cuando los cristianos pecan y los pecados son públicamente conocidos hace que los enemigos del Señor blasfemen su Nombre. ¡Cuán necesario es que los hermanos en Cristo nos comportemos los unos con los otros con la valentía con que el profeta Natán  lo hizo al señalar el pecado del rey.

A pesar que los cristianos estemos rodeados de personas ateas e incrédulas  a quienes el Nombre del Señor les importa un bledo, exigen que los cristianos se comporten santamente. Pasan por alto las corrupciones que cometen entre ellos. La cosa cambia cuando pecan los cristianos: sí, sí, ¡si eres como uno de nosotros1 ¿Cómo puedes hablarnos de Dios si tú te comportas de manera tan indigna? Con nuestro comportamiento no santo hacemos que quienes nos observan blasfeman el Nombre de Dios.

A pesar que en Cristo somos redimidos en Cristo y convertidos en nuevas criaturas, el viejo hombre sigue vivo y necesita ser mantenido en sujeción para que no haga de las suyas. Cuando en la iglesia se celebra la Cena del Señor (11 Corintios 11: 23-32),  el texto nos enseña la manera como deben celebrarla los participantes. No debe hacerse de manera rutinaria. Debe hacerse con un sincero examen de conciencia, reconociendo la condición  pecadores, confesando, si somos conscientes de ello, los pecados cometidos: “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí” (v.29).

 

FATIGA EMOCIONAL

<b>Los miedos que son nuestros enemigos más terribles los vencemos por la fe en Dios que es nuestra fortaleza</b>

Gerentes de Servicios Sociales: “Basta de pastillas y de atar a los usuarios”. La pandemia del Covid-19 que se manifestó en marzo de 2020 ha destapado entre otras, la deficiencia en la atención de trastornos mentales. Dichos trastornos ya se ponen de manifiesto en adolescentes menores de 18 años, incluso en niños. Más del 15% de la población sufre ansiedad y un 20% hipocondría. La mayoría de personas desconoce el significado de esta palabra. Yo me he visto obligado a buscar en el diccionario su significado. La define así: “Enfermedad mental caracterizada por una preocupación excesiva por la salud propia, a menudo acompañada de melancolía”.  A todo esto debe añadirse el estrés que ocasiona el estilo de vida trepidante de nuestros días. Pienso no equivocarme si afirmo que la sociedad actual está mentalmente enferma.

La experiencia del músico y actor <b>Björn Andrésen</b> muy bien puede ser un ejemplo de cómo en la actualidad se reacciona ante la adversidad. <b> Björn</b> refiriéndose a la muerte prematura de su hijo, explica: “Todavía no lo he superado porque era mi responsabilidad, era una época en que bebía y me drogaba para mantener a raya la ansiedad  para que alguien viese mi dolor”. Basta de utilizar la química para combatir en su diversidad de manifestaciones la ansiedad que provoca afrontar el futuro incierto que nos espera. Creemos que con fármacos y estupefacientes vamos a resolver los problemas. Todo lo contrario, nos hacemos adictos a las sustancias químicas con lo que empeoramos todavía más la salud mental.

Los sicólogos diagnostican: “En los últimos meses, sobre todo después de la segunda oleada, muchos sicólogos empiezan a hablar de lo que llamaron la <i>fatiga pandémica</i>, un sentimiento de aburrimiento debido a los largos meses de restricciones y las malas noticias. <b>Walter Riso</b> la denomina <i>fatiga o agotamiento emocional</i> y afirma que ha sido el sentimiento que más se ha manifestado durante el último año. Esta fatiga emocional se produce porque la mente comienza a funcionar como una montaña rusa: te ilusionas, creas esperanzas, pero después te desilusionas, vuelves de nuevo y caes otra vez. La mente no está preparada para la ilusión y la desilusión de manera permanente. La mente no es una montaña rusa, busca estabilidad y equilibrio para producir las cosas. Mucho tiempo de montaña rusa termina en desesperanza y la desesperanza es la prima hermana  de la depresión”. El estilo de vida modernos la Biblia la define así: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Eclesiastés 12: 8).

El Covid-19 con la incertidumbre de cómo va a terminar todo eso ha puesto de manifiesto la insignificancia del ser humano. Mientras las cosas nos iban relativamente bien, y el crecimiento económico iba viento en popa, daba la impresión de que así seguiría indefinidamente para garantizar la felicidad. La fantasía no nos ha dejado poner los pies en el suelo. El Covid-19 nos ha abierto los ojos haciéndonos ver la realidad que el ser humano es un dios con pies de barro, incapaz de afrontar la adversidad con entereza y serenidad. El descubrimiento nos asusta. Como dice el sicólogo <b>Rafel  Santandreu</b>: “El miedo forma parte de nuestras vidas, pero a veces se convierte en un fantasma que es muy difícil de superar. Se trata de otra epidemia, la de las enfermedades emocionales y la salud mental”. ¿Estamos condenados a vivir permanentemente con el miedo en el cuerpo? No necesariamente.

El sicólogo <b>Rafel  Santandreu</b> expone: “Los ansiolíticos no sirven para nada. Es un error porque al inicio te tranquilizan, pero la mente sigue sabiendo que hay alguna cosa a temer. Los miedos son trampas mortales. Debemos entender que las emociones negativas son una creación de la mente”. ¿Nos desharemos de ellas?

El problema reside el hecho de que el ateísmo y la incredulidad consiguen que las personas se desentiendan de Dios en las labores del día a día. Sin Él nos encontramos indefensos ante los miedos que generan nuestras mentes, a menudo sin causa justificada. Reales o injustificados, lo cierto es que nos afectan lo cual debería llevarnos a revestir nuestra debilidad con la fortaleza que proviene del Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues “Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas” (Salmo 147: 3). Es posible que la curación no sea instantánea. A menudo, como en el caso del ciego de Betsaida  (Marcos 8: 22-26) la curación requiera dos o más intervenciones del Médico divino. Con Él, la curación siempre es posible sin la presencia de efectos secundarios que malmeten cuerpo y alma.

Dios que es nuestro sanador se manifiesta de manera muy dulce en la persona de su Hijo Jesús: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida…Mirad las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro Padre  celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?…Y por el vestido, por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: No trabajan ni hilan…Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?…Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas…” (Mateo 6: 25-34). Dios no nos deja nunca tirados en la cuneta a sus hijos que imploran su favor.

Octavi Pereña i Cortina