dilluns, 29 de març del 2021

 

LA HISTORIA DE LA CONFUSIÓN

<b>La confusión es como navegar en una noche tormentosa sin ver la estrella polar que señala el norte</b>

Los medios de comunicación nos hostigan constantemente con noticias sobre el coronavirus, su expansión, número de fallecidos e internados en las UCI, su mutación en variantes de los que se ignora su comportamiento…Las vacunas llenan de esperanza, pero, el consejo de los expertos sigue siendo que no tenemos que abandonar la guardia, guardar los consejos sanitarios de protección. Una cosa sí que es cierta. La pandemia ha puesto de manifiesto la insignificancia del ser humano y que sus realizaciones científicas, económicas, tecnológicas, medicas, sin olvidar la tan cacareada “democracia consolidada” que tan orgullosos nos hace sentir, ¡cuán frágil nos la  hace ver el asalto al Capitolio  estadounidense cuna de la democracia! Las religiones que presumen de aportar luz para poder salir del túnel en que nos encontramos andan tan desorientadas como los incrédulos. El resultado de tanto progreso pone de manifiesto que no aporta la luz que se esperaba.  El fracaso se debe a que el edificio que se está construyendo no se está haciendo sobre la roca, sino sobre arena, cimiento tan débil que una simple brisa lo derrumba.

Ante la crisis global que se acentúa porque no se encuentra remedio eficaz, algunas voces nos alertan de la necesidad de “descubrir una nueva dimensión espiritual interna” a la que se podría llegar  “escuchando el silencio como práctica espiritual”. Si se tiene que “descubrir  una nueva dimensión espiritual interna”, este esfuerzo nos convertirá en “amigos de novedades”, como lo eran los antiguos griegos sin que ello los llevase a puerto seguro.

El pueblo de Israel estaba viviendo un largo período de convulsión política y religiosa. Había perdió el norte. El profeta Jeremías  para ayudar a sus conciudadanos a salir del pozo en que habían caído no se pone del lado de quienes proclaman nuevas formas de espiritualidad interna. Les dice: “Así dice el Señor: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestras almas” (6: 16). El profeta no los incita  a que busquen nuevas formas de espiritualidad para desembarazarse de aquellas expresiones religiosas que habían aprendido a lo largo de los siglos de las naciones vecinas y que no les habían aportado los buenos resultados que esperaban. Les viene a decir que se han  comportado como locos buscando con frenesí los modelos religiosos de sus  vecinos, sin encontrar en ellos la solución de sus problemas. Dejad de comportaros como “amigos de novedades”. “Paraos en los caminos, y mirad y preguntad por los senderos antiguos, cual sea el buen camino y andad por él”. El camino que conduce a Dios ya está construido. Su desuso lo ha cubierto de malas hierbas que lo hacen intransitable. A quedado oculto por la maleza. Preguntad por él. No andéis tras novedades que no llevan a ninguna parte.

Si nos paramos en los caminos  y preguntamos por las sendas antiguas que es el buen camino, la respuesta que recibiremos nos llevará a Edén en donde el Creador muestra a Adán y Eva la manera de deshacerse de la obra destructora del diablo que es el culpable de todos los males que nos aquejan. Adán se exculpa delante del Señor, diciéndole. “La mujer que me has dado por compañera, me dio del árbol y  comí”. Entonces el Creador se dirige a Eva. Diciéndole: “¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”. Tanto Adán como Eva se sacuden las pulgas. No quieren hacerse responsabilidades de lo que habían hecho.  Desde entonces los hombres han seguido el ejemplo dado por sus primeros padres. Entonces Dios dirigiéndose a la serpiente, le dice: “Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias, y entre todos los animales del campo, sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida” (Génesis 3: 12-14).

El rtelato sigue y Dios pronuncia por primera vez en la historia el mensaje del  Evangelio, la  buena nueva d salvación. A partir de entonces los encargados de difundir el Evangelio hasta los extremos de la tierra recae sobre quienes han  sido redimidos por la sangre de Jesús: “Pondré enemistad entre ti (la serpiente) y la mujer (Eva) y entre tu simiente (los hijos del diablo a lo largo de la historia) y la simiente suya (refiriéndose no a muchos sino a uno solo: Jesús). Ésta (Jesús) te herirá en la cabeza y tú le herirás (Jesús) en el talón” (v.15). Aquí se encuentra el embrión del Evangelio que crece en detalles que conducen a la persona de Jesús que muriendo en la cruz del Gólgota para salvar al pueblo de Dios de sus pecados, hiere la cabeza de la serpiente y ésta en el talón del Señor. Aparentemente es Satanás quien sale victorioso de la batalla porque mata a su enemigo, pero es Jesús el vencedor porque Dios lo levanta de entre los muertos. En el Gólgota se cumple la profecía que la simiente de la mujer herirá la cabeza de la serpiente. Aun cuando Dios permite, con limitaciones, que Satanás siga haciendo de las suyas, es un enemigo vencido. La crucifixión es el juicio y condenación de Satanás ya que destruye el aguijón de la muerte: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está oh muerte tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro tu victoria? (1 Corintios 15: 54,55).

Para que no queda ni la más mínima sobra de duda de que lo que ocurrió en el Gólgota no fue un hecho motivado por el odio que los jerarcas religiosos sentían contra Jesús, Dios, simbólicamente anuncia la crucifixión de Jesús cuando “el Señor Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis 3:21). Para vestirlos tuvo que sacrificar previamente unos animales. “Sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (de los pecados). (Hebreos 9: 22).

Octavi Pereña i Cortina

 

 

SANTIAGO 1: 27

“La religión pura y sin mancha  delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”

La Biblia contiene muchas referencias acerca de la pobreza. Pero no se encuentra ninguna que diga algo parecido a lo que escribe Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona: “en el receso para preparar el tiempo de Adviento del pasado mes de noviembre (2020) que pasase por nuestra vida y nos removiese el corazón para que fuésemos capaces de encontrar a Cristo…en la pobreza”. Es decir, para ir a Cristo se necesita ayudar a los pobres. Las matemáticas del arzobispo no me cuadran. Altera el orden de los factores. El orden lo establece Dios. La fe no es un acto de la voluntad que decide creer. Es un regalo que concede el Espíritu Santo sin pedir nada a cambio. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no es de vosotros, pues es regalo de Dios, no por obras para que nadie se gloríe”  (Efesios 2: 8,9). El apóstol Pablo sigue diciendo cuál es el resultado del regalo de la fe. No hay efecto sin causa: Porque somos semejanza suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (v.10). Al creyente no se le pide que actúe  con independencia de Él, sino que con humildad porque reconozca sus limitaciones y le pregunte al Señor: “¿Qué quieres que haga, Señor?” Como respuesta va recibiendo conocimiento de los planes que el Señor tiene dispuestos para él. Por el Espíritu Santo que se recibe previo el momento de la conversión a Jesús, se cree en Él por fe, que la concede el Espíritu Santo haciendo que en el creyente se vaya formando la imagen de Jesús. Lo cual hace posible que el creyente vaya haciendo las obras que Dios de antemano ha preparado para él. Sin el amor de Dios, los hombres pueden realizar obras humanitarias. Lo vemos en hombres y mujeres, en algunos casos poniendo en peligro sus vidas, ayudando a los menesterosos. Son obras que no agradan a Dios como no lo fue la ofrenda que ofreció Caín (Génesis 4: 5). “Quien tiene misericordia del pobre hace un préstamo al Señor: Y Él recompensará su obra” (Proverbios 19: 17).

Cuando las obras se anteponen a la fe, es decir, se prescinde de Dios, en el hacer, se llegan a decir sandeces como: “No olvidemos que los sacramentos, especialmente la Eucaristía son “fármacos de eternidad”, como dicen los santos padres de la Iglesia”. En vez de invocar a Cristo implorando su ayuda para ministrar a los pobres, se invoca a “María (que) nos ayudará en esta misión. Ella es la madre de los pobres. Ella es, como dice hermosamente san Juan de Ávila, la enfermera del hospital de la misericordia de Dios en donde los llagados se curan”. Se ve con claridad que no hace falta la fe para ir a Jesús. Se necesita la mediación de María, el dicho tan en boca de la clerecía: “A Jesús por María” no lleva a Él, sino al infierno porque María no perdona los pecados. Solamente el Padre por medio del Hijo puede perdonar los pecados.


 

SALMO 29: 1

“sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado  hasta el alma”

A pesar de que Jesús es el Varón de dolores, David, el autor del Salmo 69 en su día también fue varón de dolores. David no podía saber lo que le ocurriría al Mesías que esperaba, pero sus experiencias dolorosas son figura de los dolores que para nuestra salvación sufriría el Mesías.  David al escribir el salmo que sirve de base a la presente meditación tiene mucho que decirnos de cómo enfrontarnos al sufrimiento que de una manera u otra tendremos que enfrentarnos a lo largo de nuestra travesía por el valle de sombra de muerte.

El salmo 69, que por el hecho de formar parte de las Sagradas Escrituras cristianas inspiradas por Dios para nuestra enseñanza, es preciso que el lector posea la fe que tenía David. Si para nosotros Dios es un dios desconocido como lo era para los atenienses, entonces el salmo que comentamos no servirá para nuestra consolación. Sugiero al lector que si tiene dudas respecto a Dios tenga presente lo que Jesús  le dijo al padre que tenía un hijo endemoniado: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Inmediatamente el padre del muchacho clamó a Jesús diciéndole. “Creo, ayuda mi incredulidad” (Marcos 9. 23,24).

Desconocemos, porque el salmo no lo específica, cuáles era las circunstancias dolorosas por las que atravesaba David en el momento de escribirlo. Tenía que ser muy dura y a la vez muy instructiva para que no caigamos en la tentación de considerar que el salmo solamente nos va a beneficiar si nuestras tribulaciones fuesen las mismas que las que atravesaba el monarca: “Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado dentro del alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie” (vv, 1,2). Se hunde en una ciénaga con el cieno llegándole al cuello. Está en las últimas. Lo da todo por perdido. Pero no. Su fe le impulsa a pedir ayuda a Dios su Salvador: “Pero a ti oraba, oh Señor, al tiempo de tu  buena voluntad, oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame. Sácame del lodo, y no sea yo sumergido” (vv. 13, 14).

En algunas películas hemos visto la escena de alguien que se hunde en una ciénaga se le lanza una cuerda para que cogiéndose de ella se tire desde el otro extremo hasta depositarlo en terreno firme. En el campo espiritual no existe elemento físico que nos saque del lodazal en que nos ha metido nuestro pecado. La ayuda del hombre no sirve de nada. David angustiado clama a aquel que puede sacarle del atolladero en que se encuentra metido: “Respóndeme, Señor, porque benigna es tu misericordia, mírame conforme a la multitud de tus piedades, no escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy angustiado, óyeme, acércate a mi alma, redímela, líbrame a causa de mis enemigos” (vv. 16-18). Un clamor tan intenso no puede sino llegar a oídos  de Jesús: “Al que a mí viene no le echo fuera” (Juan 6: 37).

 

 

dilluns, 22 de març del 2021

 

LOS HIJOS DE ABRAHAM

<b>Los que siguen Ismael caminan hacia la perdición y los que van detrás de Isaac hacia la vida eterna</b>

La visita del papa Francisco a Irak y la resonancia mediática que ha tenido, ha servido para recordar la figura del patriarca Abraham y su relación con el islam y el cristianismo. La primera consecuencia que ha tenido el viaje papal ha sido que el primer ministro de Irak <b>Mustafa el-Kademi ha decretado que desde ahora en adelante cada 6 de febrero se conmemorará el Día Nacional de la Tolerancia y la Coexistencia. Es bien conocido la utilidad de las conmemoraciones..

Lo que deseo destacar del viaje papal es el encuentro interreligioso en la llanura de Ur de los caldeos en donde “el Señor le dijo a Abram” (todavía no se le había cambiado el nombre por el de Abraham) “sal de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré. Y haré de ti una gran nación” (Génesis 12: 1,2). Sarai, (antes de habérsele cambiado el nombre por Sara) mujer de Abram era estéril. Abram se queja a Dios diciéndole: “¿Qué me darás? Yo me voy sin tener hijos” (15: 12). “Y el (Señor) se lo llevó fuera y le dijo: Mira los cielos y cuenta las estrellas si puedes contarlas. Y le dijo: Así será tu simiente” (v. 16).

A pesar que Abram era hombre de fe se dejó llevar por su mujer que le ofreció su esclava egipcia Agar: “quizás por ella edificaré una familia. Y Abram escuchó la voz de Sarai” (16: 2). “Y él fue a Agar que concibió” (v. 4). Dios le dijo a Agar: “Llamarás su nombre Ismael porque el Señor ha escuchado tu aflicción” (v. 16).

Cuando Abram tenía 97 años  Dios ratificó su pacto con él diciéndole: “Yo, he aquí, establezco mi pacto contigo, serás padre de muchas naciones” (17: 4). Y cambió su nombre por Abraham “porque te he hecho padre de muchas naciones” 8v. 5). “Y Dios dijo a Abraham: Tu mujer Sarai, no la llamarás Sarai, porque su nombre será Sara. Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Y la bendeciré y será madre de naciones, reyes de pueblos vendrán de ella” (vv. 15,16). Al hijo que dará a luz   Sara “le llamarás su nombre Isaac” (v.19). Se tiene que tener en cuenta lo que Dios dice de Isaac: “Estableceré mi pacto con él, y con su simiente después de él como pacto perpetuo” (v. 19).

“Y Sara dio a luz un hijo…y Abraham tenía cien años cuando nació su hijo Isaac” 25: 1-8).

Abraham tiene dos hijos: Uno de Agar y otro de Sara. ¿Qué significado tiene?

A muchos puede parecerles extraño y perverso. ¿Quién entiende los propósitos de Dios si éste no los desvela? Cuando se destetó a Isaac su hermanastro se burlaba de él. Sara lo ve  y le pide a Abraham que eche fuera a Agar y a su hijo. La petición no le cayó bien a Abraham. Dios le dice a Abraham: “no te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva, en todo lo que te diga Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia” (21: 8-12).

Cuando Dios llamó a Abram diciéndole que abandonase Ur de los caldeos, le dijo: “Y haré de ti una gran nación, te bendeciré  y haré grande tu nombre, y serás una bendición” (12.2). El pacto se va renovando hasta el nacimiento de Isaac. Lo que está oscuro en el tiempo de los hechos, el Nuevo Testamento desvela el significado que tienen ambos hijos. Ismael no tiene nada que ver con el pacto que Dios hizo con Abraham y por descontado con su esposa Sarai que era estéril.

“Y la Escritura previendo que Dios había de justificar “ (salvar) “por la fe a los gentiles” (no judíos), “dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos en el creyente Abraham2 (Gálatas 3: 8,9).

“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas y a su simiente. No dice: y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno; Y a tu simiente, la cual es Cristo” (v. 16).

Más claro no puede decirse quienes son los hijos de la promesa hecha a Abraham: “Y si vosotros sois de Cristo linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (v.29).

La cuestión del rechazo de Ismael y la elección de Isaac es un tema que genera mucha controversia. El texto que cito zanja la controversia: “De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que la formó, ¿por qué me has hecho así? ¿Qué no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? “(Romanos 9: 18-21).

Ante tanta profundidad de la sabiduría que es imposible entender del todo, hagamos como el salmista: “Enmudecí, no abrí mi boca, porque tú lo hiciste”.                       (Salmo 39. 9).

Octavi Pereña i Cortina

 

 

JUAN 6: 27

”Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará, porque a Éste señaló Dios el Padre”

Después de haber alimentado a cinco mil personas, Jesús prosigue su camino y la multitud al no encontrarlo fue en su busca. “Y hallándolo al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: de cierto de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (v. 26). Después de saciarse los cinco mil se dijeron: “Éste verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo” (v.14). Si Jesús no opinase sobre el interés por Él de la multitud pensaríamos que era porque le reconocían como el Mesías que esperaban. Pero Jesús nos abre los ojos cuando nos descubre las verdaderas intenciones de aquella multitud de “agradecidos”: “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de Él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte Él solo” (v.18). Jesús  ve el interior del hombre y conoce sus intenciones. El capítulo 6 de Juan debería hacernos reflexionar seriamente.

El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia de los tesalonicenses les dice: “Si alguien no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3: 10). Comerás el pan  con el sudor de tu frente le dijo Dios a Adán. El Señor no fomenta la holgazanería. Antes de que el sudor acompañase al trabajo, a Adán Dios le había dado el encargo de cuidar el jardín de Edén (Génesis 2: 15). La multitud que acudió a Jesús para hacerlo rey no lo hizo para honrarlo como se merecía, sino para satisfacer su holgazanería. Con este rey no vamos a tener necesidad de trabajar, pensaron. Le seguiremos a donde quiera que vaya y a la hora de comer nos sentaremos a la sombra de frondosos árboles y nos saciaremos. Cierto, tenemos que pedirle a Dios por el pan de cada día. Tenemos que depender de él como lo hacen los gorriones. A diferencia de ellos, tenemos que ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente.

El texto que es motivo de reflexión pone ante nuestros ojos dos tipos de comida: La que perece y la que a vida eterna permanece. La primera siempre acapara protagonismo. Durante la larga durada del coronavirus todo gira alrededor de la economía que no otra cosa que el interés por la comida que perece. La segunda, la comida que a vida eterna permanece, silencio sepulcral. Los hombres no sienten necesidad de alimentar el alma con el pan de vida que es Jesús.

Un atisbo de interés por el pan que da vida  parece que se vislumbra en el horizonte. Cuando de profundiza en ello se descubre que no es otra cosa que religión. Ofrecer a Dios los frutos de la tierra que ofreció Caín, pero que Dios rechazó: “Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante” (Génesis 4: 5) ¿No es esto lo que se ve en los religiosos que practican la religión de Caín? No olvide el lector lo que dice Jesús. “Yo soy el pan de vida, el que a mí viene, nunca tendrá hambre, y el que en Mí cree no tendrá sed jamás” (v. 35).


 

SALMO 42: 11

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios porque aun he de alabarle, salvación mía y Dios mío”

La pandemia del Covid-19 ha disparado las visitas a los especialistas en salud mental. El miedo aterroriza el alma. La incertidumbre desespera. La soledad provocada por el confinamiento agrieta el corazón. Una sociedad puede ser muy religiosa pero que desconoce a Dios. Lo lógico es que en una situación como la actual no sepa controlar sus temores y  busque ayuda en especialistas en salud mental. No estoy en contra de sicólogos y siquiatras. Sí creo que muchas personas se lanzan inconscientemente en los brazos de quienes creen que pueden curarles los trastornos mentales que provocan los inconvenientes del día a día.

El salmista a pesar de ser un hombre de Dios no deja de ser una persona como todas las demás, que tiene que enfrentarse a problemas más o menos serios capaces de alterar la paz mental. El salmista se pregunta: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?”. El salmista reconoce que existe que existe un problema en el interior de su alma. Habla consigo mismo preguntándose por qué se siente abatido y decaído. Podría peguntarse: Iré al curandero. Pero no. Espera en Dios, se dice. Algunos encontrándose en situación adversa maldicen a Dios y le culpan de sus desgracias. El salmista no pierde la fe en quien cree y se dice: “Espera en Dios”. “No te desesperes”. “Porque he de alabarte”. No culpa a Dios de la adversidad por la que atraviesa. Si Dios la permite, ignoro el motivo. El apóstol Pablo escribe: “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8: 28).  Yo te amo, Dios mío. Dame fuerzas para que te siga alabando, “salvación mía y Dios mío”.

Puede ser que la causa que produce la turbación del alma no desaparezca al instante, aguijoneando durante años. El salmista nos dice lo que hizo al encontrase en una situación angustiosa. David huye de Saúl que le perseguía incansablemente para matarle. Busca refugio en Aquis rey de Gat los sirvientes del cual le recuerdan los canticos que entonaban las mujeres cuando David regresaba triunfante de los combates contra los filisteos. “Hirió Saúl a sus miles, y David a sus diez miles. Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat”                   (1 Samuel 21: 11, 12).

Encontrándose David en una situación verdaderamente angustiosa escribió el salmo 34 para edificación nuestra, del cual destaco el v. 4. “Busqué al Señor, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores”

 

 

dilluns, 15 de març del 2021

 

JOB 1: 10

“¿No has levantado una valla alrededor de él, alrededor de su casa, y alrededor de todo lo que tiene? Has bendecido la obra de sus manos, por tanto sus bienes han aumentado sobre la tierra”

¿Por qué existe en el mundo tanto mal y se producen tantas situaciones desagradables que impulsan a decir: esto no es justo? No es el azar su autor. La primera situación que consideramos injusta fue la desnudez en que Adán y Eva se vieron después de la desobediencia. La causa el Satanás de siempre que es homicida desde el principio y padre de la mentira. Como muchos consideran mitología el relato del Edén comparable con la greco-romana. No le prestan atención al relato bíblico. Es un engaño más el padre de la mentira.

Como los pensamientos de Dios son más altos que nuestros pensamientos no llegamos a entender el modo de proceder de Dios. Pero ahí está el relato y por fe tenemos que aceptarlo, sin cuestionarlo. Si lo ponemos en duda no nos beneficiaremos de la enseñanza que transmite.

El texto que comentamos de Job nos asombra: ¿Dios dialogando con Satanás? Así es. También nos asombra que Dios les permita hacer, con limitaciones, sus fechorías. Es así. En vez de darnos cabezazos contra la pared con espíritu de rebeldía porque no entendemos el proceder de Dios porque sus pensamientos son más altos que los nuestros. Aceptémoslo humildemente y adquiriremos sabiduría.

El diablo no desea el bien el hombre. Cuanto más lejos estemos de Él mejor que mejor. Por algo es homicida desde el principio. Su naturaleza asesina se puso de manifiesto contándole a Eva un engaño sobre la bondad de Dios: No moriréis. Seréis como Él.

El texto que comentamos son las quejas que satanás presenta a Dios por permitir que Job fuese muy rico. Para poner der manifiesto que Job es un hombre justo, le permite con limitaciones, perjudicarlo. De sobras se conoce el dolor que Satanás infligió a Job. Éste en respuesta a su mujer que le pida que maldiga a Dios por todo lo que le sucede, le responde: “¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no recibiremos?” El comentario que Dios hace de la actitud de Job es: “en todo esto no pecó Job con sus labios” (2: 10).

Sabemos que la gloria del hombre debido a su pecado ha perdido su lustre. El cual debe recuperarse. El sufrimiento es el medio que Dios emplea para conseguirlo. Citaré dos proverbios que deberían llevarnos a una meditación profunda y sincera.

“El crisol para la plata y la hornaza para el oro, pero el Señor prueba los corazones”  (17: 3).

“El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro, y al hombre la boca que lo alaba”  (27: 21).


 

ISAÍAS 28. 14

“Por tanto varones burladores que gobernáis ese pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra del Señor”

El profeta se dirige a unos gobernantes que dirigían el destino del reino de Judá en tiempos muy difíciles por la amenaza de Asiria, la superpotencia en aquella época. El mensaje de parte de Dios a los gobernantes en Jerusalén también puede aplicarse en nuestros días tan convulsos, entre otros, por la presencia del Covi-19 que trastorna el mundo entero

El profeta considera burladores a aquellas personas en las manos de las cuales estaba el futuro del reino. ¿En qué sentido califica de  burladores a aquellas personas de las cuales dependía el futuro del reino? Lo primero que les dice es: “Oíd la palabra del Señor”. Este mandato implica que los gobernantes se habían alejado de Dios que les había sacado con brazo fuerte de la esclavitud de Egipto y que los había protegido durante la travesía por el desierto y desde que pusieron sus pies en la Tierra Prometida. La historia de Israel está salpicada de abandonos y reencuentros con su Rey. Cuando estaban abrumados por la opresión de sus enemigos clamaban a Él y Él los liberaba. Jueces es un relato de este comportamiento indigno  del pueblo de Dios. Con facilidad se lanzaban en los brazos de los baales que, no solamente no los liberaban de sus enemigos sino que les hacían que la opresión fuese más intensa.

El texto que comentamos sitúa a Judá en una de estas situaciones de extremo peligro por haber abandonado a su Libertador. Nos dice el texto que los gobernantes habían hecho “pacto con la muerte y convenio con el Seol” (v.13). Tal vez nos indica que habían pactado con el mundo de los espíritus, que buscaban dirección por medio de los nigromantes siguiendo el modelo de Saúl que en vez de conducirle a la victoria sobre los filisteos le llevó a una vergonzosa derrota y a su muerte indigna. Abandonar a Dios siempre pasa una factura muy elevada.

Un aviso que el Señor hace a los gobernantes: “he aquí que yo he puesto en Sión por fundamento una piedra preciosa, preciosa, de cimiento estable, del que creyere, no se apresure” (v. 16). Una referencia clara a Jesús (Mateo 21: 41-44). ¿Cómo reaccionaron las autoridades político-religiosas al recordatorio de las palabras del profeta? De la misma manera que lo hicieron los israelitas a los avisos de los mensajeros que Dios les enviaba: “No oiremos”. En el Nuevo Testamento oyendo los sacerdotes y los fariseos las parábolas de Jesús entendían que se refría a ellos, por ello buscaban la manera de echarle mano a escondidas porque temían al pueblo que le tenía por profeta.

Los gobernantes siguen haciendo lo mismo con el mensaje del evangelio: “No escucharemos”. Por ello no encuentran solución a los graves problemas que nos amenazan.

 

 

 

dilluns, 8 de març del 2021

 

HASEL Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN

<b>La herida causada por una lengua malsonante difícilmente cicatriza</b>

El encarcelamiento del rapero <b>Pablo Hasel</b> debido al enaltecimiento del terrorismo y por injurias al rey y por otros motivos es causa  de inquietud porque puede sentar precedente y favorecer que los jueces puedan penalizar cualquier declaración que no sea de su gusto.

El periodista <b>Edwy Pland</b> escribe algo que tiene mucho sentido en el  caso <b>Pablo Hasel</b>: “Una vez denunciada la corrupción financiera puede ser combatida y castigada. La corrupción de las ideas en cambio es más insidiosa, más sutil, y por esto de una peligrosidad más crucial”. Discrepo de las ideas y del lenguaje que emplea <b>Hasel</b> y de su conducta  En este escrito trataré del pensamiento del rapero y de su influencia en el comportamiento de sus seguidores. A pesar de ello, creo que no debe restringirse su derecho a expresarse si lo hace con el respeto debido a las personas que critica y que sus opiniones no sean una clara incitación al odio.

Los personajes públicos deben ser objeto de la crítica ciudadana. Si su comportamiento tiene algo que objetar, no deben poner impedimentos a la crítica. La administración en todos sus niveles tiene que ser transparente como el cristal. La reiterada “razón de Estado” no es ni más ni menos que un impedimento al control de la transparencia. A esta actitud oscurantista le ha crecido la barba. Al inicio de la historia Adán y Eva  intentaron esconder su delito de desobediencia su Creador  que les prohibía comer el fruto del árbol del bien y del mal (Génesis 2: 17). Conscientes que lo habían cometido consideraron conveniente taparlo.  Con el eufemismo “razón de Estado”, cosiendo delantales con hojas de higuera la desnudez que había puesto de manifiesto la desobediencia. (Génesis 3: 7). Desde la Transgresión se ha convertido en un hábito intentar esconder la inmundicia. Quienes ostentan el poder intentan camuflar las corruptelas que son fruto de sus corazones corruptos. Por ello blindan con leyes su inviolabilidad ante la justicia. Pero ignoran que no solo sus acciones, también sus pensamientos, más íntimos que sean no pasan desapercibidos a los ojos de Dios. A pesar de que simbólicamente se esconden detrás de los árboles del jardín, Dios se les acerca y les pregunta: “¿Dónde estáis?” (Génesis 3: 9). Al ser descubiertos Adán y Eva se quitan las pulgas de encima y las traspasan al otro. Excusas de mal pagador.

Volvamos a Hasel que es actualidad mediática. “Ciertamente las muchas palabras  multiplican la vanidad” (Eclesiastés 6: 11).

El caso Hasel ha llevado a <b>Pablo Iglesias</b>, Vicepresidente del Gobierno de España a dudar de la calidad democrática de nuestro país, declaración que ha exasperado a los constitucionalistas, lo  cual es una muestra de que metafóricamente los delantales cosidos con hojas de higuera se siguen utilizando. En lugar de reconocer la fragilidad democrática para intentar enmendarla, presumen  de una perfección inexistente. Somos tan excelentes que no tenemos errores que corregir. Quienes se escandalizan oír que nuestra democracia deja mucho que sesear porque consideran que ha alcanzado el zénit de su esplendor, les viene como anillo al dedo el refrán: “Dime de que presumes y te diré de lo que careces. Mientras tanto Vox se instala en los Parlamentos desde puede proclamar su nefasta venenosa política. ¿Cómo piensan poner un cordón sanitario a su alrededor si la justicia que es un elemento esencial  de un estado de derecho si no se tiene intención de mejorarla?  Recuerden los políticos que las buenas palabras se las lleva el viento. Los hechos son los que cuentan.

La cita de Salomón es muy ilustrativa. Si se abre mucho la boca abundan las palabras banales. Si se siembran vientos se recogen tempestades. Esta es la consecuencia del lenguaje de Hasel acompañado de un comportamiento ético poco edificante.  Mezcla explosiva que ha estallado a raíz del encarcelamiento del rapero leridano. “Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso cesa la contienda” (Proverbios 26: 20). ¿En qué fuente bebe el rapero para apagar la sed de su alma? Si bebe en la fuente contaminada por las  aguas fecales de la corrupción, es lógico que el comportamiento y el lenguaje lleven a la disputa. Si en vez de beber agua contaminada que inflama el lenguaje y el comportamiento bebe el agua viva que fluye del corazón de Jesús, transmitirá un mensaje de paz y de concordia, será el primero en beneficiarse. Los receptores se tranquilizarán en vez de alborotarse y dedicarse al vandalismo. Ello redundará en beneficio de toda la  comunidad.

Las palabras no rompen huesos pero sí los corazones. Es por esto que el salmista pide a Dios: “Pon guarda a mis labios, oh Señor, guarda la puerta de mis labios”  (Salmo 141: 3). ¡Cuán necesario es que los raperos por la influencia que ejercen en sus seguidores se muerdan sus lenguas antes de que sus dientes inoculen   el veneno almacenado en sus almas.

“La lengua”, de raperos y políticos, “es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno” (Santiago 3: 5,6). Las palabras groseras que tanta repercusión mediática tienen por el renombre de sus autores y que tanto daño ejercen se alimentan en los abismos infernales de maldad. Un escritor anónimo redacta: “Señor guarda mis labios/ Controla hoy mi lengua/ Ayúdame a evaluar cada pensamiento/ Y mira cada palabra que diga”. Quiera Dios que no solo los raperos, también los políticos  y todos quienes tienen resonancia pública se pongan una cremallera en los labios para que de ellos no salgan palabras inflamadas por el infierno.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

SALMO 58: 11

“Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo, ciertamente hay Dios que juzga en la tierra”

El salmista describe el comportamiento de los impíos que no es una manera de ser adquirida por influencias externas como dicen quienes defienden la bondad innata del hombre. David cuando escribe el salmo 51 lo hace como respuesta que dio al profeta Natán que le había reprendido por haber cometido adulterio con Betsabé y poster asesinato de su esposo Urías. Desmiente que la maldad del hombre se ha ido formando con el tiempo gracias a influencias malvadas externas. Lo niega cuando escribe: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. (Salmo 51: 5). El pecado de Adán del que es heredero toda su descendencia se recibe en el mismo instante de la fecundación en el seno materno. Es cierto que con el tempo se aprende a hacer pecados concretos y con distinto grado de perversidad. Si no fuese por la condición de pecador que se es por ser descendencia de Adán no se aprendería a cometer pecados.

David que también es el autor del salmo que comentamos, al finalizarlo, después de hacer un esbozo de los pecados de los impíos por haberse apartado desde la matriz y descarriándose “hablando mentiras desde que nacieron” (v3), entona un cántico de alegría cuando es testigo de que la justicia de Dios  no es una quimera sino una realidad palpable ya aquí en el tiempo: “Se alegrará el justo cuando vea la venganza, sus pies lavará en la sangre del impío. Entonces dirá el hombre: ciertamente hay galardón para el justo. Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra” (vv. 10,11).

El caso del rey Herodes (que) echó mano a algunos de la iglesia para maltratarlos. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió también a prender a Pedro” (Hechos 12: 1-3). A Pedro también lo hubiese matado si no hubiese sido por la intervención de un ángel del Señor que lo liberó milagrosamente. El fin de Herodes fue espectacular. “y el pueblo aclamaba gritando: ¡voz de Dios y no de hombre! Y al momento un ángel del Señor lo hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios, y expiró comido de gusanos”(vv. 22,23). Si la muerte de Herodes no dijese la Biblia que fue un juicio de Dios, pensaríamos que fue una muerte fortuita. ¿Qué sabemos nosotros de los accidentes de aviación, descarrilamiento de un tren, un ataque terrorista, muertes colaterales que producen las guerras…No lo sabemos con certeza. Es posible, pero, que sean juicios de Dios “que juzga en la tierra”


 

ROMANOS 12: 21

“No seas vencido de lo malo, pero vence con el bien el mal”

No se puede olvidar que se vive en un mudo contaminado por el pecado y por ello dominado por el mal. Tampoco debe negarse que es con permiso de Dios que “Satanás es el dios de este mundo” hasta que sea lanzado en las profundidades del infierno. Hasta que no se establezca el reino eterno de Dios, nos guste o no nos guste,  viviremos inmersos en el mal. Dadas las circunstancias dos pueblos  totalmente diferentes conviven. El pueblo de Dios y el pueblo de Satanás. El primero es un remanente pequeño, siempre será minoría. El segundo es mayoría aplastante. La manera de vivir de ambos pueblos es totalmente distinta. El pueblo de Dios es luz porque Dios es luz. El pueblo de Satanás es tinieblas porque Satanás es tinieblas. Jesús es “la luz del mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3: 19,20). Jesús que es la luz verdadera que alumbra a todo hombre vino a este mundo, pero el “mundo no lo conoció” (Juan 1: 8,9).

Cuando las madres conciben, cuando paren dan a luz a hijos del diablo. Por lo tanto son ciudadanos del reino de las tinieblas. A pesar de que el mundo en que vivimos está atiborrado de tinieblas y las tinieblas aborrecen la luz, “la luz verdadera que alumbra a todo hombre vino a este mundo”. Por más que lo intenten las tinieblas no pueden hacer desaparecer la luz. La luz sigue alumbrando ·en la oscuridad espiritual que envuelve a la humanidad. Da fe de ello que un tizón aquí, otro acullá, por la misericordia de Dios, Jesús que es la luz del mundo resplandece en corazones que se estaban abrasando en las llamas del fuego infernal y se convierten en hijos suyos. Tal filiación tiene que dejar ver las características que distinguen a los ciudadanos del reino de Dios.

El texto que comentamos debería conmovernos. Debería sacudir nuestras almas y sacarlas del sopor en que se encuentran  para que reflexionemos acerca de nuestro comportamiento. Como letrero luminoso que luce en nuestras almas debería salir a lo público anunciando a diestra y siniestra: “No seas vencido de lo malo, pero vence con el bien el mal”. A nuestro alrededor se solucionan los conflictos  con violencia, sea física o verbal. No se resuelven. En esta situación deberían aparecer los cristianos dando ejemplo de que son hijos de luz, venciendo el mal con el bien. No conseguiremos eliminar el mal del mundo pero sí que podemos comportarnos como bomberos que lanzando agua en el fuego consigamos que el mal a nuestro alrededor no se intensifique. El amor de Dios derramado en nuestros corazones hará que la luz de Dios ilumine nuestro entorno.

 

 

 

 

dilluns, 1 de març del 2021

 

FRATERNIDAD UNIVERSAL

<b>La fraternidad no es un sentimiento sino el resultado del amor de Dios en las personas<b>

El papa francisco en su encíclica <i>Todos hermanos</i> se inclina por la causa de la fraternidad universal: Todos somos hermanos. Teológicamente esta fraternidad no tiene por dónde cogerse. Por ser descendencia de Adán “El Dios…que hizo de una única sangre todo el linaje de los hombres para que habiten sobre la faz de la tierra” (Hechos 17: 24-26), en este sentido sí, todos somos hermanos. En el sentido espiritual Jesús desmiente que “todos somos hermanos” cuando rodeado de personas ansiosas de escucharle se aproximan su madres y sus hermanos que deseaban hablar con Él. Alguien de entre la multitud le dice: “He aquí tu madre y tus hermanos están fuera y te quieren hablar”. He ahí la respuesta que recibe de Jesús: “¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?” extendiendo su mano hacia sus discípulos, dice. “He aquí mi madre y mis humanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, éste es mi hermano, y hermana, y madre” (Mateo12: 46-50). Jesús no reniega de su madre ni de sus hermanos. En la cruz manifiesta el profundo amor que siente por su madre. Se limita a dejar bien claro quiénes son hijos de Dios y quiénes no.

El papa Francisco se equivoca cuando dice que todos estamos metidos en el saco de la fraternidad universal, porque no todos tienen el Padre de nuestro Señor Jesucristo como Padre. En el aspecto espiritual, en una controversia que mantiene con la élite religiosa trata este tema. Los fariseos presumen ser descendencia de Abraham al decir: “Nuestro  padre es Abraham”. Jesús les dice: “Si fueseis hijos de Abraham, haríais las obras de Abraham” (Juan 8: 39). En el aspecto biológico sí que los judíos  son descendientes de Abraham, pero no lo son en el aspecto espiritual. “Sabed, por tanto, que los que son de la fe (de Abraham), éstos son hijos de Abraham” (Gálatas 3: 7). Quienes no son hijos de Abraham porque no poseen su fe, ¿quién es su padre? La controversia que Jesús mantiene con los fariseos esclarece esta cuestión: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la  verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira de lo suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira” (Juan 8: 44).

Existen dos clases de filiaciones que se distinguen por las obras de sus respectivos padres. De tal palo tal astilla. Quienes tienen a Satanás como padre, sus obras son. “Adulterios, fornicación,  inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas” (Gálatas 5: 19-21).

Las obras que hacen quienes tienen como Padre al Padre de nuestro Señor Jesucristo, son: “Amor, gozo, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (vv. 22, 23).

El apóstol Pablo escribiendo a quienes son hijos de Abraham porque tienen su fe, les dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque, ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?  ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia  Cristo con Belial” (lo despreciable)? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo de Dios viviente, como dijo Dios: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos será mi pueblo. Por lo cual, salid d en medio de ello, y apartaos dice el Señor, y no toquéis lo inmundo, y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el señor todopoderoso” (2 Corintios 6: 14-18).

El filósofo argentino <b>Rubén Peretó</b> se pregunta si las reuniones que el papa Francisco mantiene con los dirigentes de organismos internacionales tienen el propósito de “convertirse en el  capellán de Naciones Unidas”.

Encontrándose Jesús en el templo se le acercaron los principales sacerdotes, y los escribas, y los ancianos, diciéndole: “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te ha dado esta autoridad para hacer estas cosas? (Marcos 11: 27, 28). Jesús les responde con otra pregunta: “El bautismo de Juan (el Bautista), ¿era del cielo o de los hombres?” (v.30).  Como le responden diciendo que no lo saben, Jesús les dice. “Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas” (v. 33). Les relata la parábola de los viñeteros malvados (Marcos 12: 1-4). La parábola termina con los arrendatarios de la viña que matan al hijo del propietario. Ahora sí que Jesús pregunta a sus inquisidores: ¿“Ni aún esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores: ha venido a ser cabeza del ángulo, el Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos”  (vv. 10, 1. El propietario de la viña representa el Padre celestial. Los sirvientes que envía a cobrar la renta son los profetas que a unos maltratan y a otros matan. Por último envía a su hijo único, que representa Jesús,  que también matan. Los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos  entienden que Jesús había explicado la parábola para ellos. Lo dejaron y se fueron (v. 12).  Lucas explica el final que espera a quienes pretenden edificar la Iglesia del Señor sin contar con Jesús, la piedra del ángulo: “Todo lo que caiga sobre aquella piedra, será quebrantado, mas sobre quien ella caiga, le desmenuzará” (20: 18). Este es el fin que les espera a quienes buscan la fraternidad universal sin contar con Jesús que es la piedra del ángulo.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

NEHEMIAS 8: 8

“Y leían en el libro de la Ley de Dios claramente, y ponían sentido, de modo que entendiesen  la lectura”

El apóstol Pedro refiriéndose a los escritos del apóstol Pablo escribe: “Según la sabiduría que le ha sido dado, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas, entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras,  para su propia perdición” (1 Pedro 3: 15,16). El hecho de que el apóstol Pedro se refiera a indoctos e inconstantes que tuercen las Escrituras implica que las personas que lo hacían formaban parte de una comunidad cristiana. Ello podría repetirse en nuestra propia iglesia. El apóstol Juan cita a Diótrefes como uno delos que tuercen las Escrituras al decir que quiere tener el control de la iglesia al no permitir  la presencia de algún apóstol en  la iglesia (3 Juan 9,10).

Judas escribe diciendo a sus lectores que hagan memoria de las enseñanzas impartidas por los apóstoles porque “en el postrer tiempo habrá burladores que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones, los sensuales que no tienen el Espíritu” (vv. 17-19).

El apóstol Pablo tratando el mismo tema, escribe: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, cuyo fin será conforme  a sus obras” (2 Corintios 11: 13-15).

Mientras la iglesia peregrine por este mundo, el trigo y la cizaña convivirán. ¿Significa esto que debemos conformarnos pasivamente a que la cizaña se multiplique sin poner resistencia? Tenemos que seguir el ejemplo que dio la iglesia en Éfeso: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo, y paciencia, y que no puedes soportar a los malos y has probado a los que dicen  ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos” (Apocalipsis 2: 2). Es arduo el trabajo que tienen que hacer las iglesias si desean permanecer firmes en la fe. Esta labor corresponde hacerla toda la congregación, pero de manera especial los pastores y maestros. Nadie puede escurrir el bulto porque la responsabilidad recae sobre todo el pueblo de Dios.

Un grupo de levitas eran los responsables de hacer ”entender la Ley al pueblo”  (v.7). Algo muy importante sucede cuando en las iglesias se encuentran personas que se encargan de hacer entender la Palabra de Dios al pueblo. “Y el pueblo estaba atento en su lugar” (v.7). el pueblo que está sentado escuchando a personas santas que interpretan  fielmente la Palabra abandonan el lugar gozando “de grande alegría porque habían entendido las palabra que les habían enseñado” (v. 12)).


NEHEMÍAS 9: 28

“Pero una vez que tenían paz volvían hacer lo malo delante de ti,  por lo cual los abandonaste en manos de sus enemigos que los dominaron, pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías y según tu misericordia muchas veces los libraste”

Encontrándose quienes habían regresado del destierro en Babilonia reunidos para celebrar “en ayuno y con cilicio y tierra sobre sí” (v. 1) se produjo un arrepentimiento colectivo: “Y puestos en pie, confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres” (v. 2). “Confesaron sus pecados y adoraron al Señor su Dios” (v. 3). En la predicación que acompañó el acto se hizo un repaso de la historia de Israel con las bendiciones de Dios y los castigos que les infligía por sus delitos y pecados.

Todo lo que está escrito en el Antiguo Testamento ha sido preservado hasta nuestros días y lo seguirá siendo,  no en un archivo polvoriento en un rincón de la buhardilla, sino en la Biblia un tanto manoseada por el uso para que podamos abrirla y leerla para nuestra instrucción en la sabiduría de Dios. Los participantes en el día de ayuno reconocieron que los males que padecían provenían de Dios que es“justo en todo lo que ha sobrevenido sobre nosotros, porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo” (v.33). Durante la pandemia que ya lleva un año segando vidas, ¿se dan muestras de arrepentimiento colectivo?

Hace algunos años cuando se presentaban períodos de persistentes sequías se sacaban de los templos las imágenes de los santos locales para invocar su favor. Con ello no quiero decir que lo encuentre correcto. Erróneamente invocaban a unas imágenes que tienen oídos que no oyen. Daban a entender que el daño procedía de un dios desconocido airado. Hoy, ni tan solo se da una mínima muestra de que la pandemia que padecemos  tiene algo que ver con el Dios eterno que hemos irritado con nuestros pecados. Todo el enfoque para resolver los problemas colectivos recae en la supuesta capacidad humana para resolverlos. La Ciencia en sus  diversas especialidades se ha convertido en el dios que imploramos. La crisis climática con el calentamiento de la Tierra y el Covid-19 se intenta vencerlos con la tecnología y el engreimiento humano que piensa: “Juntos venceremos”. Es cierto que el hombre tiene algo que hacer en la lucha contra estos enemigos, pero pretende hacerlo sólo sin la ayuda del Dios al que ha irritado por haberlo abandonado. No saldrá victorioso.

Los textos citados de Nehemías muestran que el sufrimiento humano se debe a un Dios airado que castiga a los hombres por haberlo abandonado  y convertido en imágenes incapaces de oír los gemidos y de ayudar. Años atrás aún quedaba un resquicio de espiritualidad equivocada, sí, pero se creía en un ser desconocido. Hoy ni siquiera esto. Siguiendo el ejemplo que nos da el pueblo de Israel en tiempos de Nehemías, arrepintámonos de nuestros pecados. Jesús que es el Único que nos los puede perdonar y cambiar nuestro estilo de vida. La presencia del Padre de nuestro Señor Jesucristo junto con su Espíritu es lo único que puede hacer posible que la presencia regeneradora de Dios se note en la sociedad. Tal vez no se note de manera  colectiva pero individualmente se descubrirá que no se está solo. Que Dios sí ayuda.