dijous, 20 d’agost del 2020

 

2 PEDRO 3: 16

En casi todas sus epístolas…(Pablo) ha hablado de estas cosas, entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras para su propia perdición”

Pedro hace referencia a las epístolas que Pablo escribió “según la sabiduría que le ha sido dada” (v.15). Pablo como autor humano de una parte del Nuevo Testamento, su contribución a ello se debe a que lo fue por inspiración divina.

Pedro reconoce que en los escritos de Pablo hay algunas cosas que son difíciles de entender. Es normal que así sea. Se debe a que todo el misterio de la salvación ha permanecido oculto desde la eternidad pero que ha sido plenamente desvelado con la venida de Jesús para salvar al pueblo de Dios de sus pecados. Pedro no se queda con que en los escritos de Pablo haya algunas cosas difíciles de entender. Nos alerta de que indoctos e inconstantes tuerce como también lo hacen con las otras Escrituras para su propia perdición. No tendría sentido si los indoctos e inconstantes que tuercen las Escrituras fuesen personas extrañas a las iglesias. Los apóstoles nos avisan de la presencia de falsos pastores en las iglesias y que es responsabilidad de los creyentes desenmascararlos  y expulsarlos para que dejen de sembrar cizaña en la viña del Señor.

Pedro, escribiendo a quienes han “alcanzado por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra” (v.17),  nos avisa que sabiendo de antemano de la presencia de indoctos e inconstantes que tergiversan las Escrituras para su propia perdición, nos guardemos, “no sea que arrastrados por el error de los inicuos caigáis de vuestra firmeza” (v. 17).

El apóstol Pedro como buen pastor al servicio del Buen Pastor avisa a las ovejas a que vigilen para que sepan distinguir la voz de buen pastor que habla en Nombre del Buen Pastor para que no se dejen arrastrar por el error de los inicuos y así caigan de su firmeza (v.17). El  encargo que nos hace el apóstol no es la labor de un día, sino el esfuerzo constante durante todo el tiempo que el Señor en su misericordia nos mantenga aquí en la Tierra “para la gloria de nuestro Señor Jesucristo ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”.


 

EZEQUIEL 33: 6

“Pero si el centinela ve venir la espada y no hace sonar la trompeta y el pueblo no se percibe y viniendo la espada hiere a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de la mano del centinela”

Los pastores de Israel se tenían que comportarse como centinelas  que velan en sus puestos de guardia. Tienen que mantener los ojos bien abiertos para dar la señal de alarma al más mínimo indicio de un ataque enemigo para seguridad de los ciudadanos.

Al Señor no le importan los soldados que se encuentran en sus puestos de guardia. Utiliza la responsabilidad de los centinelas militares para ilustrar la responsabilidad que tienen los pastores de Israel y por extensión los pastores de las iglesias de velar para impedir que los falsos pastores enviados por Satanás puedan hacer impunemente su labor destructiva. El Señor nos alerta de que tales impostores no se muestran a pecho descubierto  su maldad, anunciando que son mensajeros de Satanás para destruir a la iglesia del Señor. No, se presentan como ángeles de luz para ejercer impunemente su labor destructiva. Es responsabilidad de los pastores de desenmascarar a los infiltrados  de Satanás para impedir que ejerzan su labor destructiva. Utilizan un lenguaje bíblico para no delatarse. Anuncian medias verdades con mucha sutileza. Los pastores tienen que conocer la letra de la Biblia junto con su significado espiritual. Necesitan, pues,  que el Espíritu Santo les guie a entender las Escrituras. Deben ser verdaderos siervos del Señor que detecten el engaño que veladamente difunden los infiltrados de Satanás.

La feligresía tiene que ser uno con sus pastores. Debe apoyarles con sus oraciones para que con toda firmeza prediquen todo el consejo de Dios para que la armadura de Dios no presente fisuras por donde el diablo pueda introducir sus dardos de fuego. Y así permanecer firmes ante las asechanzas del diablo. La feligresía “orando en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos (y por los pastores, indiscutiblemente) a fin de que al abrir  (su) boca (les) sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio” (Efesios 6: 18,19).

 

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