divendres, 28 d’agost del 2020

 

EL FINAL DEL TIEMPO

<b>La tierra que ha sido creada por Dios, maldecida por culpa del pecado de Adán, espera ser liberada de la corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios</b>

“Y se le acercaron  (a Jesús) los fariseos y saduceos para tentarle y le pidieron que les mostrase una señal del cielo”. Conociendo Jesús la trampa que le tendían sus enemigos les respondió con un refrán popular fruto de la atenta observación de los payeses de los cambios atmosféricos. En aquella época no existían los servicios meteorológicos modernos que predicen el tiempo con bastante exactitud. En aquella lejana época  como  entre nosotros hace unas décadas, los campesinos observaban el aspecto del cielo para predecir el tiempo que haría.

Los fariseos y los saduceos perseguían que Jesús cometiese algún error para descalificarlo ante las multitudes que le seguían. A la petición que le hacen sus enemigos de que les diese una señal que acreditase que era un enviado de Dios, les responde con un dicho fruto de la sabiduría popular: “Cuando anochece, decís: Buen tiempo, porque el cielo tiene arreboles.  Y por la mañana: Hoy habrá tempestad, porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas!, que  sabéis distinguir el aspecto del cielo, mas las señales de los tiempos, no podéis” (Mateo 16: 1-3).

Jesús que quiere que sus enemigos se arrepientan de sus pecado desea llevarlos de las señales del cielo que pronostican el tiempo que hará a que hagan una mirada introspectiva para que se den cuenta de su verdadera catadura moral. Refiriéndose a la petición que la hacen los fariseos y los saduceos de que les muestre una señal que no es uno, sino el Enviado de Dios, les dice: “La generación mala y adúltera demanda señal, pero no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (v. 4). Con estas palabras Jesús toca la sensibilidad de los dirigentes religiosos ultra ortodoxos ya que al citar al profeta Jonás hace vibrar su nacionalismo ultra.

Dios envía a Jonás a predicar a los ninivitas un mensaje de arrepentimiento. Se resiste a obedecer el mandato de Dios porque sabía que tenía el propósito de hacer bien a aquellos gentiles que según él y los judíos ultra ortodoxos, no se lo merecían. Desafiando a Dios, en vez de dirigirse a Nínive para cumplir la orden recibida, se embarca en un navío con destino a Tarsis. Es decir, alejarse de Nínive lo más posible.

La historia de Jonás es una de las más conocidas de la Biblia porque relata la historia del profeta que se lo engulló una ballena y estuvo tres días y tres noches en su panza. Jesús al citar a Jonás además de confirmar su historicidad del profeta confirma su condición de ser el Mesías que Israel esperaba. “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres día y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12: 40). Jesús recuerda a los dirigentes religiosos que Jonás en un tipo del Mesías  que tenía que morir y ser resucitado para salvación del pueblo de Dios que no estaba limitado al pueblo judío. Al enviar a Jonás a Nínive a predicar el arrepentimiento está diciendo a los judíos que el pueblo de Dios abraza también a los gentiles. Un cogotazo al orgullo judío al decirles que los gentiles también tienen acceso a la salvación. Desgraciadamente el orgullo nacionalista de los judíos no les permitió ver en Jonás el universalismo de la misericordia de Dios. Al confabularse los dirigentes religiosos judíos para matar a Jesús hizo que se cumpliesen las Escrituras que anunciaban que como Cordero de Dios tenía que morir para perdón de los pecados.

Encontrándose Jesús con sus discípulos sentado en el monte de los Olivos desde donde se divisaba el majestuoso templo en Jerusalén. Sus discípulos le pidieron más detalles de su destrucción “y qué señal habrá de tu venida, y del fin del tiempo”                  (Mateo 24: 3). La destrucción del templo ocurrió en el año 70 de nuestra Era. Del final del tiempo desconocemos la fecha en que va a suceder. Para enseñar a sus discípulos que el clímax  sucederá, Jesús aporta señales en el horizonte que dejan entrever su próximo cumplimiento. La parábola de las diez vírgenes, entre otras, nos alertan a. “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre va a venir” (Mateo 25: 13),

Las señales que anuncian que el fin del mundo y la venida gloriosa de Jesús  pueden producirse en cualquier momento, el Señor las destaca: Aparición de falsos cristos y profetas, guerras y rumores de guerras, hambrunas,  pestilencias, terremotos y cataclismos, persecución de cristianos, incremento de la iniquidad, expansión del Evangelio (Mateo 24. 4-45). Jesús con el fin de que los suyos no se desesperen ante lo que pueden considerar tardanza en venir, lo ilustra con una parábola: “Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando brotan, viéndolo sabéis por vosotros mismos que el verano ya está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios” (Lucas 21: 29-31).

No me dirá el lector que las señales que dice Jesús indican que se acerca el final del tiempo y su venida gloriosa para instaurar el Reino de Dios no son visibles en nuestros días. Con los judíos sabemos discernir las señales en el cielo que indican que el tiempo va a cambiar. A la vez somos ciegos para no ver las señales del tiempo que nos alertan que el The End está listo para aparecer en la pantalla. El creyente en Cristo pasa por las mismas tribulaciones que el resto de los mortales, pero las afronta con la plena confianza de que Jesús le está preparando una morada en el cielo en donde pasar la eternidad.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

 

PROVER4BIOS 28: 5

“Los hombres malos no entienden el juicio, mas los que buscan al Señor entienden todas las cosas”

La humanidad se divide en dos tipos de personas: Los malos que no entienden los juicios de Dios y los justos que buscan al Señor y entienden todas las cosas. Los malos lo son por el mero hecho de ser descendientes de Adán. La raza humana no ha aparecido en diversos lugares independientemente los unos de los otros como afirma la falsamente llamada ciencia. El apóstol Pablo dirigiéndose a los atenienses reunidos en el areópago deja claro el origen de la raza humana en su diversidad. “y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten  sobre toda la faz de la tierra, y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los linajes de su habitación” (Hechos 17: 26).

La distinción entre hombres buenos y malos se produce en el mismo Adán. En el momento en que la cabeza de la raza humana desobedece a Dios y come el fruto del árbol prohibido, deja de ser un hombre justo para convertirse en una persona impía. En Adán desobediente se encuentra el linaje de los hombres malos. Su presencia en el mundo no necesita que se la busque en ningún otro lugar porque todos procedemos de él.

Adán por su desobediencia se convierte en una mala persona que no entiende el juicio de Dios. En su ofuscación intenta esconderse de la presencia de Dios refugiándose entre los árboles del paraíso. Aun cuan do Adán se hubiese refugiado en las profundidades de la tierra, en tan recóndito lugar habría oído la voz de Dios que le decía. “¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:9). Se excusa diciéndole a Dios que se escondía porque estaba desnudo. Dios cubre la desnudez de Adán con la piel de un animal, probablemente un cordero, símbolo de la sangre de Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Sin el derramamiento de la sangre de Jesús  no hay perdón de los pecados. En su misericordia el Señor lanza el pecado de Adán en lo profundo del mar para no acordarse más de él.

En Caín y Abel, los dos primeros hijos de Adán, tenemos conocimiento de la distinción entre hombres justos y malos. Por concepción ambos fueron concebidos malas personas. A partir de entonces la raza humana se divide en caines y abeles. Abel se convirtió en un hombre justo por la fe en Jesús. “Trajo de los primogénitos de sus ovejas de lo más gordo de ellas. Y miró el Señor con agrado a Abel y su ofrenda”  (Génesis 4: 4).  Por la fe en Jesús Abel se convirtió en una persona justa. Caín se resiste a reconocerse pecador, no necesita el perdón que el Padre le ofrece en su Hijo Jesús y se convierte en el primer fariseo de la historia. El primer hipócrita porque practica  la religión sin creer en Dios y el primer inquisidor porque mata a su hermano porque no puede soportar que adore al único Dios que perdona a los pecadores que se arrepienten y abandonan sus caminos de impiedad. Así ha sido a lo largo de la historia y seguirá siéndolo hasta que el Señor en su gloria venga a instituir el Reino de Dios eterno.


 

SALMO 49: 20

“El hombre que vive en el esplendor y no tiene entendimiento, semejante es a las bestias que perecen”

Este texto lo he leído multitud de veces. Siempre lo he relacionado con personas en general, sin vincularlo con alguien en concreto. Me ha ocurrido lo mismo con la lectura de la parábola del rico y Lázaro. Ahora, en cambio, me ha venido a la mente una persona concreta: Juan Carlos I, rey emérito de España que últimamente ha acaparado los titulares de los medios de comunicación por encontrarse en paradero desconocido. Si es cierto lo que se dice que se aloja en uno de los hoteles más lujosos del mundo, bien se puede decir que vive como un rey, valga la redundancia. Su huida de España tiene que ver con los escándalos sexuales y la corrupción que han ido de la mano a lo largo de su vida. .

El texto que comentamos va como el anillo al dedo al fin que se le acerca al rey emérito y a todos aquellos que durante su existencia terrenal han deseado vivir en la opulencia sin tener en cuenta las necesidades de aquellas personas que su bienestar depende de su magnanimidad. Han vivido pensando exclusivamente en su lujuria y suntuosidad sin tener el más mínimo y sincero sentimiento de dolor por la situación en que se encuentran millones de personas en su propio país y en otros lugares del mundo. En lo que depende de nosotros haced el bien. En vez de hacer el bien se dedican a derrochart el dinero que han amasado sus manos impías.

En el pecado en que está sumida toda la humanidad hace que miremos con avidez la prosperidad de los impíos. Las revistas del corazón nos muestran la opulencia en que viven los famosos. Evidencia los sentimientos que anidan en los lectores. El salmista nos avisa de que las riquezas tienen alas y en el momento más inesperado levantan el vuelo y nos dejan con una mano delante y la otra detrás. “No temas cuan do alguien se enriquece, cuando aumenta la gloria de su casa, porque cuando muera no se llevará nada. Ni descenderá tras él su gloria. Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, y sea loado cuando prospere. Entrará en la generación de sus padres, y nunca más verá la luz” (vv.16-19). Siempre brota en el corazón del impío  el pensamiento de que esto no me va a pasar a mí. pero la Escritura afirma.: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3. 23).

Los poderosos como Juan Carlos I piensan que la salvación eterna la tienen garantizada con una ceremonia fúnebre de alto nivel presidida por cardenales y obispos con vestiduras pontificales que adulando digan  en sus predicas que ha sido maridos ejemplares y que se han preocupado de sus familias y que el Buen Pastor les guía en su viaje por el valle de sombra de muerte hasta el reino de Dios. Los que viven en el esplendor y solamente aspiran a complacer su ego “no tienen entendimiento, semejantes son a las bestias que perecen”. Salen de este mundo despojados de todos los honores que se les ha brindado en este mundo.

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dijous, 20 d’agost del 2020

 

2 PEDRO 3: 16

En casi todas sus epístolas…(Pablo) ha hablado de estas cosas, entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras para su propia perdición”

Pedro hace referencia a las epístolas que Pablo escribió “según la sabiduría que le ha sido dada” (v.15). Pablo como autor humano de una parte del Nuevo Testamento, su contribución a ello se debe a que lo fue por inspiración divina.

Pedro reconoce que en los escritos de Pablo hay algunas cosas que son difíciles de entender. Es normal que así sea. Se debe a que todo el misterio de la salvación ha permanecido oculto desde la eternidad pero que ha sido plenamente desvelado con la venida de Jesús para salvar al pueblo de Dios de sus pecados. Pedro no se queda con que en los escritos de Pablo haya algunas cosas difíciles de entender. Nos alerta de que indoctos e inconstantes tuerce como también lo hacen con las otras Escrituras para su propia perdición. No tendría sentido si los indoctos e inconstantes que tuercen las Escrituras fuesen personas extrañas a las iglesias. Los apóstoles nos avisan de la presencia de falsos pastores en las iglesias y que es responsabilidad de los creyentes desenmascararlos  y expulsarlos para que dejen de sembrar cizaña en la viña del Señor.

Pedro, escribiendo a quienes han “alcanzado por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra” (v.17),  nos avisa que sabiendo de antemano de la presencia de indoctos e inconstantes que tergiversan las Escrituras para su propia perdición, nos guardemos, “no sea que arrastrados por el error de los inicuos caigáis de vuestra firmeza” (v. 17).

El apóstol Pedro como buen pastor al servicio del Buen Pastor avisa a las ovejas a que vigilen para que sepan distinguir la voz de buen pastor que habla en Nombre del Buen Pastor para que no se dejen arrastrar por el error de los inicuos y así caigan de su firmeza (v.17). El  encargo que nos hace el apóstol no es la labor de un día, sino el esfuerzo constante durante todo el tiempo que el Señor en su misericordia nos mantenga aquí en la Tierra “para la gloria de nuestro Señor Jesucristo ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”.


 

EZEQUIEL 33: 6

“Pero si el centinela ve venir la espada y no hace sonar la trompeta y el pueblo no se percibe y viniendo la espada hiere a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de la mano del centinela”

Los pastores de Israel se tenían que comportarse como centinelas  que velan en sus puestos de guardia. Tienen que mantener los ojos bien abiertos para dar la señal de alarma al más mínimo indicio de un ataque enemigo para seguridad de los ciudadanos.

Al Señor no le importan los soldados que se encuentran en sus puestos de guardia. Utiliza la responsabilidad de los centinelas militares para ilustrar la responsabilidad que tienen los pastores de Israel y por extensión los pastores de las iglesias de velar para impedir que los falsos pastores enviados por Satanás puedan hacer impunemente su labor destructiva. El Señor nos alerta de que tales impostores no se muestran a pecho descubierto  su maldad, anunciando que son mensajeros de Satanás para destruir a la iglesia del Señor. No, se presentan como ángeles de luz para ejercer impunemente su labor destructiva. Es responsabilidad de los pastores de desenmascarar a los infiltrados  de Satanás para impedir que ejerzan su labor destructiva. Utilizan un lenguaje bíblico para no delatarse. Anuncian medias verdades con mucha sutileza. Los pastores tienen que conocer la letra de la Biblia junto con su significado espiritual. Necesitan, pues,  que el Espíritu Santo les guie a entender las Escrituras. Deben ser verdaderos siervos del Señor que detecten el engaño que veladamente difunden los infiltrados de Satanás.

La feligresía tiene que ser uno con sus pastores. Debe apoyarles con sus oraciones para que con toda firmeza prediquen todo el consejo de Dios para que la armadura de Dios no presente fisuras por donde el diablo pueda introducir sus dardos de fuego. Y así permanecer firmes ante las asechanzas del diablo. La feligresía “orando en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos (y por los pastores, indiscutiblemente) a fin de que al abrir  (su) boca (les) sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio” (Efesios 6: 18,19).

 

 

COVID- 19

<b>Las secuelas que deja el coronavirus hacen que muchas personas necesiten asistencia sicológica</b>

El desastre económico, emocional e intelectual que nace de la embestida global del covid-19 ha servido para descubrir la fragilidad del ser humano y darnos cuenta que tiempos como el presente descubren su impotencia. El cineasta <b>Woody Allen</b> en su autobiografía publicada coincidiendo con el desastre de la pandemia, titulada. <i>Sobre la nada</i>.. En su obra se refiere al “caos maligno de un universo sin sentido”. El universo puede ser verdaderamente peligroso cuando no se le respeta. ¿Sin sentido? No lo creo.

Puede ser agotador considerar las diversas amenazas en las que tiene que enfrentarse el ser humano. En medio del caos existente: una buena noticia: Todo lo que hacemos puede tener sentido.  Nos encontramos en un momento que en escala cósmica  se nos ofrece la posibilidad de dejar de lado el frenesí de las actividades diarias para poder sentarnos a reflexionar en nuestra manera de vivir que nos lleva al desastre. En un momento de grande incertidumbre por lo que hace al futuro. Es hora de reorientar nuestro pensamiento para descubrir que el materialismo nos lleva a destruir la Tierra. Que el egoísmo sin límites tiene que dejar de ser el motor que impulsa nuestra manera de vivir actual. Quiera Dios que la reflexión nos lleve a la posibilidad de dejar entrar en nuestra conciencia la posibilidad de la existencia de Dios. Ya sé que el comportamiento incorrecto de los religiosos puede haber desengañado al lector. Es posible que tampoco crea lo que digo.

Imagínese que se encuentra en un lugar despoblado contemplando el cielo estrellado. Tal vez la visión de la magnitud y magnificencia de lo observado  le haga plantear la pregunta: algo que funciona con más precisión que un reloj suizo, ¿cómo ha podido ser? David que de su descendencia nacería Jesús, antes de ser rey de Israel fue pastor de ovejas. Durante muchas noches había guardado el rebaño de ovejas de su padre. En las vigilias, descansando de la fatiga diurna, observaba el resplandor de las estrellas. Escribe los pensamientos que nacen de su observación: “Los cielos declaran la gloria de Dios, la expansión proclama la obra de sus manos” (Salmo 19:1). El apóstol Pablo tratando la doctrina de que Dios habla al hombre mediante la creación, obra de sus manos, escribe: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad, porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de manera que no tienen excusa” (Romanos 1: 18-21).

Antes he escrito: “Ya sé que el comportamiento incorrecto de los religiosos puede haber desengañado al lector”. Es muy grave su responsabilidad por haberse convertido en obstáculos que impide que los extraviados busquen a Dios, Creador y Salvador, lo encuentren y reciban el regalo de la vida eterna y así se “liberen del caos maligno de un universo sin sentido”.

El desengaño ocasionado por los religiosos que confunde a las personas por no comportarse de la manera que debieran, no libera al lector de la responsabilidad de buscar la Verdad que da sentido a su existencia

Cada noche serena, aunque la brillantez de las estrellas esté algo difusa por la contaminación de la ciudad, el lector tiene la posibilidad de contemplar “los cielos (que) proclaman la gloria de Dios, la expansión (que) proclama la obra de sus manos”. Con la ayuda de telescopios como el existente en el Observatorio del Tibidabo o en el de Ager, los habitantes de las ciudades pueden ver ampliada la magnificencia y maravilla de la creación de Dios

El libro de Proverbios que trata de la sabiduría de Dios  invita al lector que vive inmerso en el “caos maligno de un universo sin sentido”. “La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas, clama en los principales lugares de reunión, en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones. ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia?” (Proverbios 1. 20-22).

Octavi Pereña i Cortina

 

dijous, 13 d’agost del 2020

 

AGUA VIVA

<b>Las personas que han perdido el sentido de la vida y la consideran un absurdo son las más propensas a suicidarse</b>

Un buen número de personas padecen insomnio, nerviosismo, estrés, angustia y otras dolencias de carácter sicológico. No saben gestionar sus emociones porque no se les ha enseñado a hacerlo. No basta con decirles: No tengas miedo, no te enfades, no estés triste, el tiempo todo lo cura. Estos consejos no sirven para hacer desaparecer sus sentimientos. Las emociones no desaparecen, se tapan. Se las deposita en la mochila del alma, con lo cual empeora el estado emocional y se lucha contra él con pastillas.

<b>Macarena Berlín</b>, directora del taller <i>Depresión y suicidio la realidad silenciada</i>, dice que ha leído una nota de despedida escrita por una joven que se suicidó. Afortunadamente, dice <b>Macarena</b>, dejó una nota que decía: “Estoy rota…lo siento querida familia…jamás tendré paz…nadie merece vivir así…no quiero que me traten como un perro…sólo quería tener una vida normal…pero mi vida es un infierno…lo único que hago es llorar…ya no tendréis que cargar conmigo…he llegado al límite…adiós…lo siento…estoy rota”

<b>Ana González-Pino, presidenta de la Sociedad Española de Siquiatría Biológica, dice: “La mortalidad de niños y adolescentes es una pérdida económica y productiva importante. Y los nuestros jóvenes  se suicidan”. <b>Javier Jiménez</b>, presidente honorario de APIS, dice: “El suicidio es una solución radical sufrimiento sicológico irresistible. Pero nosotros defendemos que el trastorno viene por un sufrimiento sicológico provocado por cosas que ocurren en el día a día”.

Una joven que fue hallada muerta en la estación de Roma dejó una nota que decía: “Reconozco que queríais mi bien pero no habéis sido capaces de instruirme para el sufrimiento. Me lo habéis dado todo, incluso cosas superfluas pero no me habéis dado lo que es indispensable, y no me habéis indicado un ideal por el que merezca la pena vivir. Por eso he decidido poner fin a mi vida. No me queda otra solución”

Esta muchacha desesperada acusa a sus padres de su suicidio. No tiene razón. Sus padres no le podían enseñar “un ideal por el que merezca la pena vivir”, por la sencilla razón de que lo desconocían. Ante la caótica situación actual se acostumbra a decir que se han perdido los valores. ¿Qué valores? Lo único que conoce nuestra sociedad es el hedonismo, doctrina filosófica que considera el placer como el único o principal propósito de la vida. La joven anónima que se quitó la vida en la estación de Roma reconoce que sus padres le “habían dado todo incluso cosas superfluas”. Quizás la joven se encontraba en Roma porque sus padres la habían ayudado. Quizás suspiraba con ver la “Ciudad Eterna” y, al tenerla al alcance de la mano no encontrase lo que esperaba. Se desilusionó como todas las cosas que había tenido. Todo lo que sirve para satisfacer los sentidos decepciona.

Los padres de la joven, como la mayoría de los padres ven en sus hijos carne bautizada que se mueve, piensa, siente, llora, ríe…pero sin alma que es lo que los distingue de las mascotas que tienen en sus casas. Es por eso que en los momentos insoportables se quejan de que sus padres “no les han dado un ideal por el que merezca la pena vivir”. “El suicidio es la solución radical al sufrimiento sicológico por cosas que ocurren en el día a día”.

La chica que se quitó la vida en la estación de Roma, en su desespero encontró a faltar algo por lo que valiese la pena vivir. En  vez de pedir para recibir, buscar para encontrar, llamar para que se le abriese la puerta, la salida más fácil fue quitarse la vida. La joven se queja de que sus padres no “le han dado lo que es importante y no le han dado un ideal por el que merezca la pena vivir”. Esta carencia que descubre la adolescente antes de quitarse la vida, ¿la poseen los padres para que puedan enseñarla a sus hijos para que no opten por el suicidio? Las estadísticas manifiestan que se dan demasiados casos de suicidios entre niños y adolescentes. No son casos aislados.

Jesús fatigado y sediento por la caminata se sienta junto a un pozo. Una samaritana se acerca acarreando un jarro para llenarlo de agua. Jesús le dice: Dame de beber”. Es así como se rompe el hielo entre un judío y una samaritana. Debido a prejuicios religiosos, judíos y samaritanos no se relacionaban. Del agua del pozo pasan a hablar del agua viva que apaga la sed para siempre, que es Jesús. De la sensualidad a la espiritualidad. De las necesidades corporales a las del alma. Jesús le dice a la mujer: “Cualquiera que beba esta agua,  volverá a tener sed, mas el que beba el agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salta para vida eterna”  (Juan 4: 4-42).

Más tarde Jesús explica a sus oyentes quien es el agua viva. Les dice: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán  ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él” (Juan 7: 38,39). Los padres que hayan creído en Jesús, aun cuando dé la sensación de que no haya ocurrido nada, interiormente, por el Espíritu Santo recibido se encuentran en otra dimensión haciendo que estén en condiciones de transmitir a sus hijos lo que la joven que se suicidó en la estación de Roma se quejase  que no lo había recibido de sus padres: “Lo que es indispensable y el ideal por el que valga la pena vivir”. No basta con que los padres hayan creído en Jesús, la riqueza hallada deben compartirla con sus hijos. Si no aceptan el ideal por el que vale la pena vivir, potencialmente son candidatos al suicidio.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

SALMO 36: 1,2

“La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada y  aborrecida”

La inocencia de los incautos. Creen que por decir que Dios no existe, como por arte de magia su iniquidad desaparecerá. Muy lejos de la verdad es este razonamiento. Dios ha existido desde la eternidad pasada y seguirá existiendo en la futura. El salmista afirma que es de necios decir que Dios no existe. Lo cual hace que el impío se erija como si fuese Dios. Que no tiene que dar cuenta a nadie de lo que hace sino a sí mismo. Por lo cual se lisonjea ante sus propios ojos de que su iniquidad no será hallada y aborrecida. Al hacer semejante afirmación cierra sus ojos a verse a sí mismo tal cual es realmente. Si hiciese, aunque fuese superficialmente un examen de conciencia descubriría de que su pecado está escrito en ella y que su presencia afecta para mal a su salud física. El salmista describe magistralmente las consecuencias físicas que el pecado ejerce en su cuerpo.

“Ten misericordia de mí, oh Señor, porque estoy en angustia, se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma  también mi cuerpo. Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis ojos suspiran, se agotan  mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido” (Salmo 31. 9,10). ¿Quién puede negar que la condición en que se encuentra la mayoría de las personas no coincide con la descripción que el salmista hace de sí mismo por no haberse arrepentido de su pecado y así impedir que la sangre de Jesús limpiase todos sus pecados y dejase blanca como la nieve su alma.

Pero el salmista expresa también el cambio que se produce en él cuando confiesa su pecado al Señor y Éste se lo perdona. “He aquí en maldad he sido formado y en pecado me concibió mi madre. He aquí tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio, lávame y seré más blanco que la nieve” (El salmista utiliza el simbolismo del sacrificio de animales que se hacían en el templo que miraban a la sangre que Jesús derramaría en la cruz del Gólgota, que es la única sangre que borra todos los pecados). ·”Hazme oír gozo y alegría, y se alegrarán los huesos que has abatido” (Salmo 51: 6-8). Una nueva vida brota estando en Jesús. El poder que tiene el pecado de destruir al ser humano ha sido extirpado.


 

1 TIMOTEO 3. 15

“Sepas como debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”

El apóstol Pablo escribe las palabras del texto que comentamos a su discípulo Timoteo que pastorea  una iglesia. Es grande la responsabilidad que adquieren quienes pastorean una iglesia del Señor ya que deben conocer cómo comportarse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. Las enseñanzas de los pastores deben basarse en la verdad tal como se halla en “las Escrituras las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3: 15). El apóstol quiere que Timoteo y todos quienes ejercen el ministerio de la enseñanza en una iglesia, sepan cómo deben conducirse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. ¿Dónde aprenden las ovejas a comportarse como tales? En la iglesia, la casa del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. ¿Dónde aprende la iglesia, la casa del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad a conocerla? El apóstol Pablo responde la pregunta a Timoteo y a todas las ovejas del Señor, cuando escribe: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 16,17).

Si “la iglesia del Dios viviente, es columna y baluarte de la verdad” es requisito imprescindible que quienes forman parte de ella por la fe en Jesús que es el Señor de la iglesia conozcan el contenido de las Sagradas Escrituras desde la A a la Z. Ello requiere un continuado, no esporádico, esfuerzo de lectura y meditación del contenido del Libro Santo, con lo que la Verdad de Dios va impregnando nuestras almas y su presencia evita que es espíritu de Satanás tome posesión del ministerio de la enseñanza con lo que se impide que las iglesias se comporten como diseminadoras del error. Si la verdad de las sagradas Escrituras no prevalece, las iglesias no pueden ser columnas y baluartes de la verdad.

Nosotros, los creyentes en Jesús somos la luz del mundo, si por la pereza en estudia la Palabra de Dios que es la Verdad, las iglesias no pueden serlo del Dios viviente columna y baluarte de la verdad. Se nos pedirá cuenta de nuestra negligencia.

 

 

divendres, 7 d’agost del 2020

 

JEREMÍAS 23: 16

“Así ha dicho el  Señor de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan, os alimentan con vanas esperanzas, hablan visión de su propio corazón, no de la boca del Señor”

La calidad espiritual de las iglesias se obtiene no de la palabrería de sus pastores y maestros, sino de la fidelidad de éstos a la Biblia. A pesar que el texto dice: “No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan”, el texto no puede separarse de su contexto inmediato. La prohibición recae sobre los que  “os alimentan con vanas esperanzas “. Estos falsos profetas han existido en el pasado, existen hoy y existirán mañana  hasta el día final. Desgraciadamente la  raza de falsos profetes no es una raza que se encuentre en peligro de extinción.

Dado que el corazón del hombre únicamente lo conoce Dios, tenemos que tener en cuenta la manera cómo deben ser elegidos los pastores  y a los maestros que vayan a enseñar la doctrina cristiana en las iglesias. “Y orando dijeron: Tú Señor que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido” (Hechos 1: 24). En este caso la elección de quien había de suceder a Judas, el traidor, en el cuerpo apostólico, recayó en Matías. En este caso se echó a suerte. No importa la manera de ejecutar la elección. Lo importante es que los fieles reconozcan la autoridad del Señor de la iglesia y que estén mentalizados que el Señor que conoce los corazones elija el candidato o candidatos apropiados. Que no sea el hombre que elija las personas.

El texto nos dice: “Y orando dijeron”. Por lo que nos dice Hechos, las oraciones que se hacían en las iglesias apostólicas, no eran rutinarias. Brotaban de unos corazones sedientos de que la voluntad del Señor se hiciese. Como los hombres, por fieles que sean al Señor desconocen lo que hay en los corazones de las personas que se van a elegir para ocupar los cargos necesarios para el buen funcionamiento de las iglesias, requiere que sea el Señor quien dé a entender quién o quiénes son las personas idóneas.

El gobierno de la iglesia es teocrático, no democrático. No se puede implantar en el gobierno de la iglesia el modelo democrático (?) que utiliza el mundo. El voto en la iglesia está manchado por el pecado y con mucha facilidad se cae en los favoritismos. Si se utiliza el modelo democrático, esta elección corrompe el buen testimonio de la iglesia, lo cual da paso a que se sustituya la autoridad absoluta de la Biblia por las vanas esperanzas que hablan visión del propio corazón, pero que no de la boca del Señor.

La democracia ha corrompido el ministerio docente de la iglesia. Es urgente que la Teocracia recupere el lugar que le corresponde en el gobierno de la iglesia para que ésta rescate el esplendor que le corresponde


 

HECHOS 24. 25

“Pero el disertar de Pablo acerca de la justicia, el dominio propio, del juicio venidero, Félix se espantó y dijo: Ahora vete, pero cuando tenga oportunidad te llamaré”

Pablo de defiende ante el gobernador romano Félix de las acusaciones que los dirigentes religiosos judíos de haber profanado el templo de Jerusalén, por, según ellos, haber introducido gentiles en sus recinto. Algunos días después, Félix. Acompañado de su esposa Drusila que era judía “le oyó acerca de la fe en Jesucristo”. A muchos les encanta oír hablar de la fe en Jesús de quienes creen en Él. No es infrecuente escuchar: “me gustaría tener la fe que tú tienes”, porque la fe de los verdaderos creyentes no afecta las emociones de quienes escuchan el testimonio que dan. Tan pronto la conversación trata “acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero”, los tales, siguiendo el ejemplo de Félix, se deshacen del testimonio fiel, diciéndole: “vete, pero cuando tenga oportunidad te llamaré”

A la gente le gusta ver el testimonio de los verdaderos creyentes en Cristo porque sienten envidia por su comportamiento sereno ante las duras circunstancias  por las que atraviesan en compañía del resto de los mortales. Les gusta ver la serenidad con que afrontan las dificultades, pero no les complace el precio que se tienen que pagar para obtener la serenidad que les asombra.

No quieren oír hablar de justicia porque ella los reprende. No desean que sus trapos sucios salgan a la luz del sol. Se sienten humillados pero no arrepentidos de que salgan a la luz pública. No pueden aceptarlo. El buen concepto que tienen de sí mismos no quieren que salga malparado al contrastar su justicia (?) con la de Dios. No desean oír hablar del dominio propio porque sus vidas están descontroladas. No quieren someterse a la ley de la santidad que impide que las pasiones libidinosas crezcan lozanas. ¡Ah! Juicio venidero. De ninguna de las maneras. No puede ser posible que un Padre tan bondadoso como lo es Dios pueda desear  la condenación eterna para algunas de sus criaturas. Un padre jamás consentiría que un hijo suyo sufriese semejante daño. Sí, Dios es amor pero también es justicia inmaculada. “De tal manera amó  Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3: 16). Hoy es el día de tu salvación. Mañana quizás  no tengas nuevamente la oportunidad de poder  arrepentirte de tus pecados. Tal vez pienses como Félix: “Cuando tenga oportunidad te llamaré”. Este día no llegó para Félix. No permitas que a ti te ocurra lo mismo. Está en juego tu salvación eterna.

 

 

 

 

SOLEDAD EXISTENCIAL

<b>¿Existe vacuna para la soledad existencial?</b>

“La soledad es una de las grandes amenazas al deseo de encontrarnos bien, afecta nuestra salud por medio de nuestro comportamiento en las relaciones sociales, impulsos de comida y cosas semejantes. Un estudio sugiere que casi un tercio de la población, sin tener en cuenta la edad, el género se siente sola alguna vez. Un súper británico ha creado en su sección de cafetería una zona de <i>mesas que hablan</i>, como una manera de fomentar la comunicación entre las personas. Quienes buscan relacionarse solo necesitan sentarse en una de estas mesas destinadas para este propósito,  juntarse con otros o permitir que otras personas puedan compartir mesa. La conversación proporciona un sentido de pertenencia y de comunicación” (<b>Christian Helmberg</b>).

Dada la condición humana, ”silencio y soledad no son palabras del siglo XX. Se adecuan a la Era Victoriana de la puntilla, de los zapatos con botones y las luces de petróleo, más que a nuestra época de la televisión y el video, y personas que hacen footing empalmadas a unos audiófonos. Nos hemos convertido en personas que aborrecen la soledad y nos encontramos mal cuando estamos solos” (<b>Jean Fleming</b>.

La soledad es una anomalía. Dios no considera bueno el aislamiento. Antes de crear al hombre” el Señor Dios plantó un jardín en el Edén al oriente” (Génesis 2: 8), habitación adecuada para recibir al hombre que iba a crear. Por el relato de Génesis sabemos que el hombre fue creado en dos etapas. Primero Adán. “No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él” (v.18). Realmente, Adán no estaba solo del todo. Se encontraba rodeado de los animales que Dios creó previamente.  El texto nos enseña que la compañía de los animales previamente creados, que en aquel entonces no representaban ningún peligro para el hombre no bastaba para llenar su soledad. Adán necesitaba a una persona de su misma especie. “Entonces el Señor Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán y mientras éste dormía, le tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar”. (Dios inventó la cirugía y la anestesia) . “Y de la costilla que el Señor Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (vv. 21-23).

Creo que tendría que diferenciarse entre soledad física y la existencial. La primera se la puede combatir con animales de compañía, centros de esparcimiento para personas mayores y otras ocurrencias para que las personas distraigan su soledad. Pero la verdaderamente importante es que la soledad existencial persiste intocada. Pienso que cuando Dios creó de Adán a Eva lo hizo para combatir la soledad física porque la existencial permanecía activa porque la relación de Adán con su Creador permanecía intacta. Seguía abierta sin interferencias la línea de comunicación entre el Creador y la criatura.

Por lo que hace a la soledad existencial el problema empieza en el momento en que Adán comió el fruto del árbol prohibido: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos y conocieron que estaban desnudos, entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (3:7).

Antes de la Caída las relaciones entre Adán y Eva eran plácidas. A nadie se le ocurrió poner palos en la rueda. En el desconcierto producido Adán tiene que dar cuenta del por qué sabía que estaba desnudo. Se defiende culpando a Eva de lo sucedido. “la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (v.12). Las relaciones sociales y conyugales se vieron afectadas. De ahí que por más empeño que se ponga para mejorarlas, el resultado es frustrante. La nueva situación que se produce después de la Caída hace que las personas se sientan solas a pesar de que a su lado se encuentre el conyugue o se esté en una fiesta.

Vayamos a la soledad existencial. En el momento en que Adán comió el fruto del árbol prohibido se terminó la relación con Dios que hasta este momento eran limpia, íntima, sin nubes que presagiasen tempestades. En el momento en que Adán comió el fruto prohibido la situación cambia. El texto la describe con estas palabras: “y oyendo la voz del Señor que se paseaba en el huerto, al fresco del día” (v.8). Ahora cuando escucha los pasos divinos que se acercan “se esconden de la presencia del Señor Dios entre los árboles del jardín”. A pesar del feo que Adán y Eva hacen a su Creador, éste en su misericordia se acerca a Adán para preguntarle: “¿Dónde estás tú?”  (v.9). Adán respondió: “Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo, y me escondí” (v.10). Aquí empieza a manifestarse la soledad existencial. Tener miedo de Dios. Esconderse de su presencia. Negar su existencia. Decir que la creación es el resultado fortuito del encuentro de unos átomos. Afirmar que la presencia del hombre en la Tierra es el resultado de la evolución materialista que actúa desde hace millones de años. La Biblia afirma: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo14: 1). Necio, en el sentido bíblico no lo es alguien faltado de inteligencia. Lo es el científico más encumbrado que ante la magnificencia de la creación afirma que lo que contemplan sus ojos con la ayuda de potentes telescopios es el resultado de una fuerza impersonal que actúa desde hace millones de años.

El pecado crea un abismo infranqueable que nos separa de Dios. El Señor en su misericordia, con su sangre allana el camino. Simbólicamente lo hace cuando sacrificó unos animales con las pieles de los cuales cubrió la desnudez de nuestros primeros padres (v.21). El Nuevo testamento enseña con luz meridiana que Jesús es el camino que conduce al Padre celestial. Jesús consigue que quien crea en Él entre en estrecha relación  con Dios con lo cual desparece la soledad existencial.

Octavi Pereña i Cortina