INVOLUCIÓN POLÍTICA
<b>¿Se puede dar un giro
360 grados en la involución política?</b>
Los viñateros acostumbran a ser muy
punzantes a la hora tratar situaciones de actualidad. No debe extrañarnos que
sean el objeto de airadas censuras de parte de quienes se dan por aludidos por
la crítica humorista. Lo mismo ocurre con las parábolas de Jesús. Sus enemigos,
al sentirse aludidos por las mismas, querían deshacerse de Él. Al final, gracias
a la traición de Judas efectuada en la oscuridad de la noche fue hecho
prisionero, sujeto a un juicio ilegal nocturno por los jerarcas religiosos y de
madrugada entregado a Pilato, el gobernador romano, para que fuera sentenciado
a muerte. No todos los viñateros ni
críticos humoristas tienen un trágico final como Jesús. En algunos casos
contemplan como las sedes de redacción de las publicaciones son objeto de la
violencia de quienes no quieren oír hablar de la libertad de expresión. A otros
se les acusa de incitación al odio. La crítica, que se le tendría dar buena
acogida porque ayuda a corregir los defectos de los censurados no se recibe
como se merece. Ello se debe a que el pecado no quiere que las fechorías sean
conocidas.
J L Martín en una de sus jocosas viñetas
nos presenta a su personaje Quico Jubilata sentado en un banco de un parque
leyendo el periódico: “Sube la extrema derecha”. En la siguiente secuencia lee.
“Más escaños para los populistas europeos”. En la siguiente piensa: “Los
científicos todavía no han conseguido viajar al futuro”. En la que aparece el
The End de la historia, sigue pensando: “En cambio a algunos políticos no les
cuesta nada viajar al pasado”. Los pensamientos de Quico Jubilata son los
mismos que los de muchos. Principalmente
quienes fuimos testigos de la muerte de Franco y de la transición política con
la aprobación de la Constitución de 1978. Los 41 años que llevamos de
democracia nos han decepcionado. En vez de habernos conducido al arraigo de los
valores democráticos somos testigos de su devaluación. Tal como piensa Quico
Jubilata “a algunos políticos no les cuesta nada viajar al pasado”.
¿Cuál es la causa de la involución
democrática? El primer síntoma es la degradación del cristianismo. No es que
antes de 1978 no estuviese degradado. Es que la esperanza de renovación
política no ha ido acompañada de la reforma religiosa que acercase a la Iglesia
a las fuentes del cristianismo. A partir de la legalización del cristianismo
por el emperador romano Constantino con la promulgación del Edicto de Milán en
el año 313 de nuestra era se acentúa la decadencia del cristianismo debido a la
relación adúltera con el Imperio romano. El maridaje Iglesia-Estado fue nefasto
pues rompió el vínculo conyugal que la unía a Jesús, el Señor de la Iglesia. Con ello se acentuó la prostitución
doctrinal y la dependencia descarada
del Estado. Fruto de todo ello fue que en vez de irradiar la luz de Dios
difundió las tinieblas satánicas.
A medida que se fortalece la dependencia
de la Iglesia del Estado se va debilitando la vinculación con Jesús que es el
Señor de la Iglesia. Poco a poco se va debilitando el brillo que produce la
presencia del Espíritu Santo hasta convertirse prácticamente en tinieblas
totales. Quedan unos pocos vestigios de lo que fue la iglesia apostólica,
insuficientes para que los que andan en tinieblas puedan recibir la luz de Dios
que alumbra los corazones. La Iglesia institucional se convierte en un ciego
que guía a otros ciegos. Todos ellos caen en el hoyo.
El segundo síntoma de la involución
democrática es consecuencia de que la iglesia se ha convertido en un faro
estropeado que no irradia la luz de Dios que el hombre pecador necesita para no
chocar con los arrecifes de su entorno. El ser humano sin Jesús que es la luz
que necesita, se extravía. Pierde el
norte. Ignora dónde está la meta. El caos social es el resultado de la ceguera
espiritual del hombre.
Últimamente la política se ha convertido
en un drama. Los protagonistas del espectáculo no saben lo que hacen. Se
parecen a ciegos que se encuentran en terreno que no les es familiar y
tropiezan con los obstáculos que se presentan ante ellos. Hablan mucho de
recuperación democrática. Lo cierto es que son la causa del desbarajuste. Tanto
los de un partido como los del otro se jactan de ser defensores de la patria.
Se envuelven con la bandera. Resucitan las tradiciones patrióticas del pasado.
En vez de reconocer sus errores permiten que el nudo les siga apretando el
cuello. La asfixia es general.
La involución democrática no es solamente
un problema de los políticos. ¿De dónde salen los protagonistas que suben en el
escenario político? Son ciudadanos que andan en tinieblas que siguiendo las
reglas democráticas alcanzan el poder en las distintas esferas de la
Administración. La regeneración política no se conseguirá si antes no se
produce la transformación de los
ciudadanos. ¿Qué es primero el huevo o
la gallina? La Iglesia que tendría que ser la depositaria de los oráculos
divinos si no regresa a las fuentes del cristianismo que se encuentran en la
Biblia y abandona las tradiciones humanas que por serlo son tinieblas, no
cumplirá con su misión de ser luz para que los hombres se regeneren y dejen de
ser corruptos. Dios, por medio del profeta nos muestra el secreto de la
regeneración política: “si te vuelves, oh Israel, dice el Señor, vuélvete a mí.
Y si quitas de delante de mí las abominaciones, entonces no irás de acá para
allá” (Jeremías 4:1).
Octavi
Pereña i Cortina
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