dilluns, 28 d’octubre del 2019


SÍNDROME DEL TRABAJADOR QUEMADO

<b>El crecimiento económico insostenible quema a los trabajadores</b>
Tal vez con la intención de que al lector no le pase desapercibido el título del escrito se publica en letras de gran formato: dos líneas abarcan el ancho de la página. “Aumentan el 30% los médicos con trastornos y adicciones”.
<b>Patricia Martín</b> escribe: “Los médicos como cualquier persona padecen problemas sicológicos y tienen adicción”. En el caso de los médicos “estos trastornos pueden afectar la vida de los pacientes. Por eso los colegios de médicos emprendieron el 1998 un programa único en España de referencia mundial, que hace atención a los facultativos que padecen enfermedades mentales y adicciones buscando su rehabilitación cuanto antes mejor para que puedan volver a ejercer”. Contrastando las cifras de facultativos que padecen trastornos mentales y adicciones con otros colectivos, dice: “Estas cifras no suponen que en este colectivo los problemas de salud mental sean superiores al resto, ya que su prevalencia es el 10% en España, porcentaje similar a la previsión de profesionales sanitarios que pueden tener este tipo de enfermedades en su vida profesional”. Escribe <b>Patricia Martín</b>: “A pesar de todo, el crecimiento experimentado en los últimos años preocupa al sector, porque puede ser debido al hecho de que el sobreesfuerzo y la masificación en consultas y hospitales, provoque lo que se conoce como el síndrome del <i>médico quemado”</b>.
La médico de familia <b>Inma Nogués</b> afirma que “la OMS nos dice que en el 2020, de aquí a nada, la segunda causa de enfermedad y de baja laboral será la depresión y la ansiedad”. Este mismo médico escribe: “Cuando me estaba formando como médico de familia ver tanto dolor, enfermedad y sufrimiento, me llevó a buscar más alá de lo físico, de lo obvio. Tenía la sensación de que alguna cosa se nos estaba escapando, que las personas tenemos un desconocimiento muy profundo de nosotros mismos, y que esta falta del conocimiento del propósito de la vida nos enfermaba”.
Son muchas las personas que han perdido el sentido de la vida. ¿Qué coño hacemos aquí? ¿Tiene sentido lo que hacemos? “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14. 18). Todos los trabajos están marcados por la rutina. Unos más que otros, sí. Todos se caracterizan por la monotonía. Unos hijos que educar. Los gastos son muchos. Quiero darme algunos caprichos. Hacer vacaciones y viajar. Todo ello cuesta dinero. Trabajo para ganar dinero. Para nada más. Este modo de trabajar no da sentido a la vida. Se tiene una visión muy corta de la realidad de la existencia.
La realidad es que el ser humano despojado de trascendencia piensa únicamente en trabajar para obtener ganancias materiales, cuántas más mejor. Este afanarse para complacer a la sensualidad termina quemando, no únicamente al gremio de la sanidad. Banca, telecomunicaciones, todos los sectores laborales están marcados por la incertidumbre, por el desánimo. El resultado es el <i>trabajador quemado</i>. El  resultado de este síndrome generalizado es que se dan muchos trastornos mentales. En algunos casos terminando en suicidios debido a lo insoportable de la carga.
Despertemos y demoños cuenta de que no estamos solos en este mundo. Existe un Dios que espera con los brazos abiertos que dejemos de ser unos insensatos y nos acerquemos a Él en busca de ayuda. Jesús usa el símil de la clueca que extiende sus alas para proteger a los polluelos que buscan en ella la protección de un peligro inminente.
Jesús es la fuente de la paz. En un mundo maldecido por Dios por el pecado de Adán no podemos evitar que se produzcan situaciones conflictivas. El mundo laboral no se escapa de ella. La tierra “espinos y cardos te producirá…con el sudor de tu rostro comerás pan hasta  que vuelvas a la tierra” (Génesis 3: 18,19). Es por eso que se tantos casos de <i>trabajadores quemados</i>. Desde los directivos de las multinacionales hasta los que ejercen servicios de limpieza. Los inconvenientes de la maldición divina no tienen que ser por fuerza frustrantes. Jesús rompe la maldición y dice a los afectados: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11: 28,29). A los afectados por el síndrome del <i>trabajador quemado</i> les dice que crean en Él porque la sangre que derramó en la cruz los limpia del pecado que crea un abismo que los separa de Dios y allana la  brecha para que puedan presentarse ante su presencia y pedirle la paz que excede a la comprensión humana.
Octavi Pereña i Cortina



PROVERBIOS 16: 24

“Panal de miel son los dichos suaves, suavidad al alma y medicina para los huesos”
Al tratar el tema de la lengua necesariamente tenemos que mencionar el texto de Santiago: Así también la lengua es un miembro pequeño que se jacta de grandes cosas. He aquí ¡cuán grane bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta en nuestros miembros, y contaminando el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”                        ( 3: 5,6). La legua es un órgano neutro. Es la condición del hombre que la convierte en un panal de miel o en un mundo de maldad.
Lo que contemplamos en nuestro alrededor es la lengua como mundo de maldad porque los corazones de quienes  la usan están “inflamados por el infierno”. Son lenguas viperinas que destilan odio y muerte. Lo observamos a diario en nuestras relaciones sociales y también con más bombo y platillo en las proclamas incendiarias de algunos políticos que no tienen reparo alguno en disparar a matar a sus oponentes que no comulgan con ellos. Las multitudes de las que sale la elite política, en su mayoría son hijos del diablo y con sus lenguas anuncian las obras malvadas que se proponen hacer. Andan de noche y difunden el mundo de maldad en que se encuentran. Dejemos a un lado la lengua inflamada por el infierno y, detengámonos en el texto que comentamos.
Detrás de las palabras que son “panal de miel y medicina para los husos” se encuentra una persona que es un verdadero hijo de Dios. Su corazón ha sido limpiado de todos sus pecados por la sangre de Jesús. Es dirigida por el Espíritu Santo que habita en ella. Empieza a degustar las delicias celestiales. La imagen de Jesús se va reflejando en sus dichos. Su lengua destila amor, gozo, paz, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, es decir, panal de miel son sus dichos suaves y medicina para los huesos para quien lo refleja su lengua y para los oídos de quienes escuchan los sonidos celestiales emitidos por la lengua santificada por la sangre de Jesús.


SALMO 66: 3

“Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos”
El salmista nos invita a dirigirnos a Dios reconociendo  lo asombrosas y poderosas que son sus obras. Si en la antigüedad cuando el hombre contemplaba el firmamento estelado directamente con sus ojos podía reconocer la grandeza del poder divino y lo maravillosas que son sus obras, ¡con cuan mayor motivo deberíamos hacerlo hoy en día cuando para examinar el firmamento contamos con los poderosos telescopios y las sondas espaciales que se adentran en las profundidades del espacio sideral. Por un lado el macrocosmos espacial se nos acerca y por el otro, el microcosmos celular se hace visible con la ayuda de los potentísimos microscopios electrónicos que hace posible contemplar el maravilloso mundo celular. Nuestra generación se adentra de manera espectacular en la interioridad, tanto del macrocosmos como del microcosmos. La ceguera espiritual induce a muchos a decir que las maravillas que contemplan son obra del azar. Que su existencia es una casualidad.  Son incapaces de reconocer lo maravillosas que son las obras de Dios. Los ateos, agnósticos, incrédulos se dejan escapar la oportunidad de acercarse a Dios para agradecerle la maravillosa obra de la creación y asimismo de su propia creación. Perdiéndose la oportunidad de reconocer que Él es la fuente de su  bienestar.
La segunda parte del texto que comentamos tiene que ver con la manifestación del poder de Dios en la conversión de sus enemigos. “Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos”. La mayoría de los enemigos de Dios lo hemos sido silenciosos, quiero decir que no éramos personas destacadas en el mundo y que nuestra conversión a Jesús no ocasionó revuelo social más allá de los límites familiares. Más allá de un pequeño círculo social, dejar de ser enemigo de Dios para someternos a Él no ha trascendido. El mismo poder que necesitó Dios para que personas socialmente desconocidas se sometiesen a Él es el que empleó para hacer caer de su caballo a Saulo de Tarso, acérrimo perseguidor de cristianos.
En unanimidad de voz juntémonos los ex enemigos de Dios, los anónimos y los públicos y notorios, para que proclamemos a gran voz: “¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos”




dilluns, 14 d’octubre del 2019


EL DISCURSO DEL ODIO

<b>”Todo aquel que odia a su hermano es un homicida” (1 Juan 3: 15) </b>
El periodista <b>Eusebio Val</b> pregunta a la filósofa <b>Carlota Casiraghi</b>: ¿Qué pasión negativa le inquieta más? He aquí la respuesta: “El dio. El discurso del odio se infiltra por todas partes. Empieza por pequeñas frases, burlas, estigmatizaciones.   Es lo que me inquieta más, excluir de la humanidad a una parte de las personas. ¿Por qué se llega a pensar que a ellas no se les tiene que aplicar los derechos humanos? Eso es insoportable. Hemos vivido hechos muy catastróficos de genocidio, y todavía existen muchos lugares de extrema fragilidad en donde se puede desencadenar. Pienso que no somos lo suficiente conscientes”.
Me quedo con: “pienso que no somos suficiente conscientes”, para empezar a redactar el discurso del odio que es el título que le he dado a este escrito. ¿Cuál es la causa de la falta de conciencia que vende la filosofía del odio que se extiende como una mancha de aceite? El odio es el efecto de una causa. ¿Cuál es la causa? Nuestra sociedad ha abandonado a Dios. El vacío que ha dejado en el alma su ausencia  debe llenarse con otra cosa. El ser humano ha sido creado para tener a Dios en su interior. El alma no puede permanecer vacía. La vacuidad debe llenarse. Si ha desechado a Dios que es el legítimo inquilino, tiene que ir a buscar dioses que lo sustituyan. ¿Por dónde empezar? Satisfacer el ego. De ahí nace el narcisismo. Yo soy el mejor. Todo el mundo tiene que estar a mi servicio, y a todas horas. Lo diferente le enoja porque daña a su ego. Le duele. No puede soportarlo. Amparándose en su supuesta fuerza lucha contra lo inmediato.  De ahí nace el machismo y el feminismo. El racismo, la lucha entre razas. Las guerras de religión: el islam contra el cristianismo. Los odios culturales tan en boga hoy. Los nacionalismos exacerbados, los propios no deben excluirse. Los fanatismos políticos de cualquier color…Todos son hijos del ego que no encuentra paz porque no está en paz con Dios ni consigo mismo. El hecho de haber defenestrado a Dios de sus vidas no significa que Él haya abandonado el derecho de gobernar a la criatura que ha creado. Cuantos más conflictos crea menos paz y con menos paz más conflictos. Es el pez que se muerde la cola. Sin Dios el discurso del odio no tiene solución.
<b>Charles Baudelaire compara la persona que odia con “el borracho en el fondo de la taberna que constantemente apaga la sed con más alcohol”. Nunca tiene bastante. Para evitar el síndrome de abstinencia debe inyectar más odio en el vano intento de satisfacer las insensatas necesidades del alma. El ojo por ojo ciega a quien lo aplica en las relaciones sociales.
Debido a que somos descendientes de Adán, todos sin excepción somos engendrados en pecado. El odio es una manifestación del pecado. El antídoto contra el odio es el amor de Dios. No el amor al dinero. No el amor a la Patria. No el amor a la Iglesia. Estos amores engendran odio. Únicamente el amor de Dios puede frenar la escalada de violencia que engendra el odio que hace que la sociedad se encuentre  en un estado de confrontación permanente.
Sobre la existencia de Dios el escritor <b>Adrià Pujol Cruells</b> hace esta declaración: “No creer en Él es de holgazanes. No creer en Él es muy científico, pero estás obviando una de las grandes fuerzas que tenemos, que es la capacidad de trascendencia, de pensar qué coño hacemos aquí. Creyente, no, descreído jamás. <b>Stephen Hawking</b> pasó cincuenta años de su vida intentando demostrar que Dios no existía y en el lecho de la muerte dijo que quizás un poco sí creía”. Si lo que dice  <b>Adrià Pujol</b> de <b>Stephen Hawking</b> es cierto, se le pueden aplicar al científico lo que el rey Agripa le dijo al apóstol Pablo en respuesta al intento de convencerle que Jesús es real, no un mito: “Por poco me persuades a hacerme cristiano” (Hechos 26: 28). Faltar poco para sr cristiano es lo mismo que no serlo. No se posee el Espíritu Santo que da al creyente en Cristo el don de amar. El amor de Dios en el creyente es el antídoto contra el odio. No hay otra medicina. Los sucedáneos no sirven. Los tratamientos sicológicos y las terapias de grupo, no funcionan. El llamado imperio de la ley puede atacar, juzgar,  condenar hechos concretos de odio. No siempre lo consigue porque la parcialidad de los jueces lo impide. Jamás puede atacar la causa del odio que es espiritual. A la causa, al hombre no le está permitido meter la nariz. La causa del odio solamente tiene una medicina: Jesús, no un Jesús folklórico como se evidencia en las procesiones de Semana Santa. Es el Jesús que muere crucificado en la cruz del Gólgota y resucitado en el tercer día. La sangre del Crucificado “limpia todos los pecados” (1 Juan 1: 7), incluso el del odio. Los otros remedios  son paliativos que dan la sensación de curación. La enfermedad sigue viva en el fondo del alma esperando la oportunidad de estallar con virulencia como lo hace el volcán cuando despierta de su sueño.
Octavi Pereña i Cortina



PROVERBIOS 15. 8

“Mas la oración de los justos es el gozo de Él”
Justos, rectos, son palabras que describen a aquellas personas cuyos pecados han sido lavados por la sangre de Jesús. Que por la fe en el Nombre del Señor han sido convertidos en templos del Espíritu Santo y adoptados como hijos de Dios. El Espíritu a la vez  que hace que reconozcan a Dios como el Padre celestial, les enseña a orar porque no saben cómo hacerlo. Los justos, los rectos, son personas que han sido escogidas por Dios para salvación antes de la creación del mundo.
Los justos no son personas que practican una religión. Son hombres y mujeres que saben en quién han creído. No practican por tradición una religión que no les dice nada. Viven en íntima comunión con Dios. Por la fe en Jesús muerto y resucitado conocen a Dios. No creen en un dios desconocido como lo hacían los atenienses. Son personas que como los samaritanos decían a la mujer con quien habló Jesús junto al pozo de Jacob: “Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo” (Juan 4: 42). En definitiva, los justos son pecadores que se toman en serio a Jesús y a su Padre.
“La oración de los justos es el gozo para Él”. Al Padre celestial le encanta que sus hijos se le acerquen en oración. Le place que sus hijos se le arrimen a Él con reverencia y con palabras balbuceantes le cuenten sus problemas. No le gustan las oraciones aprendidas de memoria, ni que reciten como papagayos el Padrenuestro sin tener conciencia de lo que dicen, y que lo hacen  por pura costumbre. Tampoco le placen las oraciones que son pronunciadas como precepto eclesiástico. No son palabras elaboradas y rebuscadas las que le encanta oír. Son las palabras sencillas, nacidas de un corazón que ama al Padre las que son un gozo para Él. Que el Espíritu ponga en nuestros corazones las palabras que deben pronunciar nuestros labios, pues desconocemos lo que tenemos que pedirle que sea conforme a su voluntad. ¡Somos tan torpes. Enséñanos a orar!


JUAN 9:34

“Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿Y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron”
Era sábado. Jesús ve a un ciego de nacimiento. Escupió en tierra e hizo lodo con la saliva. Con el lodo untó los ojos del ciego. Jesús lo envió al estanque de Siloé  para que se lavara. Se lavó y recibió la vista. Cada vez que Jesús obraba un milagro de sanidad en sábado, los fariseos y la casta sacerdotal ponían el grito en  el cielo porque consideraban que Jesús incumplía el descanso sabático tal como lo interpretaban los doctores de la Ley. La élite sacerdotal consideraba a Jesús como un pecador porque infringía la Ley de Dios.
Los fariseos someten al ciego que había recuperado la vista a un duro interrogatorio. El que había sido ciego, cansado de tanto acoso, les dice: “Pues esto es lo maravilloso, que no sepáis de dónde es, y a mí me abrió los ojos.  Y sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a éste oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguien abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste no viniese de Dios,  nada podría hacer” (vv.30-33).
La respuesta que dio el que había sido ciego exasperó a los fariseos que no pudieron rebatir las verdad que les espetó el nuevo vidente. Enojados, le respondieron con las palabras del texto que comentamos. Su respuesta es una declaración de superioridad de conocimientos teológicos con respecto al hombre que acababa de recibir la vista. Este hombre les viene a decir a los engreídos fariseos: yo no he estudiado teología, pero una cosa sí sé: Yo nací ciego y ahora veo. No me vengáis con monsergas.
Los fariseos que no tenían palabras con que rebatir el argumento que les había dado el ex ciego, despreciándole le dicen: “Tú naciste del todo en pecado”. Tú no mereces ser tenido en cuenta. Y haciendo gala de su supuesta superioridad, le espetan: ¿Y quieres enseñarnos a nosotros? ¿Tú quieres enseñarnos a nosotros que hemos aprendido teología a los pies de los grandes maestros de Israel? Cuando no se tienen argumentos para rebatir los razonamientos de alguien a quien se considera inferior: “le expulsaron”. “Muerto el perro se acabó la rabia”. Los fariseos se quedaron con su ortodoxia, pero no con la VERDAD.




dimecres, 9 d’octubre del 2019


JUAN 12. 35

“Andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas, porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va”
El  contexto inmediato del texto que es motivo de meditación es la resurrección de Jesús. Para que quienes decimos ser creyentes en Cristo podamos comportarnos como “hijos de luz” (v.36) es imprescindible que la resurrección de Jesús el Espíritu Santo la grave en nuestro corazón. Un conocimiento cultural de la resurrección de Jesús no convierte a quienes lo poseen en hijos de luz, de hecho, siguen estando en tinieblas porque la luz de Dios no ha resplandecido en sus corazones. ¿Cuál es la consecuencia de andar en tinieblas? No saber a dónde se va (v.35).
No ser conscientes de haber resucitado en Cristo convierte a los “cristianos practicantes” en meros religiosos que se guían por preceptos y más preceptos.  Leyes y más leyes. En hipócritas exigen que las personas sigan su ejemplo pero que no mueven un dedo para ayudar a llevar las cargas que les imponen. La religiosidad al estilo farisaico, Jesús deja bien claro en que consiste: sus practicantes son unos hipócritas. Exigen que el prójimo ande en la luz de Cristo cuando ellos andan en tinieblas. Son ciegos que quieren guiar a ciegos. De ser así ambos caen en el hoyo.  Quien anda en tinieblas no sabe a dónde va. Anda perdido en medio de un desierto sin puntos de referencia que le indiquen el camino.
Jesús nos avisa de que andemos en luz. El toque de atención que nos da el Señor es: “¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud (recipiente para medir grano o líquidos), o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero?” (Marcos 4: 21). Antes de intentar sacar a los paganos de las tinieblas, los cristianos tenemos que exponer la luz que hay en nosotros. No debemos guardarla en el almud. Tenemos que ponerla en el candelero. Así es como la irradiamos  para que por la gracia del Señor alumbre los corazones de quienes andan en tinieblas.
¡Cuán necesario es que nos demos cuenta que en muchas ocasiones no irradiamos la luz  que los ciegos esperan recibir. Damos por descontado que la salvación es obra exclusiva de Dios. No debemos olvidar, pero, que somos instrumentos en las manos de Dios para llevar salvación a los perdidos. ¡Cuán necesario es que los instrumentos estén a punto! ¡Cuánta humildad nos falta para que nos demos cuenta de que no somos lo que creemos ser!
Arrepintámonos de nuestro pecado de orgullo para que Jesús nos convierta en lámparas que irradien su luz y los que andan en tinieblas puedan salir del mundo tenebroso en que se encuentran sumidos y puedan empezar a andar en la luz de Cristo.


1 SAMUEL 18: 7

“Y cantaban las mueres que danzaban y decían: Saúl hirió a sus miles  y David a sus diez miles”
El ejército regresa victorioso de la batalla contra los filisteos. Nos dice el texto que la mujeres salían a recibir a la tropa cantando y danzando de alegría. Al rey Saúl no le agradó que de los labios de las mujeres saliesen las palabras que cita el texto que comentamos. Al rey le disgustó oír estas palabras: “Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: a David dieron diez miles, y mí miles, no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David” (vv. 8,9).
A partir de oír aquellos cánticos que entonaban las mujeres para celebrar el regreso victorioso del ejército, el afecto que sintió Saúl por David cuando se presentó ante él llevando la cabeza de Goliat en su mano se transformó en un odio enfermizo que nubló su entendimiento de tal manera que llegó considerarlo como conspirador que pretendía arrebatarle el trono.
El texto sigue diciendo: “Aconteció al otro día que un espíritu malo de parte del Dios tomó a Saúl y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como lo hacía los otros días” (v.10).
Debido a la desobediencia de Saúl al Señor “el Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte del Señor” (1 Samuel 16: 14). Para combatir la posesión satánica  los funcionarios de Saúl en respuesta a la orden que les dio de “buscadme, hora, pues, ahora, alguien que toque bien y traédmelo” (v.17). Entonces uno de los sirvientes  del rey propuso que David era la persona adecuada                     (v. 18). David fue contratado como exorcista. Se consideraba que la música era un medio adecuado para expulsar demonios.
Volvamos a la escena en  que Saúl desvariaba debido al espíritu maligno que obraba en él. David tocaba ara exorcizarlo: “Y tenía Saúl la lanza en la mano, y arrojó Saúl la lanza diciendo: “Enclavaré a David en la pared” (vv. 10,11). El Señor en su misericordia liberó a David se ser enclavado en la pared.
Los celos crean odio. El odio según Jesús es un asesinato espiritual. El Espíritu distribuye los dones para edificación de la iglesia como mejor le parece. Para evitar situaciones parecidas a la de Saúl tenemos que recibir con gratitud los dones que los hermanos reciben de parte del Señor y no nos dejemos llevar por los celos enfermizos que en vez de edificar a la iglesia perturban su funcionamiento. Cuando los dones que el Espíritu Santo distribuye  en las iglesias para su edificación  provocan celos, la iglesia en que se produce se deja guiar por la carnalidad. Luchas intestinas se producen y los hermanos no son edificados para gloria de Dios.


dilluns, 7 d’octubre del 2019


INVOLUCIÓN POLÍTICA

<b>¿Se puede  dar un giro  360 grados en la involución política?</b>
Los viñateros acostumbran a ser muy punzantes a la hora tratar situaciones de actualidad. No debe extrañarnos que sean el objeto de airadas censuras de parte de quienes se dan por aludidos por la crítica humorista. Lo mismo ocurre con las parábolas de Jesús. Sus enemigos, al sentirse aludidos por las mismas, querían deshacerse de Él. Al final, gracias a la traición de Judas efectuada en la oscuridad de la noche fue hecho prisionero, sujeto a un juicio ilegal nocturno por los jerarcas religiosos y de madrugada entregado a Pilato, el gobernador romano, para que fuera sentenciado a muerte. No todos  los viñateros ni críticos humoristas tienen un trágico final como Jesús. En algunos casos contemplan como las sedes de redacción de las publicaciones son objeto de la violencia de quienes no quieren oír hablar de la libertad de expresión. A otros se les acusa de incitación al odio. La crítica, que se le tendría dar buena acogida porque ayuda a corregir los defectos de los censurados no se recibe como se merece. Ello se debe a que el pecado no quiere que las fechorías sean conocidas.
J L Martín en una de sus jocosas viñetas nos presenta a su personaje Quico Jubilata sentado en un banco de un parque leyendo el periódico: “Sube la extrema derecha”. En la siguiente secuencia lee. “Más escaños para los populistas europeos”. En la siguiente piensa: “Los científicos todavía no han conseguido viajar al futuro”. En la que aparece el The End de la historia, sigue pensando: “En cambio a algunos políticos no les cuesta nada viajar al pasado”. Los pensamientos de Quico Jubilata son los mismos  que los de muchos. Principalmente quienes fuimos testigos de la muerte de Franco y de la transición política con la aprobación de la Constitución de 1978. Los 41 años que llevamos de democracia nos han decepcionado. En vez de habernos conducido al arraigo de los valores democráticos somos testigos de su devaluación. Tal como piensa Quico Jubilata “a algunos políticos no les cuesta nada viajar al pasado”.
¿Cuál es la causa de la involución democrática? El primer síntoma es la degradación del cristianismo. No es que antes de 1978 no estuviese degradado. Es que la esperanza de renovación política no ha ido acompañada de la reforma religiosa que acercase a la Iglesia a las fuentes del cristianismo. A partir de la legalización del cristianismo por el emperador romano Constantino con la promulgación del Edicto de Milán en el año 313 de nuestra era se acentúa la decadencia del cristianismo debido a la relación adúltera con el Imperio romano. El maridaje Iglesia-Estado fue nefasto pues rompió el vínculo conyugal que la unía a Jesús, el Señor de la  Iglesia. Con ello se acentuó la prostitución doctrinal   y la dependencia descarada del Estado. Fruto de todo ello fue que en vez de irradiar la luz de Dios difundió las tinieblas satánicas.
A medida que se fortalece la dependencia de la Iglesia del Estado se va debilitando la vinculación con Jesús que es el Señor de la Iglesia. Poco a poco se va debilitando el brillo que produce la presencia del Espíritu Santo hasta convertirse prácticamente en tinieblas totales. Quedan unos pocos vestigios de lo que fue la iglesia apostólica, insuficientes para que los que andan en tinieblas puedan recibir la luz de Dios que alumbra los corazones. La Iglesia institucional se convierte en un ciego que guía a otros ciegos. Todos ellos caen en el hoyo.
El segundo síntoma de la involución democrática es consecuencia de que la iglesia se ha convertido en un faro estropeado que no irradia la luz de Dios que el hombre pecador necesita para no chocar con los arrecifes de su entorno. El ser humano sin Jesús que es la luz que necesita, se  extravía. Pierde el norte. Ignora dónde está la meta. El caos social es el resultado de la ceguera espiritual del hombre.
Últimamente la política se ha convertido en un drama. Los protagonistas del espectáculo no saben lo que hacen. Se parecen a ciegos que se encuentran en terreno que no les es familiar y tropiezan con los obstáculos que se presentan ante ellos. Hablan mucho de recuperación democrática. Lo cierto es que son la causa del desbarajuste. Tanto los de un partido como los del otro se jactan de ser defensores de la patria. Se envuelven con la bandera. Resucitan las tradiciones patrióticas del pasado. En vez de reconocer sus errores permiten que el nudo les siga apretando el cuello. La asfixia es general.
La involución democrática no es solamente un problema de los políticos. ¿De dónde salen los protagonistas que suben en el escenario político? Son ciudadanos que andan en tinieblas que siguiendo las reglas democráticas alcanzan el poder en las distintas esferas de la Administración. La regeneración política no se conseguirá si antes no se produce la transformación  de los ciudadanos. ¿Qué   es primero el huevo o la gallina? La Iglesia que tendría que ser la depositaria de los oráculos divinos si no regresa a las fuentes del cristianismo que se encuentran en la Biblia y abandona las tradiciones humanas que por serlo son tinieblas, no cumplirá con su misión de ser luz para que los hombres se regeneren y dejen de ser corruptos. Dios, por medio del profeta nos muestra el secreto de la regeneración política: “si te vuelves, oh Israel, dice el Señor, vuélvete a mí. Y si quitas de delante de mí las abominaciones, entonces no irás de acá para allá” (Jeremías 4:1).
Octavi Pereña i Cortina

dimarts, 1 d’octubre del 2019


MANUAL PARA POLÍTICOS

<b>Los políticos están desorientados, ¿existe un manual que les enseñe a ser buenos administradores públicos?</b>
El periodista <b>Eusebio Val</b> le pregunta al filósofo <b>Robert Maggiori</b>: Los líderes políticos ¿tendrían que leer más filosofía? ¿Más poesía y más literatura? La respuesta no debe extrañarnos ya que algunos de ellos poseen un bagaje cultural muy bajo. El entrevistado responde así: “Yo diría que tienen que leer, simplemente esto, leer. No quiero dar nombres, pero si vemos a los líderes actuales, no hay muchos que hayan leído. La tradición del gobernante que se alimenta de la filosofía es clásica. Había consejeros de príncipes. Pienso que hoy esta figura ha desaparecido”.
El consejo general de la Biblia es: Examinadlo todo, retened lo bueno”                         (1 Tesalonicenses 5:21).
La filosofía, la poesía la literatura que menciona periodista, todas las especialidades del pensamiento, se encuentran cosas buenas y malas. ¿Cómo separar el trigo de la paja? La conciencia no regenerada  no es buena consejera para este menester. A menudo no distingue lo blanco de lo negro. Existe mucha confusión. Existe un guía externo que distingue el trigo de la paja con toda claridad. Se pueden tomar decisiones correctas que eviten los arrecifes que se presentan a lo largo del camino. En concreto los políticos deberían ser lectores concienzudos si es que desean dignificar el oficio.
El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia de Roma sobre las autoridades civiles lo hace en estos términos: “Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad si no de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (13:1). El apóstol sigue diciendo más cosas respecto a las autoridades que requiere discernimiento espiritual que otorga el Espíritu Santo: “Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella. Porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, pues no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (vv.3, 4). Estos versículos son de mal digerir si se tiene en cuenta el contexto político  en que se escribieron. Los emperadores romanos se caracterizaban por su crueldad y, los cristianos a pesar de ser buenos ciudadanos padecían en sus propias carnes los efectos de su crueldad. Este texto se encuentra en las páginas de la Biblia para que reflexionemos en las situaciones más críticas del quehacer político.
Los ciudadanos, a pesar de las fechorías de los gobiernos deben comportarse así: “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto” (v.7).
A los gobernantes Dios los ha colocado en el lugar que Él ha dispuesto con el propósito de que administren justicia. Por el hecho de ser pecadores, a sabiendas o por ignorancia, se equivocan a la hora de administrar los asuntos públicos. Pueden decantarse hacia del nepotismo, el favoritismo, pueden darse a las corruptelas…<b>Robert Maggiori</b> no es lo suficiente claro cuando dice que los políticos “tendrían que leer, simplemente leer”. ¿Únicamente filosofía, poesía, literatura cómo le sugiere su entrevistador?
El profeta Oseas escribe: “Mi pueblo se ha destruido por falta de conocimiento” (4: 6). ¿Qué conocimiento le falta al pueblo cuya presencia aporta prosperidad?
El pueblo de Israel llevaba cuarenta años vagando por el desierto. Se acerca la hora de entrar en la Tierra Prometida. Moisés, como buen líder que era tiene visión de futuro. Escribió: “Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te da, y tomes posesión de ella, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están a mi alrededor” (Deuteronomio 17:14). En nuestra cultura laica que nos hace prescindir totalmente de la dirección de Dios nos hará pensar que está fuera de lugar lo siguiente: “Pondrás por rey sobre ti al que el Señor tu Dios escoja” (v. 15). ¿Quién conoce el corazón de las personas? Nosotros nos fijamos en lo externo de ellas. Por experiencia ya conocemos cómo responden aquellos a quienes hemos dado nuestro voto. Sus promesas electorales se convierten en papel mojado. Si te he visto no me acuerdo. No tenemos derecho a quejarnos por el resultado de nuestra elección precipitada. No hemos consultado a Dios que es quien conoce perfectamente lo que hay en el hombre y pagamos las consecuencias.
El político ideal es aquel que “cuando se siente” (en la butaca de la autoridad), “entonces escribirá para sí un libro, una copia de esta ley, del original que está al cuidado de sacerdotes y levitas” (hoy los políticos tienen la Biblia al alcance de su mano a precio asequible),” y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estatutos para ponerlos por obra, para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento ni a derecha ni izquierda” (vv.18-20). En nuestra sociedad hacen falta políticos de esta especie y que se hagan suyas las palabras de <b>Josiah Holland</b>: ¡Dios, danos hombres! /Un tiempo como este pide/ Mentes fuertes, corazones grandes,/Fe auténtica y manos dispuestas,/ Hombres a los que la codicia del  cargo no los mate,/Hombres a quienes el botín del cargo no los compre, /Hombres que piensen y tengan voluntad, /Hombres de honra, hombres que no mientan”.
Octavi Pereña i Cortina



LUCAS 11: 13

“Pues si vosotros siendo malo, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará el Espíritu Santo a los que se lo piden”
Con estas palabras Jesús deshace el concepto muy extendido entre los pecadores que no creen en Él, que el hombre es esencialmente bueno y que si hace mal se debe a factores externos a él. Las palabras de Jesús dictan sentencia respecto a la maldad del ser humano, aseguran que la imagen y semejanza de Dios en que fue creado el ser humano, el pecado de Adán no la echa toda por la borda. Deteriorada, sí. Aniquilada no. Queda un pequeño rastro de ella que es lo permite que Jesús pueda decir que siendo el hombre malo pueda hacer buenas obras.
Lo que el texto que comentamos dice que si los hombres en determinadas circunstancias pueden hacer buenas obras,  con mayor motivo Dios que es santo y justo, misericordioso y un largo etcétera, ¿no hará el  bien a quien se lo pida?
Las buenas obras de los hombres están manchadas por el pecado. El corazón de la persona que las hace está manchado por el pecado. El bien realizado es relativo. Sus efectos no son de larga duración. El bien que hacen es limitado. Ayudan a hacer más llevadera la vida en la tierra. Con la llegada de la muerte sus efectos no van más allá el sepulcro.
La segunda parte del texto dice que nuestro “Padre que está en los cielos dará el Espíritu Santo a los que se lo piden”. Diferenciándose de las buenas obras que hacen los hombres que tienen efectos temporales, la duración del bien que el Padre hace a los hombres en eterno. El Espíritu Santo sella el corazón del creyente en Jesús con la garantía de que es un hijo de Dios por adopción, lo cual le permite exclamar con convicción: “Padre mío que estás en el cielo”. Un hijo que ama al Padre celestial puede acercarse a Él con toda la confianza de que su petición será escuchada y contestada en el momento oportuno, aun cuando a veces la respuesta sea no.
El Padre celestial no es como los temporales que les molestan las exigencias de los hijos. El Padre de nuestro Señor Jesucristo y nuestro, escucha atentamente. Siempre a punto para escuchar nuestros gemidos y con su gracia suavizar el dolor que hay en el corazón. No dudemos nunca que los oídos del Padre eterno están siempre dispuestos a escuchar nuestras peticiones aunque a veces no sean coherentes. Sabe cuáles son  las intenciones de nuestro corazón. antes de hablar ya sabe lo que le vamos a pedir.


JUECES 14: 3

“Tómame esta por mujer porque ella me agrada”
Estas palabras las dice Sansón a sus padres. Sansón había visto a una mujer de los hijos de los filisteos” (v.1). Amor a primera vista. En el matrimonio la atracción física juega un papel importante que no debe prevalecer por encima de la Palabra de Dios. La palabra es clara: los padres israelitas tenían terminantemente prohibido dar a sus hijos e hijas en matrimonio con los hijos e hijas de los filisteos. Los padres de Sansón dijeron a su hijo: “¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? (v.3).
No puede negarse que Sansón fue un verdadero hijo de Dios. Hebreos 11: 32 lo sitúa en la galería de los hijos de la fe. Pero no fue perfecto. Su debilidad fueron las mujeres de los incircuncisos. Del apóstol Pablo son estas palabras: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿ Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6: 14).
El hecho de que la historia de Sansón haya quedado registrada en las páginas de la Biblia, significa que no lo ha sido para distracción del lector, sino para instrucción de  posteriores generaciones de adolescentes cristianos para que no se equivoquen a la hora de buscar marido o esposa. A pesar de sus proezas, Sansón como hijo de Dios moralmente fue un fracaso. Su carnalidad prevaleció por encima de la obediencia a sus padres. Peor aún: su desobediencia a la Palabra de Dios que le decía con quien no tenía que casarse. Lo cual le llevó a mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. En nuestro tiempo, con la libertad sexual prevaleciente, la Palabra de Dios y en concreto sus enseñanzas sobre sexo pueden parecernos anacrónicas. Su vigencia no ha caducado. La relación sexual debe guardarse para el matrimonio. Asimismo quedan prohibidas las relaciones sexuales extraconyugales.
Sansón no fue polígamo. Fue monógamo en diversas ocasiones infringiendo la ley de Dios. Sus aventuras sexuales le llevaron a un final desdichado. A los jóvenes cristianos: ¿a dónde les lleva su sensualidad a buscar pareja. Si son verdaderamente cristianos buscarla entre los infieles  no les será provechoso. La luz y las tinieblas no pueden caminar juntas. En lo esencial estarán a años luz de sus parejas, lo cual les impedirá gozar como debería ser la comunión con el Señor. Podrán recibir el perdón del pecado, pero las con secuencias del pecado permanecerán durante toda su vida.