dilluns, 29 d’abril del 2019


JEREMIAS 4:3

“Porque así dice el Señor a todo varón de Judá y de Jerusalén: Arad camino para vosotros, y no sembréis entre espinos”
Un encargo que el profeta Jeremías transmite a quienes están interesados en crecer espiritualmente. Para quienes desean permanecer tal como están. Quienes no quieren luchar porque consideran muy peligroso emprender una guerra espiritual, que no sigan leyendo. Quienes no estén satisfechos con su condición actual con la colaboración del Espíritu Santo, la lectura de este comentario es posible que les ayude a crecer espiritualmente.
El profeta nos presenta un panorama agrícola y nos ofrece un trabajo a realizar: Arar. Un objetivo. No sembrar entre espinos. Debido a la maldición que cayó sobre la tierra por el pecado de Adán, arar es un trabajo fatigoso que produce sudor. Arar es un trabajo que  exige esfuerzo. Quien no dese esforzarse y sudar que se quede en casa tumbado en el sofá viendo la televisión. Quienes no estén satisfechos con su estado espiritual actual y deseen cambiarlo, que cojan el arado y emprendan la labor de arar en su corazón para no sembrar entre espinos. Debido a que Satanás, el enemigo de nuestra alma no duerme nunca, cuando nosotros dormimos se encarga de sembrar simiente de malas hierbas en nuestro corazón. La tarea de labrar no se hace una sola vez al año, debe repetirse cada día. Debe empezarse de madrugada confesando nuestros pecados a Jesús para que su sangre derramada en la cruz del Gólgota los borre todos, con lo que se consigue eliminar las malas semillas que el maligno ha esparcido en nuestro corazón. Leer la Biblia y meditar en la lectura realizada es un buen desayuno que nos dará fuerzas para emprender la jornada sin desfallecer emprendiendo las tareas previstas y las imprevistas que se presenten.
¿Por qué es tan importante arar para no sembrar entre espinos? Cuando Jesús narra la parábola del sembrador dice que “parte (de la simiente) cayó entre espinos y los espinos crecieron y la ahogaron” (Mateo 13:7). Jesús explica el significado: “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra y se hace infructuosa” (v.22). He ahí la importancia de arar el corazón para no sembrar la palabra de Dios entre espinos. Ello nos liberará del afán de este siglo y del engaño de las riquezas que son el veneno que destruye al hombre que no cuida como se merece mantener limpio el corazón de espinos.


JUAN 8:8

“Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros, y quedó sólo Jesús y la mujer que estaba en medio”
Los hombres que llevaron ante Jesús a la mujer sorprendida en adulterio lo hicieron como jueces injustos, ¿Dónde se encontraba   el hombre que estaba con la mujer cuando fue sorprendida en adulterio? La mujer culpable. ¿El hombre no?
¿Quiénes eran los hombres que trajeron a la adúltera ante Jesús? Escribas y fariseos. Personas que se consideraban estrictos cumplidores de la Ley de Moisés. Eran de aquellos que no querían tener contacto con pecadores para no contaminarse. ¡Este celo no les impide coger a la mujer pecadora para llevarla ante Jesús para que la condene!
Los cristianos no somos ciegos que guían a ciegos para que todos caigan en el hoyo. Éramos ciegos como Bartimeo y los otros ciegos a quienes Jesús les devolvió la vista. Lo ha hecho y vemos. Vemos la realidad tal como es realmente. Sin deformarla por no tener ningún defecto de visión. La realidad nos hace ver que, aun cuando Jesús nos ha perdonado y su sangre derramada nos ha limpiado todos nuestros pecados, la verdad es que seguimos siendo pecadores y que no debemos comportarnos como fariseos que ven la mota en el ojo del vecino e incapaces de ver la biga en el propio.
Como Jesús nos ha devuelto la vista vemos los muchos adulterios que se cometen a nuestro alrededor, pero no podemos ser ultra ortodoxos porque esta actitud nos convertiría en cristianos fariseos. Jesús pone el adulterio en el lugar que le corresponde cuando afirma que se comete adulterio con solo mirar a una mujer para desearla. ¿Dónde se encuentra el hombre que en su corazón jamás haya puesto los ojos en la mujer ajena para codiciarla? Este hombre no existe. En este sentido Jesús tiene que decir a los fariseos cristianos lo mismo que dijo a los escribas y fariseos que le presentaron a la mujer sorprendida en adulterio para que la condenase: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. Es una acusación que traspasa el alma  que puede producir dos efectos. El uno es el que produjo en los escribas y fariseos del relato  que acusados por su conciencia abandonaron el escenario, avergonzados sí, pero no arrepentidos, como tampoco lo fue Judas que abandonó el cenáculo de noche poseído por Satanás. El otro efecto es el que nos hace exclamar: ¡Señor, ten piedad de mí que soy un pecador! Esta postura convierte a los jueces en médicos que buscan la salvación de los adúlteros de nuestros días. ¡Cuántos médicos no se necesitan!



dimarts, 23 d’abril del 2019


SENTIDO POSITIVO DE LAS ENFERMEDADES

<b>La enfermedad compartida con Jesús por la fe es una fuente de consuelo y de crecimiento espiritual<b>
A <b>Josep Tabernero</b> que dirige el Valle de Hebrón Instituto de Oncología, el periodista <b>Josep Corbella</b>  le dice: - ¿Una pregunta por la que no tenga respuesta? El doctor le responde: “La injusticia de las enfermedades”.
¿Son injustas las enfermedades? Puede que nos disgusten por los inconvenientes y sufrimientos que provocan. Injustas no, porque son la consecuencia de un acto de nuestra voluntad libremente ejercido cuando todavía estábamos en el seno de Adán. Me explicaré. La enfermedad no es la consecuencia de un defecto de fabricación. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1: 31). Originalmente el ser humano no enfermaba. Empezó a padecer la dolencia en el momento en que desobedeció al Creador. Conservarse inmortal dependía de la obediencia a la prohibición de no comer “del árbol del conocimiento del bien y del mal” (Génesis 2.17). Gracias a la desobediencia de Adán se implantó en nuestro corazón la raíz de la anarquía, la ausencia de autoridad. No queremos autoridad alguna por encima de nosotros. Deseamos ir a nuestro aire sin que nadie interfiera en lo que consideramos nuestra libertad. La situación es tal como es y nuestra obstinación a no aceptar la realidad no hace más que perjudicarnos.
Comparemos al Creador con un fabricante. Junto con el artículo comprado le acompaña un manual de instrucciones para que el artilugio adquirido funcione bien. Volvamos al Edén. Adán y Eva gozaban del idílico jardín donde disponían de todo excepto “el árbol del conocimiento del bien y del mal” porque el día que comas de él ciertamente morirás. Adán no tuvo en cuenta las instrucciones del manual: Adán murió y como cabeza de toda su descendencia que estaba en él, ésta nace con el germen de la muerte instalado en ella. Perdieron la vida eterna que gozaban y con su pérdida se implantó la muerte y con ella la presencia de enfermedades que certifican nuestra finitud. Discrepando del <b> Dr. Josep Tabernero</b>  y de quienes con él consideran la enfermedad una injusticia, creo que es una justicia. Como anarquistas que somos podemos rebelarnos contra la autoridad de Dios y golpear nuestras cabezas contra una pared en nuestra obcecación. Lo cierto es que Dios sigue sentado inmutable en su trono riéndose de la insensatez humana.
Las leyes sirven para que el orden se mantenga y así evitar la confusión y el caos social. Las leyes humanas por imperfectas son mudables. Periódicamente deben revisarse y modificarse porque se han quedado obsoletas con el paso del tiempo. La Ley de Dios es inmutable: “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18). La Ley de Dios no puede modificarse. No se puede poner ni sacar nada de ella. El siguiente texto también forma parte de la Ley de Dios. “Porque la paga del pecado es muerte, mas el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”  (Romanos 6:23).
Tan pronto como Adán pecó se manifestó la misericordia de Dios anunciando la venida del Mesías que destruiría el descalabro realizado por el pecado. Los profetas anunciaron el poder curador del Mesías: “Ciertamente llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores, y nosotros lo tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53: 4,5). Llegado el cumplimiento del tiempo, en Belén, un pueblecito de Judea se encarnó el Hijo de Dios en la persona de Jesús. Es pública y notoria la misericordia que manifestó curando enfermos, expulsando demonios…y declarando que ofrecía vida eterna a quienes creyesen en Él. En la cruz, Jesús, el Mesías “fue molido por nuestros pecados. La restauración definitiva de los efectos de la muerte iniciada en el Edén no será efectiva hasta el día de la resurrección. En tanto no llegue este día hemos de lidiar con las enfermedades, consecuencia de nuestra desobediencia estando en Adán.
Ante la situación trágica ocasionada por nuestra mala cabeza, no estamos solos en medio de este desierto hostil en que habitamos. Por el Espíritu Santo tenemos a nuestro alcance a Jesús misericordioso. Una plegaria nos une a Él. Para que una oración sincera salga de nuestros labios para implorar misericordia en el momento del dolor, es preciso que creamos que Jesús es el Mesías escogido por Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo para deshacer las obras del pecado y del diablo. <b>Paul Cloel</b> expresa muy bien esta situación de espera en que nos encontramos, cuando escribe: “Dios no ha venido para eliminar el sufrimiento, ni para explicarlo. Ha venido para llenarlo, y darle sentido con su presencia”.
Rebelarse contra lo que se considera “la injusticia de las enfermedades”, lo que se consigue es crear un infierno que causa más dolor que la misma enfermedad. Gritar con odio y alzar los puños hacia el cielo  contra Dios porque se le considera culpable de nuestro dolor, no resuelve el problema, lo empeora. Quien tenga la experiencia del salmista, podrá decir con él: “Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica. Está atento, y respóndeme, clamo en mi oración, y me conmuevo”                            (Salmo 55:1,2). El salmista encuentra en Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo el consuelo en los momentos difíciles y la seguridad de no estar desamparado. En Jesús, al sufriente sólo le separa una oración de Dios.
Octavi Pereña i Cortina




SALMO 69:6

“No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Dios de los ejércitos, no sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel”
Este texto pone de manifiesto la responsabilidad que tienen los cristianos de vivir en santidad. Sabemos que los descendientes de Adán cuando nacen lo hacen infectados por el pecado y siendo hijos del diablo y como tales enemigos de Dios. Dicha prole podrá ser religiosa porque a pesar de haber perdido la imagen de Dios no se ha borrado del todo, todavía le queda un anhelo de Dios aun cuando sea buscarle por caminos equivocados. Son responsables de ser seguidores del diablo y de querer hacer su voluntad. Jamás por propia voluntad desearán librarse de la red que los retiene cautivos del diablo.
El texto que comentamos debería motivarnos a no desear ser causa de que algún pecador no busque al Señor debido a nuestro comportamiento impropio de un hijo de Dios. Ya sé que los verdaderos cristianos son pecadores cuyos pecados han sido lavados por la sangre de Cristo. A pesar de ello seguimos siendo pecadores. Antes de nuestra conversión a Cristo amábamos el pecado y nos complacíamos en él. No podíamos hacer  otra cosa pues nuestra naturaleza nos impulsaba a ello. Ahora que estamos en Cristo la cadena que nos unía al diablo se ha roto. La presión que ejercía sobre nosotros se ha quebrado. Nuestra voluntad ha sido liberada y podemos decidir entre el bien o el mal. Nuestra decisión debería ser siempre a favor del bien, pero…no siempre es así. El apóstol Pablo luchó contra este problema. (Romanos 7: 14-23). El apóstol acaba su descripción de la lucha contra el pecado que a un permanece en él con este cántico de victoria: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo con la mene sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado” (vv.24, 25). Si en el interior del alma persiste esta lucha espiritual el resultado será el crecimiento en santidad. Si nos encontramos en punto muerto significa que no hay lucha con lo que crece la comodidad y disminuye el buen testimonio que tenemos que dar. Con ello se consigue que los incrédulos blasfemen el Nombre de Dios por nuestra causa. De ello somos responsables y tendremos que dar cuenta a Dios cuando nos presentemos ante su presencia para dar cuenta del bien y del mal que hagamos cometido estando en la carne.


PROVERBIOS 17: 22

“El corazón alegre constituye buen remedio, mas el espíritu triste seca los huesos”
La sociedad actual se caracteriza por el incremento de enfermedades mentales que podríamos resumir en una sola palabra: Estrés. La forma de vida actual, valga la redundancia es muy estresante, es decir, se vive sometidos  a una fuerte presión que si no se disminuye acaba con hacer añicos el sistema nervioso.
Indudablemente la causa de la pandemia mental que comentamos se debe a que la sociedad se ha hecho atea. Permanecen restos de un pasado religioso intenso que ha desaparecido. Permanece el envoltorio de este pasado religioso pero sin  el espíritu que lo hizo fuerte. Permanecen tradiciones  lúdicas que se consideran culturales pero carentes de la esencia que les dio vida. Un signo de esta decadencia espiritual tal vez lo podría ser el incendio de la emblemática Notre Dame de París convertida en una máquina de hacer euros con la afluencia de turistas que la visitan. La vacuidad de los templos emblemáticos como los sencillos se han convertido en edificios carentes de alma.
La religiosidad folclórica es otro síntoma de que la religión aunque se diga que está viva lo cierto es que se encuentra en un avanzado estado de descomposición. La evidencia de tal hecho es el domingo, un día entre siete para descansar y buscar a Dios ha perdido su razón de ser. El día del Señor en vez de ser una jornada dedicada al recogimiento y a la reunión con otras personas para escuchar la predicación de la Palabra de Dios que es el pan y agua que necesita el alma se ha convertido en un frenesí en busca de nuevas sensaciones que lo que hacen es reforzar las tensiones de los seis días laborables.
“Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz dijo mi Dios, para los impíos” Isaías 57: 20, 21). Tal vez nos sean más familiares las palabras de Jesús: “La paz os dejo, mi paz o doy, yo no s la doy como el mundo la da” (Juan 14: 27). Fuera de Jesús no hay descanso para el alma. Como dice el profeta, sin la paz de Dios el alma es como el mar en tempestad. En vez de ir a Jesús para que calme la tempestad del alma como aquietó las embravecidas aguas del Mar de Galilea, se refugian en las pastillas que receta el médico que en  vez de resolver el problema lo agravan porque se busca el remedio fuera de Jesús que es el único que puede calmar el alma turbulenta.



dilluns, 15 d’abril del 2019


ISAÍAS 3: 11

“¡Ay del impío! Mal le irá, porque según sus obras le será pagado”
El malhechor cree que porque Dios no trata inmediatamente su fechoría   tal como se merece, piensa que, o bien Dios no existe, o que si existe le es indiferente que los hombres hagan el bien o el mal. Según las Escrituras esta forma de pensar es mortífera, porque sí que existe un único Dios justo que pasará cuentas en el momento en que Él lo crea oportuno.
El texto de Isaías que comentamos  alerta a quienes creen que su maldad quedará impune, que pueden seguir haciendo el mal porque su impiedad no será juzgada ni condenada. El mencionado texto dice con claridad insuperable: “¡Ay el impío! Mal le irá, porque según sus obras le será pagado” “¡Ay del impío!”. Es el grito de dolor que siente el profeta por la catástrofe que se cierne sobre los hombres si persisten en sus caminos de maldad. No. Dios no se ha ido de vacaciones para descansar del cansancio que le produce juzgar. Tampoco no ha abandonado su trono para desentenderse de su función de Juez justo.
El apóstol Pedro nos explica la casa de la aparente desidia de Dios: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la llaman por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). De este texto tenemos que destacar la paciencia de Dios a la hora de ejecutar la sentencia condenatoria. Envía una y otra vez mensajeros que digan a los hombres a que se arrepientan de sus pecados y se vuelvan a Él porque desea su salvación y no su condenación. Cuando considera que el tiempo de gracia que concede a los hombres se ha agotado y que es imposible su arrepentimiento, es entonces es cuando cumple la sentencia.
El apóstol Juan describe el infinito amorque siente por los pecadores cuando escribe: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino que el mundo sea salvo por Él” (Juan 3: 16,17). Amado lector, tú que tienes la oportunidad de leer este mensaje  significa que Dios te brinda una nueva oportunidad de creer en Jesús como tu Salvador. Confiésale tu pecado y recíbelo como a tu Salvador y recibirás la vida eterna. En Jesús la sentencia de condenación se convierte en absolución.


1 SAMUEL 8:3

“Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho”
El profeta Samuel fue un gran siervo de Dios. Como todos los santos tuvo sus errores debido a que aquí en la tierra no se alcanza la santidad perfecta. Una de las peculiaridades de la Biblia, en ello se ve la mano de Dúos, es que no rehúye denunciar los pecados de sus siervos que destacan. Ana la madre de Samuel consagró a Dios a su hijo y estuvo al servicio del sacerdote Elí que en su vejez no reprendía a sus hijos como debía. ¿Aprendió Samuel de su maestro Elí ya que también desechó la responsabilidad de reprender a sus hijos? Si lo aprendió o no de Elí no es lo más importante. Lo que si debe interesarnos saber es que sus hijos “no anduvieron por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho”.
Tanto el sacerdote Elí como Samuel ocuparon cargos públicos en la iglesia del Señor y pusieron en ellos a sus hijos a sabiendas de que no eran aptos para desempeñarlos. Ello acarreó gravísimos perjuicios a la iglesia. Ambos padres cometieron el pecado de nepotismo al poner a dedo a sus hijos en la dirección de la iglesia.
El que la Biblia mencione estos dos casos de nepotismo no es casual. El Señor quiere que los cargos en las iglesias los ocupen verdaderos siervos suyos. Es obligación de las iglesias velar para que la elección de las personas que vayan a ocupar las vacantes no avergüencen a las iglesias porque quienes los ocupen no reúnan los requisitos morales ni doctrinales para desempeñarlos para la gloria de Dios  y el bien de los hombres. Es responsabilidad de cada uno de los miembros de una iglesia velar para que las personas elegidas sean las adecuadas. Ello requiere buscar intensamente la voluntad del Señor, que sabe lo que hay en el corazón,  para que muestre quienes deben ser las personas que deben ocupar el cargo de pastor y maestros de Escuela Dominical u otras funciones, porque en todas ellas deben situarse hombres y mujeres que sean verdaderos siervos de Dios.
Uno de los grandes males que afectan a muchas iglesias es haber cambiado Teocracia por Democracia. Teocracia significa gobierno de Dios. Democracia gobierno del hombre. Cuando una iglesia se hace democrática  el hombre se hace grande y a Dios se le convierte en un enano. En este caso Dios no es el Señor de la iglesia. Se le convierte en un títere que se pretende manejarlo a conveniencia. Pero el Señor que es el único Señor de la Iglesia, a las iglesias que se democratizan les dice que “conoce sus obras, que tienen nombre de que están  vivas, y estáis muertas” (Apocalipsis 3:1). Lector, si la iglesia a la que perteneces tiene nombre de que está viva pero está muerta aún está a tiempo de arrepentirse para que el Señor pueda bendecirla  y ser utilizada para la gloria de su Nombre.



dilluns, 8 d’abril del 2019


LUCAS 14: 10

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”
¿Por qué se dan tan pocas respuestas al anuncio del ·Evangelio? La razón es muy sencilla. Las personas en general no se consideran espiritualmente enfermas. Los centros de atención primaria de salud están llenos a rebosar. Los hospitales están  a tope. Los presupuestos dedicados a la sanidad no paran de crecer. Se necesitan  construir nuevos hospitales y ambulatorios o ampliar los existentes. En cambio, la asistencia a las iglesias es ínfima. Ello se debe a que las personas en general no se consideran enfermos del alma. No necesitan ir al Médico. Ni a la iglesia que es donde se expende la receta que el Médico divino rellena. El ·Facultativo escribe en el documento: Mi sangre que derramé en el Gólgota te limpia todos tus pecados. Si la crees te doy vida eterna.
Ni la iglesia ni el predicador buscan y salvan lo que se había perdido. Son el cauce autorizado por Jesús para transmitir las Buenas Noticias de Salvación. ”Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Las iglesias deben anunciar este único Nombre que salva porque si es voluntad de Dios el mensaje predicado se convierta en Palabra de Dios que no vuelve a Él de vacía.
Se debe tener mucho cuidado de no pervertir el propósito del Hijo del Hombre  de buscar y salvar lo que se había perdido. Con demasiada frecuencia se deprava el mensaje que debe proclamarse añadiendo a Cristo: la existencia obligada a los cultos, obediencia a los pastores, diezmar, etc. Todo ello es conveniente y necesario. Recuerdo al lector que la asistencia a los cultos, el diezmo, la obediencia a los pastores, no salva. Todo ello debe ser la consecuencia de ser una oveja extraviada que Jesús el Buen Pastor ha encontrado y añadido a su rebaño. Por cada oveja que Jesús encuentra, gran gozo hay en el cielo. Jesús como Buen Pastor que es pastorea su rebaño en lugares de delicados pastos y lo hace descansar junto a aguas de reposo.  Cuando la placidez se convierte en un valle de sombra de muerte, que en un momento u otro así será, la vara y el cayado del Buen Pastor infundirá aliento. Amado lector, no lo olvides nunca: solamente Jesús salva.


SALMO 65: 2

“Tú oyes la oración, a ti vendrá toda carne”
El salmista nos da ejemplo de conocimiento de Dios. “Tú oyes mi oración”. Da la impresión de que el salmista más que la respuesta lo que le importa es de que el Señor le escucha. Es muy importante de que tengamos certeza de que el Señor atiende nuestras súplicas. Viviendo en un mundo carente del amor de Dios, en el que existe una profunda indiferencia de los unos hacia los otros, nos damos cuenta que nadie nos atiende, nos produce un gran gozo que a pesar de nuestra insignificancia descubrimos que a Él le importamos. La posibilidad de que oiga las plegarias de los hombres no se limita a un pequeño número de personas. “A ti vendrá toda carne”. Si Dios no oye a todo el mundo no se debe a que no quiera escuchar, sino al hecho de que no se dirigen a Él con la humildad de corazón que se necesita para ser escuchado, o porque las súplicas que se le dirigen están tan cargadas de pecado no arrepentido que han taponado los oídos del Señor que le impide oír. Si queremos ser escuchados no podemos acercarnos a Él con altivez de corazón, sino con un corazón contrito y humillado, que es el requisito que Dios nos impone para que los oídos de Dios estén dispuestos a escucharnos.
Todas las personas que el Padre ha dado al Hijo son las que van a Él. El salmista lo expresa con estas palabras: “Bienaventurado el que tú escoges y atraes a ti, para que habite en tus atrios, seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo”. El salmista expresa su  relación íntima con Dios con el lenguaje propio del Antiguo testamento. Cuando escribe “para que habite en tus atrios” quiere decir estar en presencia de Dios ya que el templo de Jerusalén era el lugar en donde moraba  el Señor entre su pueblo. Ahora que el templo no existe se encuentra en las mansiones celestiales junto el trono de Dios en donde Jesús intercede por su pueblo en la tierra. El hecho de que la sangre de Jesús haya limpiado todos los pecados de su pueblo, éste es santo a los ojos del Padre y porque estamos en el Hijo somos bienvenidos a su presencia. Somos saciados de los bienes divinos. ¡Qué bendición saber que nuestras oraciones son escuchadas por nuestro Padre celestial! Que ante la indiferencia humana sabemos que en Él los oídos de Dios siempre están atentos a escucharnos.





dilluns, 1 d’abril del 2019


CEGUERA ESPIRITUAL

<b> Debe distinguirse entre sabiduría y cultura. La sabiduría hace a las personas honorables, la cultura lleva a la confusión de nuestros días</b>
Dos viñetas que representan  España y el estado en que se encuentra. Una es de <b>Kap</b>: el barco España se hunde y <b>Pedro Sánchez</b> se aleja de la nave remando cabalgando sobre una urna. La otra es de <b>El Roto</b> en donde solamente aparece un navío en medio de una fuerte tempestad. Le acompaña esta frase: “Para evitar el naufragio, el capitán hunde el barco…” Ambos mensajes dicen lo mismo: España no va bien.
Otra viñeta de <b>El Roto</b>. Un hombre agachado hace de base de un televisor. En la pantalla se puede leer:   “NO ABANDONEN EL TELEVISOR, los estamos programando”. Otra de <b>Flavita Banana</b>: Un periodista con el micrófono en la mano entrevista a un anciano con un bastón en la mano. El entrevistado le dice: “Primero fue votar, ahora tengo que opinar, qué será lo próximo? ¿¿PENSAR?? Hoy va de viñetas. Otra de <b>EL ROTO</b>. Una  cara con los ojos cerrados pensando. El comentario. “Todo va bien, todo va bien. No bran los ojos”.
Me imagino que diariamente deben publicarse millares de mensajes de este estilo. La reacción de los gobiernos legislando leyes mordaza o inventándose eso de “instigación al odio” con la finalidad de que periodistas, filósofos, población en  general, con la finalidad de que vayan repitiendo: “Todo va bien, todo va bien” para que se lo piensen dos veces antes de decir algo que no agrade al gobierno de turno.
Durante la dictadura de Franco circulaba este chiste: Un representante del Régimen, en un discurso que pronunciaba iba explicando las maravillas económicas que se daban durante el gobierno del dictador.  Cada vez que el conferenciante anunciaba la inauguración de un pantano, de una fábrica, de un canal…Uno de los asistentes al acto con un movimiento de la cabeza negaba lo que estaba diciendo el orador. Éste molesto por esta actitud se dirige al “negacionista”, diciéndole: “Cada vez que anuncio esta o aquella inauguración  usted lo niega. “Verá” dijo el interpelado, “yo soy viajante y he pasado por todos estos lugares y no he visto nada de lo que usted menciona”. El orador le responde: “Viaje menos y vea más el NODO”. Una sonrisa tal vez. Es una realidad. Se nos está programando como dice el texto televisivo.
No solamente España. El mundo en general no funciona bien. A esta conclusión no soy yo solo en llegar. Son infinidad las personas que llegan a la misma conclusión. Si alguien no se lo cree, con ver la televisión o limitarse en leer los titulares de los periódicos, le bastará para darse cuenta de la deformidad del entorno.
Se pretende darle la vuelta al calcetín, legislando. Si no es suficiente, la solución se encuentra en los decretos ley de cada viernes de inmediato cumplimiento. Existen infinidad de leyes que deben cumplirse que una vez publicadas en el BOE se mueren de asco en el fondo de un cajón cubiertas de papelorio sin que nadie se acuerde de su vigencia, de que no han caducado. Al cabo de algunos años a alguien se le acude hacer sábado del cajón y encuentra la ley en cuestión cubierta de telarañas. La desempolva, la lee y piensa que con algunos retoques se podrá  aprovechar. La presenta en la reunión de ministros de los viernes. Con algunos retoques se aprueba por unanimidad una ley que ya era vigente. Exagero, sí. Lo que pretendo es que por más leyes que se aprueben no se le dará la vuelta al caos existente. Que el ser humano no puede cambiar una situación que es de origen espiritual. Está bien legislar con cautela pero no confiar en que las leyes vayan a cambiar el desastre vigente.
A las personas que pretenden arreglar el mundo ignorando la realidad espiritual Jesús las considera “ciegos guías de ciegos, y si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el  hoyo” (Mateo 15:14). Por nacimiento natural, cuando venimos a este mundo lo hacemos como ciegos espirituales incapaces de ver la realidad espiritual cuyo desconocimiento nos conduce a la confusión actual. Nos comportamos como ciegos que guían a ciegos. Todos nos caemos en el hoyo. Debido a la ceguera espiritual de la mayoría de las personas la Biblia nos dice que iremos de mal a peor. A esta situación no se le puede dar la vuelta de no ser que la mayoría de personas recuperen la vista. Eso no ocurrirá porque la Escritura también nos dice que las personas que recuperan la vista siempre serán minoría. Seamos, pues, realistas. Por la gracia de Dios siempre habrá ciegos que como el ciego Bartimeo al oír que Jesús pasa cerca de ellos le llaman. Jesús se les acerca y les pregunta: ¿Qué queréis que haga con vosotros? Le responden: “Señor, que veamos” (Marcos 10: 46-52). Cualquier ciego espiritual que sea consciente de su ceguera y le dice a Jesús: “Señor, que vea”, le sucederá lo mismo que le ocurrió al apóstol Pablo que en el momento que creyó en Jesús “le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista” (Hechos 9:18).
¿Quiénes van al oftalmólogo? Quienes ven bien o consideran que su visión es correcta, se quedan en casa tumbados al sofá mirando la televisión. Los Bartimeos de hoy al oír que Jesús pasa cerca de ellos se levantan rápidos y se abalanzan sobre Jesús gritando: “¡Señor, que vea!”.
Octavi Pereña i Cortina



2 CRÓNICAS 15:2

“El Señor estará con vosotros, si vosotros estuvieseis con Él, y si lo buscáis, será hallado de vosotros, mas si lo dejáis Él también os dejará”
Las malas lenguas dicen que el calvinismo con el énfasis que pone en la predestinación convierte a los nominados calvinistas en pasotas, afirmando que si todo está preestablecido, ¿para qué evangelizar? Quienes  semejantes deslices cometen se dejan en el tintero que los llamados calvinistas somos personas de toda la Biblia porque “toda la Escritura es inspirada por Dios, a fin que el hombre de Dios sea perfecto enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 16,17). Se me puede considerar calvinista pero ante todo soy un cristiano que como dice el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo cree en toda la Escritura, tanto lo que dice respecto a la predestinación, de la salvación exclusivamente por la fe sin excluir las “buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). Como dice Santiago: “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? (Santiago 2:20). Con lo dicho creo que es suficiente para demostrar el engaño en que han caído quienes dicen que los calvinistas no valoran la importancia de las buenas obras.
La Biblia exige que los cristianos demos al mundo buenas obras que acreditan que verdaderamente son guiados por el Espíritu Santo. Si no es así lo que conseguiremos los considerados calvinistas es que los incrédulos blasfemen el Nombre del Señor ya que consideran que los cristianos deben ofrecer al mundo unas obras que los acrediten como tales.
El texto que comentamos muestra con claridad meridiana que el creyente en Jesús no es un ser pasivo que se tumba en el sofá y con los ojos puestos en el televisor esperando que el Señor haga el trabajo que nos ha encomendado hacer. El texto que comentamos desmiente la acusación que despectivamente hacen a los que consideran calvinistas porque según ellos los calvinistas menosprecian el valor de las buenas obras que colaboran  en la salvación de los perdidos.
Tengamos bien presente el texto “El Señor estará con vosotros, si vosotros estáis con Él, y si lo buscáis será hallado de vosotros, mas si lo dejáis Él también os dejará”. Ser cristiano de sofá no consta en la Biblia.


SALMO 119: 71

“Bueno me es haber sido afligido, para que aprenda tus estatutos”
Si Adán no hubiese cometido el grave error de comer el fruto del árbol prohibido desconoceríamos lo que es el sufrimiento y la muerte. La desobediencia de Adán no fue un acto inconsciente. Sabía de primera mano la prohibición y las consecuencias de la desobediencia: “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comeréis, porque el día que de él comas ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Cuando el Señor habla con Adán y Eva después de la Desobediencia, a la mujer le: “Multiplicaré en gran manera los dolores de tus preñeces, con dolor darás a luz a tus hijos, y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. Al hombre le dice: “Maldita será la tierra por tu causa, con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas dl campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de la fuiste tomado, pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3: 16-19).
El sufrimiento y la muerte, no nos quepa ninguna duda, son consecuencia de la desobediencia de Adán y que por el hecho de estar en sus lomos, la maldición ha recaído sobre toda su descendencia. Pero el dolor manejado por la misericordia de Dios es una bendición para sus hijos que andan en valle de sombra de muerte. El salmista dice en el texto que comentamos. “Bueno me es haber sido afligido, para que aprenda tus estatutos”. Para los hijos del diablo la aflicción es un germen de odio contra Dios pues, al no entender cuál es la causa levantan los puños en alto vociferando lo injusto que es Dios al permitir que sucedan las perversidades a las que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación.
El salmista que es un verdadero hombre de Dios y que le conoce personalmente, en el salmo que escribe no rehúye hablar del sufrimiento a la vez que resalta el consuelo que recibe al buscar al Señor: “Para que aprenda tus estatutos”. Aprender los estatutos” significa que el salmista profundiza en el conocimiento de Dios, no de manera intelectual sino experiencial y que por el Espíritu Santo que mora en él se va asemejando a  cada día que transcurre más y más a la imagen de Jesús. Quiera el Señor que el lector pueda decir con el salmista: “Bueno me es haber sido afligido, para que aprenda tus estatutos.