CRITICISMO LIBERADOR
<b>La crítica saludable es el
resultado de contrastar la realidad con la luz que irradia la Biblia</b>
<b>José A. Pérez Ledo</b> en
su escrito <i>¿Convendría una asignatura de pensamiento
crítico?</i>, dice que fue invitado por un amigo suyo al colegio en donde
trabaja para que explicase a un grupo de chicos y chica de entre 16 y 18 años,
como se hace un programa de televisión. La cosa se animó cuando dije que los
medios de comunicación raramente dicen la “verdad”. Después de la charla fui
invitado a comer con algunos profesores.
“Allí confirmaron lo que ya había quedado meridianamente claro en el aula: que
(por decirlo suavemente) el pensamiento crítico es una de las competencias más
descuidadas en la educación formal. Los chicos y las chics sencillamente creen
lo que oyen en casa y en el colegio, no digamos lo que leen en las redes
sociales, sin cuestionar la veracidad de estos planteamientos. Bien, ¿Por qué
iba a ser de otro modo? Toda su formación se ha basado precisamente en <i>creer</i>,
en aceptar sin poner en duda, en repetir las palabras de un libro de la forma
más semejante posible…La cuestión es que también para eso vivimos en un tiempo
y en un lugar poco propicios. ¿Quién iba a impulsar tal cosa? ¿El mismo
gobierno que se ha desgañitado en sepultar la asignatura de Filosofía que no
sirve para nada (traducción: no sirve para ganar dinero)? ¿El mismo Estado que
persigue pensamientos disidentes y criminaliza el mal gusto? No parece muy
probable que el poder vaya a apostar por
el libre pensamiento, que es, al fin y al cabo, su principal enemigo. Sólo por
eso, convendría abordar este debate desde todos los frentes posibles. Salvo,
claro está, que nos guste la idea de un futuro tan oscuro como este presente
nuestro”.
La idea que prevalece hoy es “¿dónde va
Vicente?, donde va la gente” En un balcón de Lleida cuelga un trapo ya muy
deteriorado por el paso del tiempo en el que se puede leer: “Si todo el mundo
piensa lo mismo es que nadie piensa”. ¿Qué o quién puede ayudarnos a pensar diferente?
En tiempos del nacionalcatolicismo, de mal recuerdo, en que la clase de
religión era obligatoria y puntuaba, los alumnos evangélicos eludían el
pensamiento único impuesto por el Estado y la Iglesia católica que colaboraba
en la imposición. Cuando los alumnos evangélicos tenían que responder alguna
pegunta que tratase una cuestión de fe utilizaban este sofisma: “la Iglesia
católica dice…” Hoy en día son muchos quienes aceptan sin cuestionar las
doctrinas de la iglesia católica y las defienden encarnizadamente sin querer ir
a la Biblia para ver si lo que enseña la Iglesia católica es verdad. Si en un
tema tan esencial como s la salvación uno no se involucra en querer saber la
verdad, ¿cómo querrá desarrollar el pensamiento crítico en temas temporales?
La exhortación que nos da la Biblia es.
“Examinadlo todo, retened lo bueno”
(1 Tesalonicenses 5:21). ¿También la Biblia? A lo largo de la historia,
concretamente durante la hegemonía de la Inquisición, la Biblia fue un libro
sistemáticamente perseguido. Con ella se encendieron muchas hogueras. La
posesión de un ejemplar en lengua vernácula era suficiente para que uno fuese
acusado de hereje, encarcelado, confiscados sus bienes y ser pasto de la
llamas. En el caso de que el “hereje” hubiese fallecido se lo desenterraba y
quemados sus restos. Si se desconocía su paradero se le quemaba en efigie. A
pesar del pensamiento único, el oficial implantado por el Estado con el apoyo
incondicional de la Iglesia católica allí en donde dominaba, que era toda Europa.
La chispa de la revuelta contra el catolicismo romano hegemónico, se encendió
cuando se tradujo la Biblia a las lenguas vernáculas, sin notas a pie de página
que dirigiesen a los lectores a interpretarla a gusto de las autoridades
eclesiásticas. Con la Biblia predicada en las iglesias y leída en los hogares
se despertó el sentido crítico de las masas analfabetas de la Palabra de Dios,
perdiendo el miedo a los anatemas
eclesiales. La Verdad liberó al pueblo sujeto a la tiranía política y
eclesiástica.
Allí en donde la Biblia está abierta,
leída y se permite que el Espíritu Santo
que es su Autor y que ayuda a su interpretación, en ella se encuentra la
verdadera libertad porque el ser humano es liberado de la esclavitud
satánica y dl hombre: “Por tanto, si el
Hijo (Cristo) libera, seréis verdaderamente libres” (Juan 8: 36).
Debido a la revolución religiosa iniciada
en el siglo XVI con la recuperación de la Biblia y propagadas sus enseñanzas
por los predicadores, nacieron las democracias occidentales. La Biblia no es
como algunos afirman “el opio del pueblo”. En todo caso, el opio del pueblo lo
son las religiones, aunque se digan cristianas, que arrebatan de las manos de
los feligreses la Palabra de Dios. Apreciamos que la democracia se diluye, que
se restringen las libertades individuales. En el momento de redactar el
borrador de este escrito, 7 de abril de 2018,
está anunciada para las siete de
la tarde ante el Ayuntamiento de Lleida una concentración en defensa de la
libertad de expresión que se ahoga con la ley mordaza. Con la desaparición de
la Biblia de la vida social se extingue el pensamiento crítico liberador. Las
manifestaciones exigiendo libertad no aportan libertad. Si el Cristo de la
Biblia no libera no existe auténtica libertad porque el hombre sigue siendo
esclavo de sus pasiones malignas. El deterioro de la Democracia pone de
manifiesto esta realidad.
Octavi
Pereña i Cortina
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