dilluns, 30 d’abril del 2018

APOCALIPSIS 3. 19

“Yo reprendo y castigo a todos los que amo, sé pues celoso y arrepiéntete”
Estas palabras las escribe el apóstol Joan en Nombre de Jesús resucitado a la iglesia de Laodicea. “Yo conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente” (v.10). A la iglesia que Jesús ama y castiga por serle indiferente, le dice: “He aquí, yo estoy a la puerta, y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y comeré con él, y él conmigo” (v.20).
Raúl Eguía, biólogo molecular, máster en Neurociencia y máster en Matrimonio y Familia, dice: “Desde los cinco años tuve acceso a la pornografía…Piensas que la pornografía es inocua y quedas atrapado. La ciencia hoy reconoce la adicción sexual como una de las peores. En mi caso de cara a fuera todo iba bien, una carrera brillante, pero era presa de un gran sufrimiento. Era un esclavo, no podía controlarme y cada vez necesitaba cosas más fuertes. Hasta que llegué a plantearme seriamente el suicidio”. Raúl dice que estaba casado “pero era mi secreto, vivía en la mentira…Yo era un ateo combativo, sentía un odio visceral contra las religiones y contra la vida…Las adicciones crean una ansiedad fuertísima y yo estaba en plena crisis. Una noche, al borde del suicidio, grité: ¡Si existes, sácame ahora! Me rendí y quedé limpio de la adicción de la noche a la mañana…Sí borré todo contacto y se lo expliqué todo a mi mujer. Luego vinieron los remordimientos de todo el mal que había hecho, y entonces experimenté el amor de Dios, fue como si me quitaran una losa…Desde entonces acompaño a familiares y a personas  con adicciones y depresiones. Así empecé a ver milagro tras milagro. Personas que experimentan el amor de Dios y sanan de raíz como ocurre en el Evangelio de Mateo 8, cuando el leproso se acerca a Jesús y le dice: “Quiero ¡Sanado!” Lo mismo me ocurrió a mí, pero en Nueva York en el siglo XXI”.
Jesús resucitado vive. No es el Jesús que se le recuerda muerto en Semana Santa. El Jesús murto no tiene ningún poder para curar. Jesús resucitado tiene poder para curar la lepra del corazón que hace que personas como Raúl Eguía curen de la adicción a la pornografía o de cualquier otra adicción: Sexo, drogas, trabajo…Jesús está a la puerta de tu corazón y llama para que lo abras. Si haces caso entrará en ti y participarás del banquete nupcial.
“Dios”, dice Raúl, “acude siempre y te toca, pero la gente no nos dejamos tocar porque tenemos problemas de rencor, de perdón. Has de rendirte. El corazón es una puerta que se abre desde dentro. Todo se resume en que todos necesitamos ser amados, reconocidos, y cuando esto no se da la gente sufre una y otra vez. La experiencia de Dios es dejarse amar por Él, así de sencillo. Tenemos una coraza tan enorme que impedimos que nos amen gratuitamente, y eso es lo que hace Jesús, siempre te toca, es una experiencia tangible, y tú no tienes que hacer nada, solo dejarte amar, sentir que alguien te escucha”. Lector angustiado por la adicción:¡Ábrele a Jesús la puerta de tu corazón y el amor curativo de Dios inundará tu ser! La Verdad te hará libre


                                                          

SALMO 63: 1

“Dios, Dios mío eres tú. De madrugada te buscaré, mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida, donde no hay aguas”
El preámbulo del salmo nos ayuda a entenderlo: “Salmo de David cuando estaba en el desierto de Judá”. Sin duda alguna, David y sus hombres deambulaban por el desierto huyendo de la persecución de Saúl. Estaban sedientos. El anhelo de David por el agua que refresca el ardor de una garganta reseca por la falta de agua también la pone de manifiesto  cuando estando “en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos. Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!”  (2 Samuel 23: 14,15). A pesar de la sed  que abrasaba sus labios  David rechazó beberla cuando tres de sus hombres exponiendo sus vidas se la trajeron, diciendo: “Lejos sea de mí, oh Señor, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de sus vidas? Y no quiso beberla” (v.17).
David estaba sediento. La sed corporal le impulsa a hablar de la sed espiritual que describe con una imagen muy gráfica: “Dios mío eres tú, de madrugada te buscaré, mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida, donde no hay aguas”. El alma de David estaba reseca y agrietada como la tierra que lleva años sin que caiga del cielo ni una sola gota de aguja. Por la pluma del profeta Isaías Dios nos dice: “A todos los sedientos: venid a las aguas, y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (55:1). Dios se dirige a los sedientos. Quienes tienen a mano el agua fresca del pozo de Belén, la invitación de Dios les resbala. Quienes tienen auténtica sed de Dios no se conforman con una gotitas de agua caídas al azar por haber escuchado accidentalmente algo de Dios. Los sedientos como David buscan a Dios de madrugada. Hacen esfuerzos para beber el agua viva que es Jesús. No se conforman con oír o leer unas palabras sobre Jesús  que les entran por un oído y salen por el otro, sin quedar nada dentro. Se levantan al amanecer y beben de la Fuente  de la que  mana el agua viva que apaga la sed de Dios que tiene el alma. No esperan indolentemente en que alguien se le acuda de llevarles un vasito de agua. Como la necesidad apremia se levantan de la cama para que en la soledad y el silencio de la cámara secreta abren la Biblia, levantan sus oraciones hacia el trono de la gracia en donde brota el agua viva que sus almas necesitan urgentemente. La necesidad no puede esperar.
Una alma satisfecha con las aguas turbias que el mundo ofrece no necesita el agua viva. El alma insatisfecha de los placeres que el mundo ofrece es la que forma parte de los sedientos a los que Isaías se dirige para que beban el agua viva que apaga la sed ardiente de Dios que hay en ellos.



CRISIS DEMOCRATICA

<b>¿Existe una puerta de salida a la crisis global que nos angustia?</b>
La  poesía de <b>Aurora Marco</b> <i>”La ley es la ley”</i> que es una crítica de los gobiernos obsesionados por la ley, entre otras cosas dice: “Se proclaman guardias de la ley del pueblo/ pero he  aquí que el Maestro nos enseñó/ que la ley fue hecha para gozo del hombre/ que no ha de ser el hombre su esclavo”
Esta estrofa es una referencia clara de la lucha que Jesús mantuvo con los fariseos y doctores de la Ley que eran defensores acérrimos de la ley de Moisés de la que presumían ser estrictos cumplidores. Jesús sí que la cumplía suavizada con la misericordia. Mateo fue un cobrador de impuestos al servicio de Roma. Fue muy odiado por los jerarcas judíos. Cuando Jesús llamó Mateo para que le siguiese encontrándose en el lugar en que recaudaba los impuestos  Mateo “se levantó y  le siguió” (Mateo 9:9). En agradecimiento, Mateo invitó a Jesús y a sus discípulos a comer en su casa. “Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí muchos recaudadores de impuestos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos” (v.10).Ahora aparecen en escena los legalistas empedernidos quejándose a los discípulos: “Por qué come vuestro Maestro con los cobradores de impuestos y pecadores?” (v.11). Oyéndolo Jesús se dirige a los estrictos cumplidores de la Ley diciéndoles: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (vv. 12,13). Aquel Jesús a quien los legalistas le acusaban de infringir la ley del sábado, “la gente se admiraba de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Mateo 7: 28,29). Si de la Ley de Dios de la que “ni una jota ni una tilde pasará, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18), debe aplicarse con misericordia, con mayor motivo las leyes humanas que por el hecho de serlo son transitorias y revisables, la misericordia debe acompañarlas en su aplicación. La ley sin misericordia se convierte en tiranía.
Es evidente que nos encontramos en medio de una grave crisis democrática, consecuencia de la profunda crisis moral que nos hace perder los valores éticos. La pérdida de la ética cristiana nos pone en una situación de debilidad porque falta la fuerza que Cristo da al alma. La debilidad se la quiere reemplazar con la dureza del  imperio de la ley, con<i>dura lex</i>. El imperio de la ley sin misericordia, como hemos dicho, es tiranía. Es una mala ley la que no admite ninguna modificación. El orgullo de los gobernantes no les permite ver los errores de las leyes que han legislado.
<b>Maimónides</b>, filósofo cordobés de origen judío (1135-1204) escribió sobre la vigencia de las leyes con estas palabras: “Por otro lado si una ley es vigente desde hace mucho tiempo, y con el transcurrir de los años resulta anacrónica, automáticamente debe derogarse. En términos judíos la cuestión se resuelve así: Se sancionó una ley en Israel y siguió vigente durante muchos años, y en cierto momento surgió un  nuevo tribunal, y se comprobó que esta ley no satisfacía las exigencias del momento, en este caso debe anularse aun  cuando el nuevo tribunal sea inferior en sabiduría y autoridad que el tribunal original”.
La constitución de 1978 ha muerto. No sirve para resolver los graves problemas que España tiene sobre la mesa. Los partidos políticos están de acuerdo  en que debe revisarse y ponerla al día. A la hora de la verdad, pero, le dan largas. Todo por intereses partidistas. No persiguen el bien común. Presumen de patriotas, de ello nada de nada. De aprovechados, sí. El desbarajuste se ha hecho crónico por un motivo muy claro: La falta de la fe en Cristo distorsiona el sentido del bien y del mal, lo que es justo de lo injusto. En el momento en que las personas en general y los políticos en particular se mueven en la incertidumbre se decantan por lo que es más fácil: el mal y la injusticia. <b>José A. Pérez Ledo</b>, escribe: “¿Convendría una asignatura de pensamiento crítico?” Indiscutiblemente que sí. El texto para estudiarla ya lo tenemos al  alcance de la mano: la Biblia que actúa de plomada para descubrir al instante si nos desviamos del  bien y de la justicia para decantarnos hacia el mal y la injusticia. A la llamada crisis de valores, la Iglesia cristiana tiene una buena parte de culpa porque habiendo abandonado la pureza de las enseñanzas bíblicas para convertirse en un cristianismo de pandereta, no alerta a la sociedad en general y a los políticos en particular de que el abandono de Dios y de su Ley no resulta gratis. Siempre, en el momento oportuno pasa factura. La Iglesia  mucho ruido y pocas nueces. Ceremonial mucho, Palabra de Dios en sus mínimos. En gran parte, debido a la infidelidad eclesial a su Señor la Democracia se encuentra sin brújula: cada uno hace lo que más bien le parece. Sin Cristo que es la luz del mundo, la Democracia de la que tanto nos enorgullecemos  encuentra abocada a la catástrofe.  Sin la Biblia no existe pensamiento crítico saludable.

Octavi Pereña i Cortina

dilluns, 23 d’abril del 2018

CRITICISMO LIBERADOR

<b>La crítica saludable es el resultado de contrastar la realidad con la luz que irradia la Biblia</b>
<b>José A. Pérez Ledo</b> en su escrito <i>¿Convendría una asignatura de pensamiento crítico?</i>, dice que fue invitado por un amigo suyo al colegio en donde trabaja para que explicase a un grupo de chicos y chica de entre 16 y 18 años, como se hace un programa de televisión. La cosa se animó cuando dije que los medios de comunicación raramente dicen la “verdad”. Después de la charla fui invitado a comer con  algunos profesores. “Allí confirmaron lo que ya había quedado meridianamente claro en el aula: que (por decirlo suavemente) el pensamiento crítico es una de las competencias más descuidadas en la educación formal. Los chicos y las chics sencillamente creen lo que oyen en casa y en el colegio, no digamos lo que leen en las redes sociales, sin cuestionar la veracidad de estos planteamientos. Bien, ¿Por qué iba a ser de otro modo? Toda su formación se ha basado precisamente en <i>creer</i>, en aceptar sin poner en duda, en repetir las palabras de un libro de la forma más semejante posible…La cuestión es que también para eso vivimos en un tiempo y en un lugar poco propicios. ¿Quién iba a impulsar tal cosa? ¿El mismo gobierno que se ha desgañitado en sepultar la asignatura de Filosofía que no sirve para nada (traducción: no sirve para ganar dinero)? ¿El mismo Estado que persigue pensamientos disidentes y criminaliza el mal gusto? No parece muy probable  que el poder vaya a apostar por el libre pensamiento, que es, al fin y al cabo, su principal enemigo. Sólo por eso, convendría abordar este debate desde todos los frentes posibles. Salvo, claro está, que nos guste la idea de un futuro tan oscuro como este presente nuestro”.
La idea que prevalece hoy es “¿dónde va Vicente?, donde va la gente” En un balcón de Lleida cuelga un trapo ya muy deteriorado por el paso del tiempo en el que se puede leer: “Si todo el mundo piensa lo mismo es que nadie piensa”. ¿Qué o quién puede ayudarnos a pensar diferente? En tiempos del nacionalcatolicismo, de mal recuerdo, en que la clase de religión era obligatoria y puntuaba, los alumnos evangélicos eludían el pensamiento único impuesto por el Estado y la Iglesia católica que colaboraba en la imposición. Cuando los alumnos evangélicos tenían que responder alguna pegunta que tratase una cuestión de fe utilizaban este sofisma: “la Iglesia católica dice…” Hoy en día son muchos quienes aceptan sin cuestionar las doctrinas de la iglesia católica y las defienden encarnizadamente sin querer ir a la Biblia para ver si lo que enseña la Iglesia católica es verdad. Si en un tema tan esencial como s la salvación uno no se involucra en querer saber la verdad, ¿cómo querrá desarrollar el pensamiento crítico en temas temporales?
La exhortación que nos da la Biblia es. “Examinadlo todo, retened lo bueno”            (1 Tesalonicenses 5:21). ¿También la Biblia? A lo largo de la historia, concretamente durante la hegemonía de la Inquisición, la Biblia fue un libro sistemáticamente perseguido. Con ella se encendieron muchas hogueras. La posesión de un ejemplar en lengua vernácula era suficiente para que uno fuese acusado de hereje, encarcelado, confiscados sus bienes y ser pasto de la llamas. En el caso de que el “hereje” hubiese fallecido se lo desenterraba y quemados sus restos. Si se desconocía su paradero se le quemaba en efigie. A pesar del pensamiento único, el oficial implantado por el Estado con el apoyo incondicional de la Iglesia católica allí en donde dominaba, que era toda Europa. La chispa de la revuelta contra el catolicismo romano hegemónico, se encendió cuando se tradujo la Biblia a las lenguas vernáculas, sin notas a pie de página que dirigiesen a los lectores a interpretarla a gusto de las autoridades eclesiásticas. Con la Biblia predicada en las iglesias y leída en los hogares se despertó el sentido crítico de las masas analfabetas de la Palabra de Dios, perdiendo el miedo a  los anatemas eclesiales. La Verdad liberó al pueblo sujeto a la tiranía política y eclesiástica.
Allí en donde la Biblia está abierta, leída  y se permite que el Espíritu Santo que es su Autor y que ayuda a su interpretación, en ella se encuentra la verdadera libertad porque el ser humano es liberado de la esclavitud satánica  y dl hombre: “Por tanto, si el Hijo (Cristo) libera, seréis verdaderamente libres” (Juan 8: 36).
Debido a la revolución religiosa iniciada en el siglo XVI con la recuperación de la Biblia y propagadas sus enseñanzas por los predicadores, nacieron las democracias occidentales. La Biblia no es como algunos afirman “el opio del pueblo”. En todo caso, el opio del pueblo lo son las religiones, aunque se digan cristianas, que arrebatan de las manos de los feligreses la Palabra de Dios. Apreciamos que la democracia se diluye, que se restringen las libertades individuales. En el momento de redactar el borrador de este escrito, 7 de abril de 2018,  está anunciada  para las siete de la tarde ante el Ayuntamiento de Lleida una concentración en defensa de la libertad de expresión que se ahoga con la ley mordaza. Con la desaparición de la Biblia de la vida social se extingue el pensamiento crítico liberador. Las manifestaciones exigiendo libertad no aportan libertad. Si el Cristo de la Biblia no libera no existe auténtica libertad porque el hombre sigue siendo esclavo de sus pasiones malignas. El deterioro de la Democracia pone de manifiesto esta realidad.
Octavi Pereña i Cortina




GÉNESIS 4:9

“El Señor dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano?”
El problema entre Caín y Abel se hace evidente  en el momento en que el Señor miró con agrado a Abel y su ofrenda pero no a Caín y  a la suya. Ambos  hermanos aun cuando pisaban el mismo terreno andaban en mundos opuestos. Abel buscaba a Dios según las instrucciones recibidas de Dios de que sin derramamiento de sangre es imposible el perdón de los pecados. Aun cuando la sangre de lo más gordo de las ovejas que sacrificó Abel no limpiase su pecado, sí lo hizo la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, al cual miraba por fe. La ofrenda de Abel fue del agrado de Dios porque la ofrecía una persona que reconocía ante Dios su pecado y seguro que la sangre que derramaría Jesús le limpiaría todos sus pecados. Caín, en cambio se presentó ante Dios con una ofrenda vegetal con la que quería comprar el favor de Dios. La ofrenda de Caín significaba que ofrecía a Dios sus buenas obras para conseguir su favor. Con las buenas obras no se puede conseguir el favor de Dios porque todas las buenas obras que se le puedan presentar, todas sin excepción, están manchadas de pecado.
Una de las cosas que nos enseña la muerte de Abel en manos de su hermano es que Dios se interesa  por el asesino. Dios habría podido fulminar a Caín tan pronto como cometió el asesinato. Dios es paciente con todos esperando que se arrepientan  para poder perdonarles sus pecados. El Señor muestra su paciencia cuando le pregunta a  Caín: “¿Dónde está Abel tu hermano?” Caín tuvo la oportunidad de confesar su pecado. En vez de ello responde con indiferencia: “No sé.  ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” La sentencia de Dios no tarda en llegar: “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.  Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza, errante y extranjero serás en la tierra”. Caín salió de la presencia de Dios con miedo: “Grande es mi castigo para sr soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia, y seré errante  y extranjero en la tierra, y sucederá que cualquiera que me encuentre, me matará”. No dice el texto cuantos años vivió Caín. Sean los que fuesen parece ser que fueron de enemistad con Dios. Si se hubiese arrepentido y hecho la paz con Dios sin duda alguna la Escritura nos hubiera dado a conocer tan fausto acontecimiento.
Una cosa quiero hacer resaltar y es que el pecado oculto Dios lo ve. No podemos desprendernos de él alegando ignorancia. Dios pone a nuestro alcance la posibilidad de arrepentirnos. No cometamos la necedad de Caín de hacerse el desentendido de su pecado, pues si la muerte nos llega sin habernos arrepentido y recibido el perdón de Dios, nuestro futuro es la condenación eterna.



2 CORINTIOS 4: 16

“Por tanto no desmayamos, antes aunque este nuestro hombre exterior  se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”
Ante las dificultades no desmayamos. Algunas de ellas son de procedencia externa como puede serlo la animadversión por el hecho de ser cristianos. En algunos lugares los cristianos sufren  crueles persecuciones. Pero de las dificultades de las que nadie se puede escapar es el hecho de que “nuestro hombre exterior se va desgastando”. Desde el mismo instante de nuestro nacimiento “el hombre exterior se va desgastando”, en unos más deprisa que en otros. Nadie se escapa del proceso de envejecimiento. A todos nos llega  el desenlace fatal: La muerte.
Los cristianos no debemos temer el desgaste físico que va acompañado de achaques más o menos dolorosos porque si nos mantenemos en íntima comunión con el Señor el hombre “interior no obstante se renueva de día en día”. No sé si tal como lo expreso sea correcto. Pienso que a medida que el cuerpo se encoje con el paso de los años el hombre interior se rejuvenece. Las fuerzas físicas decaen pero las espirituales se renuevan. Debido al proceso de renovación que se produce a lo largo de la vida cristiana “no desmayamos, antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.
El proceso de envejecimiento que el apóstol Pablo describe como “esta leve tribulación momentánea, produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (v.17), es decir el desgaste físico se compensa con una comprensión más clara de la gloria eterna que aguarda a quienes creen en Jesús como a su único Señor y Salvador. La resurrección de Jesús es asumida con plena  seguridad y con ello la garantía de que nuestra resurrección corporal será un hecho y con ello la conversión del cuerpo que hoy se desgasta en un cuerpo inmortal e incorruptible. Con palabras del apóstol: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (v.18),
Caminamos por fe no por vista. Las que vemos no hace falta esperarlas. Las que no vemos pero creemos en ellas, son las que esperamos. Las que nos dan fuerzas para no desmayar durante el peregrinaje por este mundo. Cuando los achaques que anuncian que la muerte se acerca, en vez de temerla, nos anticipan la plena renovación futura en el día en que el Señor vivo y glorificado vendrá a buscarnos para pasar toda la eternidad con Él. ¿”Dónde está, oh muerte tu aguijón? El Señor Jesús la ha vencido.




dissabte, 14 d’abril del 2018


BANDERAS A MEDIA ASTA

b>¿Cómo debe recordarse la pasión de Jesús?</b>
La ministra de defensa María Dolores de Cospedal ha anunciado que en todas las instalaciones militares la bandera ondeará a media asta desde las catorce horas del jueves santo hasta las 00,01horas del domingo de resurrección. Esta decisión es una barbaridad no solamente porque en un Estado aconfesional esta orden confunde la gimnasia con la magnesia, sino porque también es una cuestión teológica.
La bandera a media asta en el contexto de la Semana Santa  implica que Jesús ha muerto. A pesar de que Jesús previamente había anunciado que tenía que resucitar de entre los muertos al tercer día, sus seguidores tenían sus mentes ofuscadas para entenderlo y estaban tristes porque creían que su Señor había muerto. Las mujeres que fueron al sepulcro con las especies aromáticas para preparar el cuerpo de Jesús, perplejas porque vieron el sepulcro vacío. Los dos ángeles que se les aparecieron les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lucas 24:5).
A pesar de que el Credo enseña que Jesús murió y resucitó, la Iglesia católica pasa de refilón su resurrección. El plato fuerte de su doctrina es la muerte de Jesús. Este aspecto le ha permitido atraer a multitudes que se deleitan viendo las imágenes que quieren describir del dolor del vía crucis original. Cuando se iniciaron las procesiones de Semana Santa, quizás la intención fue buena. Se pretendía instruir a las masas analfabetas, incapaces de leer los evangelios, pero se equivocaron. La manera de enseñar el camino de la salvación es la predicación. Eso requiere personas verdaderamente convertidas a Cristo que no se apartan de la verdad bíblica.
Quienes iniciaron las procesiones de semana Santa, si es que lo hicieron con buena intención, se olvidaron del mandamiento que dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20: 4-6).
A la Iglesia católica la cosa se le ha ido de las manos y una riada de corrupción corre por sus entrañas. <b>Jesús Bastante</b> escribiendo sobre una reunión que más de 300 chicos y chicas de todo el mundo mantuvieron con el papa Francisco, dice “Los jóvenes católicos se plantan y exigen cambios, transparencia y credibilidad en la Iglesia”. Estos jóvenes quieren reformar a la Iglesia católica, las consecuencias pero no la causa de sus corrupciones. Hace quinientos años que Martín Lutero lo intentó, pero fracasó. El profeta Oseas ante la situación desesperada en que se encontraba Israel debido a su infidelidad a Dios, escribió: “¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos del señor son rectos, y los justos andarán por ellos, mas los rebeldes caerán en ellos” (14:9).
¡Iglesia católica si te tienes que convertir conviértete al Señor!
La muerte de Jesús debe recordarse y tenerse presente porque es el precio que se tuvo que pagar para el perdón de los pecados. Hasta la muerte de Jesús en la cruz el sacrificio se hacía simbólicamente con la muerte de animales cuya sangre no borraba los pecados. Por ello se precisaba repetir los sacrificios diariamente. “Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio, se ha sentado a la diestra de Dios…porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10: 12,14). ¿Cómo debe recordarse esta única ofrenda? Si la sangre de los corderos sacrificados simbolizaba un sacrificio que se tenía que ofrecer, ¿cómo debe recordarse un sacrificio que ya es cosa del pasado? Con sangre no. Entonces, ¿cómo?
Transportándonos el apóstol Pablo al cenáculo en donde Jesús con sus discípulos celebró su última cena pascual, el Señor simbólicamente identifica el pan con su cuerpo que dentro de poco daría por el perdón de los pecados y su sangre que los limpia todos, con el vino. El apóstol transmite las instrucciones recibidas directamente del Señor. Cada vez que la iglesia local se reúne para comer el pan, “este es mi cuerpo que por vosotros es partido, haced esto en memoria de mí”. “Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, haced esto todas las veces que la bebiereis en memoria de mí. Así pues, todas las veces que comáis este pan, y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga”. Participar en la Cena del Señor recuerda al creyente que Jesús vendrá en su gloria a instaurar el Reino eterno de Dios. Señor instituido por el mismo Jesús tiene que hacerlo de manera muy concreta: “De manera que cualquiera que coma este pan o beba esta copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí…” (1 Corintios 11: 23-34).
Los participantes en las procesiones de Semana Santa, ¿lo hacen con el cuidado que el apóstol pide en Nombre de Jesús a que lo hagan quienes se reúnen para comer el pan y beber el vino que simbolizan el cuerpo y la sangre que Jesús derramó para salvación del pueblo de Dios?
Octavi Pereña i Cortina




ROMANOS 10: 2

“Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios pero no conforme a ciencia”
El apóstol está tratando el tema de la salvación exclusivamente por la fe y contrasta el error de los judíos que a diferencia de los gentiles que han alcanzado la justicia que es por la fe, Israel  no la alcanzó persiguiendo una ley de justicia. ¿Por qué Israel no la obtuvo? “Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída, y el que creyere en Él no será avergonzado” (9: 32,33).
Israel tropezó en la “piedra de tropiezo” que es Jesús cuando intentaba ganar el favor de Dios siguiendo la letra de la Ley sin darse cuenta que la Ley es “nuestro mentor para llevarnos a Cristo” (Gálatas 4: 24). Pretender salvarse cumpliendo las obras de la Ley conduce al legalismo, cosa que conduce a las personas a ser duras de corazón, insensibles a las debilidades ajenas, sin misericordia. El apóstol Pablo tuvo que denunciar el legalismo con dureza porque “tenían celo de Dios pero no conforme a ciencia”.
El legalismo no sólo aparece en las páginas de la Biblia. Está bien vivo en nuestros días. Sin darnos cuentas hoy se está construyendo un cristianismo sin Cristo. Nos hemos hecho esclavos, no de la Ley de Moisés como los judíos del tiempo de Jesús, sino de las leyes eclesiásticas que se han formado de las costumbres convertidas en ley. Sin apercibirlo la Roca que es Jesús se ha convertido en arena con lo cual las iglesias   que se construyen sobre cimiento tan endeble no resisten los embates de los vientos huracanados y a aguas turbulentas que las embisten. No hemos aprendido la lección y seguimos tropezando en  la “piedra de tropiezo”. La denuncia del apóstol Pablo sigue vigente hoy: “tenemos celo de Dios pero no conforme a ciencia”.
Dios tiene que zarandearnos para que despertemos. Debemos arrepentirnos de nuestro pecado de considerarnos “sin pecado” por nuestra fidelidad a las leyes eclesiásticas. Debemos  aprender del apóstol Pablo que considerándose irreprensible en cuanto a la ley, estando en Cristo se reconoció como el primero de los pecadores. Siendo irreprensible en cuanto a la Ley lo llevó a participar a participar en la terrible muerte de Esteban a pedradas y a perseguir con saña a los cristianos por herejes. Cuando el perseguidor de cristianos se convirtió a Cristo, de perseguidor se transformó en perseguido. De defensor acérrimo de las obras de la Ley en  heraldo incansable de la doctrina de la salvación por fe y no por las obras de la Ley. Del odio hacia el que no pensaba como él a amar a los que le contradecían. Se convirtió en un excelente discípulo de Jesús de quien aprendió a amar a sus enemigos. Practicar un cristianismo “conforme a ciencia” hará de las iglesias lugares de bendición en donde las personas se sentirán reconfortadas y no excluidas por los legalistas sin misericordia.


SALMO 36: 1,2

“No hay temor de Dios delante de sus ojos. Se lisonjean, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada y aborrecida”
Pilar Rahola, controvertida periodista de prestigio, escribió: “Seamos sinceros, los defensores de la razón pura llegamos a creer que el pensamiento racional podría explicarlo todo. Y con la explicación, llegaba la solución. Pero lo cierto es que el mundo continua hecho un desastre, que no tenemos respuestas para las preguntas más desgarradoras y que las soluciones brillan por su ausencia”.
La respuesta a la incertidumbre que expresa la periodista se encuentra en la Biblia. La lástima es que los hombres considerando que la razón es la solución a todos los conflictos existentes les impiden encontrar la solución a los problemas. El salmo 36 de entre los muchos textos bíblicos que afrontan el problema del mal lo, hacen sin ambigüedades. He aquí las palabras con las que el salmista inicia su poema: “La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos” (v.1). Si no hay temor de Dios porque se quiere que no exista o porque se le considere muerto, el mal existente en el corazón humano puede extenderse hasta límites insospechados. Lo cierto es que el mal alcanza cotas muy altas. Si Dios tuviese que dejar escrito cómo ve la tierra hoy, sin duda alguna  lo expresaría con las mismas palabras como lo hizo antes del Diluvio: “Y vio el Señor que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).
Los hombres no cesan de hacer el mal porque “se lisonjean, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada y aborrecida” (v.3). Nadie les va a pedir cuentas de sus acciones, piensan, porque en ellos está el principio y el fin de la autoridad. Pueden decidir a su antojo lo que está bien y lo que está mal. Nadie les va a pedir cuentas de lo que hacen porque erróneamente piensan que Dios ha abandonado el trono desde el que administra justicia.
“Las palabras de su boca son iniquidad y fraude, ha dejado de ser cuerdo, y de hacer el bien. Medita maldad sobre su cama, está en  camino no bueno, el mal no aborrecen” (vv. 3,4). El hombre perverso durante la noche, cuando los pensamientos inicuos lo mantienen desvelado maquina las fechorías que va a realizar cuando amanezca.
Señora Rahola y todos los que piensan como Ud., si Dios no existe su incertidumbre seguirá agobiándola. Únicamente la conversión a Jesús le aportará la luz necesaria para poder entender porque el ser humano se comporta de la manera como lo hace. La comprensión del problema llenará de paz su corazón porque creerá que existe un Dios justo que en su momento ejercerá justicia y dará a cada uno según merezcan sus obras.

dilluns, 9 d’abril del 2018

1 JUAN 3: 14

“Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte”
La prueba del algodón que muestra si una persona es cristiana o no es el amor a los hermanos. No si uno asiste con regularidad germánica a los cultos dominicales. La jerarquía católica ve como indicios de recuperación religiosa la alta participación de público en las procesiones de Semana Santa. ¿La multitudinaria asistencia en estos actos es síntoma de que las multitudes son cristianas? Si no aman al hermano, no. Según el apóstol Juan permanecen muertas en sus pecados y delitos.
Martin Luther King, pastor evangélico y defensor de los derechos de los negros estadounidenses dijo algo que merece reflexión: “Hemos aprendido a volar como pájaros, a nadar como peces,  pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”. El hecho de que seamos tan malos alumnos en la escuela del amor se debe de que a pesar que podamos ser muy religiosos, “permanecemos en muerte”. A pesar de que nuestros labios pronuncien el Nombre de Dios, nuestros corazones están muy lejos de Él. No conocemos a Dios. No sabemos quién es Él. Dios es amor y los cristianos que no aman al prójimo ponen de manifiesto que desconocen al Dios que es amor.
Por nacimiento natural todos nacemos siendo hijos del diablo y que deseamos hacer las obras de nuestro padre el diablo que son: mentiras y homicidios. Con tal progenitor, ¿cómo podemos amar a los hermanos? Es imposible que aprendamos el sencillo arte de vivir como hermanos. Jesús nos enseña como el hombre puede amar a su hermano cuando dice: “O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo, porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas, y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas” (Mateo 12: 33-35). El problema de la falta de amor entre los hombres se encuentra en el hecho de que nacemos siendo árboles malos que únicamente pueden producir frutos malos.
“El auténtico amor”, dice David Roper, “es un regalo de Dios para que podamos seguir dándolo”. Recibimos este regalo cuando abandonamos la hipocresía de considerarnos buenas personas. En el momento en que reconozcamos la maldad que anida en nuestros corazones y la confesamos a Jesús que es el Médico divino que puede perdonarnos y hacernos hijos del Dios que es Amor. Solamente entonces el Espíritu Santo pone en nuestros corazones el amor de Dios que hace posible que comenzamos a caminar por la senda de amar a los hermanos.



JOEL 2. 3

“Delante de Él consumirá fuego, tras de Él abrasará llama, como el huerto de Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado.ni tampoco habrá quien de Él escape”
El profeta Joel contrasta la  situación catastrófica en que se encontraba el pueblo de Dios con la felicidad existente en el Edén. En un principio, Adán y Eva, nuestros primeros padres, gozaban de la presencia de Dios. El jardín era un lugar de delicias. ¡Ah! Adán y Eva desobedecieron la orden de Dios de no comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal porque el día que de él comáis ciertamente moriréis. Así sucedió. Eva dudó de Dios e hizo caso a satanás. Comió del árbol prohibido y sedujo a Adán a hacer lo mismo. El resultado fue que el jardín de convirtió en un lugar inhóspito. En lugar de dar frutos deliciosos “maldita será la tierra por tu  causa, y con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá… Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra” (Génesis 3: 17-19). Un antes y un después muy acusado. Pero Dios no dejó al hombre abandonado a su suerte. Inmediatamente después de la Desobediencia Dios les propone una manera para recuperar el paraíso perdido al vestirlos con túnicas fabricadas con las pieles que el mismo Dios sacrificó. El primer sacrificio expiatorio lo hizo Dios derramando la sangre que simbolizaba la sangre que Jesús derramaría milenios después para perdón de los pecados.

El Salmo 1 hace una descripción de cómo será  el paraíso definitivamente recuperado en el que no habrá “ninguna cosa inmunda o que haga abominación y mentira, sino solamente los que están  inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:27), con estas palabras: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la Ley del Señor está su delicia, y en su Ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” (vv. 1-3). Dando fe de lo que dice el Salmo 1, Apocalipsis 22: 1-5 nos hace  de una descripción de cómo será el paraíso definitivamente recuperado: “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono  de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y al otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto, y las hojas el árbol eran para sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición, y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su Nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos”. La muerte y la resurrección de Jesús es la garantía de que este es el lugar que Jesús está preparando para  quienes han creído en Él.

dimarts, 3 d’abril del 2018


EL PEQUEÑO GABRIEL

<b>Sin el temor del Señor no debe extrañarnos de las crueldades que los medios de comunicación se encargan de divulgar</b>
El asesinato de Gabriel el niño de ocho años ha hecho que <b>Cayetano González</b> en su escrito <i>El mal existe</i> se haya hecho estas peguntas que muchas personas se habrán hecho: “¿Qué pasa en la mente de un ser humano para terminar o ayudar a terminar con la vida de una criatura que además es hijo de su actual pareja? ¿Cómo ha podido estar viviendo estos días esta mujer en la esquizofrenia absoluta de aparecer en las diversas concentraciones en  apoyo a Gabriel y a sus padres naturales, sabiendo que el niño estaba muerto? ¿No ha tenido en todo este tiempo transcurrido desde la desaparición del niño ningún momento de desfallecimiento, de debilidad, de duda, de conmiseración con lo que estaban pasando los padres de Gabriel?” Añade el autor de estas preguntas: “Estas preguntas y muchas otras que se pueden plantear no tienen una respuesta fácil. Por descontado, no la tienen desde la lógica y la razón humana. Por esto, en mi intento de aproximación, se debería admitir que la existencia del mal es algo real”. El mal no es un tema metafísico que se intente explicar en reuniones de filósofos. Demostrar la existencia del mal escapa al descernimiento humano. Por fuerza debe descansarse en la fe. No en cualquier fe. Únicamente aporta luz a este problema la fe que es obra del Espíritu Santo que se recibe por la creencia en Jesucristo.
¿Cuándo se origina el mal? El mal no es eterno, ha tenido un principio. En el momento en que Lucifer y los ángeles que se rebelaron contra Dios. ¿Cómo fue posible que en un tiempo que no existía el mal éste se presentase por sorpresa? Su presencia abre grandes debates que a la hora de la verdad no aportan solución porque es un misterio que únicamente se puede descifrar por la palabra de Dios. Esta es la realidad que se debe aceptar. En caso contrario nos daremos cabezazos contra la pared que no nos beneficiarán. Todo lo contrario, nos perjudicarán.
Al inicio de la historia humana nuestros primeros padres vivían felices en el paraíso. El diablo poseyendo a una serpiente engaña a Eva a que coma del fruto prohibido. Ésta, con sus zalamerías convence a Adán a que le acompañe en su desobediencia. Aquí comienza el drama humano que ha durado hasta hoy y que persistirá hasta el día final. El hombre pasa de ser puro a pecador. Con la tendencia a hacer el mal, con el agravante de que el diablo, el padre de mentira y homicida desde el principio, incita a los suyos a hacer el mal.
El diablo es un ser espiritual muy poderoso, pero, por encima de él se encuentra el Todopoderoso que limita la libertad de acción de su vasallo díscolo. Esta relación queda claramente manifestada en Job 1:6-12; 2: 1-6. El diablo puede incitarnos a cometer fechorías pero siempre restringido a la voluntad de Dios. Aquí nace una pregunta: ¿Es el hombre responsable de sus actos si una voluntad ajena a la suya le incita a hacer el mal? A esta pegunta la Biblia le da respuesta clara en la persona de Judas, el apóstol que traicionó a Jesús por 30 monedas de plata para entregarlo al Sanedrín para ser sentenciado a muerte. Judas era el tesorero del grupo y sustraía de la bolsa. Esta actitud demostraba que era pecador e hijo del diablo. En el caso de Jesús la posesión satánica adquiere una dimensión más profunda: “Y entró satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce” (Lucas 22:3). Esta entrada de Satanás en Judas intensificó su maldad: “Y éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo lo entregaría” (v.4). Poco después Jesús y sus discípulos, entre los cuales se encontraba Judas, participaran en la última cena. Excepto Jesús ninguno de los asistentes en la comida sospechaba del traidor. No debe olvidarse que Satanás es “el padre de la mentira” y que es muy astuto a la hora de fingir lo que no es. Esta misma astucia la transmite a sus seguidores. ¡Que se lo pregunten a Eva que la engañó con sus zalamerías! ¿Fue culpable Judas por haber puesto a Jesús en las manos de quienes deseaban su muerte? Según Jesús, sí: “A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de Él, mas ¡ay de aquel hombre por el que el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a este hombre no haber nacido” (Mateo 26:24).
Un texto que aporta más luz al tema de la posesión satánica: “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana del primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios” (Marcos 16:9). Para los judíos el número 7 implica plenitud. De la vida privada de María Magdalena, excepto este texto, los evangelios no dicen nada. Siempre la presentan en compañía de otras mujeres. En algún momento de su vida se encontró con Jesús. Creyó en Él y fue liberada de la terrible opresión satánica. El caso de María Magdalena es un motivo de esperanza y especialmente para los grandes pecadores que cometen crímenes escalofriantes. La esperanza del perdón de Dios y de la vida eterna está al alcance de todo el mundo. Quien clama a Jesús por el perdón de sus pecados puede tener la certeza de oír en lo profundo de su alma como el señor le susurra: ”Vete en paz, tu fe te ha salvado”. Su delincuencia ha sido lanzada en las profundidades  del mar del olvido.
Octavi Pereña i Cortina



JEREMIAS 3: 15

“Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y  con inteligencia”
Jeremías denuncia la fornicación espiritual de Israel y Judá: “Convertíos hijos rebeldes, dice el Señor, porque yo soy vuestro esposo, y yo tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion” (v.14). El llamamiento del Señor  a que un pueble rebele se vuelva a Él es constante. El mismo sentimiento de conceder perdón sigue vigente hoy. Los brazos extendidos dispuestos a abrazar a los hijos pródigos siguen alzados. Como el padre de la parábola, el Padre celestial otea el camino para ver si en la lejanía aparece el hijo que abandonó la familia y malgastó la herencia en libertinaje.
Alejados de Dios los hombres son como ovejas sin pastor. Andan extraviados y expuestos a que el diablo como león rugiente se lance sobre ellos dispuesto a destruirlos. El Padre celestial al igual que el padre de la parábola está dispuesto a perdonarlos y a hacerlos gozar los deleites de Sion. Es imprescindible que desanden el camino que los ha llevado a la miseria espiritual. Volver a Dios tiene sus consecuencias. Mientras vivamos sin tener en cuenta a Dios buscamos pastores a nuestra medida. Anunciamos: SE BUSCA PASTOR. Antes de aceptar a los candidatos  como pastores se les concede un tiempo de prueba para saber si su pastoreado será el adecuado. Pasado satisfactoriamente la prueba se le reconocerá su autoridad pastoral. Pasado algún tiempo las discrepancias aparecen y el pastor se ve obligado a buscarse otro rebaño. Los pastores escogidos según la sabiduría humana no funcionan.
Cuando los pródigos vuelven al Padre y se someten a su autoridad, entonces “os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia  con inteligencia”. Serán hombres temerosos de Dios, conscientes de que el pastoreado no se ejerce a cambio de un salario. Recompensarlo monetariamente es legítimo y debe hacerse con dadivosidad. Pero el jornal no es el motivo por el que se ejerce el pastoreado. El buen pastor es un intermediario entre el Buen Pastor que es Jesús y las ovejas que son el pueblo de Dios.
Los pastores que son según el corazón de Dios que apacientan el rebaño con ciencia y con inteligencia poseen el Espíritu del Pastor del salmo 23 que provee las necesidades espirituales del rebaño, conoce a cada oveja por su nombre y las lleva a delicados pastos en donde encuentran los alimentos que sus almas hambrientas del pan del cielo necesitan. Camina delante de las ovejas y las lleva a descansar junto a aguas de reposo. A diferencia de los pastores asalariados que dan de comer a las ovejas pastos que han sido pisoteados  y aguas turbias, los buenos pastores que han sido escogidos por el Buen Pastor suministran el Pan de Vida y el Aguja viva que es Jesús que satisfacen las necesidades de las ovejas sedientas y hambrientas de Dios.
Vuélvanse las ovejas perdidas y extraviadas al Señor y Éste les dará pastores que tengan el corazón de Dios.

PROVERBIOS 24: 10

“Si fueres flojo en el día de la angustia, tu fuerza es muy pequeña”
Las reacciones ante el dolor ponen al descubierto la calidad de la fuerza moral de las personas que las manifiestan. Las imágenes patéticas de dolor que nos muestran la televisión y la sintonía de los telespectadores ponen de manifiestos que la fuerza moral de las personas es muy pequeña.
¿De qué sirven las campañas de apoyo a las víctimas del terrorismo, de la violencia de género, de las masacres, si no sirven para reforzar la debilidad de quienes muestran patetismo ante el sufrimiento?
Marck Littleton narra la siguiente historia: “Una misionera en Pakistán lo pasó muy mal cuando perdió a su hijo de seis meses. Una anciana punjabí fue a visitarla y le dijo: “Una tragedia como esta se parece a ser lanzado al agua hirviendo. Si eres un huevo, tu aflicción te hará duro e insensible. Si eres una patata saldrás tierna y maleable, flexible y adaptable”. La misionera comenta que, aun cuando pueda parecer extraño muchas veces le pido a Dios: “Oh Señor, hazme una patata”.
Debido al pecado fuimos expulsados del paraíso y nos introdujimos en una selva en la que hay muchos peligros. A pesar de podamos habernos convertido a Cristo y nuestros pecados perdonados, no dejamos de ser pecadores. En esperanza hemos recuperado el paraíso en el que el dolor habrá desaparecido para siempre. Hoy, seguimos viviendo en la selva con todos  los peligros que en ella se esconden. Debemos ser conscientes de que el dolor más o menos intenso jamás nos abandonará en este mundo. Como la misionera era debemos pedirle a Dios: “Oh señor, hazme una patata”.
“Invócame en el día de la angustia”, nos dice el señor, “te libraré, y tú me honrarás” (Salmo 50: 15). Como cada día es una jornada portadora de ciertas angustias, invocar al Señor debe ser una acción permanente. No siempre podemos aislarnos en el secreto de nuestra cámara para invocar formalmente al Señor, pero sí que podemos invocar secretamente a Dios en las diversas situaciones de la vida en que podamos sentirnos amenazados. Es así como podemos seguir el consejo. “Orad sin cesar”.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”                                               (2 Corintios 1: 3,4).
En un mundo en que el dolor se expresa con tanto patetismo, los cristianos ¿lo expresamos con la serenidad con que se debiera porque estamos en contacto directo con el Dios de toda consolación?