1 REYES 10:8
“bienaventurados
tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti,
y oyen tu sabiduría”
El rey Salomón no es un personaje mítico
como lo ha presentado el cine. Es un héroe famoso por la fama adquirida por el Nombre del Señor (v.1). Además de las
riquezas, lo que le daba nombre al rey era su sabiduría. Es muy posible que la
visita que le hizo la reina de. Sabá tuviese connotaciones económicas,
intercambios comerciales entre ambos reinos, Parece ser que a la reina de Sabá
le interesaba conocer de primera mano la sabiduría que se le atribuía ya que
“vino a probarle con preguntas difíciles” (v.1)
Tan pronto la reina hubo llegado a
Jerusalén y presentadas las riquezas que
transportaban sus camellos, “le expuso todo lo que su corazón tenía” (v.2).
Cuando la reina hubo comprobado la sabiduría de Salomón y la gloria de su
reino, manifestó: “Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu
sabiduría, pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni
aun se me dijo la mitad, es mayor tu sabiduría y bien que la fama que yo había
oído” (vv. 6,7). Habiéndose extasiado con la gloria y la sabiduría de Salomón,
la reina le dijo: “Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que
están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría” (v.8).
El escritor sagrado no se excede al
describir la gloria y la sabiduría de Salomón. No lo lisonjea para hacerse un
lugar en la corte y así poder disfrutar
de los deleites que gozaban la servidumbre del rey. No. El escritor sagrado no
perseguía idolatrar al monarca, se limitaba a exponer la realidad tal como era.
Jesús reconoce la opulencia de Salomón cuando la compara con los lirios del
campo: “Considerad los lirios del campo, como crecen: no trabajan ni hilan, pero
os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos”
(Mateo 6: 28,29). La gloria que tuvo Salomón
que Jesús compara con la belleza de los lirios, está diciendo que su
gloria fue efímera. En los jardines más
bellos y más bien cuidados los jardineros tienen que cortar las flores secas
para que su presencia no afee la belleza
del entorno. Lo más bello del mundo es efímero.
Pero la reina de Sabá está viva. Su
cuerpo se ha convertido en polvo pero su espíritu vive y en el día de la
resurrección su testimonio será inapelable: En palabras de Jesús: “La reina del
Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará, porque ella
vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más
que Salomón en este lugar” (Mateo 12: 42).
Pongamos un ejemplo actual. El papa en
sus apariciones semanales en el balcón del Vaticano congrega millares de
fieles. Durante sus viajes apostólicos (?) centenares de miles le vitorean,
¿podrá condenarlos por haber elegido mal
a quien venerar? Quien condenará será el mismo Jesús, pues, “no hay otro Nombre
bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12)
2 SAMUEL 6: 7
“Y
el furor del Señor se encendió contra Uza, y lo hirió Dios por aquella temeridad,
y cayó muerto junto al arca de Dios”
En tiempos del sacerdote Elí el arca del
pacto fue capturada por los filisteos, cuando la devolvieron la depositaron en
casa de Abinadab. Reinando David quiso trasladar el arca a Jerusalén. Se la
transportó en carro. Durante el trayecto los bueyes tropezaron. Uza intentó
evitar que el arca cayese. Dios mató a Uza por tocarla.
Este funesto acontecimiento debe hacernos
pensar cómo se hacen las cosas en la iglesia del Señor. El arca debe llevarse a
Jerusalén porque es el lugar escogido por Dios para morar entre su pueblo.
“Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas,
porque a ellos ha elegido el Señor para llevar el arca del Señor, y le sirvan
perpetuamente” (1 Crónicas 15:2). “Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron
en medio de la tienda que David había levantado para ella” (16:2).
En Deuteronomio 25: 10-15 se describen
las características que debía reunir el arca para que los levitas pudiesen
transportarla. De haber seguido David las instrucciones que da Moisés se
hubiese evitado que Uza muriese por su temeridad. Todo lo que tiene que ver con
el culto que se le rinde a Dios debe hacerse
según las instrucciones del
Señor.
La idea de la paridad de género, de que
la mujer debe tener más presencia en la administración pública, se ha
introducido también en la iglesia y se llega a la conclusión que puede ser
pastora. Las instrucciones que el apóstol Pablo da a Tito y a Timoteo no da
lugar a ello. La Biblia no es machista
pero enseña una relación jerárquica: Dios, el hombre, la mujer, los hijos.
Todos ellos sujetos a Dios. En el momento en que se pone en duda la autoridad
de la Biblia y se democratiza la iglesia siguiendo el modelo del mundo, se
pervierte el orden establecido por Dios y el caos impera en la iglesia. Se
presume mucho de ser el pueblo de la Biblia. A la hora de la verdad la cosa no
es así.
Pero dios no va reescribir la Biblia para
adaptarla a las exigencias del hombre de
hoy: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir
en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto enteramente
preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3.16). Todo lo que se tiene que
saber acera cómo adorar a Dios ya está
dicho. La revelación está cerrada. No se
le puede añadir ni quitar un tilde.
Tal vez Uza entendió que era mejor
transportar el arca de Dios en carro que a cuestas, porque era más cómodo.
Desobedecer la voluntad de Dios le acarreó la muerte. Hoy decimos que la paridad
de género es más justo que el “machismo” de la Biblia. El resultado es que las
familias se desintegran y las iglesias dejan de dar la luz que debe desprender
la lámpara que debe iluminar el camino de quienes se consideran ser pueblo de
la Biblia. Los gobiernos se corrompen por falta de la luz de Cristo. Nos
convertimos en ciegos que guían a ciegos.
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