NIHILISMO
<b>El nihilismo
espiritual nos ha lanzado en el lodazal de la confusión del que no sabemos cómo
salir de él</b>
La periodista
<b>Berna González</b> le pegunta al filósofo <b>Rüdger
Salfransky</b>: ¿Nietzsche i el nihilismo espiritual siguen vigentes en
este mundo de hoy? He aquí la respuesta: “Sí, sí, sigue siendo válido. Es el
gran problema que está socavando todo. Una sociedad funciona si tiene un sólido
fundamento de valores, y estos valores son normalmente de carácter religioso.
Si estos valores se van debilitando, los seres humanos pierden sus raíces
espirituales. El islam está en auge porque desde el punto de vista espiritual
tiene un fundamento muy fuerte. En Europa, en cambio, el cristianismo está en
retroceso”.
La periodista menciona
<i>nihilismo espiritual</i>. Quizás el lector desconoce el
significado “nihilismo”. El diccionario da esta definición: “Negación de toda
creencia, negación de todo principio político y social”. La Biblia considera el
nihilismo como una filosofía errónea porque niega la existencia de Dios,
existencia que no puede demostrarse con razonamientos, pero que la creación da
fe de su existencia: “Porque lo que de Dios se conoce le es manifiesto, pues
Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo
entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”
(Romanos 1: 19,20). La Biblia considera necedad el nihilismo: “Dice el necio en
su corazón: no hay Dios” (Salmo 14: 1). La base del nihilismo filosófico y
político se encuentra en la negación de Dios. Dicha negación no s inocua. Tiene
trascendencia temporal y eterna.
El filósofo
<b>Rüdger Salfransky</b> hace una crítica muy suave del nihilismo
espiritual cuando dice: “Una sociedad funciona si tiene un sólido fundamento de
valores, y estos valores son normalmente de carácter religioso. Si estos
valores se van debilitando, los seres humanos pierden sus raíces espirituales”.
La Biblia va al fondo de la gravedad de la negación de Dios cuando dice:
“Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron
gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria
del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves de
cuadrúpedos y de reptiles” (vv. 21-23).
El alma no puede
permanecer vacía. Si no tiene a Dios el vacío resultante debe llenarse con
idolatría. El hombre crea dioses a los que da nombres y apariencias según la
época. Hoy, en la Europa civilizada (?) se adoran imágenes de hombres que llevan nombres de
santos y vírgenes. Los cuadrúpedos y reptiles han sido substituidos por los
dioses tecnológicos. Pero los resultados siguen siendo los mismos que la
idolatría más grosera que se practica en determinados países.
<b>Rosana</b>, la cantante, “ve el mundo muy frágil desde hace
demasiado tiempo. Sería suficiente con que los seres humanos empezasen a no
fomentar aquello que uno no quiere que se le haga. Ser más humanos, estar menos
preocupados por el espacio de cada uno y más por el de todos”
<b>Rosana</b>, como muchos otros piensa que la solución de los
problemas humanos está en la mano del hombre.
“El nihilismo espiritual”
de <b> Salfransky</b> lleva a una degradación moral humanamente
imposible de deshacer. Convierte la bondad en la que inicialmente fue creado el
hombre en maldad que no puede curarse por medio de técnicas sicológicas ni con
maquillajes educativos, porque están incapacitadas para erradicar la maldad que
se esconde en las profundidades del alma. Los versículos 24 a 32 del primer
capítulo de Romanos hacen un retrato de la condición humana no retocado con
Photo Shop. Lo presenta con todas sus arrugas y defectos. “La iniquidad del
impío me dice al corazón, no hay temor de Dios delante de sus ojos. Se
lisonjea, por tanto, en sus propios ojos de que su iniquidad no será hallada y
aborrecida” (Salmo 36. 1,2). El nihilista no se mira en el espejo de la Palabra
de Dios para verse tal como realmente es. Por esto no puede dejar de lado la
corrupción que existe en su alma porque no quiere que Jesús, el Médico, le
diagnostique la causa de la perversidad que se llama pecado y que con su sangre
derramada en la cruz del Gólgota le borre todos sus pecados. Con a ayuda que
provee el Espíritu Santo que aplica la sangre preciosa de Jesús en el corazón,
el árbol malo que produce los frutos malos que describe Romanos 1, lo
transforma en uno de bueno que produce frutos buenos: “Amor, gozo, paz,
benignidad, longanimidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5: 5.
22,23).
Desterrado el nihilismo
espiritual por la fe en Jesús, un amanecer resplandeciente aparece en el
horizonte.
Octavi Pereña i Cortina
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