LEY, ¿DÓNDE ESTÁS?
<b>Leyes justas son
la garantía de la prosperidad de los pueblos</b>
Es Palabra de Dios: ”¡Ay
de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, para apartar del juicio
a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo, para
despojar a las viudas, y robar a los huérfanos! ¿Y qué haréis en el día del
castigo? ¿Y a quién os acogeréis para que os ayude cuando venga de lejos el
asolamiento? ¿En dónde dejaréis la vuestra gloria?” (Isaías 10: 1-3). “Vi más
debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad, y en lugar de la justicia,
allí iniquidad” (Eclesiastés 3. 16). Estos dos textos son una muestra de los
muchos que se encuentran en la Biblia que ponen de manifiesto que Dios se
interesa en lo que pasa en los tribunales de justicia y de los pensamientos más
secretos que nacen en las mentes de los legisladores a la hora de redactar
leyes que deben regular la administración de justicia.
“Una ley injusta”, dijo
san Agustín, “de ninguna de las maneras es ley”. ¿Cómo saber si una ley es
justa o injusta? Nos ayudará a responder a esta pegunta la carta que Martin
Luther King escribió desde la cárcel de
Birmingham el 12 de abril de 1963, por desacato a la ley de Alabama contra las
manifestaciones públicas. Encontrándose encarcelado le llegaron a sus oídos
comentarios que sus actividades a favor de los derechos de los negros eran “imprudentes e inoportunos”, y,
“suplicando tanto a los ciudadanos blancos y negros a respetar los principios
de la ley, el orden y de la sensatez”. Como todos los reformadores religiosos y
sociales Luther King fue un loco, irrespetuoso con los principios de la ley, el
orden y de la sensatez.
Refiriéndose a sus
detractores, escribe: “Mostráis muchísima preocupación por nuestro deseo de
desobedecer leyes. Esto es un interés legítimo. Con mucha diligencia insistimos
que las personas obedezcan la decisión de la Corte Suprema de 1954, ilegalizando la segregación en las
escuelas públicas, es bastante extraño que nos encontremos conscientemente
desobedeciendo algunas leyes. Hay leyes justas y leyes injustas. ¿Cuál s la
diferencia entre las dos? Una ley justa es un código hecho por el hombre que
encaja con la ley moral o la ley de Dios. Una ley injusta es un código que no
está en harmonía con la ley moral. Dicho con el pensamiento de santo Tomás de
Aquino, una ley injusta es una ley humana que no está enraizada en la ley
eterna y natural. Cualquier ley que edifica a la persona humana, es justa.
Cualquier ley que degrada a la persona humana es injusta. Todas las leyes que
segregan son injustas porque la segregación deforma el alma y perjudica a la
persona”.
Romanos 13.1 ordena que
todos se sometan a las autoridades “porque no hay autoridad sino de parte de
Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. ¿Significa esta
declaración que se debe obedecer ciegamente a las autoridades? Este texto
separado del contexto de la Biblia, sí, pero cuando se contrasta con otros
textos, se matiza la obediencia que se debe dar a las autoridades. “Toda la
Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3.16). Los textos que desmienten
los absolutismos de las autoridades también son Palaba de Dios y se deben tener
en cuenta a la hora de enfrentarse al dilema de la desobediencia civil
pacífica.
Martín Lutero, el
reformador alemán del siglo XVI desobedeció a la Iglesia porque se había
alejado de la autoridad de la Biblia. Desobedeció a una autoridad legal, pero
injusta. Por ello se convirtió en un proscrito, en un fuera de la ley,
condenado a muerte. Ahora, casi se le convierte en santo. ¿Qué ha pasado? Que
las denuncias que hacía de la corrupción de la Iglesia eran ciertas.
La desobediencia civil
pacífica la avala la Biblia. Tres jóvenes judíos se expusieron a ser destruidos
por el fuego por desobedecer la ley de Nabucodonosor que obligaba a los
babilonios a adorar la estatua que el rey había mandado construir (Daniel 3.
1-10). El profeta Daniel a pesar de la amenaza de ser lanzado en el foso de los
leones, se negó a a obedecer la ley de Darío que exigía que nadie podía adorar
a otro dios u hombre que no fuese el rey. (Daniel 6: 1-28). Los apóstoles de
Jesús se negaron a obedecer la orden del
Sanedrín que prohibía que predican en el Nombre de Jesús (Hechos 4: 1-22). La
Biblia enseña a desobedecer pacíficamente las leyes injustas.
Las leyes injustas que
estimulan la desobediencia civil pacífica, deben reformarse a la luz de la Ley
de Dios. Asemejándose a la Iglesia que debe estar inmersa en un permanente
estado de reforma a la luz de la Palabra de Dios, los gobernantes y
legisladores deben contrastar continuamente su acción de gobierno a la luz de
la Ley de Dios para que las leyes que legislen sean justas. “La justicia
engrandece a la nación, mas el pecado (leyes injustas) es afrenta de las
naciones” (Proverbios 14: 34).
Octavi Pereña i Cortina
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada