dilluns, 6 de febrer del 2017

2 CRÓNICAS 9: 23

“Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón para oír la sabiduría que Dios le había dado”
De todos los reyes de la tierra que deseaban ver a Salomón para oír la sabiduría que le había dado Dios, sobresale la reina de Saba para comprobar personalmente si lo que se decía de Salomón era cierto. Además de camellos cargados de riquezas, el propósito del viaje real fue probar con “preguntas difíciles” y hablarle “todo lo que tenía en su corazón”.
Por lo que Jesús dijo, la gloria de Salomón era una figura de sí, el Rey de Israel, el descendiente del rey David según al carme a quien Dios había prometido que reinaría eternamente.
Los tipos representan la realidad muy pobremente. El templo glorioso que construyó Salomón, símbolo de la presencia de Dios entre su pueblo, siguiendo las instrucciones recibidas de su padre David, no tiene punto de comparación con la gloria celestial en donde se encuentra el trono en el que se sienta Dios. El maravilloso templo de Salomón envejecía y requería reparaciones. Al final fue destruido por Nabucodonosor. El lugar santísimo celestial  es eterno y su gloria no se desluce.
Con la sabiduría de Salomón ocurre lo mismo. A la sabiduría que el rey recibió de Dios le separa un abismo comparada con la sabiduría que es Dios con la Sabiduría que es el mismo Dios. A pesar que la famosa reina exclama: “Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti y oyen tu sabiduría”  (1 Reyes 10: 8), la sabiduría de Salomón es tinieblas comparada con la Ley de Dios. La sabiduría  de Salomón era corruptible y de hecho se corrompió con el virus de la idolatría y del sexo.
“Los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón para oír la sabiduría que Dios le había dado”. Jesús que es la Sabiduría porque es Dios, lamenta que los hombres no depositen el mismo interés que los reyes del tiempo de Salomón pusieron para ver su gloria y escuchar su sabiduría. Este desinterés tiene un precio. De los labios de Jesús brotan palabras de vida eterna. Ve a los hombres como ovejas sin pastor que se pierden en los laberintos de la vida terrenal. Les falta fijarse en la estrella resplandeciente que los guiaría hasta Belén para adorar al Rey nacido, como lo hicieron los pastores y los magos. Los hombres de nuestro tiempo como los de todas las épocas prefieren oír a embaucadores que les hablan zalamerías que los engatusan para perdición eterna.
Los reyes admiraron la gloria y la sabiduría de Salomón. No dudaron en emprender un largo viaje para poderse deleitar. Jesús, en cambio, que es mucho más que Salomón, muy pocos son los que hacen el gesto de acercarse a Él. Pocos son los que como María, la hermana de Lázaro y de Marta, se sientan a los pies de Jesús para escuchar las palabras de vida eterna que brotan de sus labios.


OSEAS 13: 4

“Mas yo soy el Señor tu Dios desde la tierra de Egipto, no conocerás pues otro Dios fuera de mí, ni otro Salvador sino a mí”
Jesús es el Señor nuestro Dios desde el día de nuestra conversión a Él. De la misma manera que Israel no tenía que conocer a otro dios fuera de Él, ni a otro salvador que no fuese el Señor Jesús, nosotros los cristianos no podemos tener a otro dios ni a otro salvador que no sea Jesús. ¿Quién nos ha redimido de la esclavitud del pecado? ¿Quién si no Jesús es quien con su sangre derramada en la cruz del Gólgota ha pagado el precio de nuestra redención?
Debemos ser muy vigilantes porque Satanás es muy astuto. En el inicio de nuestra historia utilizó a la serpiente para engañar a Eva para hacerle creer que no debía confiar en Dios su Creador, porque es un mentiroso. Adán y Eva creyeron el engaño. Comieron el fruto del árbol prohibido y ocurrió la gran catástrofe: perdieron el privilegio de vivir en el paraíso y fueron expulsados fuera de él, en donde crecen cardos y espinos y fueron condenados a comer su sustento a base de sudor y sufrimiento. Satanás no se nos presenta hoy bajo la forma de serpiente, lo hace de manera muy astuta.
Hoy, Satanás se presenta bajo la apariencia de “obreros fraudulentos que se disfrazan de apóstoles de Cristo”. No se presentan como apóstoles de Satanás, destilando sus labios la hiel que se esconde en sus corazones. No, lo hacen bajo la apariencia de apóstoles de Cristo. Para que nos traguemos el anzuelo, nos hablan medias verdades. Nos dan una de cal y otra de arena. Intentan confundirnos. Crean la duda como la serpiente lo hizo con Adán y Eva. Si lo consigue la victoria es del Maligno.
Santiago nos da la solución para no dejarnos seducir por los obreros fraudulentos que el diablo envía para atraparnos en sus redes: “Someteos pues a Dios, y resistid al diablo, y huirá de vosotros” (4:7). Debemos permitir que Dios gobierne nuestras vidas. ¿Cómo lo conseguiremos? Estudiando la Biblia y orando al Señor para que con la ayuda del Espíritu Santo podamos entenderla correctamente. No debemos olvidar que los “obreros fraudulentos” se nos acercan con la Biblia bajo el brazo, pero la interpretan según las mentiras que les enseña su padre el diablo. Conozcamos la VERDAD de verdad y resistiremos al diablo. Con la VERDAD grabada en el corazón, la victoria sobre Satanás estará garantizada. Persistirá en intentar ofuscarnos con sus medias verdades. Prevalecerá la VERDAD.
               ://octaviperenyacortina22.blogspot.com




Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada