dilluns, 27 de febrer del 2017

NIHILISMO

<b>El nihilismo espiritual nos ha lanzado en el lodazal de la confusión del que no sabemos cómo salir de él</b>
La periodista <b>Berna González</b> le pegunta al filósofo <b>Rüdger Salfransky</b>: ¿Nietzsche i el nihilismo espiritual siguen vigentes en este mundo de hoy? He aquí la respuesta: “Sí, sí, sigue siendo válido. Es el gran problema que está socavando todo. Una sociedad funciona si tiene un sólido fundamento de valores, y estos valores son normalmente de carácter religioso. Si estos valores se van debilitando, los seres humanos pierden sus raíces espirituales. El islam está en auge porque desde el punto de vista espiritual tiene un fundamento muy fuerte. En Europa, en cambio, el cristianismo está en retroceso”.
La periodista menciona <i>nihilismo espiritual</i>. Quizás el lector desconoce el significado “nihilismo”. El diccionario da esta definición: “Negación de toda creencia, negación de todo principio político y social”. La Biblia considera el nihilismo como una filosofía errónea porque niega la existencia de Dios, existencia que no puede demostrarse con razonamientos, pero que la creación da fe de su existencia: “Porque lo que de Dios se conoce le es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1: 19,20). La Biblia considera necedad el nihilismo: “Dice el necio en su corazón: no hay Dios” (Salmo 14: 1). La base del nihilismo filosófico y político se encuentra en la negación de Dios. Dicha negación no s inocua. Tiene trascendencia temporal y eterna.
El filósofo <b>Rüdger Salfransky</b> hace una crítica muy suave del nihilismo espiritual cuando dice: “Una sociedad funciona si tiene un sólido fundamento de valores, y estos valores son normalmente de carácter religioso. Si estos valores se van debilitando, los seres humanos pierden sus raíces espirituales”. La Biblia va al fondo de la gravedad de la negación de Dios cuando dice: “Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves de cuadrúpedos y de reptiles” (vv. 21-23).
El alma no puede permanecer vacía. Si no tiene a Dios el vacío resultante debe llenarse con idolatría. El hombre crea dioses a los que da nombres y apariencias según la época. Hoy, en la Europa civilizada (?) se adoran  imágenes de hombres que llevan nombres de santos y vírgenes. Los cuadrúpedos y reptiles han sido substituidos por los dioses tecnológicos. Pero los resultados siguen siendo los mismos que la idolatría más grosera que se practica en determinados países. <b>Rosana</b>, la cantante, “ve el mundo muy frágil desde hace demasiado tiempo. Sería suficiente con que los seres humanos empezasen a no fomentar aquello que uno no quiere que se le haga. Ser más humanos, estar menos preocupados por el espacio de cada uno y más por el de todos” <b>Rosana</b>, como muchos otros piensa que la solución de los problemas humanos está en la mano del hombre.
“El nihilismo espiritual” de <b> Salfransky</b> lleva a una degradación moral humanamente imposible de deshacer. Convierte la bondad en la que inicialmente fue creado el hombre en maldad que no puede curarse por medio de técnicas sicológicas ni con maquillajes educativos, porque están incapacitadas para erradicar la maldad que se esconde en las profundidades del alma. Los versículos 24 a 32 del primer capítulo de Romanos hacen un retrato de la condición humana no retocado con Photo Shop. Lo presenta con todas sus arrugas y defectos. “La iniquidad del impío me dice al corazón, no hay temor de Dios delante de sus ojos. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos de que su iniquidad no será hallada y aborrecida” (Salmo 36. 1,2). El nihilista no se mira en el espejo de la Palabra de Dios para verse tal como realmente es. Por esto no puede dejar de lado la corrupción que existe en su alma porque no quiere que Jesús, el Médico, le diagnostique la causa de la perversidad que se llama pecado y que con su sangre derramada en la cruz del Gólgota le borre todos sus pecados. Con a ayuda que provee el Espíritu Santo que aplica la sangre preciosa de Jesús en el corazón, el árbol malo que produce los frutos malos que describe Romanos 1, lo transforma en uno de bueno que produce frutos buenos: “Amor, gozo, paz, benignidad, longanimidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5: 5. 22,23).
Desterrado el nihilismo espiritual por la fe en Jesús, un amanecer resplandeciente aparece en el horizonte.
Octavi Pereña i Cortina



MIQUEAS 3: 11

“Sus jefes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en el Señor diciendo: ¿No está el Señor entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros”
La Biblia es la radiografía que pone  al descubierto la situación moral del hombre. Por ser Palabra de Dios la Escritura es un libro intemporal. Cierto es que fue escrita en épocas diversas de la antigüedad, pero su enseñanza se adapta a todos los tiempos. Los escenarios y decorados varían, pero los personajes son los mismos. A pesar de que las personas sean distintas, la naturaleza humana es la misma. Niveles sociales, culturales, religiosos variados, pero el ser humano es el mismo en el aspecto espiritual.
Sin justicia un pueblo no puede progresar. Los letrados aseguran que la justicia es igual para todos los ciudadanos, lo cierto es que no es así. Muchos textos de la Biblia aseguran que la administración de justicia no es justa. Maximilien Robespierre, escribió: “Toda ley que viole los derechos inalienables es esencialmente una ley injusta y tiránica, no es una ley en absoluto”. El cohecho que es el acto de sobornar a un juez o funcionario para que obren contra la justicia y el derecho es el causante de que as sentencias sean tan desfavorables para los pobres y las viudas. Aceptar sobornos entela los ojos de jueces y funcionarios. La injusticia, no la religión, es el oprobio de los pueblos. Lo más triste del caso es que sacerdotes y profetas también enseñan por dinero. El amor al dinero es la raíz de todos los males.
¿Cómo pueden los idólatras enseñar el contenido de las Sagradas Escrituras cristianas?   Los adoradores de ídolos no pueden enseñar la doctrina cristiana. Pueden utilizar la letra de las Escrituras en su adoctrinamiento, pero ignoran totalmente el significado de ellas.
Jueces, funcionarios, ministros de Dios que actúan por dinero hacen las cosas mal y, a pesar de ello “se apoyan en el Señor diciendo: ¿No está el Señor entre nosotros?” Pueden tener el Nombre de Dios a flor de labios, pedro que el Señor esté con ellos es harina de otro costal. Dios no está con los que se venden por dinero. Quienes piensan erróneamente que el Señor está con ellos y que creen que “no vendrá mal sobre nosotros”, recuerden que Cristo, el Juez justo en el momento de la muerte lanzará sus almas en el fuego del infierno y en el día de la resurrección, el día del juicio final, el cuerpo acompañará al alma en la condenación eterna.



MIQUEAS 6:8

“Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y que pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”
El mundo en que vivimos es un caos. Nos encontramos inmersos en un mar de confusión. Las nubes cargadas de tormenta impiden ver a los dirigentes de las naciones la estrella polar que les señala la dirección que deben  seguir. Se convocan reuniones al más alto nivel para analizar las complejas situaciones a las que se enfrentan. Cuantos más esfuerzos para estabilizar el rumbo, menos paz hay en el mundo. No hay paz para el impío ha dicho el Señor. En tanto la impiedad siga presidiendo las reuniones de los gobernantes no habrá paz ni estabilidad. Debido a haber abandonado a Dios el mundo se ha convertido en un mar tempestuoso cuyas olas arrojan lodo y cieno.
El profeta Miqueas dice a su pueblo: “Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y que pide el Señor de ti”.  A pesar de que se habla del silencio de Dios, de que ha enmudecido, quienes piensan tal cosa deben saber que Dios siempre ha hablado por medio de sus profetas y en concreto al final del tiempo por medio de su Hijo que vino para dar a conocer a Dios Padre. ¿Cómo reacciona el hombre ante el hablar de Dios?  Jesús narra a sus oyentes la parábola de los labradores malvados. Un hombre planta una viña y la pone en condiciones para ser explotada. Finalizada la preparación la arrenda y se va lejos. Llegado el momento de la vendimia envía a sus siervos para que re cojan la parte que le corresponde. En vez de cumplir el trato, golpearon a uno de los enviados, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon. “Finalmente envió a su hijo, diciendo: “tendrán respeto a mi hijo”, pero lo mataron. Los siervos del propietario de la viña son los profetas que a lo largo de la historia de Israel Dios mandó para anunciarles el mensaje de salvación, pero no hicieron caso a sus palabras. El hijo al que matan no es otro que Jesús que mataron en la cruz del Gólgota.
“Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos. Pero al buscar como echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta” (Mateo 21:33-46).
El profeta Miqueas dice a Israel lo que el Señor le pide: “Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. La respuesta fue: No oiremos para hacer la voluntad de Dios. El resultado de desatender las palabras de Dios fue la destrucción del templo y el destierro a tierras lejanas. La moraleja de la parábola de los labradores malvados es que la desobediencia a Dios le sigue el castigo, tanto en el aspecto individual como nacional. La desolación que existe en el mundo actual es la evidencia de que Dios no miente y que en el momento establecido la sentencia se ejecuta.



dilluns, 20 de febrer del 2017

AMÓS 7: 10

“Entonces el sacerdote Amasias de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel, la tierra no puede sufrir todas sus palabras”
Amós, un pastor de Tecoa, probablemente un hombre no instruido según la manera que el hombre entiende por instrucción. Tal como hoy consideramos la educación, Amós tal vez no habría pasado de primaria y evidentemente desconocería que son los estudios universitarios. Evidentemente no habría asistido a la escuela de profetas, pero sí, se había sentado a los pies del Señor atendiendo su palabra y abriéndole el corazón con intensa oración.
Lo que el Nuevo Testamento dice de la niñez de Juan el Bautista: ”Y el niño crecía, y se fortalecía su espíritu, y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel” (Lucas 1:80), bien se podría aplicar a Amós.
De Amós la Biblia no dice nada acerca de su infancia. Su profesión de pastor le mantenía alejado del mundo. El aislamiento no le impedía saber lo que le sucedía a su pueblo. La preparación espiritual que tanto él como Juan el Bautista habían adquirido en “lugares desiertos”, sirvió para que en el momento determinado por Dios, con voz de trueno, denunciasen el pecado de su pueblo y hablaran de la urgente necesidad de arrepentirse para recibir el perdón de Dios y así cambiar el sendero que conducía  la nación al desastre.
La predicación de Juan el Bautista hoy tampoco sería bien recibida en una sociedad hedonista que, ante todo, lo que persigue es el placer sensual. ¿Aceptaría la sociedad actual la denuncia que Juan el Bautista hacía del adulterio del rey Herodes con Herodías esposa de Felipe su hermano? Evidentemente no. ¿Sería bien recibido el mensaje de Amós en nuestros días denunciando que “vendían por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y trastornan el camino de los humildes, y el hijo y su padre se llegan a la misma mujer, profanado mi santo nombre? ” (1:7). Ni el mensaje de Juan el Bautista ni el de Amós hoy no serían bien recibidos.
La reacción al mensaje de Amós: El sacerdote  Amasias de Bet-el, centro idolátrico se apresura a ir al rey, el poder político, a buscar ayuda para silenciar la voz de trueno de Amós acusándolo de sedición: “Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel, la tierra no puede sufrir todas sus palabras”. A los impíos les repele la Palabra de Dios porque “aman más las tinieblas que la luz, porque sus obras son malas” (Juan 3: 19)

 

JONÁS 1: 3

“Y Jonás se levantó para huir de la presencia del Señor a Tarsis…… y pagando su pasaje entró en (la nave) para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Señor”
Cada hijo de Dios tiene una función que cumplir en la expansión del Reino de Dios aquí en la tierra. A menudo desertamos de nuestras responsabilidades por motivos desafortunados: xenofobia, misogamia, racismo, políticos…Cada vez que rechazamos a una persona, por el motivo que sea, dejamos de verla como el prójimo al que debemos ayudar. Puede ser que necesite ayuda material. No siempre es así. La mayoría de las personas que entran en contacto con nosotros necesitan el Pan y el Agua de Vida que es el Señor Jesucristo. Los judíos del tiempo de Jesús no se trataban con los samaritanos. Cuando Jesús dijo a sus compatriotas que Dios envió a Elías a una viuda gentil, sidonita para más precisión y no a las viudas de Israel y a Eliseo a limpiarde la lepra de Naamán, general del rey de Siria y no a los leprosos de Israel, “se llenaron de ira, y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbe del monte sobre la cual estaba edificada su ciudad, para despeñarlo” (Lucas 4: 25-29).
Los prejuicios raciales estorban la expansión del Reino de Dios. A principios de la iglesia y debido a la persecución que sufrían los cristianos de Jerusalén, éstos abandonaron la ciudad refugiándose en tierra de gentiles: “No hablando a nadie la Palabra, sino solo a los judíos” (Hechos 11:19), desatendiendo el mensaje que Jesús transmitió “de hacer discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). Los gentiles no entraban en sus planes de evangelización. El amor al prójimo no estaba suficientemente arraigado en sus corazones. A pesar que Pedro gracias a una visión (Hechos 10: 9-27), tenía que desterrar prejuicios. Debo mencionar un versículo concreto en el que el apóstol dice a Cornelio, el centurión romano al que era enviado a hablar la Palabra de Dios. “Vosotros sabéis cuán abominable es para un judío juntarse o acercarse a un extranjero, pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo” (v. 28). A pesar de la revelación tan directa que recibió Pedro, el apóstol no entendió que Dios no hace acepción de personas y que sin distinción alguna todas tienen el derecho de recibir el Evangelio. El apóstol Pablo tuvo que reprenderle por no defender públicamente que la salvación exclusivamente es por fe y no por obras (Gálatas 2: 11-16).
Pidamos perdón a Dios por no haber aprendido la lección
                              


DIOS ES JUSTO

<b>Los seres humanos serán más justos si se inspiran en la Ley de Dios que es el modelo perfecto de Ley</b>
Vida Universal, autor del escrito <i>La Iglesia ya encontró al culpable</i>, se refiere a que la Biblia contiene pasajes no demasiado conocidos que muy probablemente se han intentado ocultar por su gran violencia, y por la facilidad con la que se recomienda matar…”. El redactor del escrito dice: “De lo que no hay duda es que seguir tales disposiciones religiosas pondría en peligro el futuro de la propia Institución (Iglesia). Esto que no es ajeno a los dirigentes eclesiásticos, ha dado lugar a que se busque una explicación coherente y convincente a pesar de la dificultad de la empresa, y el resultado fue el siguiente: “Tales disposiciones ya han dejado de tener valor puesto que Dios ha cambiado”. De hecho, el presidente de la Iglesia luterana de Alemania, el obispo <b>Wolfgang Huber</b> dijo al respecto: “La Biblia es la historia del progresivo distanciamiento del Dios belicoso del Antiguo Testamento, hasta llegar al Sermón de la Montaña donde se vuelve otra vez bondadoso y no violento”.
El obispo <b>Wolfgang Huber</b> se equivoca cuando dice que la Biblia nos muestra un Dios mudable. Si fuese así, el Dios de la Biblia sería un dios más entre los muchos dioses que el hombre se ha inventado. El Yahveh del Antiguo Testamento es el Jesús del Nuevo. Yahveh/Jesús personifica la justicia divina.
Dios el Creador del hombre ha dictado unas leyes por las que el hombre debe regirse si es que desea mantener una buena relación con Él. Encontrándose la primera pareja en el paraíso, por instigación satánica  comió el fruto del árbol prohibido, con el resultado de que se escondieron de la presencia de Dios con el cual conversaban directamente y, posterior expulsión de Edén. Como se ve el ser humano no quiere estar sujeto a la Ley divina. Esta desobediencia tiene un precio muy elevado, tal como se ve en nuestros días con el incremento de la criminalidad, la violencia doméstica, los conflictos sociales y las guerras que lo destruyen todo.
El problema de la insensatez de Dios que apunta Vida Universal y muchos otros, no es nada más que la manifestación de la insensatez de los hombres que prefieren vivir de espaldas a Dios. Los hombres no quieren someterse a Dios y a su Ley que ha legislado, no para hacernos la puñeta, sino para nuestro bien.
Dios es justo y su ley es justa. Dios como Juez supremo que es,  tiene que dictar sentencia. Esto es lo que le desagrada al hombre. Nos produce placer romper la Ley de Dios  y nos disgusta que el Juez que nos juzga dicte sentencia condenatoria. Nuestra oposición, pero, no puede impedir que con el martillo en la mano golpee la mesa y pronuncie la sentencia: CULPABLE.
Vida Universal dice: “El Antiguo Testamento no duda en recomendar matar adúlteros, homosexuales, adivinadores, a quienes trabajan en sábado e incluso a aquellos hijos que desobedecen a sus padres”. Vida Universal se deja muchas cosas en el tintero en su afán de defender lo que él considera la crueldad de Dios.
Debe irse a la fundación de Israel como nación. Dios le dice a Abraham que su descendencia será esclava durante 400 años en Egipto. Un hecho que no debe pasarse por alto: “Y en la cuarta generación volverán acá (la tierra de Canaán), porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí” (Génesis 15:16). El apóstol Pedro escribe algo que aporta luz al por qué la moratoria de poder entrar los israelitas en la Tierra Prometida: “El Señor no retarda su promesa” (su venida gloriosa para juzgar a los hombres), según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). El exterminio de los pueblos que estaban asentados en Canaán fue el resultado de la ejecución de la sentencia de Dios que los declaraba culpables. La iniquidad de los amorreos había llegado al punto de no retorno. Ya no podían desprenderse de la iniquidad alcanzada.
La relación de Israel con Dios que los había liberado de la esclavitud egipcia fue de vasallaje. El Decálogo, los Diez Mandamientos, van precedidos de esta introducción: “Y habló Dios todas estas palabras diciendo: yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipcio, de casa de servidumbre” (Éxodo 20: 1,2). Israel no cumplió el pacto al que se había comprometido. El resto de amorreos que no fueron expulsados de la Tierra fueron un azote para los israelitas. Dios usa instrumentos humanos para castigar a quienes quebrantan su Ley.
¿Quién puede decir que el terror que impone el Estado Islámico y los movimientos islamista extremistas, no son los instrumentos que Dios prepara para castigar a Occidente  que, habiendo sido bendecido por Dios, en vez de serle agradecido por las bendiciones recibidas, le da la espalda y busca dioses que no pueden salvar. Lo que nos está sucediendo, ¿no debe ser motivo de reflexión?
Octavi Pereña i Cortina


dilluns, 13 de febrer del 2017

REFORMA JUDICIAL

<b>Las leyes humanas deben ser contrastadas con la Ley de Dios para aspirar a ser justas</b>
En el escrito <i>La voz de la conciencia</i>, <b>Gloria Moreno</b> relata las dificultades judiciales de un periodista de televisión y su equipo, acusados de tráfico de personas porque habían ayudado a un niño siriano a llegar a Suecia. El documental  de las peripecias del viaje de Grecia a Suecia fue gravado a principios de 2014 y emitido por SVT en enero de 2015. A pesar de las muestras de apoyo que recibió <b>Frederik Önnevall</b> y su equipo, la policía no tardó en presentar una acusación contra ellos de tráfico de personas.
Los periodistas rechazan la acusación ya que no recibieron dinero a cambio de la ayuda prestada al joven <b>Abed<b>. Cuando el adolescente siriano fue llamado a declarar dijo: “Fue un acto de humanidad, sólo querían ayudarme”.  <b>Gloria Moreno</b>, escribe: “La Fiscalía resalta que lo que se juzga no es la moralidad de los hechos, sino su legalidad”. Aquí aparece una cuestión: ¿Es correctos que las leyes estén en contradicción con la moral? La respuesta correcta a esta pregunta es esencial para el futuro de Europa y para los países de la Unión. Si se está a favor de que la moral y la ética, en definitiva Dios, no tengan nada que ver con la justicia, entonces se condena a Europa  y a los países que la forman a la barbarie, a la ley del más fuerte, que todos los medios son legítimos para conseguir objetivos. En definitiva, una ley sin justicia no es ley, es un papel que una vez usado se lanza al retrete, que es substituido por otro y así indefinidamente.
Al leer en el escrito de <b>Gloria Moreno</b> que la Fiscalía sueca lo que juzga no es la moralidad de los hechos sino su legitimidad, recordé que hace unos años el Gobierno español prohibió a los andaluces que vivían en la zona costera a la que llegaban pateras sobrecargadas de  inmigrantes enfermos, hambrientos, desnutridos. Suecia y España y tantos otros países pretenden que las personas sean meros números en las estadísticas de población, sin alma, que puedan ser manipuladas a placer por el Gobierno de turno. El ser humano sin ley moral que lo gobierne se convierte en un monstruo. El día a día pone de manifiesto la cantidad de monstruos que pululan por nuestras ciudades y pueblos. Muchos de estos monstruos  son personas que defienden con todo el poder que les concede la ley, la preeminencia de la ley por encima de la moral. Convierten la ley en un ídolo. La ley como todos los ídolos destruye a sus adoradores.
Está documentado que en los inicios de la era cristiana, cuando los ciudadanos romanos eran obligados a quemar unos granos de incienso ante la estatua del emperador que representaba la ley, los cristianos poniendo en peligro sus vidas se negaban a hacerlo porque tenían una Ley, la de Dios, que estaba por encima de cualquier otra ley. No podían jurar fidelidad a una ley injusta. No podían acallar sus conciencias acatando servilmente una ley injusta. ”Nada es políticamente correcto que sea moralmente equivocado” (<b>Abraham Lincoln</b>)
<b>Maimónides</b> ,el filósofo judío nacido en Córdoba, ha dejado constancia de su pensamiento político cuando escribe: “Por otro lado si una ley vigente desde hace mucho tiempo y en el transcurso de los años resulta ser anacrónica, debe derogarse de inmediato. En términos jurídicos la cuestión se resume así: “Se sancionó una ley en Israel, y permaneció vigente durante muchos años y, en determinado momento apareció un nuevo tribunal y se comprobó que aquella ley no satisfacía las exigencias del momento, en este caso debe anularse, aun cuando el nuevo tribunal sea inferior en sabiduría  y autoridad al tribunal original”.
<b>Elihú</b>, uno de los amigos del patriarca Job que fue a visitarle para confortarlo en su aflicción hace esta pregunta: “¿Podrá gobernar alguien que odia la justicia?” (Job 34:17). Una pregunta para la reflexión. Cuando la Fiscalía sueca juzga el hecho moralmente correcto a  <b>Frederik Önnevall</b> y a su equipo por haber cometido una ilegalidad, ¿los jueces pueden juzgar? Legalmente sí porque poseen el título que les acredita como jueces, pero sus sentencias a pesar de que sean legales, si son contrarias a la moral, son ilegales. El profeta <b>Amós</b> dice: “Los que convertís en ajenjo el juicio, y la justicia la echáis por tierra” (5:7). Y <b>Moisés</b> confirma. “No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito” (Éxodo 23.6).David
Los males de la administración de justicia el Predicador, el hijo de David, autor de Eclesiastés, los revela cuando escribe: “Vi debajo del sol: en lugar de juicio, allí impiedad, y en lugar de la justicia, allí iniquidad” (3:16). Personas injustas se han apoderado de las salas de justicia, por esto, hechos moralmente correctos se pueden convertir en ilegales. En cambio, se promulgan leyes que legalizan la violencia doméstica en Rusia y que aprueban la corrupción en Rumania.
Octavi Pereña i Cortina


NEHEMIAS 8:8
“Y leían en la Ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendían la lectura”
Un grupo de judíos deportados a Babilonia regresa a Jerusalén y se enfrasca en la reconstrucción de las murallas y el templo. Bajo la dirección de Esdras y el pueblo concentrado en la plaza se leyó el libro de la Ley de Dios y, “ponían el sentido, de modo que entendían la lectura”. Entender la Biblia es de capital importancia para las personas que quieren crecer en el conocimiento de Dios. Para ello es preciso que en las iglesias se encuentren personas dotadas por el Espíritu Santo para hacer comprender el significado dela Biblia a quienes se congregan para oír la palabra de Dios. Cristo ascendido a los cielos “dio dones a los hombres” (Efesios 4:8).  “Y El mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra de ministerio para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (vv.11-13).
El ministerio cristiano no es de elección humana. Es el Señor quien escoge a las personas que deben desempeñarlo aun cuando lo hace por la instrumentalidad humana. La iglesia incipiente cuando se vio en la necesidad de llenar en el grupo de los apóstoles la vacante dejada por la muerte del traidor Judas, “orando dijeron: Tú Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido” (Hechos 1: 24).
La iglesia no es un partido político, ni una asociación sin ánimo de lucro que pueden elegir a la ligera las juntas directivas. La iglesia debe escoger a sus pastores y diáconos de manera muy seria porque tiene que ver con la gloria de Dios y la salvación de los pecadores.
La iglesia cuando se reúne para elegir a sus pastores debe tener muy claro que la finalidad de los elegidos es “perfeccionar a los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe  y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida y a estatura de la plenitud de Cristo”.
Desconozco si la iglesia en la que se congrega el lector se encuentra en el momento de tener que elegir pastor. Según los textos empleados en este comentario, el futuro de la iglesia depende de la idoneidad de las personas escogidas para gobernar a la iglesia. La elección de quienes deben instruir al pueblo para que entienda la palabra de Dios debe hace bajo la dirección del Espíritu Santo.


OSEAS 14: 9
“¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos del Señor son rectos, y los justos andarán por ellos, mas los rebeldes caerán en ellos”
¿Por qué hay tantas personas que cuando se refieren al Antiguo Testamento acusan  a Dios de injusto y cruel por ordenar la muerte de homosexuales, violadores del sábado, de hijos rebeldes…?  Porque estas personas no son salvas, no entienden, no son prudentes para saber.
Antes que nada se debe tener presente que para entender correctamente la Biblia, el intérprete debe poseer el Espíritu Santo. Sin su presencia al hombre le es totalmente imposible entender el pensamiento de Dios que debe ser analizado espiritualmente. Cuando se analiza el Antiguo Testamento con la ayuda del Espíritu Santo, se entiende que las órdenes aparentemente injustas y crueles que da Dios las da según su justicia sin mácula. Dios castiga a los pecadores según la gravedad de su pecado. No debe olvidarse que la justicia de Dios es perfecta  y que todos los hombres deben enfrentarse a ella en un momento u otro. De manera definitiva cuando deberá enfrentarse al tribunal de Cristo en el día final.
Volvamos al presente: “¿Quién es sabio para que entienda, y prudente para que lo sepa?” Quienes son sabios y entienden que los caminos del Señor son rectos, el texto nos dice que son los justos. Los justos, los que han sido salvados por la fe en Jesús  son los únicos capacitados para entender que las supuestas injusticias y crueldades de Dios son actos de su justicia. Los caminos del Señor son rectos y los justos andarán por ellos. Transitan por el camino estrecho que es Jesús que conduce al Padre y a la vida eterna.  Lo que preocupa a los justos no son los juicios de Dios, sino la rebeldía de los hombres que en su obcecación persisten en enfrentarse a Dios. Desconocen lo que es el arrepentimiento y la humildad para reconocer que son pecadores merecedores de oír la sentencia del Juez justo: CULPABLE.
Los juicios de Dios son justos y verdaderos. Cuando los rebeldes abran los ojos en el reino de la muerte descubrirán que lo que ellos consideraban injusticias y crueldades de Dios no lo eran. Lo descubrirán cuando será demasiado para arrepentirse.
Hoy es el día de la salvación. Todavía está abierta la puerta que está abierta para que el pecador ande por la fe por el camino estrecho que es Jesús que conduce a la vida eterna. Es una decisión que el rebelde no puede dejar para mañana porque es posible que el mañana no dé lugar al arrepentimiento.

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dilluns, 6 de febrer del 2017

LEY, ¿DÓNDE ESTÁS?

<b>Leyes justas son la garantía de la prosperidad de los pueblos</b>
Es Palabra de Dios: ”¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo, para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos! ¿Y qué haréis en el día del castigo? ¿Y a quién os acogeréis para que os ayude cuando venga de lejos el asolamiento? ¿En dónde dejaréis la vuestra gloria?” (Isaías 10: 1-3). “Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad, y en lugar de la justicia, allí iniquidad” (Eclesiastés 3. 16). Estos dos textos son una muestra de los muchos que se encuentran en la Biblia que ponen de manifiesto que Dios se interesa en lo que pasa en los tribunales de justicia y de los pensamientos más secretos que nacen en las mentes de los legisladores a la hora de redactar leyes que deben regular la administración de justicia.
“Una ley injusta”, dijo san Agustín, “de ninguna de las maneras es ley”. ¿Cómo saber si una ley es justa o injusta? Nos ayudará a responder a esta pegunta la carta que Martin Luther King  escribió desde la cárcel de Birmingham el 12 de abril de 1963, por desacato a la ley de Alabama contra las manifestaciones públicas. Encontrándose encarcelado le llegaron a sus oídos comentarios que sus actividades a favor de los derechos de los negros  eran “imprudentes e inoportunos”, y, “suplicando tanto a los ciudadanos blancos y negros a respetar los principios de la ley, el orden y de la sensatez”. Como todos los reformadores religiosos y sociales Luther King fue un loco, irrespetuoso con los principios de la ley, el orden y de la sensatez.
Refiriéndose a sus detractores, escribe: “Mostráis muchísima preocupación por nuestro deseo de desobedecer leyes. Esto es un interés legítimo. Con mucha diligencia insistimos que las personas obedezcan la decisión de la Corte Suprema  de 1954, ilegalizando la segregación en las escuelas públicas, es bastante extraño que nos encontremos conscientemente desobedeciendo algunas leyes. Hay leyes justas y leyes injustas. ¿Cuál s la diferencia entre las dos? Una ley justa es un código hecho por el hombre que encaja con la ley moral o la ley de Dios. Una ley injusta es un código que no está en harmonía con la ley moral. Dicho con el pensamiento de santo Tomás de Aquino, una ley injusta es una ley humana que no está enraizada en la ley eterna y natural. Cualquier ley que edifica a la persona humana, es justa. Cualquier ley que degrada a la persona humana es injusta. Todas las leyes que segregan son injustas porque la segregación deforma el alma y perjudica a la persona”.
Romanos 13.1 ordena que todos se sometan a las autoridades “porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. ¿Significa esta declaración que se debe obedecer ciegamente a las autoridades? Este texto separado del contexto de la Biblia, sí, pero cuando se contrasta con otros textos, se matiza la obediencia que se debe dar a las autoridades. “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3.16). Los textos que desmienten los absolutismos de las autoridades también son Palaba de Dios y se deben tener en cuenta a la hora de enfrentarse al dilema de la desobediencia civil pacífica.
Martín Lutero, el reformador alemán del siglo XVI desobedeció a la Iglesia porque se había alejado de la autoridad de la Biblia. Desobedeció a una autoridad legal, pero injusta. Por ello se convirtió en un proscrito, en un fuera de la ley, condenado a muerte. Ahora, casi se le convierte en santo. ¿Qué ha pasado? Que las denuncias que hacía de la corrupción de la Iglesia eran ciertas.
La desobediencia civil pacífica la avala la Biblia. Tres jóvenes judíos se expusieron a ser destruidos por el fuego por desobedecer la ley de Nabucodonosor que obligaba a los babilonios a adorar la estatua que el rey había mandado construir (Daniel 3. 1-10). El profeta Daniel a pesar de la amenaza de ser lanzado en el foso de los leones, se negó a a obedecer la ley de Darío que exigía que nadie podía adorar a otro dios u hombre que no fuese el rey. (Daniel 6: 1-28). Los apóstoles de Jesús se negaron a obedecer  la orden del Sanedrín que prohibía que predican en el Nombre de Jesús (Hechos 4: 1-22). La Biblia enseña a desobedecer pacíficamente las leyes injustas.
Las leyes injustas que estimulan la desobediencia civil pacífica, deben reformarse a la luz de la Ley de Dios. Asemejándose a la Iglesia que debe estar inmersa en un permanente estado de reforma a la luz de la Palabra de Dios, los gobernantes y legisladores deben contrastar continuamente su acción de gobierno a la luz de la Ley de Dios para que las leyes que legislen sean justas. “La justicia engrandece a la nación, mas el pecado (leyes injustas) es afrenta de las naciones” (Proverbios 14: 34).

Octavi Pereña i Cortina 

2 CRÓNICAS 9: 23

“Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón para oír la sabiduría que Dios le había dado”
De todos los reyes de la tierra que deseaban ver a Salomón para oír la sabiduría que le había dado Dios, sobresale la reina de Saba para comprobar personalmente si lo que se decía de Salomón era cierto. Además de camellos cargados de riquezas, el propósito del viaje real fue probar con “preguntas difíciles” y hablarle “todo lo que tenía en su corazón”.
Por lo que Jesús dijo, la gloria de Salomón era una figura de sí, el Rey de Israel, el descendiente del rey David según al carme a quien Dios había prometido que reinaría eternamente.
Los tipos representan la realidad muy pobremente. El templo glorioso que construyó Salomón, símbolo de la presencia de Dios entre su pueblo, siguiendo las instrucciones recibidas de su padre David, no tiene punto de comparación con la gloria celestial en donde se encuentra el trono en el que se sienta Dios. El maravilloso templo de Salomón envejecía y requería reparaciones. Al final fue destruido por Nabucodonosor. El lugar santísimo celestial  es eterno y su gloria no se desluce.
Con la sabiduría de Salomón ocurre lo mismo. A la sabiduría que el rey recibió de Dios le separa un abismo comparada con la sabiduría que es Dios con la Sabiduría que es el mismo Dios. A pesar que la famosa reina exclama: “Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti y oyen tu sabiduría”  (1 Reyes 10: 8), la sabiduría de Salomón es tinieblas comparada con la Ley de Dios. La sabiduría  de Salomón era corruptible y de hecho se corrompió con el virus de la idolatría y del sexo.
“Los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón para oír la sabiduría que Dios le había dado”. Jesús que es la Sabiduría porque es Dios, lamenta que los hombres no depositen el mismo interés que los reyes del tiempo de Salomón pusieron para ver su gloria y escuchar su sabiduría. Este desinterés tiene un precio. De los labios de Jesús brotan palabras de vida eterna. Ve a los hombres como ovejas sin pastor que se pierden en los laberintos de la vida terrenal. Les falta fijarse en la estrella resplandeciente que los guiaría hasta Belén para adorar al Rey nacido, como lo hicieron los pastores y los magos. Los hombres de nuestro tiempo como los de todas las épocas prefieren oír a embaucadores que les hablan zalamerías que los engatusan para perdición eterna.
Los reyes admiraron la gloria y la sabiduría de Salomón. No dudaron en emprender un largo viaje para poderse deleitar. Jesús, en cambio, que es mucho más que Salomón, muy pocos son los que hacen el gesto de acercarse a Él. Pocos son los que como María, la hermana de Lázaro y de Marta, se sientan a los pies de Jesús para escuchar las palabras de vida eterna que brotan de sus labios.


OSEAS 13: 4

“Mas yo soy el Señor tu Dios desde la tierra de Egipto, no conocerás pues otro Dios fuera de mí, ni otro Salvador sino a mí”
Jesús es el Señor nuestro Dios desde el día de nuestra conversión a Él. De la misma manera que Israel no tenía que conocer a otro dios fuera de Él, ni a otro salvador que no fuese el Señor Jesús, nosotros los cristianos no podemos tener a otro dios ni a otro salvador que no sea Jesús. ¿Quién nos ha redimido de la esclavitud del pecado? ¿Quién si no Jesús es quien con su sangre derramada en la cruz del Gólgota ha pagado el precio de nuestra redención?
Debemos ser muy vigilantes porque Satanás es muy astuto. En el inicio de nuestra historia utilizó a la serpiente para engañar a Eva para hacerle creer que no debía confiar en Dios su Creador, porque es un mentiroso. Adán y Eva creyeron el engaño. Comieron el fruto del árbol prohibido y ocurrió la gran catástrofe: perdieron el privilegio de vivir en el paraíso y fueron expulsados fuera de él, en donde crecen cardos y espinos y fueron condenados a comer su sustento a base de sudor y sufrimiento. Satanás no se nos presenta hoy bajo la forma de serpiente, lo hace de manera muy astuta.
Hoy, Satanás se presenta bajo la apariencia de “obreros fraudulentos que se disfrazan de apóstoles de Cristo”. No se presentan como apóstoles de Satanás, destilando sus labios la hiel que se esconde en sus corazones. No, lo hacen bajo la apariencia de apóstoles de Cristo. Para que nos traguemos el anzuelo, nos hablan medias verdades. Nos dan una de cal y otra de arena. Intentan confundirnos. Crean la duda como la serpiente lo hizo con Adán y Eva. Si lo consigue la victoria es del Maligno.
Santiago nos da la solución para no dejarnos seducir por los obreros fraudulentos que el diablo envía para atraparnos en sus redes: “Someteos pues a Dios, y resistid al diablo, y huirá de vosotros” (4:7). Debemos permitir que Dios gobierne nuestras vidas. ¿Cómo lo conseguiremos? Estudiando la Biblia y orando al Señor para que con la ayuda del Espíritu Santo podamos entenderla correctamente. No debemos olvidar que los “obreros fraudulentos” se nos acercan con la Biblia bajo el brazo, pero la interpretan según las mentiras que les enseña su padre el diablo. Conozcamos la VERDAD de verdad y resistiremos al diablo. Con la VERDAD grabada en el corazón, la victoria sobre Satanás estará garantizada. Persistirá en intentar ofuscarnos con sus medias verdades. Prevalecerá la VERDAD.
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