dilluns, 29 d’agost del 2016

PROVERBIOS 16:2

“Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, pero el Señor pesa los espíritus”
Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona en su escrito: Educar en los valores humanos, escribe: “Estimados lectores, en este tiempo de verano en que el día es más largo queda tiempo para hacer muchas cosas, no estaría nada mal que pudierais dedicar un poco de tiempo en reflexionar un poco y ver como educáis, o mejor, como educamos a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes. Educar no es dar todo lo que piden y quieren, educar es ayudarles a sacar todos los valores que llevan dentro, como seres humanos que son, creados por un Dios que no hace despojos, sino que hizo al hombre y a la mujer muy buenos, personas que llevan el sello del Creador, su imagen y semejanza, llenos de dignidad y de belleza. No hay nadie que no lleve preciosos tesoros humanos para sacar, para educar. Ayudarles a sacarlos, a dar forma a estos valores que ya llevan y enseñarlos a ponerlos al servicio de los otros, en esto consiste la bella, paciente e imprescindible tarea de educar”. El eclesiástico olvida que “el sello de Creador, su imagen y semejanza, llenos de dignidad y de belleza”, se perdió en el huerto de Edén, cuando Adán, en representación de toda su posteridad, pecó. A partir de aquel instante el ser humano de ser un hijo de Dios pasa a ser un hijo de Satanás y, como tal desea hacer las obras de su malvado padre.
“La bella, paciente e imprescindible tarea de educar” no consiste en ayudar a los hijos “a sacar, a dar forma estos valores que ya llevan y enseñarlos a ponerlos al servicio de los otros”. El arzobispo nos presenta al niño como a un buen chico al que hay que ayudar un poquito para que saque lo bueno que hay en él. Esta enseñanza no es evangélica porque ignora que la belleza original en que fue creado el hombre se ha perdido y sólo puede restablecerse por la fe en Cristo que hace que el pecador, el hijo de Satanás, se convierta en una nueva criatura, en un hijo de Dios que anhela andar en santidad, lo cual hace que la imagen de Jesús se vaya reproduciendo en su vida.
La enseñanza de la bondad innata del hombre es antievangélica porque si el hombre es bueno por naturaleza y lo único que necesita es un poquito de ayuda, no precisa arrepentirse de sus pecados, dejar de cometerlos,  y creer en Jesús como su único Salvador. No debe extrañarnos, pues, que debido a la enseñanza de la bondad innata del hombre que transmite el artículo Educar en los valores humanos no se encuentre la más mínima insinuación de la necesidad de arrepentimiento y del abandono de los pecados. Cuando Jesús comió en casa de Leví, el recaudador de impuestos, los escribas y fariseos murmuraban porque los discípulos de Jesús comían en compañía de cobradores de impuestos y pecadores. Jesús sale al paso de aquellos que creían en la bondad innata del hombre  y les dice: ”Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores al arrepentimiento”  (Lucas 5: 31,32).


OSEAS 14:3

“No nos librará el asirio, no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros, porque en ti el huérfano alcanzará misericordia”
Israel es como el hijo pródigo que abandona la casa del padre en donde no le faltaba nada para irse a un país lejano gastando todo su patrimonio en juegas y prostitutas, viéndose obligado a guardar cerdos, animales inmundos para los israelitas. Pero el Señor, como el padre de la parábola no se olvida de su pueblo: “Vuélvete, oh Israel, al Señor tu Dios, porque por tu pecado caído. Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved al Señor, y decidle: quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios” (vv.1,2).
Oh Israel, me has abandonado para seguir a otros dioses que no son dioses. Te has apoyado en cañas quebradas que son los dioses de los pueblos vecinos y has salido maltrecho de la ayuda que te han ofrecido. ¡Vuélvete a mí, oh rebelde Israel! “yo sanaré tu rebelión, te amaré de pura gracia, porque mi ira se apartó de ti” (v.4). “En mi el huérfano alcanzará misericordia” (v.3).
Debido a la amenaza de Asiria, Israel “desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga, no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:6). Al igual que Judá Israel tiene que ser amonestada: ”El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor, Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento”. A pesar de la insensatez de Israel si éste hace caso de la invitación de volverse al Señor, “yo seré a Israel como rocío, él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano” (Oseas 14:3).

Israel se encuentra ante un dilema: escoger entre la vida y la muerte. El Señor le pregunta: “¿Quién es sabio para que entiende esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos del Señor son rectos, y los justos andarán por ellos, mas los rebeldes caerán en ellos” (v.9). Con este texto finaliza el libro de Oseas. La historia nos dice que Israel por Asiria y Judá por Babilonia fueron arrasados. Como naciones escogieron el camino ancho que los condujo a su destrucción nacional. La historia se repite en otros escenarios. Ahora el Señor invita a las naciones cristianas a arrepentirse de sus pecados, de haber apostatado de Cristo. Los brazos extendidos del Padre celestial esperan poder abrazar a sus hijos que le han abandonado. La puerta de la misericordia sigue abierta. Llegará un momento, pero, que se cerrará. Cuando esto ocurra les sucederá lo mismo que les ocurrió a las cinco vírgenes necias que no tenían aceite para sus lámparas, Cuando regresaron de comprarlo encontraron que la puerta que daba acceso al banquete estaba cerrada. Por más que insistieron llamando, como respuesta recibieron: No os conozco. Quedarse fuera del banquete de bodas del Cordero significa el llanto y el crujir de dientes eterno. El lector se encuentra ante la encrucijada en que debe elegir entre el camino de la vida o el de la muerte, ¿cuál eliges? 

PLACER CON SUFRIMIENTO

<b>La mujer no es un objeto de placer para el hombre sino una persona que ante Dios está en el mismo plano de igualdad </b>
Durante los Sanfermines del 2016 se dieron cinco casos de agresiones sexuales. La más destacada consistió en la violación de una joven de 19 años por cinco hombres. La violación fue grabada en vídeo que reproduce el diálogo que mantuvieron con el resto del grupo que no viajó a Pamplona conocido como <i>Manada</i>.
La periodista <b<Pilar Rahola</b> comentando este hecho en su escrito <i>La masa</i> redacta: “Al contrario, no existe nada más patético que un individuo sumergido en el magma de la multitud, convertido en trasto viejo de carne que bebe, grita, mea y conjuga el resto de verbos primarios, sin otro sonido que el sonido de la masa. Cuando esto sucede, el único trazo de humanidad que le queda es el sudor del sobaco… ¿Cuántos de estos chulos que manosean senos, culos e incluso llegan al abuso, harían lo mismo en solitario? Es posible que sea gente normal, con sus vidas, con sus novias, sus historias, sin otro esplendor que lo grisáceo de la cotidianidad. Pero llegan a la fiesta en manada, se sienten machos alfa liberados y convencidos que la multitud otorga invisibilidad, se olvidan de que son seres humanos”.
Los ayuntamientos de diversos municipios toman nota de lo sucedido en Pamplona y, aun cuando en sus localidades no se haya presentado el asedio sexual a mujeres durante las fiestas locales, preparan campañas de concienciación porque es preferible prevenir que curar. La editorial de SEGRE (24/08/2016) hace una lectura muy crítica de los Sanfermines al decir: “Parece ser que en los últimos tiempos por lo que hace respetar los derechos de las mujeres, el machismo más rancio y atávico está remontando preocupadamente con un ímpetu nada conforme a la presunta evolución de nuestra sociedad. Basta con mirar algunas fotos y algunos titulares de los Juegos Olímpicos de Rio sobre mujeres atletas, que poco tienen que ver con el deporte  y sí con su aspecto físico. Hace unos meses todo un candidato a la presidencia filipina, cargo para el cual finalmente fue elegido, hacía broma sobre la violación y asesinato hace unos años de una monja en una prisión de su país. Con un incomprensible sentido del humor, el polémico <b>Rodrigo Dutarte</b> justificó el ataque que sufrió una mujer diciendo que “como era tan guapa…” A la vez que se lamentaba que él, como alcalde que era en aquella época “no fuese el primero en violarla”.
<b>Miguel Lorente</b> afirma: “La sociedad está enferma”. La enfermedad a la que se refiere es síquica pero profundizando más en la lacra social se encuentra que la raíz del problema está en el alma en donde sicólogos y siquiatras no tienen nada que hacer. El resultado de dicha impotencia es afrontar la situación con campañas de  concienciación y el incremento de la presencia policial para impedir los asedios sexuales con violación.
La escritora <b>Dacia Maraini</b> desea profundizar en el tema cuando escribe: “No deberíamos llamarla mediática en el sentido de que el hombre no nace así, sino que se hace por culpa de una cultura mediática que incita violencia”. Según <b>Dacia Maraini</b>, el acosador sexual, el violador, no es responsable de sus actos. El culpable es la <i>cultura mediática</i> y, esta cultura ¿quién la forja? Personas que como <b>Rodrigo Dutarte</b>, el flamante presidente de Filipinas lamentaba que por ser tan guapa no hubiese sido él el primero en violarla. La cultura mediática no es anónima. La forman personas con nombres y apellidos. Tanto los forjadores de la <i>cultura mediática</i> como los que la ejecutan son responsables de sus actos.
Hace uno o dos años en un estadio de futbol apareció en una pancarta en la que se podía leer: <i>“Shakira es de todos”</i>. Esto significa que esta mujer es propiedad de la masa de espectadores que en aquellos momentos estaban en el estadio y, por extensión a todos los hombres. La mujer no es propiedad de ningún hombre. Ni de su marido si está casada. La mujer es un ser humano que como vaso más frágil el hombre, empezando por su esposo debe protegerla, Creer que la mujer X es propiedad de un individuo o  de un colectivo justifica que el macho ejerza violencia contra ella al considerarla un ser inferior que tal vez no tiene alma, que debe doblarse a los deseos de una persona c colectivo que puede llamarse <i>Manada</i>, como el que violó a la joven de 19 años durante los Sanfermines 2016.
La necedad de pensar que Dios no existe y que por lo tanto se puede vivir pensando que nadie lo ve, que los necios crean que nadie va a pedirles cuenta de su comportamiento inmoral, van muy equivocados, “Dios los entregará a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonrarán entre sí sus propios cuerpos…Por esto Dios los entregará a pasiones vergonzosas…Y como ellos no aprueban tener en cuenta a Dios, Dios los entrega a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1: 24-32).
Los violadores se lo pasan bomba como lo exponen explícitamente los mensajes que los cinco miembros de la <i>Manada</i> intercambiaron con el resto del grupo que no viajó a Pamplona. Es un placer con sufrimiento porque si no se da el arrepentimiento y el cambio de conducta, a la hora de tener que presentarse, no podrán eludir la comparecencia, ante el tribunal de Cristo deberán oír de labios de quien se encarnó para salvar a los hombres de sus pecados: “No sé de donde sois, apartaos de mí todos los que obráis injusticia. Allí será el lloro y el crujir de dientes” (Lucas 13: 27,28).
Octavi Pereña i Cortina
                                 


dilluns, 22 d’agost del 2016

LOS DEDOS DE DIOS

<b>La pregunta que la Ciencia no sabe dar razón, la Biblia la responde: “En el principio creó Dios los cielos y la Tierra” (Génesis 1:1</b>
Auguste Compte se le puede considerar el padre del radicalismo científico basado en una fe ciega en la capacidad de la ciencia para responder a todas las preguntas y resolver todos los problemas, y constituido como una nueva religión. Compte divide la historia en tres estadios: el teológico, en que se postulan dioses invisibles que explican los acontecimientos; el metafísico, en que los dioses se convierten en abstracciones para explicar el origen de las cosas; y el científico, en que se busca la descripción y el control de la Naturaleza, y donde <i>la religión de la humanidad</i> suplanta al cristianismo…El origen del Cosmos sigue tan lejos de ser explicado como en tiempos de Ptolomeo. Lo que se está investigando no es el origen de la nada, sino el proceso que va desde el Big Bang hasta la actualidad. El origen está antes, y las preguntas esenciales nada tienen que ver con leptones, borlones o bosones, que se están descubriendo, son preguntas más simples: ¿¿Qué o quién desencadenó el Big Bang? ¿Con qué propósito?” <b>Miguel Ángel Munárriz Casajús, doctor ingeniero del ICAI). Es precisamente estas cuestiones a las que no llega la ciencia son de las que se ocupa la Biblia para darles respuesta: “En el principio creó Dios los cielos y la Tierra”  (Génesis 1:1). Una vez la Tierra estuvo lista para recibir al hombre: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (v.26).
<b>Miguel Ángel Munárriz Casajús</b>  se pregunta: “¿Qué o quién desencadenó el Big Bng? “¿Con qué propósito? La Ciencia responde con el silencio.
“Alzando la cabeza hacia la cúpula celeste y nos admiramos de su belleza natural como si fuese un espectáculo preparado especialmente para placer de nuestra especie. La noche estrellada siempre es magnífica. Millones de personas se gozan en estos meses estivales del hemisferio norte. Con los Perseidos se añade un nuevo aliciente y este año la noche será más intensa…Durante el verano el Observatorio Fabra organiza cenas bajo las estrellas…Los comensales pueden subir hasta la cúpula del edificio en donde se guarda el telescopio que apunta a Saturno. Dicen que cuando la gente pone el ojo en el visor del telescopio, suele musitar: ¡Dios mío, Dios mío!” La verdad de nuestra fragilidad cósmica se hace evidente con una ojeada al universo por medio de una lente de aumento. Tanta inmensidad nos hace humildes, no somos el centro del universo, ni tan sólo es la nuestra la única galaxia…” (<b>Carina Farreras</b>.
Ni con la ayuda del telescopio que acerca la inmensidad sideral el ser humano es capaz de darse cuenta que no está solo en el espacio infinito. Tiene ojos para ver pero ni con la ayuda del telescopio puede darse cuenta que detrás del cielo estrellado que tanto excita sus sentidos se encuentra el Creador que por medio de la creación revela “las cosas invisibles de Él, su poder eterno y su divinidad” (Romanos 1:20). Es una lástima porque se pierde la oportunidad de disfrutar de un gozo que trasciende el tiempo. Ver la creación desde la perspectiva exclusivamente material crea sensaciones de corta duración que deben irse renovando periódicamente para que las “buenas vibraciones” no se pierdan. Creo que de aquí nace el frenesí por la investigación espacial que no da respuesta a las preguntas existenciales que se hace el hombre.
El salmista que sin la ayuda del visor de un telescopio, con el ojo desnudo contempla en la noche estrellada la inmensidad del Cosmos en miniatura pero intuyendo por la fe su infinitud, exclama: “Cuando veo tus cielos obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?” (Salmo 8: 3,4).
Una de las finalidades de la exploración espacial es averiguar si existen vestigios de vida en algún remoto rincón del Cosmos. Se gastan miles de millones de dólares para intentar descubrir si los hay. Este descubrimiento hasta el presente no se ha conseguido. En caso de que algún día se llegase a revelar  huella de vida, este encuentro no aportaría luz sobre su origen. Los asistentes a las cenas estivales bajo las estrellas que organiza el Observatorio Fabra consigue que quienes ponen el ojo en el visor del telescopio, admirados por la dimensión de la visión celeste, digan: “¡Dios mío, Dios mío!” Esta no es una declaración de fe. En el fondo de la incredulidad persiste viva la creencia de la existencia de Dios. La mirada de fe del salmista le permite dirigirse al Creador con la humildad que exige la distancia existente entre la magnitud del Creador y la insignificancia de la criatura: “¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?” Detrás de la creación no hay nada, sino el propósito de su existencia: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).
Quien tiene ojos para ver la realidad de la creación descubre la existencia de un Dios personal que además de Creador, por las exigencias del pecado también es Salvador. El hombre no se encuentra solo en medio de la infinitud sideral. Tiene la posibilidad de conversar con el Creador-Salvador que es Jesús. El salmista por la fe que es un regalo de Dios pone de manifiesto que es posible relacionarse con el Creador. La fe es la ventana por la que llega la respuesta a las preguntas que plantea <b>Miguel Ángel Munárriz Casajús</b>: “¿Qué o quién desencadenó el Big Bang? ¿Con qué propósito?”
Octavi Pereña i Cortina



SALMO 36:1,2

“La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos. Se lisonjea por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada, aborrecida”
El salmista es un hombre de Dios y expresa el sentimiento que le produce ver el comportamiento de los impíos. El sentimiento que le produce tal actitud no es superficial: le habla a su corazón. ¿Qué le dice el mensaje que recibe del comportamiento de los impíos: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Cuando el temor de Dios no es presente en el ser humano éste llega a producir toda clase de atrocidades. Las autoridades están preocupadas por el incivismo ciudadano, por la violencia callejera, por la pornografía infantil, por los crímenes que se cometen en Nombre de Dios, por la esclavitud sexual a la que se ven sometidas muchas mujeres, no olvidemos la esclavitud laboral, no solo en países del Tercer Mundo, sino incluso en Occidente.…
Se busca poner remedio a tantos desafueros, sin conseguirlo. Todo lo contrario va en aumento como lo prueban las estadísticas. El remedio a tantos males no es la educación. Hay que ir a buscarlo en el temor de Dios.
Los impíos, que no hay temor de Dios en ellos se lisonjean en sus propios ojos de su iniquidad. El temor de Dios es el freno a la iniquidad en sus diversas manifestaciones. Si el temor de Dos no existe, las leyes que se legislen para frenar la delincuencia en general no sirven para ponerle coto. Hecha la ley hecha la trampa. Los hacedores del mal presumen de sus actos. La falta del temor de Dios es un estímulo para cometer actos vandálicos todavía más crueles.
El impío, en quien no hay temor de Dios delante de sus ojos piensa “que su iniquidad no será hallada y aborrecida”. El necio, el impío, a pesar de que diga: “No hay Dios”, su negación no borra a Dios del mapa. Dios sigue existiendo y contemplando desde los cielos a los hombres y a sus obras. “Brame el mar y su plenitud, el mundo y los que en él habita, los ríos batan las manos, los montes todos hagan regocijo delante del Señor, porque vino a juzgar la tierra. Juzgará el mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud”  (Salmo 98:7-9). “El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto. Cuando brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente. Mas tú, Señor, para siempre eres Altísimo. Porque he aquí, tus enemigos, oh Señor, porque he aquí, perecerán tus enemigos, serán esparcidos todos los que hacen iniquidad” (Salmo 92:6-9).
Pero todavía hay esperanza de huir de la ira que ha de venir: Impíos, arrepentíos de vuestros pecados y creed en el Señor Jesucristo, vuestros pecados os serán perdonados y recibiréis el regalo de la vida eterna.


SALMO 66:3

“En el día que tengo miedo, yo en ti confío”
“El miedo es la emoción más antigua y fuerte de la humanidad” escribió el novelista de historias de terror H. P. Lovecraft. Desconozco si el novelista conocía el relato de Génesis en el que se describe la reacción de Adán ante la presencia de Dios. El miedo es la consecuencia del pecado que separa el hombre de Dios. Ante el pecado cometido a Adán y Eva no se les ocurrió otra cosa que coserse unos delantales con un material tan precario como lo es la  hoja de higuera. Adán y Eva fueron los primeros diseñadores de moda. Si no hubiesen pecado una industria tan lucrativa como lo  ha sido la de la moda a lo largo de los siglos, no hubiese existido.
Volvamos a Adán en quien estábamos en él y en él pecamos. El pecado hizo que cosiese el delantal con el propósito de salvarse por medio de la primera obra de justicia propia. Esfuerzo inútil porque el pecado seguía agazapado en lo profundo de su alma con el agravante que de ser amigo de Dios pasó a ser su enemigo. Adán y Eva estaban satisfechos con sus prendas de diseño..
La primera obra de justicia propia, ¿sirvió para que Adán y Eva recuperaran la amistad con Dios perdida? Veamos cual fue el resultado. Da la impresión de que antes de la Caída Adán y Eva paseaban juntos con Dios por el bello jardín en el que no crecían malas hierbas que lo afeasen. Dios, a pesar de que se había introducido la enemistad con el hombre no abandona la costumbre de pasear por el jardín en compañía de Adán y Eva. Pero la obra de justicia propia de Adán no funcionó. “Y oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba en el huerto al aire del día, y el hombre y la mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto” (Génesis 3:8). ¿Por qué se escondieron si hasta bien poco se habían paseado juntos fraternalmente? Cuando el Señor le pregunta a Adán: “¿Dónde estás tú?” (v.9). La respuesta al llamado de Dios fue: “Oí tu voz en el huerto y tuve miedo, porque estaba desnudo y me escondí” (v.10). La obra de justicia propia realizada por Adán no sirvió para hacer desaparecer el miedo. Había dejado de amar a Dios y tal carencia había introducido el miedo en su corazón. El amor a Dios hace desaparecer el miedo: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18). Si tenemos miedo es porque “el perfecto amor” no está arraigado en nuestro corazón. Sería bueno que pudiésemos decir con el salmista: “En el día que tengo miedo en Ti confío”. La justicia de Cristo aplica al pecador restable el amor a Dios que se había perdido con el pecado.




dimarts, 16 d’agost del 2016

INESTABILIDAD SOCIAL

<b>El estado del bienestar se desmorona por falta de justicia social</b>
“El daño más grande y la peor crisis del siglo XXI es la ansiedad, la incertidumbre y la angustia del presente. El futuro apenas cuenta. En estos momentos, cuando el hombre posee más medios para conocerse, más parece que se desconoce. La información es instantánea y global, los descubrimientos de toda índole avanzan y se sobreponen a gran velocidad…Y?” (<b>Joan-Pere Viladecans</b>, pintor. El Y? del artista es un interrogante que abre la puerta a las dudas que expone en su escrito <i>Epidemia de patologías mentales</i>.
El mundo actual está afectado por un capitalismo sin entrañas que desea conseguir los máximos beneficios a muy corto plazo. Este dinero de fácil obtener se consigue a base de recortes salariales hasta el extremo de sueldos de hambre, contratos laborales basura, largas y extenuantes jornadas laborales…Hoy ya se habla de la restauración de la esclavitud en el llamado Primer Mundo o Occidente. El desmantelamiento del estado del bienestar con la implantación de la precariedad como sistema tiene un coste social: la proliferación de trastornos mentales que comienzan a manifestarse en edades cada vez más jóvenes.
Esta situación puede provocar dos respuestas. Una es levantar los puños hacia el cielo y culpar a Dios de la situación existente. “Si existes” se acostumbra a decir, “por qué lo permites?” “Si eres un Dios tan bueno” como suelen decir los cristianos, “por qué permites que los seres humanos  sufran de manera tan cruel como los medios de comunicación se encargan de visualizarlo?” Esta postura de odio hacia Dios agrava la situación de las personas que sufren debido a la opresión a que los someten los poderosos que se han convertido en esbirros que Satanás utiliza para llevar a cabo sus instintos homicidas. Reaccionar con odio hacia Dios por la realidad que nos toca vivir contribuye a aumentar la  miseria porque esta actitud atiza el consumo de fármacos para combatir el estrés, la ansiedad y otras dolencias mentales emparentadas que además de esclavizarnos a la química, esquilman nuestros bolsillos empobreciéndonos con el regocijo de las farmacéuticas que ven como sus beneficios se incrementan exponencialmente.
La otra reacción ante el desmantelamiento del estado del bienestar con todos los perjuicios sociales que le acompaña no es agresividad contra Dios culpándole de los males que nos aquejan. Consiste, aunque no lo parezca, que Dios es quien controla la situación, que no se le ha escapado de sus manos y que permitiendo, no que las cometa,  que las cosas sean tal como son es porque desea enseñarnos algo para nuestro bien. Pienso que sin dejarnos llevar por la ofuscación debemos hacernos una pregunta: ¿Cómo es mi relación con Dios? Ya sé que somos de aquellas personas que con el puño en alto culpamos a Dios de nuestros males. Si resulta que Dios no es el enemigo que disfruta haciéndonos sufrir, todo lo contrario, desea nuestro bien, y que la situación catastrófica en que estamos inmersos la tolera porque desea enseñarnos algo que será para nuestro beneficio. Si se niega la soberanía de Dios en todos los acontecimientos, el resultado es que al prescindir de su autoridad soberana las cosas nos van de mal a peor. ¿No nos damos cuenta de que al prescindir de Dios y dejarnos guiar por los dictados de nuestros corazones perversos nos ha llevado al caos que estamos viviendo? “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero terminan siendo senderos de muerte”      (Proverbios 14:12).

Como personas rebeldes que somos Dios tiene que disciplinarnos con el fin de que nos pongamos en el lugar que nos corresponde por ser criaturas suyas. La realidad es que la desobediencia a Dios y no dejarnos guiar por sus mandamientos nos a llevado a la situación actual y sin saber cómo salir de ella.  ¡Cuánto más pretendemos solucionarla más enfangados nos encontramos! A pesar de nuestra rebeldía Dios se nos dirige en estos términos: “No menosprecies, hijo mío, el castigo del Señor, ni te fatigues de su corrección, porque el Señor a quien ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere” (Proverbios 3:11,12). “El principio de la sabiduría es el temor del Señor” (Proverbios 1:7). La segunda parte de este versículo dice: “Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Una reflexión sincera nos ayudará a comprender que alzar los puños contra Dios descubre nuestra necedad y que nuestra insensatez por falta de sabiduría nos ha llevado a la desgracia que las noticias evidencian y al consumo desorbitado de antidepresivos i ansiolíticos.
El autor de Proverbios sigue escribiendo: “Feliz el hombre que encuentra la sabiduría, y que obtiene la inteligencia, porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más valiosa que las piedras preciosas, y todo lo que puedas desear, no se puede comparar a ella” (vv.13-15).El texto nos dice que la sabiduría divina es más valiosa que los bienes materiales más apreciados. Estos podemos perderlos en un parpadear. De hecho, con la actual crisis son muchos quienes los han perdido y muchos que vivían en la holganza han caído en la pobreza. En cambio, quien posee la sabiduría divina tiene un tesoro mucho más valioso que el ladrón más experto no le podrá robar. Los anuncios de las empresas de seguridad que avivan el miedo a los ladrones para hacer negocio no van con los ricos en la sabiduría divina.
El autor de Proverbios prosigue dándonos buenas noticias que contradicen los estereotipos que se dan del aburrimiento que ocasiona tomarse en serio la fe cristiana. He aquí la recompensa que acompaña poseer la sabiduría que proviene del temor de Dios: “Largura de días está en su mano derecha, en su izquierda riquezas y honra. Sus caminos son senderos deleitosos, y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, y felices son los que la retienen” (vv.16-18).
Al finalizar su artículo <b>Viladecans</b> escribe: “Pero a la gente, hoy, más que a la muerte, la angustia sobrevive y ver el horizonte como una línea trazada a lápiz, así: sin más. Sin futuro. Quizás lo que más nos cuesta es volver a creer en el mundo y en el hombre”. ¡Qué contraste entre la sabiduría humana y la divina!
Octavi Pereña i Cortina



SALMO 20:7,8            

Estos confían en carros, y aquellos en caballos, mas nosotros del Nombre del nuestro Dios tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos y estamos en pie”
Nos encontramos ante una situación internacional muy crítica. El llamado Estado Islámico con su política terrorista tiene amedrantado Occidente sin dejar de lado a las naciones de religión islámica. En el momento más inesperado, un terrorista, un lobo solitario, puede autoimmolarse haciendo estallar, en un concurrido mercado, mezquita o en cualquier otro lugar en que se encuentre mucha gente, la carga explosiva que hará correr un río de sangre. La posibilidad de un ataque inesperado mantiene en vilo a los ciudadanos.
Los servicios de seguridad son incapaces de saber cuándo va a producirse un nuevo ataque por sorpresa. La reacción es “confiar en carros y caballos” En palabras de nuestros día en el ejército y la policía. Se incrementan efectivos en la calle. Se extrema la vigilancia en los lugares que se consideran pueden ser objetivo de un ataque terrorista. Una psicosis de miedo se a apoderado de la ciudadanía. Precisamente anoche  (2 de agosto de 2016) se registraron escenas de pánico en Platja d’Aro, cuando a las 10 de la noche, un grupo de turistas se presentaron en el centro del  pueblo con la intención de celebrar un flash mob, o lo que es lo mismo una acción en que se perseguían entre ellos simulando la persecución de un personaje famoso. Esta inocente acción fue interpretada por los presentes como un acto terrorista que sembró el pánico entre ellos. Quienes viven si Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, el movimiento de una hoja los asusta. Confían en los carros y caballos de hoy que son incapaces de dar paz en sus corazones. “Flaquean y caen” como dice el salmista.
Los hijos del diablo que son aquellos que tienen el Nombre de Dios a flor de labios pero que está ausente de sus corazones “Flaquean y caen”, “más nosotros del Nombre del Señor tendremos memoria…mas nosotros nos levantamos y estamos en pie”. “Castillo fuerte es nuestro Dios”. Quienes buscan cobijo debajo de las alas del Altísimo encuentran la protección que no les pueden proporcionar las fuerzas de seguridad de los estados. Las circunstancias no son casualidades. Ocurren con el permiso de Dios para castigar a una humanidad que lo ha abandonado. Con ello persigue que los seres humanos dejen de confiar en brazos de carne que son las fuerzas del orden público y lo hagan en el Dios todopoderoso que en Jesús es su paz, la paz de Dios que excede a la comprensión del hombre que a pesar de ello no deja de ser efectiva.
Si el lector vive en un miedo continuo, confíe en la promesa de Jesús: “La paz te dejo, mi paz te doy, no tela doy como el mundo la da. No se turbe tu corazón, ni tengas miedo”  (Juan 14:27)


SALMO 34. 15

“Los ojos del Señor están sobre los justos, y están atentos  sus oídos al clamor de ellos “
Los juegos olímpicos de Brasil han promocionado la ciudad de Río de Janeiro y con ella la gigantesca estatua de Cristo Redentor  de unos 30 metros de altura que mirando hacia la ciudad que está debajo de sus pies con los brazos extendidos para decirles a los ciudadanos de la atareada ciudad “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar”  (Mateo 11 28). La colosal imagen de Jesús parece que se dirige a los brasileños. Solo es una apariencia. La imagen que quiere representar a Jesús alzada en la cima del monte Corcovado, es esto, un  ídolo,  obra de hombre que tiene oídos que no oyen,  ojos que no ven ,  boca que no habla, manos que no sanan, pies que no andan junto a los hombres que sufren en su   caminar.
La imagen de Jesús tallada en piedra representa a un Jesús muerto a cuyos adoradores se les podría decir lo que  los dos varones con vestiduras resplandecientes  dijeron a las mujeres que fueron al sepulcro en donde fue puesto Jesús con especias aromáticas con las que ungir el cuerpo sin vida de su Maestro: “¿Por qué   buscáis entre los muertos al que vive”? (Lucas 24:5)
El Jesús que necesitan los pecadores es el Jesús resucitado y ascendido a los cielos que sentado a la diestra del Padre intercede por todos aquellos que el Padre le ha dado como pueblo suyo. El Jesús que vive es el Jesús que necesita el pecador que sufre y que vive en un mundo de pecado en el que sobreabunda la injusticia y con ello muchos variantes de dolor. Jesús resucitado y ascendido a los cielos por el Espíritu Santo   está junto a su pueblo que peregrina hacia el reino eterno de Dios. Jesús que vive y por su Espíritu anda al lado de su hermano que peregrina hacia la meta eterna, sus oídos escuchan su clamor de ayuda, sus ojos contemplan las situaciones angustiosas por las que atraviesa, su boca pronuncia palabras de consuelo que suavizan el dolor, sus manos tocan con suavidad  y sanan las dolencias del alma, sus pies no se cansan nunca caminando junto a ‘el. Su presencia constante hace realidad la promesa de no dejarnos huérfanos en tanto está  a la diestra del Padre intercediendo por su pueblo.
No nos apoyamos en una supuesta imagen de Jesús cubierta de preciosos ropajes  adornados con filigranas de oro que se exhiben en las procesiones acompañadas de música que excita los sentidos. Multitudes son la que siguen a este Jesús muerto que únicamente sirve  para confirmar la condenación eterna a quienes se inclinan ante él. Este Jesús muerto es el camino espacioso que lleva a la perdición y que muchos caminan por él.  Jesús resucitado es el camino angosto que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.  (Lucas 7:13,14). Es el momento, estimado lector de hacer una elección. Tienes la posibilidad de elegir entre la vida y la muerte. ¿camino eliges?



dilluns, 8 d’agost del 2016

PROVERBIOS 3: 33

“La maldición del Señor está en la casa del impío, pero bendecirá la morada de los justos”
¿Por qué se dan tantos problemas en los hogares? ¿Por qué los maridos maltratan a sus esposas? ¿Por qué las relaciones padres e hijos son tan conflictivas? ¿Por qué el infierno que existe en tantos hogares se traspasa en el ámbito social? ¿Por qué las infidelidades conyugales son el menú del día? ¿Por qué? ¿Por qué? Todas estas preguntas y muchas más encuentran respuesta en el texto que comentamos. Nos hemos hecho a la idea de que Dios es un dios bonachón y que bendecirá a todas las personas a pesar de que prescinden de Él y se dejan guiar por los dictados de sus conciencias ennegrecidas por el pecado. El diablo, que está presente en la casa del impío  hace creer a sus servidores que los dictados de sus conciencias son los correctos. ¡Cuánta necedad! La ceguera que les impone el pecado les impide ver la realidad de lo que sucede en sus hogares. Son ciegos que guían a otros ciegos y todos ellos caerán en el hoyo. No una sola vez, sino una y mil veces. ¡Qué gran verdad la del refrán popular que dice: El hombre es el animal que tropieza dos veces en la misma piedra! Quiera el Señor que si el lector que lee este comentario es un ciego espiritual le pida al Señor que le abra los ojos del alma, que le quite el velo que tapa sus ojos y que le impide ver. Pídale a Jesús que haga contigo lo mismo que hizo con el ciego Bartimeo que le devolvió la vista. La ceguera del alma tiene mucha más transcendencia que la ceguera física ya que le impide ver que la maldición del Señor está en la casa del impío, la casa de la persona que no cree en el Señor Jesucristo que sana del pecado, la enfermedad del alma que está sujeta a la autoridad de Satanás.
Esta situación no es irreversible. La segunda parte del texto que comentamos dice:“Pero bendecirá la morada de los justos”. Justo lo es aquella persona que pone su confianza en Jesús: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). La sangre de Cristo por la fe en Él limpia de todo pecado el corazón del impío, con lo cual, la enemistad existente con Él se convierte en amistad. Sí, en Cristo, el ser humano se convierte en amigo de Dios  con lo cual su hogar se convierte en morada de un justo, en la cual se encuentra la bendición de Dios.
La promesa de Dios de bendecir la morada del justo es cierta para todos los que creen que Jesús es el camino que lleva a Dios.





LA IMAGEN DE DIOS

<b>Algunos evolucionistas en su necedad se imaginan a Dios como un mono que gruñe y que ha evolucionado a lo largo de millones de años hasta hacerse inteligente</b>
El periodista <b>Josep Corbella</b> entrevista a <b>Palmira Saladié</b>, entre otras cosas le pregunta: ¿Qué piensa que es cierto aún cuando no pueda demostrarlo? La respuesta fue: “Que los australopitecos, antecesores de los humanos, eran capaces de cazar y de hacer herramientas”. Los australopitecos, según los evolucionistas fueron un género de primates homínidos que vivieron en África  entre cuatro a dos millones de años. La <b>Palmira</b> se merece un elogio porque dice que no pude demostrar lo que hacían los “antecesores de los humanos”.
No puedo elogiar a  <b>Emilia Cerezo Moedano</b>, autora de los libros <i> ¿Evolución? Sí, para todos</i> y <i>Darwin preescolar</i> porque afirma cosas sobre Dios que no puede demostrar. El periodista que la entrevista hace este comentario: “Un libro donde lleva al límite el darwinismo y no sólo afirma que el hombre viene del mono, sino que Dios también procede de un dios mono anterior”. A lo largo de la entrevista publicada en El País Semanal (26/06/2016) <b>Emilia Cerezo</b> dice alguna cosas sobre Dios que ignoro cómo puede decirlas una persona culta pero que Dios asegura que se debe a su necedad. Distinguiéndose de <b>Palmira Saladié</b> que no puede demostrar lo que sucedió entre cuatro y dos millones de años, <b>Emilia Cerezo</b> afirma con rotundidad lo que sucedió hace millones y millones de años: Dios “viene de un dios mono anterior que se comunicaba gruñendo y estaba completamente cubierto de pelo. Dios es el producto de una evolución constante durante millones de años…Sí (Dios creó el universo), pero tardó muchísimo. Evolucionó durante millones de años…Dios empezó a ser inteligente al cabo de muchísimo tiempo. Al principio tenía un cerebro del tamaño de un cacahuete…” Refiriéndose a Jesús dice: “Le diré que lo primero que hicieron los monos al desarrollar un pulgar oponible fue agarrar unas piedras y unos palos y crucificar al mesías mono para expiar nuestros pecados de mono…”. Si Dios es como se lo imagina <b>Emilia Cerezo</b> y que no aporta pruebas para demostrar su proceso evolutivo, no debe extrañarnos que el hombre llegue al extremo de barbarie como la del llamado Estado Islámico o de los Estados que se consideran civilizados. Estas tropelías son el resultado de que el hombre ha abandonado al Creador con lo que se ha inclinado a la idolatría. Estas fechorías nada tienen que ver con la evolución, sino con el pecado.
El Dios eterno e inmutable no se parece en nada con el dios que <b>Emilia Cerezo</b> describe con tanto detalle. El Dios de la Biblia no lo ha visto ningún mortal. Es el Invisible. Algunos mortales vieron una teofanía, una manifestación sensible de la Divinidad. Cuando Moisés le pidió a Dios: “Te ruego que me manifiestes tu gloria” (Éxodo 33:18). La respuesta que recibió fue: “No podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá. Y dijo aún el Señor: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña, y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano  y verás mis espaldas, pero no se verá mi rostro” (vv. 20-23). Por esto el mandamiento: “No te harás ninguna imagen…” (Éxodo 20:4). El apóstol Pablo explica como <b>Emilia Cerezo</b>puede llegar a convertir al Dios invisible en la semejanza de un mono “que se comunicaba gruñendo y estaba totalmente cubierto de pelo”, cuando escribe: “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad se hicieron claramente visibles desde la creación del mundo” (Romanos 1:20). Quienes no desean ver las cosas invisibles de Él, manifiestas en la creación, “profesando ser sabios se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (vv, 22,23).
Jesús antes de dejar este mundo anuncia a sus discípulos que se va a preparar un lugar para ellos: “Para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:13). Los discípulos que todavía no habían recibido el Espíritu Santo encontraron muy extrañas dichas palabras porque no las entendían. Es cierto que conocían a Jesús pero no con la claridad con que lo harían a parir de Pentecostés cuando se convirtieron en morada del Espíritu Santo. Durante la conversación que mantuvo Jesús con sus discípulos se produjo un diálogo muy interesante: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais, y desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre: ¿Cómo, pues dices tú: muéstranos el Padre?” (Juan 14:7-9).
Jesús “que es el esplendor de su gloria (de Dios) y la expresión de su esencia” (Hebreos 1:3), descubre al Dios invisible que se muestra en la obra de la creación (Romanos 1: 19,20). Siendo Jesús “la expresión exacta de la esencia de Dios” nos muestra la ternura y el amor infinito que el Padre siente por sus criaturas que en su necedad le convierten  en un mono gruñón cubierto de pelo, imagen grosera de Dios que amando de tal manera al mundo ha dado a su Hijo unigénito para que cualquiera que crea en Él no se pierda mas tenga vida eterna (Juan 3:16).
Octavi Pereña i Cortina