dilluns, 6 d’octubre del 2014


DEPRESIÓN: ENFERMEDAD DEL CORAZÓN


<i>La depresión es la enfermedad invisible que no puede detectarse que tiene consecuencias físicas</i>

Si se nos dice según un autor anónimo: “El estrés se caracteriza por una respuesta exagerada del organismo (físicamente y sicológicamente) ante una serie de estímulos que en un momento determinado sobrepasan la capacidad de la persona…unos asimilan los recuerdos y los modifican de manera importante y beneficiosa respecto a todo lo que pasa realmente, en cambio en quienes sufren estrés  el recuerdo no ha variado y lo tienen continuamente presente con la misma viveza y sensación de realidad”, todo esto que es verdad poca cosa le dice al afligido porque describe el dolor de manera muy erudita. En cambio, si nos fijamos en la descripción que <b>Denis Stevenson</b> hace de la depresión lo entenderemos porque es el relato de alguien que sabe por experiencia propia lo que es el sufrimiento: “Un día me rompí la pierna por diez puntos. Me llevaron al hospital. Alguien atrapó mi pierna con la puerta cuando la cerraba. ¡Te puede imaginar el dolor! Puedo decirte, pero, que el dolor de la depresiones mucho peor: es intensísimo”

<b>Richard Layerd i David M. Clark</b>, autores del libro <i>¿Dónde está el problema</i>, dicen: “El dolor mental es tan real como el físico. Se experimenta en las mismas áreas del cerebro como el físico, pero incapacita más. A estos dos tipos de dolor no se les trata de manera parecida. A casi todos los que sufren físicamente se los trata. Dos de cada tres que son enfermos  mentales, no reciben tratamiento. Si te has roto un hueso se te trata inmediatamente, pero si es tu espíritu el que se ha roto, no lo recibes”.

Los autores del libro dicen que mejorar la calidad de vida: “Ingresos, educación, salud física, vivienda, no ha sido suficiente para hacernos más felices o vidas más ordenadas. Nos han dejado fuera la persona interior”. Lo que se ve con los ojos tiene prioridad sobre lo que no se ve aun cuando sea tan real como lo otro. Los autores del libro mencionan el <i>hombre interior</i> en la lucha contra la depresión y las enfermedades mentales tan extendidas hoy. Como cristiano que soy me referiré al <i>hombre interior</i> desde la perspectiva bíblica.

Alguien ha dicho: “No es lo que comes lo que te produce úlceras…es lo que se te come a ti”. Lo que es difícil hacer, por no decir imposible, es evitar los pensamientos negativos que nos consumen. Es aquí, los pensamientos negativos que no sabemos como eliminarlos para recuperar la salud mental, la Biblia nos enseña a hacerlo. La raíz de los pensamientos negativos es el pecado, cuyo significado es <i>no hacer diana</i>. <i>No hacer diana</i> básico es no tener en cuenta a Dios. Vivir como si no existiere. Cuando <i>no hacemos diana</i> en lo esencial tampoco lo hacemos, con mayor o menor intensidad, en lo secundario. Pienso que el texto básico que nos enseña a eliminar los pensamientos negativos que propician la aparición de depresiones y otras enfermedades mentales relacionadas es el salmo 32. El poema comienza así: “Feliz aquel cuya trasgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado. Feliz el hombre a quien Dios no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño”. El rey David que es el autor del salmo considera feliz , bienaventurada, dichosa, la persona a quien Dios le ha perdonado su pecado. El pecado, es, pues, el causante de la infelicidad que da paso a las depresiones. “Cuando pequen contra ti, porque no existe ningún hombre que no peque…y se arrepientan de todo corazón…entonces oirás des de los cielos, el lugar en donde tu resides, su plegaria y su súplica, y les harás justicia” (1 reyes 8:46-49), es decir sus pecados serán perdonados.

El tiempo que David guardó su pecado en el buche, lo describe así: “mientras callé, envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día” (v.3). En el salmo 51 se dice que como resultado del arrepentimiento a Dios “se recrearán los huesos que has abatido” (v.3). Lo cual es un reconocimiento de que el malestar psíquico que afectaba a la salud física era la consecuencia del pecado no perdonado que le consumía las entrañas. El rey no puede soportar por más tiempo el dolor moral que le ocasionaba el pecado no perdonado. Se decide a pedir perdón al Señor por sus trasgresiones para que le sean perdonadas. Por ello puede escribir para instrucción nuestra: “Feliz aquel cuya trasgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado”. El perdón de Dios cura aquellas dolencias psíquicas que son consecuencia del pecado. Los huesos endurecidos y carentes de flexibilidad  del salmista habían recuperado su elasticidad sin necesidad de Densia ni otros productos similares.

No existe persona que no peque debido a que no hay ni tan solo un justo. Cualquier pecador que cree que Jesús es el camino que conduce a Dios recupera el gozo del Señor, gozo que expulsa los pensamientos negativos causantes de depresiones y enfermedades vinculadas, porque el Señor ocupa toda su alma.. La vida del deprimido languidece debido a la aflicción. Recupera el deseo de vivir cuando el gozo del Señor entra a formar parte de su persona cuando cree que Jesús es la única Persona que puede perdonarle su pecado porque Jesús es Dios.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

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