DEPRESIÓN: ENFERMEDAD DEL CORAZÓN
<i>La depresión es la
enfermedad invisible que no puede detectarse que tiene consecuencias
físicas</i>
Si se nos dice según un autor
anónimo: “El estrés se caracteriza por una respuesta exagerada del organismo
(físicamente y sicológicamente) ante una serie de estímulos que en un momento
determinado sobrepasan la capacidad de la persona…unos asimilan los recuerdos y
los modifican de manera importante y beneficiosa respecto a todo lo que pasa
realmente, en cambio en quienes sufren estrés
el recuerdo no ha variado y lo tienen continuamente presente con la
misma viveza y sensación de realidad”, todo esto que es verdad poca cosa le
dice al afligido porque describe el dolor de manera muy erudita. En cambio, si
nos fijamos en la descripción que <b>Denis Stevenson</b> hace de la
depresión lo entenderemos porque es el relato de alguien que sabe por
experiencia propia lo que es el sufrimiento: “Un día me rompí la pierna por
diez puntos. Me llevaron al hospital. Alguien atrapó mi pierna con la puerta
cuando la cerraba. ¡Te puede imaginar el dolor! Puedo decirte, pero, que el
dolor de la depresiones mucho peor: es intensísimo”
<b>Richard
Layerd i David M. Clark</b>, autores del libro <i>¿Dónde está el
problema</i>, dicen: “El dolor mental es tan real como el físico. Se
experimenta en las mismas áreas del cerebro como el físico, pero incapacita
más. A estos dos tipos de dolor no se les trata de manera parecida. A casi
todos los que sufren físicamente se los trata. Dos de cada tres que son enfermos mentales, no reciben tratamiento. Si te has
roto un hueso se te trata inmediatamente, pero si es tu espíritu el que se ha
roto, no lo recibes”.
Los
autores del libro dicen que mejorar la calidad de vida: “Ingresos, educación,
salud física, vivienda, no ha sido suficiente para hacernos más felices o vidas
más ordenadas. Nos han dejado fuera la persona interior”. Lo que se ve con los
ojos tiene prioridad sobre lo que no se ve aun cuando sea tan real como lo
otro. Los autores del libro mencionan el <i>hombre interior</i> en
la lucha contra la depresión y las enfermedades mentales tan extendidas hoy.
Como cristiano que soy me referiré al <i>hombre interior</i> desde
la perspectiva bíblica.
Alguien
ha dicho: “No es lo que comes lo que te produce úlceras…es lo que se te come a
ti”. Lo que es difícil hacer, por no decir imposible, es evitar los
pensamientos negativos que nos consumen. Es aquí, los pensamientos negativos
que no sabemos como eliminarlos para recuperar la salud mental, la Biblia nos
enseña a hacerlo. La raíz de los pensamientos negativos es el pecado, cuyo
significado es <i>no hacer diana</i>. <i>No hacer
diana</i> básico es no tener en cuenta a Dios. Vivir como si no
existiere. Cuando <i>no hacemos diana</i> en lo esencial tampoco lo
hacemos, con mayor o menor intensidad, en lo secundario. Pienso que el texto
básico que nos enseña a eliminar los pensamientos negativos que propician la
aparición de depresiones y otras enfermedades mentales relacionadas es el salmo
32. El poema comienza así: “Feliz aquel cuya trasgresión ha sido perdonada y
cubierto su pecado. Feliz el hombre a quien Dios no culpa de iniquidad, y en
cuyo espíritu no hay engaño”. El rey David que es el autor del salmo considera
feliz , bienaventurada, dichosa, la persona a quien Dios le ha perdonado su
pecado. El pecado, es, pues, el causante de la infelicidad que da paso a las
depresiones. “Cuando pequen contra ti, porque no existe ningún hombre que no
peque…y se arrepientan de todo corazón…entonces oirás des de los cielos, el lugar
en donde tu resides, su plegaria y su súplica, y les harás justicia” (1 reyes
8:46-49), es decir sus pecados serán perdonados.
El
tiempo que David guardó su pecado en el buche, lo describe así: “mientras
callé, envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día” (v.3). En el salmo 51
se dice que como resultado del arrepentimiento a Dios “se recrearán los huesos
que has abatido” (v.3). Lo cual es un reconocimiento de que el malestar
psíquico que afectaba a la salud física era la consecuencia del pecado no perdonado
que le consumía las entrañas. El rey no puede soportar por más tiempo el dolor
moral que le ocasionaba el pecado no perdonado. Se decide a pedir perdón al
Señor por sus trasgresiones para que le sean perdonadas. Por ello puede
escribir para instrucción nuestra: “Feliz aquel cuya trasgresión ha sido
perdonada, y cubierto su pecado”. El perdón de Dios cura aquellas dolencias
psíquicas que son consecuencia del pecado. Los huesos endurecidos y carentes de
flexibilidad del salmista habían
recuperado su elasticidad sin necesidad de Densia ni otros productos similares.
No
existe persona que no peque debido a que no hay ni tan solo un justo. Cualquier
pecador que cree que Jesús es el camino que conduce a Dios recupera el gozo del
Señor, gozo que expulsa los pensamientos negativos causantes de depresiones y
enfermedades vinculadas, porque el Señor ocupa toda su alma.. La vida del
deprimido languidece debido a la aflicción. Recupera el deseo de vivir cuando
el gozo del Señor entra a formar parte de su persona cuando cree que Jesús es
la única Persona que puede perdonarle su pecado porque Jesús es Dios.
Octavi Pereña i Cortina
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