dilluns, 28 d’abril del 2014


MATEO 16:11


“¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?”

Los discípulos de Jesús se habían olvidado de traer pan. Tal vez ellos pensaban ¿qué comeremos? Jesús aprovecha la ocasión para impartirles una lección espiritual que tenía que ver con el alimento que necesita el alma. Les dice: “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos”. No entendieron lo que Jesús les dijo porque tenían la mente ofuscada. Precisaban la dirección del Espíritu Santo para poder coger el sentido de las palabras de Jesús. “¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?”

El Espíritu Santo ejerce su función de interprete y, “entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos”. La Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento nos alerta de los falsos profetas que con sus doctrinas equivocadas confunden a quienes los escuchan. El apóstol Pablo nos dice: “Un poco de levadura leuda toda la masa” (Gálatas 5:0). La pequeña cantidad de levadura que se pone en la masa se expande por toda ella. Al hornearla hace que el pan o la torta sea comestible y dé buen gusto al paladar. Una pequeña dosis de levadura transforma a toda la masa.

La enseñanza que Jesús quiere transmitirnos cuando nos dice que nos guardemos de la levadura de los fariseos y de los saduceos es que debemos protegernos de las falsas doctrinas que siembran los lobos que camuflados de corderos se introducen en las iglesias,  y de Satanás que se reviste de ángel de luz para engañar a los elegidos. Con demasiada frecuencia, desgraciadamente, los falsos pastores consiguen su objetivo de engañar al pueblo de Dios y de inutilizarlo para realizar el ministerio de proclamar el amor de Dios en un mundo que esclavizado por Satanás vive sumergido en las más espantosas tinieblas espirituales.

Guardémonos de la levadura que esparcen los fariseos y los saduceos. ¿Cómo? El Señor ha puesto a nuestra disposición la Biblia que es su Verdad que descubre la levadura de los falsos maestros y podemos protegernos de ella. ¿Buscamos en la Biblia la verdad de Dios? ¿Le pedimos al Padre que el Espíritu Santo que ha enviado para que nos recuerde todas las palabras de Jesús y las grave en nuestros corazones? ¿Somos diligentes en el estudio de la Verdad de Dios para impedir que la levadura de la maldad siga contaminando nuestros corazones y nos destruya? ¿Recuerda el lector como Jesús se deshizo del diablo cuando hambriento por el largo ayuno le tentó con que convirtiese  las piedras en pan? Lo hizo citando la Escritura: “Escrito está. No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4)


NÚMEROS 33:55


“Y si no expulsáis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejaréis de ellos serán como aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitaréis”

No tenemos que conquistar Canaan porque si somos verdaderos cristianos ya estamos en el Reino de Dios aquí en la tierra, antesala del Reino de Dios eterno. Si bien la victoria final ya la consiguió Jesús, nuestro Capitán muriendo en la cruz y siendo resucitado de entre los muertos .En nuestro peregrinaje hacia el Reino de Dios eterno aún quedan batallas que librar. No son escaramuzas en las que se emplean armas de fuego que matan cuerpos humanos, se utilizan armas espirituales para combatir enemigos espirituales.

Para no caer en el error en el que cayeron los israelitas cuando entraron en la Tierra Prometida que no expulsaron a los moradores del país que les fueron como aguijones espinas que hicieron terriblemente dura y desgraciada la ocupación. Debemos librar una lucha espiritual sin cuartel contra el enemigo de nuestras almas que es Satanás. Para enfrentarnos al combate que durará todos los años que el Señor quiera que permanezcamos aquí en la tierra debemos empezar “fortaleciéndonos en el Señor, y en el poder de su fuerza”  (Efesios 6:10). Es decir no debemos confiar en nuestras flacas fuerzas sino en el poder del Señor, el Todopoderoso.

Para enfrentarnos al Enemigo en tan desigual combate debemos  equiparnos convenientemente. No debemos olvidar ningún pertrecho: “Vestios de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y  carne sino contra principados, contra potestades, contra gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

El enemigo contra quien debemos luchar es infinitamente superior a nuestras débiles fuerzas. “por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. El apóstol Pablo describe los pertrechos que debe llevar David en su lucha contra Goliat, el enemigo del alma. Los detalles se encuentran en Efesios 6:10-19. Dada la imposibilidad de describir todo el equipo que debe llevar el soldado cristiano, me limitaré a lo básico, sin lo cual la victoria es imposible: “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. Si no se tiene  fe en Dios y en su Hijo Jesús no vale la pena salir al campo de batalla porque la guerra ya está perdida de antemano. Pero, “fortaleciéndonos en el Señor, y en el poder de su fuerza” podemos salir victoriosos en todas las escaramuzas diarias que debemos librar porque, resistiendo al diablo huirá de nosotros con el rabo entre las piernas.

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SED DE JUSTICIA


<b>El deseo de justicia no puede satisfacerse en un mundo en el que todos los habitantes son injustos</b>

El problema de la justicia preocupa mucho a los ciudadanos porque descubren muchas ambigüedades en su funcionamiento. El articulo 14 de la vigente Constitución declara: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que  pueda prevalecer discriminación  alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Hecha la Constitución hecha la trampa porque fácilmente se violan sus principios con argucias legales.

El Gobierno central anuncia que incluirá  en la condición de aforados ante el Tribunal Supremo a la reina y a los príncipes de Asturias. Eso significa que en la lista de aforados que como mínimo incluye a diputados y ministros, se alarga. El aforamiento según palabras del ministro Ruiz-Gallardón es un instrumento que sirve para <i>aumentar la seguridad jurídica sobre personas que el legislador y la misma Constitución entienden que deben ser objeto de una tutela  en razón de las funciones que se les encomienda</i>. El ministro afirma que el aforamiento no es un <i>privilegio</i>.  ¿Qué es sino un privilegio  el hecho de que algunas personas se beneficien de una jurisdicción privilegiada que es lo que significa aforamiento? ¿No es una contradicción que el rey en una alocución de Año Nuevo dijese que todos los españoles son iguales ante la ley y que “la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad” según el articulo 56.3 de la Constitución?

La letra de la ley y su aplicación es injusta porque los legisladores y los administradores son injustos: “No hay justo, ni aún uno” (Romanos 3:10). Eso no significa que debamos permanecer con los brazos cruzados permitiendo que el mal campe a sus anchas y que vaya minando a la democracia hasta convertirla en papel mojado. Se debe denunciar el incumplimiento de la ley para que sea respetada y si existen leyes injustas cambiarlas lo antes posible, sin tardanza.

La democracia injusta permite el pataleo y poco más. Muchos que se consideran demócratas son poco transparentes y muchas decisiones y acciones que se toman se mantienen bajo “secreto de sumario”. Entonces los políticos se quejan de que los ciudadanos pasen de la política. A pesar de que cuando se aproximan las elecciones invitan a participar en los comicios, las urnas manifiestan poca participación. Finalizado el recuento y visto el fracaso en participación todo son promesas de enmienda para que todo siga igual. Luego se espantan porque en el escenario político aparezcan partidos populistas que amenazan cercenar a las mayorías hasta el presente existentes que dominan el pastel de la política.

Incluso los imputados en graves casos de corrupción pueden eludir a la justicia porque ésta es lenta y a menudo permite que los casos prescriban o porque los jueces sometidos a presiones políticas dictan sentencias que no se ajustan a la gravedad de los casos, o porque el legislador dicta leyes que hacen legal el delito. Se afirma que dada la condición humana siempre existirá un cierto grado de injusticia. Estoy de acuerdo con ello, pero se debe procurar que toda injusticia debe ser castigada según la gravedad del delito cometido. La legislación debe dejar bien claro lo que es punible para que no se puedan hacer tejemanejes que impidan la  ejecución de la justicia.

Se dan evidencias de que los grandes corruptores gozan de un cierto grado de aforamiento porque se dictan leyes que reducen los impuestos que sus empresas deben pagar. Con ello se comete un agravio comparativo respecto a los pequeños empresarios que no gozan de dichos privilegios legales. Las grandes fortunas en el pasado se amasaron con la esclavitud. Ahora se amontonan instalando las fábricas en países en los que no existen derechos de ninguna clase, favoreciendo a los gobiernos corruptos a la vez que se pagan sueldos de miseria y, no bastando con eso se explota a la infancia exigiéndoles jornadas de larga duración a cambio de salarios de hambre. Los ciudadanos de a pie nos encontramos indefensos ante los abusos de los poderosos.

A pesar de que la justicia aquí en la tierra sólo lo es de nombre, llegará el día en que Cristo, el Juez supremo, se sentará en su trono de gloria. Reunirá ante si a todos los pueblos en dos grupos. A los que pondrá a su izquierda les dirá: “Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y a sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber,  fui extranjero y no me acogisteis, estaba desnudo y no me vestisteis, estuve enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Los condenados intentarán justificarse diciendo que nunca le habían visto en esas circunstancias de necesidad. Pero el Señor desmontará sus alegaciones de manera irresistible, diciéndoles: “De cierto os digo que cuando no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mi lo hicisteis. E irán estos al castigo eterno”                     (Mateo 25: 31-46). La justicia que nunca ha sido vista aquí en la tierra a partir del pecado de Adán, será implantada con todo su esplendor en el reino eterno de Dios en el que no existirá el pecado y Satanás será lanzado en las profundidades del infierno quedando totalmente incapacitado para seguir haciendo fechorías. Los creyentes en Cristo, finalmente verán satisfechos sus anhelos de justicia porque el Juez supremo dará a cada uno lo que se merece. En la Audiencia celestial no existirán los aforados que reciban tratos privilegiados.

Octavi Pereña i Cortina

 

dimarts, 22 d’abril del 2014


DEUTERONOMI 4: 15,16


“Guardad mucho vuestras almas…para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen o figura alguna, efigie de varón o mujer”

La Escritura condena rotundamente la idolatría, la adoración de imágenes, porque borra del alma del idólatra al Dios eterno y salvador. No es posible que el alma esté vacía. Si en ella no está presente Dios debe buscar un substituto por la imperiosa necesidad que tiene de adorar a alguien. La idolatría, pero, no es inocua: “Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro Dios” (Salmo 16:4).


El apóstol Pablo nos recuerda lo que les sucedió a los cristianos de Corinto: “Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba a los ídolos mudos” (1 Corintios 12:2). Cuando eran gentiles la cultura imperante los guiaba a la idolatría y se dejaban arrastrar por ella. Ahora que se habían convertido a Cristo, a pesar de la cultura idolátrica del entorno, ya no se dejaban arrastrar por ella. Tenían que luchar, sí, contra las presiones a las que se los sometía, pero por la gracia de Cristo podían resistirlas y adorar a Dios en espíritu y en verdad sin ninguna necesidad de obra de tallista que como obra humana tenían ojos para ver y no veían, tenían oídos para oír y no oían, tenían pies para andar y se los tiene que transportar a cuestas porque no se mueven. Durante la mal llamada Semana Santa, con los muchos pasos que se sacan en procesión se pone en evidencia la verdad de lo que dice la Biblia sobre la idolatría. Todo ello con el consentimiento de la Iglesia católica que estando dominada por la idolatría no puede enseñar a sus fieles lo dañoso que es para sus almas Se podrá objetar en su defensa lo difícil que es hacer desaparecer tradiciones de siglos. Pero la Biblia, que es Palabra de Dios, es tajante: No te harás “imagen o figura alguna, efigie de varón o mujer”


Entre otros, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, encomendándose a la Virgen del Rocío para salir de la crisis. Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior, asegurando que Santa Teresa intercede por España. La Escritura prohíbe tales prácticas por dos motivos: a) los idólatras adoran al diablo, el padre de mentira. Si se aprende alguna cosa de tal práctica es todo lo contrario a la sabiduría. b) Los idólatras adoran a un hombre o a una mujer lo cual significa que se apoyan en una caña quebrada que atraviesa la mano de quienes lo hacen.

Mal futuro le espera a España si las autoridades religiosas y políticas buscan la sabiduría en la idolatría, práctica prohibida por Dios.


NÚMEROS 15:37,38


Y el Señor habó a Moisés diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y pongan en cada franja de los bordes un color de azul”

El Señor sabe lo desmemoriados que somos y la facilidad con que nuestros pensamientos se alejan de Él. Para evitar que nuestra debilidad nos aparte de la Roca (Cristo) que es nuestra fortaleza el señor manda a los israelitas que en los bordes de sus vestidos cosan franjas azules. ¿Servían para hacer bonito dichas franjas? En absoluto, servían para que se acordasen “de todos los mandamientos para ponerlos por obra”.

Las distracciones menudean y nuestros pensamientos se alejan del Señor. El resultado es  un fracaso si no se pone freno a todo ello. Para evitarlo que algo nos recuerde que nuestra mirada solamente debe estar puesta en el Señor y no en aquello que nos distrae de nuestra obligación principal. ¿Por qué no pone la Biblia al lado del televisor que nos recuerde que el Señor es nuestro gozo y nuestra salvación? Cuando nos olvidamos de poner nuestros ojos en el Señor, la atención la depositamos en nuestro corazón engañoso y nos dejamos guiar por nuestros pensamientos perversos que nacen en él. Es por ello que nuestras vidas son un perfecto desastre. Los israelitas cuando miraban las franjas azules que bordeaban sus vestidos apartaban la mirada de sus corazones, con lo cual evitaban prostituirse, es decir evitaban adorar a otro dios. La Biblia depositada al lado del televisor debería producir en nosotros el mismo efecto que las franjas azules en los israelitas, porque, dice Jesús del corazón ”salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, la blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 15:19,20).

En nuestros días se fomenta la práctica de la meditación que consiste básicamente en relajarse físicamente y mirarse interiormente. Con ello, se dice, se lucha contra el estrés, la enfermedad de moda que es el resultado de vivir exclusivamente pensando en la felicidad adquirida con medios materiales. El resultado de la meditación hoy en uso es la prostitución. La prostitución a la que se refiere la Biblia no es forzosamente tener relaciones sexuales con alguien que no sea el propio cónyuge. Se refiere a la prostitución espiritual, es decir, adorar a quien no es Dios.

Cuando se persigue la felicidad por la felicidad uno se prostituye porque la felicidad se convierte en un dios que esclaviza y destruye. La felicidad es la consecuencia de tener la mirada en Dios, no en el corazón. Por eso es tan necesario hoy tener una Biblia al lado del televisor que nos recuerde cuales son nuestras prioridades.

 

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RACISMO CULTURAL


El presidente Mariano Rajoy en su empeñada defensa de la unidad de España, afirma: “El PP, y supongo otras fuerzas políticas, explicarán que España es la nación más antigua de Europa y que hemos hecho muchas cosas juntos a lo largo de la historia”. Pienso que el presidente Rajoy se equivoca cuando busca el soporte de otras fuerzas políticas que confirmen su iluminada declaración que “España es la nación más antigua de Europa”. Si la bandera española data del 1785 la pregunta que nos es lícito hacer es, ¿dónde estaba España antes de esta fecha si no tenía bandera? Le agradecería al Sr. Rajoy respondiese a esta pregunta Los partidos políticos como es el caso del PP valenciano pueden llegar a ha decir barbaridades de tanto calado como: “El valenciano es una lengua prehistórica, que data del siglo VI antes de Cristo y que ha ido evolucionando con las aportaciones de fenicios, griegos y latinos”. Los políticos que defienden una causa nacional sin conocer historia y filología pueden llegar a decir los disparates que han salido de los labios de Mariano Rajoy y del PP valenciano. Apoyarse en el hombre es como hacerlo en una caña quebrada que atraviesa la mano.

Pero no terminan aquí las barbaridades recientemente proclamadas por Mariano Rajoy. Me lo imagino en Bruselas rodeado de su comparsa de aduladores que aplauden con vehemente entusiasmo cuando defendiendo la unidad indivisible de España, la nación, según él, más antigua de Europa, proclama con sus labios que destilaban autoridad incuestionable: “Compartimos muchas cosas. Son pueblos, el catalán y la resta de los españoles, que se han mezclado, que tienen la misma sangre”. Haciendo dicha declaración no se daba cuenta que estaba menospreciando al resto de naciones que constituyen la Unión Europea porque pone España por encima de todas ellas braveando de un nacionalismo trasnochado heredado de Felipe V. Con su declaración racista  Mariano Rajoy supone que España posee una pureza de sangre que no poseen el resto de naciones europeas. Si Mariano Rajoy estuviese asesorado por un buen consejero espiritual imparcial, que no estuviese contaminado por las ideas ultra nacionalistas españolas  le hubiera podido remitir a un texto bíblico que de haberle prestado atención le habría evitado caer en el error que cayó y que seguramente fue el hazmerreír político de sus oyentes: Dios “de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra, y les ha fijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación” (Hechos 17:26). Este texto nos remite al origen del hombre tal como lo describe el libro de Génesis. El relato dice que Dios no vio bien que el hombre estuviese solo. Para evitar que la soledad que no era buena para su bienestar, crea la pareja idónea para Adán. Discutir si el hombre tiene una costilla menos que la mujer porque Dios le extrajo una para crear a Eva se pierde de vista que Adán y Eva no son dos creaciones independientes, sino que Eva procede de Adán y el resto de la humanidad también procede de la simiente de Adán. El relato de Génesis de la creación  desmiente la teoría que dice que el hombre apareció simultáneamente en diversos lugares de la tierra

Mariano Rajoy se equivoca de lleno cuando quiere demostrar que Catalunya forma parte de la España indisoluble utilizando el argumento de la mezcla de sangre. Es cierto que abundan en Catalunya los apellidos: Gutiérrez, López, García…, pero no se mezcla la sangre que hace la marca España con otra inferior que es necesario regenerar. Los catalanes tienen la misma sangre que los castellanos, los andaluces, los vascos, los gallegos…porque todos procedemos del tronco común que es Adán. Ni los reyes pueden reclamar privilegios especiales por motivo de sangre porque la suya tiene el mismo color que la del resto de los mortales.

Alguien ha dicho: “El racismo no es el odio hacia otra raza, o que a estas razas se las considere inferiores. El racismo es violencia gratuita, es el amor hacia una patria, una cultura, una lengua, unas costumbres, y todo lo que esto implica a su pueblo”. Al racismo cultural sobre el cual ahora reflexionamos le acompaña una cierta dosis de violencia, de separación, de enemistad. El racismo, sea de la índole que sea no construye, destruye. El racismo cultural, como cualquier otro tipo de racismo se construye sobre el prejuicio y este nace de un concepto de superioridad, de creer que uno es más que el otro. Se complace destruyendo los símbolos de identidad del otro: quemando banderas, escribiendo graffitis injuriosos, menospreciando el idioma…Este virus toxico solamente se puede combatir con el amor. Dios, que es amor, lo comparte con quienes creen en Él y, cuando lo derrama en una persona ésta empieza a derribar los muros de separación que levanta el concepto de superioridad. El amor divino pone en un plano de igualdad la diversidad cultural permitiendo que las características diferenciadoras dejen de ser enemigos a los que se debe combatir sin cuartel. La completa extirpación del racismo cultural se realizara en la eternidad cuando “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos, y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (Apocalipsis 7:9,10).

Octavi Pereña i Cortina

 

dilluns, 14 d’abril del 2014


ESPIRITUALIDAD SUPERSTICIOSA


<b>Hoy basta con que cualquier movimiento seudo religioso incorpore la palabra espiritual en su vocabulario para que muchas personas le presten atención</b>

Desde hace unos años se experimente un auge de practicas religiosas importadas de Oriente: meditación, yoga, terapias naturales, acupuntura, esoterismo neochamanismo…Según un estudio realizado por el departamento de Antropología de la Universidad Rovira Virgili de Barcelona se deduce “que estos substitutos de las religión, la fe y también de la medicina convencional han llegado para ocupar una parte de un vacío que multitud de personas tienen, incapaces de encontrar respuestas a sus inquietudes”. Este estudio destaca la emergencia de lo que se llama <i>mercado de la insatisfacción</i>.

¿Cómo se llega a un estado de insatisfacción tan generalizado como el actual? Una característica de la sociedad de nuestros días es el abandono de Dios en el sentido  real. Espontáneamente, en situaciones difíciles de digerir nuestros labios pronuncian un <i>¡Dios mío!</i> sin saber lo que significa lo que dice. Esta creencia en Dios que se puede catalogar de supersticiosa la Biblia la denuncia cuando el profeta Isaías escribe: “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que mandamientos de hombres que les ha sido enseñado” (29:13). El antiguo pueblo de Israel practicaba una religión que hoy denominaríamos <i>sociológica</i> que consiste en una practica religiosa heredada de sus padres pero carente de la espiritualidad, el Espíritu Santo que fortalece a los creyentes.

Hoy sucede algo parecido: Domingo de Ramos, Semana Santa, Navidad, Reyes, representan el pico de la manifestación de la fe cristiana. Si a los participantes de dicha religiosidad esporádica que desgraciadamente se la considera por los líderes religiosos como revitalización de la fe, se les pregunta si saben el significado de lo que hacen evidentemente responderán con evasivas que manifiestan su ignorancia. A estos religiosos ocasionales con toda propiedad se les pueden aplicar las palabras que Isaías dirige contra el antiguo Israel. “Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”. Estos religiosos ocasionales tienen el alma vacía y el vacío existente se intenta llenarlo, en el caso que comentamos, con la espiritualidad vacía de contenido que nos llega de Oriente.

Jesús termina el que llamamos “Sermón de la Montaña” con estas palabras: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, lo consideraré a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa, y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24,25). Obedecer a las palabras de Jesús es lo mismo que obedecerle a Él, es decir, que se cree de corazón en la persona que las dice. Quien resiste a las inundaciones que amenazan con destruir todo lo que hallan a su paso lo es la persona que edifica su vida sobre la Roca que es Jesús. El mercado emergente de la insatisfacción crece porque Cristo no es la Roca sobre la que las personas edifican sus vidas y buscan en los sucedáneos una satisfacción que es momentánea pero que no llega a satisfacer las verdaderas necesidades espirituales del alma.

El salmista que no honraba a Dios de labios sino que mantenía una íntima relación personal con El, dejó escrito para estímulo nuestro: “En Dios solamente está acallada mi alma, de Él viene mi salvación. Él solamente es mi Roca y mi salvación, es mi refugio, no resbalaré” (Salmo 62:1,2). Jesús es la Roca que da fuerza al débil y sentido a su vida: “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré, lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre. Me invocará y yo le responderé, y con él estaré yo en la angustia, lo libraré y lo glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación” (Salmo 91:14-16)

Octavi Pereña i Cortina

 

SALMO 91:14,15


“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré, le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre. Me invocará y yo le responderé, con él estaré yo en la angustia”

¿Dónde puede el ser humano encontrar consuelo? Debido al pecado, la tierra se ha convertido en un territorio hostil. Emergen enemigos por doquier: enfermedades, dificultades económicas, rupturas familiares, incomprensiones, violencias sexuales…Toda esta hostilidad que siempre está al acecho para descargar sus garras sobre nosotros tiene una causa que no debemos ir a buscarla fuera de nosotros, sino que está en nosotros. Forma parte de nuestra naturaleza individual y colectiva. Se llama pecado.

Mientras no llegue el mañana cuando Dios creará un cielo nuevo y una tierra nueva en los que el pecado habrá sido barrido del todo y Satanás ya no podrá tentarnos a hacer el mal y por lo tanto existirá la justicia sin ninguna sombra de injusticia, debemos peregrina por este mundo al que Dios ha maldecido por causa del pecado de Adán de desobedecer la orden de Dios que le prohibía comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.

A pesar de la desobediencia, Dios no deja desamparado al hombre. En su misericordia sacrifica unos animales y con sus pieles cubre la desnudez de Adán y Eva. Sin derramamiento de sangre no es posible el perdón de los pecados y recuperar la comunión con Dios que se había roto. La sangre de Cristo simbolizada por la sangre de los animales sacrificados por el mismo Dios es el sello que garantiza que la paz de Dios se ha restablecido y que nada ni nadie la podrá hacer desaparecer. Pero, la tierra maldecida por Dios sigue produciendo cardos y espinas y el sudor acompaña a los creyentes en Cristo.

El texto del salmo 91 que comentamos nos recuerda algo muy importante que debemos tener en cuenta los verdaderos creyentes en Cristo: Durante nuestro peregrinaje por esta tierra maldecida por Dios debemos tener presente que Dios no nos abandonará.; “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré, le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre”. Es cierto que a Dios hoy no le podemos ver. A pesar de que por el Espíritu Santo Dios mora en nuestros corazones, está fuera de nosotros. Esta intimidad y a la vez separación es lo que hace que el Espíritu Santo nos enseñe a orar a Dios y a pedirle lo que es según Su voluntad. En esta situación de haber conocido el Nombre de Dios, cuando me invocará yo le responderé, con él yo estaré en su angustia. El Espíritu Santo recuerda al creyente que está inmerso en la angustia “El Señor es mi Pastor, nada me faltará, en lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará…Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento…”


MATEO 16:16,17


“Respondiendo Simón Pedro dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”

Jesús y sus discípulos se encuentran en la región de Cesarea de Filipo. En aquel tiempo la zona estaba salpicada de templos dedicados a las divinidades paganas. Los había para todos los gustos. Cada persona podía escoger adorar al dios que mejor le pareciese. En esta región tan altamente paganizada en donde Jesús pregunta a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres  que es el Hijo del Hombre?”  Los discípulos responden dando los nombres de diversos profetas. Habiendo respondido a la pregunta que les hizo Jesús, el Señor les pide que sean ellos que digan lo que piensan de Él. Pedro llevando, como siempre, la voz cantante, responde. “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”

Si preguntamos hoy a las personas: ¿quién es Jesús? Nos darán respuestas para todos los gustos. Difícilmente, pero, se nos dirá que Jesús es Dios. La razón es muy simple: El hombre natural no puede entender la identidad de Jesús que es Dios y hombre al mismo tiempo. La persona nacida exclusivamente de mujer está capacitado únicamente para verle como humano: era una buena persona, que ayudaba a los necesitados, que fue un verdadero socialista, que lo mataron porque ponía en peligro los privilegios de los sacerdotes…

¿Por qué Pedro puede decir que Jesús era “el Cristo, el Hijo del Dios viviente”? Si no fuera por la respuesta que Jesús le dio no lo sabríamos. Jesús le dice a Pedro: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Afirmar con convicción que Jesús es el Cristo, el Ungido de Dios, el Hijo del Dios viviente, solamente puede hacerse por revelación divina. Nadie puede repetir convencido la confesión de Pedro  por el mero hecho de haberla leído en la Biblia o por haberla oído en una predicación. Es preciso que sea el Espíritu Santo quien la vivifique en el corazón del lector/ oyente  para que pueda hacérsela suya. La salvación es obra exclusiva de Dios . Si el Espíritu Santo no concede el don de la fe para creer que Jesús es el Hijo del Dios viviente, el concepto que se tendrá de Jesús, como máximo será el de que es alguno de los profetas. Los razonamientos humanos no dan para más.

 

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dilluns, 7 d’abril del 2014


SALMO 90:3


“Haces volver al hombre al polvo, y dices: convertios hijos de los hombres”

El salmo 90 comienza con un reconocimiento de la grandeza y del poder de Dios para pasar a la pequeñez del hombre. Los seres humanos invertimos los factores cuando nos creemos grandes y hacemos pequeño a Dios. Cuando esto ocurre y, desgraciadamente este error está muy extendido, la existencia es un fracaso. Mirando con un poco de atención lo que sucede a nuestro alrededor pronto percibimos que las personas que contemplan nuestros ojos son un perfecto desastre. La causa de todas estas vidas arruinadas se debe a que han empequeñecido a Dios y ellas se han subido al pedestal.

Analicemos brevemente el salmo 90: “Señor, tus nos  has sido refugio…Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo hasta el siglo, tú eres Dios”. Con el avance de la ciencia y con  los medios que dispone el hombre para adentrarse en las profundidades siderales y poder contemplar de cerca su inmensidad, en vez de reconocer el poder del Dios eterno, le niegan su autoridad, lo hacen desaparecer del mapa y la obra de la creación se convierte en un accidente que ocurrió hace millones de años.

Aunque el hombre niegue la existencia de Dios  éste sigue existiendo y ejerciendo su poder creador sosteniendo la obra de sus manos con la autoridad de su palabra. Aunque las personas lo consideren muerto Dios vive.

Volvamos al hombre y fijémonos el concepto que tiene Dios de nuestra grandeza: “Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira, acabamos nuestros años como un pensamiento. Los días de nuestra edad son setenta años, y en los más robustos son ochenta años, con todo su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos”

El progreso de la ciencia médica puede hacernos creer que un día seremos inmortales. Pero no, es una ilusión vana. La paga del pecado es la muerte y, como todos hemos pecado todos moriremos. La ciencia médica, una mejor alimentación, mejores condiciones laborales, pueden alargar unos pocos años nuestra presencia sobre la tierra. Inevitablemente, la muerte llega y, después ¿qué?

“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”, dice el salmista. Sí, Señor, enséñanos a contar nuestros días para prepararnos para el buen morir. Un buen morir no significa que en caso de sufrimiento te inyecten una sustancia y se cierren los ojos dulcemente. Que el Señor ilumine nuestro entendimiento para que podamos entender que por la fe en el Señor Jesucristo que murió por nuestros pecados y resucitó para darnos vida eterna, la muerte es la puerta de entrada al reino eterno de Dios, en donde la muerte no existe, el sufrimiento lo hemos dejado atrás, las lagrimas se han secado, porque el pecado allí no existe.


JUDAS 24,25


“Y a Aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”

“Así ha dicho el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. Será como la zarza en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada”  (Jeremías 17:5,6). El ser humano en su necedad cree que puede emanciparse de Dios y prescindir de su Ley. Babel es un ejemplo claro de la insensatez de querer ser fuertes sin Dios. La crisis actual que tanto perjudica se la atribuye exclusivamente a factores económicos. Detrás de ella se esconde  la falta de ética de gobernantes y gobernados. Detrás de la falta de ética se encuentra la ausencia de Dios que es el Autor de la ética que hace prosperar a los pueblos, a las familias, a las personas.

El mundo está en crisis. La iglesia también lo está porque confía en doctrinas de hombres que no resisten la prueba del algodón que certifica su autenticidad. Los falsos profetas de Israel condujeron a la bancarrota al Israel nacional. Hoy ocurre lo mismo. No todos los que hablan en nombre de Dios son hombres de Dios. Utilizan, sí, un lenguaje bíblico que es un barniz que esconde la herejía que se amaga en sus corazones.

Judas, en la doxología con que termina su breve carta a los “santificado en Dios Padre, y guardados en Jesucristo”, insta a sus lectores a apartar la mirada del hombre y ponerla en Dios Padre y el Señor Jesucristo. Hacerlo reviste de poder a la debilidad humana porque ”es poderoso para guardarnos sin caída”. El verdadero creyente en Cristo aunque santificado por la sangre de Jesucristo que lo limpia de todos sus pecados, sigue siendo pecador. Ello puede hacer que nos sintamos indignos de Él, pero Aquel que es poderoso puede “presentarnos sin mancha delante de su gloria con gran alegría”. Nada inmundo puede presentarse ante la gloria del Dios eterno, pero el santificado por la sangre de Cristo puede hacerlo, no con miedo, sino “con alegría” porque quien lo presenta ante el Padre es Jesús, el Camino que nos lleva a Él.

No soy digno de ser llamado cristiano, “pero por la gracia de Dios soy lo que soy”, una nueva criatura en Cristo Jesús a quien le está permitido presentarse ante el trono de Dios ensalzando el nombre de Jesús el Redentor, el Cordero de Dios que con su sangre le limpió de todo pecado.

 

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RENOVACIÓN ECLESIAL


<b>Debido a la marginación que se hace del Buen Pastor la iglesia ha perdido el norte y camina desorientada sin saber como salir del atolladero en que se halla metida</b>

No existe  la más mínima duda de que la cristiandad en general se encuentra en crisis. Los templos están vacíos. Los fieles que asisten a los actos litúrgicos son pocos y además mayoritariamente son  ancianos. Pocos jóvenes hacen acto de presencia. Los dirigentes eclesiásticos rumian qué pueden hacer para invertir el decrecimiento y conseguir que los bancos vuelvan a llenarse de fieles, no tradicionalistas, sino de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos que desborden genuina espiritualidad.

Cuando el apóstol Pedro finalizó su primera predicación pública después que la iglesia reunida en Jerusalén recibiese el don del Espíritu Santo, discurso por cierto centrado en la persona de Jesús, los oyentes “se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?” La respuesta que recibieron de Pedro fue clara y sencilla: “Arrepentios, y conviértase cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Quienes hicieron caso de la enseñanza apostólica se unieron a la incipiente iglesia de Jerusalén  “y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos2:37,38,42). Una peculiaridad de las palabras de Pedro es que la respuesta que da a las personas que se dirigieron a ellos en busca de consejo fue que vayan a Jesús en busca del perdón de sus pecados. El resultado de seguir dicho consejo fue que la iglesia hacía impacto en la sociedad y crecía en número.

La solución que el papa Francisco I propone para evitar que siga el proceso de vaciado de las parroquias consiste en recuperar la práctica del sacramento de la penitencia, hoy en desuso, diciendo: “El cristiano está unido a Cristo, y Cristo está unido a la Iglesia, y para nosotros cristianos, hay una regla más y un compromiso más: pasar humildemente a través del ministerio eclesial”. El arzobispo de Barcelona Lluís Martínez Sistach en su escrito <i>Somos pecadores</i> dice: “”¿Qué es lo que hace que siempre, y hoy todavía más, nos cueste tanto acercarnos al sacramento de la penitencia para conseguir la gracia de Dios y reconciliarnos con Él?”. Ambos jerarcas de la Iglesia católica siguen fielmente la doctrina proclamada en el Concilio de Trento que enseña que es preciso confesarse a un sacerdote para que sean perdonados los pecados. Quienes no crean en ella <i>sean excomulgados<(i>.

El Concilio de Trento fue el resultado de la reacción que se produjo ante la predicación de Lutero y de los otros reformadores de la doctrina bíblica que enseña que <i>el justo vivirá por la fe</i>. La consecuencia de creer esta doctrina es que el pecador que confiesa que Jesús es el Salvador, Dios “es fiel y justo para perdonarnos los pecados y limpiarnos de toda injusticia” /1 Juan 1:9). Si no basta con esta declaración, he aquí otra del mismo apóstol ”La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de <b>todo</b> pecado” (1 Juan 1:7).

La doctrina bíblica de la salvación única y exclusivamente por la fe en Jesucristo libera al pecador de la servidumbre de la iglesia como institución humana. El ex sacerdote Herman Hegger, afirma :Mi segunda función importante como sacerdote era administrar el sacramento de la confesión. La confesión ocupa un lugar muy importante en la estructura del poder de Roma. Para Roma es una base estratégica de la mayor importancia. Enfatiza la sujeción del laico al clérigo. En el confesionario, el sacerdote está sentado en el banco del juez. El penitente  confiesa su debilidad. Divulga secretos que no revelaría a nadie. Y depende del sacerdote si el penitente debe ser absuelto de sus pecados. El sacerdote decide por él entre el cielo y el infierno”.

El papa Francisco I para promocionar el uso del confesionario dice:”Incluso el papa se confiesa cada quince días, porque el papa también es un pecador. El confesor escucha lo que yo le digo, me aconseja y me perdona, porque todos tenemos necesidad de este perdón”.

En nombre del Señor escribe el profeta Jeremías: “Así dice el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. Será como un desterrado en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales del desierto, en tierra despoblada y deshabitada” (17: 5,6).

Ya en la vejez, el apóstol Pedro escribiendo “a los extranjeros de la diáspora”, les aconseja: “Acercándoos a Él (Jesucristo) piedra viva, desechada ciertamente de los hombres, mas para Dios escogida y preciosa”, después edificando sobre Cristo la piedra viva, les dice:“vosotros también,  como piedras vivas, sed edificadas como casa espiritual…” (1 Pedro 2:4-10). El vitalismo de la iglesia no pasa por la practica más asidua de la confesión auricular a un sacerdote, sino en edificar los fieles sus vidas sobre Cristo, la piedra escogida por Dios que da soporte como piedras vivas que son. Los creyentes que edifican sus vidas sobre la Roca eterna, de la cual beben el agua viva. El resultado es que ríos de  agua viva brotan de sus corazones que pueden hacer que las personas que los observan les pregunten: Hermanos, ¿qué hemos de hacer para ser salvos?

Octavi Pereña i Cortina