JUDAS 3,4
“Amados, por la gran solicitud
que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario
escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una
vez dada a los santos”
Judas, no el que entregó a Jesús,
siente un fuerte impulso de escribir a los hermanos en Cristo a que luchen
ardientemente por la fe. ¿Por cual fe deben luchar? No por cualquier fe. En el
mundo se encuentran muchas fes. Las hay para todos los gustos. Judas es muy
selectivo: los cristianos deben “luchar ardiente por la fe que ha sido una vez
dada a los santos”. Esta fe que se remonta al paraíso con las pieles de los animales que
cubrieron la desnudez de Adán y Eva, que simbolizan el sacrificio de Jesús para
perdón de los pecados del pueblo de Dios, que a lo largo del Antiguo Testamento
se va desarrollando aportando detalles y que en el cumplimiento del tiempo
llega a su pleno desarrollo con la encarnación del unigénito Hijo de Dios en la
persona de Jesús.
¿Por qué insta Judas a luchar ardientemente
por la fe que ha sido una vez dada a los santos? “Porque algunos hombres han
entrado encubiertamente”. Aquí Judas nos alerta del
peligro que no se encuentra fuera de la iglesia, sino en su seno. Personas
cubiertas con pieles de cordero que escondían a lobos rapaces que quieren
destruir al pueblo de Dios. Dichas personas se manifiestan abiertamente
enemigas de Dios y de su pueblo. Aparentan ser “hermanos”. Se presentan con un
lenguaje bíblico carente del Espíritu de la letra bíblica. Estas personas que
han entrado encubiertamente en las iglesias son muy activos, cosa que facilita
el engaño porque su actividad se confunde fácilmente con consagración.
Adquieren cargos de responsabilidad, llegando incluso a hacerse suyo el púlpito
desde donde con mucha sutileza “niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor
Jesucristo”.
Pero para “contender
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”
se precisa mucha constancia en la oración privada y mucha lectura bíblica
acompañada de la súplica de que el Espíritu Santo otorgue sabiduría para
entender el misterio que guardan las páginas de las Sagradas Escrituras. Sin
esta lucha fervorosa y secreta que se lleva a cabo en la intimidad de la
habitación que tiene cerrada la puerta es totalmente imposible “contender
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”.
¿Deseamos impedir que los ministros de Satanás que se visten como ángeles de
luz nos engañen? Sólo existe una manera de poder hacerlo: “Contender
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”
que se encuentra registrada con letras escritas con la sangre de Jesús en
las páginas de la Biblia”
1 TESALONICENSES 1:5
“Pues nuestro evangelio no llegó
a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo”
Una cosa es la letra del
Evangelio y ora muy distinta es su Espíritu. Es muy fácil predicar la moral del
Evangelio. Es totalmente imposible predicar su Espíritu si el predicador
previamente no se ha convertido a Jesús. Es muy fácil atraer a las masas a la
letra del Evangelio porque es muy sensiblera. No lo es tanto llevarlas a Jesús
porque se consideren pecadores que necesitan recibir el perdón y se conviertas
en sus discípulos.
El apóstol Pablo nos sacude de nuestro sopor en el que hemos caído por
el hecho de conformarnos con la letra del Evangelio y de haber arrinconado al
Espíritu Santo que vivifica la letra.
Pablo dice a los tesalonicenses que el Evangelio que les predicó no
eran solamente palabras carentes de vida, sino palabras saturadas del poder del
Espíritu Santo. ¿Qué tipo de Evangelio es el nuestro?¿Consiste únicamente de
palabras carentes de sentido o saturadas del Espíritu Santo?
Dada la condición decrépita en que se encuentran muchas iglesias es
urgente hacer un alto en el camino, sentarnos en una piedra, inclinar la
cabeza, taparnos el rostro con las manos y conscientes de encontrarnos ante la
presencia del Señor y pronunciar una palabras de arrepentimiento nacidas del
corazón: “Ten piedad de mí, Señor, que soy un pecador”. Sin el
reconocimiento de que se es pecador, de que se posee un corazón inclinado al
mal, jamás se irá a Jesús que es la Fuente de donde brota el poder que necesita
todo cristiano y por descontado quien se presenta como siervo de Dios. Hoy la
palabra pecado está devaluada. Ha perdido el significado de ofensa a
Dios y se la edulcora como deficiencia debido a que todavía no se ha
evolucionado lo debido hacia la plena humanidad. NO. Pecado es una trasgresión
de la Ley de Dios . Sin ser plenamente conscientes de nuestra condición de
pecadores jugaremos a iglesias convirtiéndolas en lugares en donde se enseña
moral. Desde los púlpitos fluirán palabras que no llegarán a los corazones de
los oyentes. Las conferencias serán muy gratas y ayudarán a pasar un tiempo
distendido. Los corazones seguirán marchitos y la seguridad de la salvación
será una doctrina desconocida. El miedo a la muerte seguirá haciendo estragos
en las almas de quienes han recibido solamente palabras pero no el poder del
Espíritu Santo.
http://octaviperenyacortina22.blogspot.com
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