dimarts, 3 de desembre del 2013


PENSAMIENTO CRÍTICO


<b>La sociedad no acierta su camino porque tanto políticos como ciudadanos carecen de pensamiento crítico porque se prefiere el camino fácil de no disentir por miedo</b>

Damos por buena la publicidad: comercial, política, religiosa, porque normalmente los eslóganes nos llegan vestidos de todo lujo de detalles que esconden la realidad de lo que anuncian. La publicidad en general nos inunda y como no hemos desarrollado el <i>pensamiento crítico</i> nos coge indefensos y nos engaña como a un  chino. El <i>pensamiento crítico</i> se encarga de hacernos saber si alguna cosa es verdadera o falsa, racional o no, fundada o infundada. Esta competencia que otorga el <i>pensamiento crítico</i> es imprescindible en una sociedad libre porque solamente el <i>pensamiento crítico</i>nos libera de adoctrinamiento, la propaganda y el prejuicio.

No se nace siendo competente en el <i>pensamiento crítico</i>.Es un aprendizaje que se perfecciona a lo largo de toda la vida. Pienso que la mejor manera de mejorar el <i>pensamiento crítico</i> es la lectura que se estimula con la practica de leer. La lectura no es del agrado de todos. Hoy, gracias a la educación universal gratuita se puede decir que casi no hay analfabetos. Eso sí, se dan muchos analfabetos activos porque pudiendo leer no lo hacen. Les falta un estímulo que les induzca a ser lectores activos.

Si se encuentra un tema que apasione pasa como con la informática que se encuentran enlaces en el camino que aportan más luz al tema que interesa. En el momento en que un asunto te atrapa haces como las hormigas durante el verano que infatigablemente trabajan recogiendo el alimento que necesitarán durante la esterilidad del invierno. La adquisición de <i>pensamiento crítico</i> exige esfuerzo de hormiga: lectura infatigable del tema que absorbe y que se ensancha con los enlaces que se van encontrando a lo largo del camino, que por cierto no da lugar a la ociosidad. Siempre van apareciendo detalles nuevos que despiertan el interés: te sumerges en ellos. El <i>pensamiento crítico</i> está reñido con la holgazanería lectora. La Biblia nos da un consejo para que el <i>pensamiento crítico</i> no se adormezca: “Examinadlo todo, retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21).

La antípoda del <i>pensamiento crítico</i> es la <i>credulidad</i>. Crédulo es quien se deja convencer con excesiva facilidad, sin poner ningún filtro crítico. Se lo engulle todo sin masticar. La credulidad está muy extendida. Basta un par de ejemplos: La cantidad de cadenas de televisión y emisoras de radio que dedican espacios que tienen buena audiencia dedicados a la videncia, astrología, tarotismo, espiritualidades extrañas disfrazadas de ciencia. Y, no olvidemos la manera de emitir el voto. Después de un fracaso de gobierno se da la mayoría absoluta al partido autor del descalabro. La credulidad es un ataque a la inteligencia.

<b>José Antonio Marina</b> dice: “La ley de Educación que se está cociendo también menosprecia a la filosofía. Cosa que no quiere formar la inteligencia crítica del ciudadano, la capacidad de exigir o comprender argumentos, para no dejarse convencer por eslóganes, consignas y exabruptos, para no acostumbrarnos a hacernos la pregunta fundamental ante cualquier opinante: ¿Y tú como lo sabes?” La finalidad de la Filosofía es  que el estudiante aprenda a pensar por sí mismo, a distinguir lo fundado de lo infundado, lo racional de lo irracional, lo verdadero de lo falso. Detestar ser manipulado. Los filósofos, incluso los de renombre las han dicho de muy gordas. Quien busca la sabiduría debe cuestionar los dichos de los grandes filósofos, sean clásicos o modernos. Si no se hiciese así se dejaría de poseer <i>pensamiento crítico</i>, tan necesario para el desarrollo personal.

Existen infinidad de temas que pueden interesar a las personas y que despiertan en ellas el <i>pensamiento crítico</i>. A nosotros, por la trascendencia que tiene la muerte y el más allá nos preocupa lo religioso y la importancia que tiene en este campo desarrollar el <i>pensamiento crítico</i> para que no se nos dé gato por liebre. En este sentido se tiene que tener un punto de referencia que sirva para poder opinar al respecto de la abundancia de oferta religiosa que se nos presenta ante nuestras narices. De manera incoherente decimos que todas las religiones son buenas, que todas llevan a Roma. Esta afirmación no es cierta porque en algunas de ellas se ven los efectos perniciosos que ejercen en quienes creen en ellas. En otras, la cosa no está tan clara porque esconden bajo un aspecto luminoso las tinieblas que esparcen. La eternidad pondrá al descubierto la falsedad de sus doctrinas. En el ámbito religioso se tiene que tener muy bien ejercitado el <i>pensamiento crítico</i>.

Para poder desarrollar el <i>pensamiento crítico</i> religioso se tiene que tener un punto de referencia, una plomada que permita verificar la verticalidad del pensamiento. Para los cristianos la plomada  es Cristo que afirma ser la Verdad. Jesús asegura que es la Roca sobre la que el constructor edifica la casa. La notoriedad de construir el edificio religioso sobre el fundamento que es Él, es que cuando llegan las inundaciones, soplan los vientos, cae la lluvia la casa no se cae porque está fundamentada sobre la roca (Mateo 7:24-27). Lo peculiar del caso es que la persona que escucha las palabras de Jesús y las hace se asemeja a la persona que edifica sobre la roca. El punto de referencia, la plomada del <i>pensamiento crítico</i> religioso es Cristo y su palabra que, por cierto, es una asignatura pendiente de aprobar.

Octavi Pereña i Cortina

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