PENSAMIENTO CRÍTICO
<b>La sociedad no acierta su camino porque tanto
políticos como ciudadanos carecen de pensamiento crítico porque se prefiere el
camino fácil de no disentir por miedo</b>
Damos por buena la publicidad: comercial, política,
religiosa, porque normalmente los eslóganes nos llegan vestidos de todo lujo de
detalles que esconden la realidad de lo que anuncian. La publicidad en general
nos inunda y como no hemos desarrollado el <i>pensamiento
crítico</i> nos coge indefensos y nos engaña como a un chino. El <i>pensamiento
crítico</i> se encarga de hacernos saber si alguna cosa es verdadera o
falsa, racional o no, fundada o infundada. Esta competencia que otorga el
<i>pensamiento crítico</i> es imprescindible en una sociedad libre
porque solamente el <i>pensamiento crítico</i>nos libera de
adoctrinamiento, la propaganda y el prejuicio.
No se nace siendo competente en el <i>pensamiento
crítico</i>.Es un aprendizaje que se perfecciona a lo largo de toda la
vida. Pienso que la mejor manera de mejorar el <i>pensamiento
crítico</i> es la lectura que se estimula con la practica de leer. La
lectura no es del agrado de todos. Hoy, gracias a la educación universal
gratuita se puede decir que casi no hay analfabetos. Eso sí, se dan muchos
analfabetos activos porque pudiendo leer no lo hacen. Les falta un estímulo que
les induzca a ser lectores activos.
Si se encuentra un tema que apasione pasa como con la
informática que se encuentran enlaces en el camino que aportan más luz al tema
que interesa. En el momento en que un asunto te atrapa haces como las hormigas
durante el verano que infatigablemente trabajan recogiendo el alimento que
necesitarán durante la esterilidad del invierno. La adquisición de
<i>pensamiento crítico</i> exige esfuerzo de hormiga: lectura
infatigable del tema que absorbe y que se ensancha con los enlaces que se van
encontrando a lo largo del camino, que por cierto no da lugar a la ociosidad.
Siempre van apareciendo detalles nuevos que despiertan el interés: te sumerges
en ellos. El <i>pensamiento crítico</i> está reñido con la
holgazanería lectora. La Biblia nos da un consejo para que el
<i>pensamiento crítico</i> no se adormezca: “Examinadlo todo,
retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21).
La antípoda del <i>pensamiento crítico</i> es la
<i>credulidad</i>. Crédulo es quien se deja convencer con excesiva
facilidad, sin poner ningún filtro crítico. Se lo engulle todo sin masticar. La
credulidad está muy extendida. Basta un par de ejemplos: La cantidad de cadenas
de televisión y emisoras de radio que dedican espacios que tienen buena
audiencia dedicados a la videncia, astrología, tarotismo, espiritualidades
extrañas disfrazadas de ciencia. Y, no olvidemos la manera de emitir el voto.
Después de un fracaso de gobierno se da la mayoría absoluta al partido autor
del descalabro. La credulidad es un ataque a la inteligencia.
<b>José Antonio Marina</b> dice: “La ley de
Educación que se está cociendo también menosprecia a la filosofía. Cosa que no
quiere formar la inteligencia crítica del ciudadano, la capacidad de exigir o
comprender argumentos, para no dejarse convencer por eslóganes, consignas y
exabruptos, para no acostumbrarnos a hacernos la pregunta fundamental ante
cualquier opinante: ¿Y tú como lo sabes?” La finalidad de la Filosofía es que el estudiante aprenda a pensar por sí
mismo, a distinguir lo fundado de lo infundado, lo racional de lo irracional,
lo verdadero de lo falso. Detestar ser manipulado. Los filósofos, incluso los
de renombre las han dicho de muy gordas. Quien busca la sabiduría debe cuestionar
los dichos de los grandes filósofos, sean clásicos o modernos. Si no se hiciese
así se dejaría de poseer <i>pensamiento crítico</i>, tan necesario
para el desarrollo personal.
Existen infinidad de temas que pueden interesar a las
personas y que despiertan en ellas el <i>pensamiento crítico</i>. A
nosotros, por la trascendencia que tiene la muerte y el más allá nos preocupa
lo religioso y la importancia que tiene en este campo desarrollar el
<i>pensamiento crítico</i> para que no se nos dé gato por liebre.
En este sentido se tiene que tener un punto de referencia que sirva para poder
opinar al respecto de la abundancia de oferta religiosa que se nos presenta
ante nuestras narices. De manera incoherente decimos que todas las religiones
son buenas, que todas llevan a Roma. Esta afirmación no es cierta porque en
algunas de ellas se ven los efectos perniciosos que ejercen en quienes creen en
ellas. En otras, la cosa no está tan clara porque esconden bajo un aspecto
luminoso las tinieblas que esparcen. La eternidad pondrá al descubierto la
falsedad de sus doctrinas. En el ámbito religioso se tiene que tener muy bien
ejercitado el <i>pensamiento crítico</i>.
Para poder desarrollar el <i>pensamiento
crítico</i> religioso se tiene que tener un punto de referencia, una
plomada que permita verificar la verticalidad del pensamiento. Para los
cristianos la plomada es Cristo que
afirma ser la Verdad. Jesús asegura que es la Roca sobre la que el constructor
edifica la casa. La notoriedad de construir el edificio religioso sobre el
fundamento que es Él, es que cuando llegan las inundaciones, soplan los
vientos, cae la lluvia la casa no se cae porque está fundamentada sobre la roca
(Mateo 7:24-27). Lo peculiar del caso es que la persona que escucha las
palabras de Jesús y las hace se asemeja a la persona que edifica sobre la roca.
El punto de referencia, la plomada del <i>pensamiento crítico</i>
religioso es Cristo y su palabra que, por cierto, es una asignatura pendiente
de aprobar.
Octavi Pereña i Cortina
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