dilluns, 7 d’octubre del 2013


JEREMÍAS 17:9,10


Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá? Yo el Señor, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”

Tomando café con un sacerdote amigo mío y comentando la manera de hacer del papa actual me dijo que es populista. Entiendo que para no perder clientela, sea en la Iglesia católica o en las iglesias protestantes, todo cabe con tal de que se guarden las formas.

Escribiendo el papa Francisco I una carta abierta a Eugenio Scalfari, que no es católico, fundador del periódico italiano La República, en respuesta  a una lista de preguntas, le dice :”Me pregunta si el Dios de los cristianos perdona a aquellos que no creen y que no buscan la fe. Empiezo por decirle que esto es el hecho fundamental, que la misericordia de Dios no tiene límites si se va a Él con corazón sincero y contrito. La cuestión para aquellos que no creen en Dios es obedecer a su conciencia”.

Es cierto que la misericordia de Dios no tiene límites y que puede salvar a todo el mundo, pero tiene un límite :el  pecado. Dios no puede considera justo al pecador. La paga del pecado es muerte y como todos hemos pecado, no hay ni un solo justo. La misericordia de Dios no puede considerar justa a la persona que con toda sinceridad y con corazón contrito no cree en Jesús como el Hijo de Dios que se hizo hombre para morir por los pecados de los hombres. Las palabras del papa francisco I son muy sensibleras y pueden despertar simpatía hacia su persona por su amplitud de miras, pero son engañosas porque no transmiten la verdad de Dios y hacen mucho daño a las personas que las creen. Porque tienen trascendencia eterna

El corazón sincero y contrito pero no regenerado impulsa a andar por el camino ancho que conduce a la perdición y que son muchos quienes lo transitan. El camino estrecho que lleva a la vida son muy pocos quienes lo recorren. La razón por la que son tan pocos quienes andan por el sendero que conduce a la vida se debe a que el camino no es otro que Jesús que afirma: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).

Para garantizar al lector que no es un “corazón contrito y sincero” el que consigue disfrutar de la misericordia divina es suficiente un texto para demoler dicha filosofía: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36)

 

 

 

 

SALMO 105:17-19


“Envió un varón delante de ellos, a José, que fue vendido por esclavo. Afligieron sus pies con grillos, en cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su predicción, la palabra del Señor lo refinó”

Dios tenía que llamar a su pueblo de Egipto. Para poder hacerlo previamente tenía que estar en el país del Nilo. En este hecho vemos como la mano del Señor mueve los acontecimientos para conseguir su propósito, no haciendo el mal, sino utilizándolo para sus fines.

El texto nos dice que José fue enviado delante de ellos a Egipto. ¿Qué pasó? José era un joven orgulloso que explicaba los sueños que tenía con altanería lo cual provocaba el rechazo de sus hermanos. Esto junto con el trato de favor que le dispensaba su padre Jacob hizo que cuando se les presentó la oportunidad fue vendido como esclavo en Egipto. La historia nos dice las vicisitudes que pasó hasta que encontró el favor del faraón.

“Hasta la hora que se cumplió su predicción”. José estaba destinado a ser la persona adecuada para que el pueblo de Israel se afincase en Egipto para poder ser después sacado de la tierra de los faraones. No fue placentera su estancia en Egipto hasta que  “la hora de su predicción se cumplió”. El texto resume este período diciendo: “Fue vendido por esclavo. Afligieron sus pies con grillos, en cárcel fue puesta su persona”. Las circunstancias no fueron fortuitas sino que fueron dirigidas por la presciencia de Dios con el fin de conseguir sus propósitos. En el momento de suceder los acontecimientos se ignora la finalidad que tienen. Por ello nos preguntamos en nuestra ignorancia: ¿Por qué? Más tarde vemos la mano de Dios en ellos y le damos las gracias porque los eventos  no fueron tal como nosotros deseábamos que fuesen..

En su adolescencia José era orgulloso. El calvario por el que pasó en Egipto antes de que llegase a ser la mano derecha del faraón sirvió para pulir su personalidad, hacerla humilde, “la palabra del Señor lo refinó”. La dura adversidad por la que pasó José en Egipto sirvió para que el Señor esculpiese en él la imagen de Jesús, “Varón de dolores”. José para poder salvar al pueblo de Dios de morir de hambre, el salvador, guardando las distancias con respecto a Jesús, tenía que ser perfecto. Por ello necesitó ser refinado por Dios. Como dice Pedro, el oro para ser liberado de las escorias tiene que pasar por el crisol. José es un tipo de Jesús, el Varón perfecto en el que no se encontró ni una sombra de pecado para poder liberar al pueblo de Dios de la muerte eterna.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada