JEREMÍAS 17:9,10
Engañoso es el corazón más que
todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá? Yo el Señor, que escudriño la
mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el
fruto de sus obras”
Tomando café con un sacerdote
amigo mío y comentando la manera de hacer del papa actual me dijo que es
populista. Entiendo que para no perder clientela, sea en la Iglesia católica o
en las iglesias protestantes, todo cabe con tal de que se guarden las formas.
Escribiendo el papa Francisco I una carta abierta a Eugenio Scalfari,
que no es católico, fundador del periódico italiano La República, en
respuesta a una lista de preguntas, le
dice :”Me pregunta si el Dios de los cristianos perdona a aquellos que no
creen y que no buscan la fe. Empiezo por decirle que esto es el hecho
fundamental, que la misericordia de Dios no tiene límites si se va a Él con
corazón sincero y contrito. La cuestión para aquellos que no creen en Dios es
obedecer a su conciencia”.
Es cierto que la misericordia de Dios no tiene límites y que puede
salvar a todo el mundo, pero tiene un límite :el pecado. Dios no puede considera justo
al pecador. La paga del pecado es muerte y como todos hemos pecado, no hay ni
un solo justo. La misericordia de Dios no puede considerar justa a la persona
que con toda sinceridad y con corazón contrito no cree en Jesús como el Hijo de
Dios que se hizo hombre para morir por los pecados de los hombres. Las palabras
del papa francisco I son muy sensibleras y pueden despertar simpatía hacia su
persona por su amplitud de miras, pero son engañosas porque no
transmiten la verdad de Dios y hacen mucho daño a las personas que las creen.
Porque tienen trascendencia eterna
El corazón sincero y contrito pero no regenerado impulsa a andar por el
camino ancho que conduce a la perdición y que son muchos quienes lo transitan.
El camino estrecho que lleva a la vida son muy pocos quienes lo recorren. La
razón por la que son tan pocos quienes andan por el sendero que conduce a la
vida se debe a que el camino no es otro que Jesús que afirma: “Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan
14:6).
Para garantizar al lector que no es un “corazón contrito y sincero” el
que consigue disfrutar de la misericordia divina es suficiente un texto para
demoler dicha filosofía: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el
que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está
sobre él” (Juan 3:36)
SALMO 105:17-19
“Envió un varón delante de ellos,
a José, que fue vendido por esclavo. Afligieron sus pies con grillos, en cárcel
fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su predicción, la palabra
del Señor lo refinó”
Dios tenía que llamar a su
pueblo de Egipto. Para poder hacerlo previamente tenía que estar en el país del
Nilo. En este hecho vemos como la mano del Señor mueve los acontecimientos para
conseguir su propósito, no haciendo el mal, sino utilizándolo para sus fines.
El texto nos dice que José fue enviado delante de ellos a Egipto. ¿Qué
pasó? José era un joven orgulloso que explicaba los sueños que tenía con
altanería lo cual provocaba el rechazo de sus hermanos. Esto junto con el trato
de favor que le dispensaba su padre Jacob hizo que cuando se les presentó la
oportunidad fue vendido como esclavo en Egipto. La historia nos dice las
vicisitudes que pasó hasta que encontró el favor del faraón.
“Hasta la hora que se cumplió su predicción”. José estaba
destinado a ser la persona adecuada para que el pueblo de Israel se afincase en
Egipto para poder ser después sacado de la tierra de los faraones. No fue
placentera su estancia en Egipto hasta que “la hora de su predicción se cumplió”.
El texto resume este período diciendo: “Fue vendido por esclavo. Afligieron
sus pies con grillos, en cárcel fue puesta su persona”. Las circunstancias
no fueron fortuitas sino que fueron dirigidas por la presciencia de Dios con el
fin de conseguir sus propósitos. En el momento de suceder los acontecimientos
se ignora la finalidad que tienen. Por ello nos preguntamos en nuestra
ignorancia: ¿Por qué? Más tarde vemos la mano de Dios en ellos y le damos las
gracias porque los eventos no fueron tal
como nosotros deseábamos que fuesen..
En su adolescencia José era orgulloso. El calvario por el que pasó en
Egipto antes de que llegase a ser la mano derecha del faraón sirvió para pulir
su personalidad, hacerla humilde, “la palabra del Señor lo refinó”. La
dura adversidad por la que pasó José en Egipto sirvió para que el Señor
esculpiese en él la imagen de Jesús, “Varón de dolores”. José para poder
salvar al pueblo de Dios de morir de hambre, el salvador, guardando las
distancias con respecto a Jesús, tenía que ser perfecto. Por ello necesitó ser
refinado por Dios. Como dice Pedro, el oro para ser liberado de las escorias
tiene que pasar por el crisol. José es un tipo de Jesús, el Varón perfecto en
el que no se encontró ni una sombra de pecado para poder liberar al pueblo de
Dios de la muerte eterna.
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