dimarts, 29 d’octubre del 2013


¿QUÉ ES LA MUERTE?


<b>Si la muerte consiste en el fin de la actividad cerebral el final del ser humano es parecido a la muerte de un animal. Pero hay algo en nosotros que nos dice que la cosa no es así</b>

La biología dice que un ser humano fallece cuando se presenta lo que se llama <i>muerte cerebral</i> que consiste en el cese irreversible de las actividades que realiza el cerebro. Ante este destino común a todos los seres humanos se considera a la muerte lo más justo que le pueda suceder al hombre porque nadie se escapa de la corrupción, los gusanos. En el mundo de los muertos se encuentran distinciones porque los cadáveres de algunos se depositan en lugares emblemáticos:  panteones, mausoleos, capillas sepulcrales…La mayoría, en nichos adosados, superpuestos, feos como los bloques de viviendas construidos por las administraciones para una multitud de familias obreras, en poco espacio edificable. Es evidente esta diferenciación  externa post mortem. Pero en todos ellos domina la corrupción física, el hedor, los gusanos. Cuando uno fallece es inconsciente del lugar en donde yace. Son los vivos quienes presumen de la majestuosidad de los sepulcros en donde depositan sus difuntos. Son los ricos quienes se vanaglorian de la riqueza artística de los sepulcros, continuando  así la distinción social existente cuando vivían.  Los muertos son indiferentes a las vanaglorias de los vivos.

El salmista transmite un mensaje a todo el mundo:”Oíd esto, pueblos todos, escuchad habitantes todos del mundo, así los plebeyos como los nobles, el rico y el pobre juntamente” (Salmo 49:1,2). El poeta tiene un vivo interés en que los lectores de su poema reflexionen sobre la muerte: “Pues verá que aún los sabios mueren, que perecen del mismo modo que el insensato y el necio” (v.10). Pensad un poco quienes no tenéis entendimiento, ¿por qué os afanáis tanto en crear fundaciones que llevan vuestro nombre? ¿Por qué queréis dejar huella de vuestro paso por este mundo construyendo imponentes mausoleos para que os recuerde la posteridad? Fijaos en lo que dice la sabiduría divina: “Su íntimo pensamiento es que sus casas sean eternas, y sus habitaciones de generación en generación,, dan sus nombres  sus tierras. Mas el hombre no permanecerá en honra, es semejante a las bestias que perecen” (vv.11,12).

¡Qué ínfimo valor da Dios a los hombres que presumen de la grandeza de sus nombres! En vida los poderosos pueden sobresalir del resto de los mortales, pero en la muerte “son semejantes a las bestias que perecen”. ¿Por qué afanarse en hacer fortuna, a menudo con injusticia y sembrando de dolor las manos que la crean si al final “son  semejantes a las bestias que perecen”? El salmista sigue escribiendo para que reflexionemos en un tema de tanta importancia que se pretende reducirlo a: “al final de la vida, la incapacidad del organismo para sostener la homeostasis”. Ve a la muerte como algo más trascendente que una mera “extinción del proceso homeostático: “Como rebaños que son conducidos al sepulcro, la muerte los pastoreará, y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana, se consumirá su buen parecer , y el sepulcro será su morada. Pero Dios redimirá mi vida del poder del sepulcro, porque Él me tomará consigo” (vv.14,15). Se vuelven las tornas. En el sepulcro la muerte pastoreará a los ricos y el sepulcro será su morada. Pero Dios redimirá a los justos del poder del sepulcro porque Dios los tomará en su seno eternamente.

El mundo en que vivimos está lleno de envidias. Los pobres no saben en dónde caer muertos y más en estos tiempos de grave crisis económica que ha disminuido exponencialmente los ingresos. Los desvalidos miran codiciosamente el bienestar lujoso de los poderosos. El salmista nos reconforta: “No temas cuando se enriquece alguien, cuando aumenta la gloria de su casa, porque cuando muera no se llevará nada, ni descenderá tras él su gloria. Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, y sea loado cuando prospere, estará en la generación de sus padres, y nunca más verá la luz. El hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen”  (v.16-20).

No son muchas las personas que consideran a la muerte como “la incapacidad del organismo de sostener la homeostasis” porque instintivamente poseen el instinto de trascendencia, que la existencia no se acaba con “el cese irreversible de las actividades cerebrales” Intuyen que hay algo más allá de la muerte, pero no saben qué. La Biblia también en la muerte ayuda al hombre a salir de dudas. Recomiendo al lector interesado en tan vital tema que lea el capitulo 15 de la carta del apóstol Pablo a los cristianos de Corinto dedicado exclusivamente a este tema. Transcribo un breve fragmento: “Porque es necesario que esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (vv.53-57).

La Biblia menciona dos resurrecciones: la de vida y la de muerte. Pablo en este texto se limita a mencionar la resurrección de vida. Por la importancia que tiene la resurrección de muerte es muy conveniente que pensemos en ella porque la resurrección en condenación es para toda la eternidad”

Octavi Pereña i Cortina

dilluns, 28 d’octubre del 2013


MATEO 24:24


“Porque se levantarán falsos cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios de tal manera que engañarán, si fuese posible, aún a los escogidos”

El Señor está sentado en el monte de los Olivos probablemente apoyado en un olivo. Se le acercan sus discípulos y le preguntan: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida, y del fin del siglo” (Mateo 24:3). Los discípulos eran semejantes a nosotros: interesados en saber al dedillo los detalles del tiempo a venir. Jesús se los da. A nosotros, lo que nos interesa hoy es saber lo que dice el texto que comentamos.

Entre las señales que caracterizan la eminente venida del Señor en su gloria a buscar a su pueblo, será la aparición de falsos cristos y profetas que harán grandes señales y prodigios con la finalidad de engañar a la gente. Se debe destacar del texto: “Si fuese posible, aún a los escogidos”. Hablando Jesús en la Fiesta de la Dedicación del Templo, dice a sus oyentes: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-29).

“Si fuese posible”indica que la posibilidad no es posible. Los escogidos no se dejarán engañar porque el Señor intercede por ellos para que no les falte la fe. Cuando alguien se convierte a Cristo, la salvación recibida no se puede perder. Algunos se resisten a creer la doctrina que los redimidos por la sangre de Cristo no pueden perder la salvación alegando que tal doctrina incita a los creyentes a la holgazanearía. Nada  más lejos de la verdad. El mismo Jesús se encarga de desmentir tal error. El Señor dice a sus discípulos, puesto que no sabéis ni el día ni la hora que vendré: “Velad” (24:42). Orden que va acompañada de la parábola de los talentos, que trata de la responsabilidad que tienen los creyentes de hacer trabajar los talentos o dones recibidos.

El verdadero cristiano no puede ser de ninguna de las maneras un holgazán. La parábola mencionada termina con esta declaración que no da lugar a dudas: “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera, allí será el lloro y el crujir de dientes” (15:30.


SALMO 16:10


“Porque no dejarás mi alma en el sepulcro, ni permitirás que tu santo vea corrupción”

David al igual que todos nosotros fue un hombre con una infinidad de defectos y pecados, algunos de ellos, por cierto, aberrantes, pero fue un hombre de Dios que confió en Él a lo largo de toda su vida. Los salmos que escribió y en concreto el 16 son unos poemas que reflejan lo que había en el corazón de David.

David, desde su adolescencia estuvo rodeado de peligros de muerte. El rey Saúl a quien servia lealmente quiso matarlo aguijoneado por la envidia. Intentó matarlo lanzándole la lanza, estando    David sentado en la mesa del rey. Su hijo Absalón se alzó contra su padre. Pero en todas las circunstancias adversas, que fueron muchas, su confianza en el Señor jamás la perdió. En este sentido David es un ejemplo para todos nosotros que también estamos rodeados de enjambres de enemigos que buscan nuestro mal intentando que dejemos de confiar en el Señor que en un momento de nuestras vidas vino a nuestro encuentro y, con cuerdas de amor nos atrajo hacia Él. Nuestro gran enemigo que es Satanás al que Jesús llama homicida, persigue nuestra muerte, no solamente la física sino también la espiritual, que es eterna.

La confianza de David en el Señor no solamente estaba puesta en todo aquello que afectaba su bienestar temporal, también la tenía puesta en todo aquello que afectaba a su eternidad. “Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma, mi carne también reposará confiadamente, porque no dejarás mi alma en el sepulcro, ni permitirás que tu santo vea corrupción, Me mostrarás la senda de la vida”. El epitafio que se escribió en la tumba de David, reza así: “Y durmió David con sus padres, y fue sepultado en su ciudad” (1 Reyes 2:10). Fue un final plácido. Pero la confianza va más allá de la placidez de su muerte física: “No permitirás que tu santo vea la corrupción”.David estaba convencido de que la protección del Señor no finalizaba en el sepulcro. A partir de ahí proseguía el cuidado divino que garantizaba que la corrupción corporal no ganaría la batalla. Creía firmemente que en el día del Señor de la corrupción corporal se alzaría un cuerpo glorioso incorruptible e inmortal. La promesa de la resurrección no es patrimonio exclusivo de David. El apóstol Pablo la hace extensiva a todos los cristianos cuando escribe: “Y cuando esto corruptible se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15: 54-57


 


 

dimarts, 22 d’octubre del 2013


DIA DE LA REFORMA


<b>El Día de la Reforma no debe ser un día más en el calendario que nos recuerda vagamente su significado. Debe ser el despertador que nos abra los ojos para ver que sin Dios es imposible la renovación espiritual necesaria para salir de la crisis de valores que nos arruina</b>

La reforma religiosa que inició Martín Lutero no fue un hecho aislado de un loco visionario. Antes de Lutero, en Florencia apareció el monje Girolamo Savoranola que murió en la hoguera. Su pecado fue predicar contra la corrupción papal y de los Médicis. En Inglaterra surgió Wycliffee y en Bohemia Huss, ambos juzgados por herejes y condenados a muerte. En Europa hervía un caldo de cultivo que reclamaba con urgencia y a gritos la reforma de la Iglesia.

En el año 1506 el papa Julio II hizo derribar la deteriorada basílica de San Pedro para erigir un edificio majestuoso. Promulgó una indulgencia para recaudar fondos para su construcción. El papa León X, el 31 de marzo de 1515 extendió una bula que permitía la predicación de la indulgencia en diversos parajes de Alemania para destinar la recaudación a la construcción de la nueva basílica de San Pedro.

En el año 1510 Martín Lutero fue enviado a Roma para tratar asuntos de la orden. Lutero se escandalizó en ver la corrupción que había en los lugares considerados santos. Subió de rodillas la <i>escalera santa</i> que se decía fue transportada por ángeles de Jerusalén a Roma, diciendo un Padrenuestro en cada escalón. De súbito le vino a la memoria la declaración del profeta Habacuc que dice: “El justo vivirá por su fe” (2:4). Se dio cuenta que todas aquella penitencias y plegarias no valían nada. En el año 1512 recibió el título de Doctor en Sagrada Escritura que le otorgó la universidad de Erfurt. Poco después aceptó enseñar Teología en la recién fundada universidad de Wittemberg. Pronto se dio cuenta que era imposible reconciliar los principios doctrinales de la teología antigua con el descubrimiento liberador de que “el justo vivirá por su fe”. Así transcurrieron cinco años de fuertes conflictos internos.

En el año 1517 llega a los alrededores de Wittemberg el monje Juan Tetzel predicando la indulgencia extendida por león X, afirmando que cuando sonaba el clinc de una moneda cayendo dentro de la caja una alma era liberada del Purgatorio. Esto fue la gota que hizo verter el vaso. Lutero no pudo seguir manteniendo en secreto la fe que había recibido de la lectura de la Biblia. El 31 de octubre clavó en la puerta de la iglesia de Wittemberg las  95 tesis. Eran temas de discusión para conseguir la renovación de la Iglesia corrupta. Esta fecha se conoce en el mundo evangélico como el Día de la Reforma.

No fue fácil la consolidación de la nueva fe. Estallaron guerras que produjeron muchos desastres y sufrimientos. La interpretación errónea de las Escrituras hizo explotar la revuelta de los campesinos contra sus señores. Es cierto que la consecuencia lógica de la libertad que el ser humano adquiere en Cristo aleja el miedo al hombre. Aún cuando los opresores sigan esclavizando a los oprimidos, éstos no deben tomarse la justicia en sus manos. Los cristianos se refugian en el Señor que les da la fuerza para no desfallecer ante los tiranos. La simiente del Evangelio se extiende y en el momento oportuno da fruto, a treinta, a sesenta, a cien.

La expansión del Evangelio por Europa no fue nada fácil. Roma no quería perder el dominio sobre la población. Muchos evangélicos, luteranos se les llamaba en aquella época, decidieron abandonar Europa y buscar la libertad religiosa en las colonias americanas que tenía Inglaterra. La llegada de emigrantes ingleses, llamados <i>peregrinos</i> a bordo del Mayflower en tierras americanas en el año 1620 en lo que hoy es Massachussets   está bien documentada. Estos <i>peregrinos</i> constituyeron el embrión de las que serían las trece colonias que fueron los cimientos de lo que hoy es Estados Unidos. Los padres de la Constitución americana fueron fervientes cristianos que ponían a Dios y a su Palabra delante de todo.

La democracia americana con el paso del tiempo se ha ido devaluando porque el espíritu cristiano de sus fundadores se ha ido diluyendo al mezclarse con las filosofías anticristianas ambientales. De manera semejante a los antiguos israelitas que mezclaban la fe en el Dios que los había liberado de la esclavitud egipcia adoptando como propios a los dioses de los pueblos que tenían prohibido mezclarse con ellos, perdieron el favor de Dios, cayendo bajo la tiranía de dichos pueblos. Estados Unidos ha dejado de ser la democracia que ensalzaba Tocqueville, dejando de ser un modelo parea el resto del mundo.

Las iglesias evangélicas recuerdan el 31 de octubre como el Día de la Reforma. Dicha celebración   debería recordarnos que la libertad política va asociada a la obediencia a Dios y a su Palabra. Si España quiere consolidarse en la justicia y la libertad que son imprescindibles para la prosperidad, sólo podrá hacerlo si sus ciudadanos son libres y justos. La justicia y la libertad son un regalo de Dios que se obtiene gracias a la obediencia a Dios y a su Palabra. Es preciso recuperar el lema “el justo vivirá por su fe”,que la Iglesia con el instrumento de la Inquisición se encargó de hacerlo desaparecer del suelo patrio porque no quería que los españoles se uniesen a los europeos para  alcanzar la libertad que Cristo otorga a quienes confían plenamente en Él.

Octavi Pereña i Cortina

dilluns, 21 d’octubre del 2013


DANIEL 6:8


“Ahora oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme la ley de Media y Persia, la cual no puede ser abrogada”

Darío el persa proyectó reformar la administración del reino y se propuso poner al frente de la misma al profeta Daniel. Los funcionarios no vieron con buenos ojos la decisión del monarca. Buscaron ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado con el reino, pero, “no podían encontrar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio o falta se halló en él”  (Daniel 6:4). Con engaño y a espaldas de Daniel los sátrapas propusieron a Darío  que promulgara un edicto que prohibiese que nadie podía hacer petición alguna que no fuese al rey. Aceptada la propuesta se dirigieron al rey en estos términos: “Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo para que no pueda ser revocado , conforme a la ley de Media y Persia, la cual no puede ser revocada”. Cuando Darío descubrió la trampa en que había caído intentó liberar a Daniel de ser destrozado por los leones, “pero aquellos rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que la ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado” (v.15).

En el libro de Ester, Amán, visir del rey Asuero le  hacer firmar al monarca un edicto que condenaba a muerte a todos los judíos del reino. Cuando la reina Ester intercede ante su esposo por la revocación del edicto, el rey le dice: “Un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado” (8:8). Edictos irrevocables son leyes nada provechosas para el buen gobierno de un país pues ningún documento de fabricación humana es perfecto y por lo tanto está sujeto a mejoría. Sacralizar una constitución haciendo de ella un documento irrevocable es ir en contra de la prosperidad de un país pues hace de tal texto un documento  que se pone a la altura de la Biblia, la Palabra de Dios.  Ningún documento humano puede pretender alcanzar tal nivel de bondad. Incluso las dictaduras más férreas se ven obligadas en un momento u otro a modificar las constituciones para hacerlas más acordes a las necesidades del momento.

En el caso de Daniel y de la reina Ester descubrimos que apelar a unas leyes irrevocables que condenaban a muerte a un hombre y a un pueblo estaba motivado por el odio. El odio no puede ser legalizado por unas leyes injustas. La Biblia, la Palabra de Dios se ha escrito para enseñanza de los hombres de todas las generaciones y nos instruye para que evitemos sacralizar leyes humanas que llevan a asfixiar a los pueblos y en consecuencia llevan a su ruina. Debemos estar abiertos a modificar las constituciones tan pronto que percibimos que son obsoletas


EZEQUIEL 45:9


“Así ha dicho el Señor Dios: ¡Basta ya oh príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña. Haced justicia y juicio, quitad vuestras iniquidades de mi pueblo, dice Dios, el Señor”

El señor desde el cielo inclina su cabeza para observar lo que ocurre en la tierra y ve como la opresión de los poderosos exprime a los débiles. Ante la injusticia acostumbramos a girar la cabeza hacia otro lado para no ver lo que ocurre a nuestro alrededor y así tranquilizar a nuestra conciencia. Si somos nosotros los autores de la injusticia como la que ejercimos en la supuesta cristianización de los indígenas americanos, como dice Màrius Serra en su escrito “12-O: revisión crítica”: “Después, católicos como son (los conquistadores) invierten fortunas en bulas papales para obtener el perdón de sus pecados para así seguir ejerciendo la violencia  gratuita para aprovecharse de los recursos que guardaban las tierras americanas” . Pero Dios no acepta los ojos que miran hacia otra parte para no ver, ni acepta el perdón que conceden las bulas papales que aumentan el patrimonio eclesial. “¡Basta ya príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña”. Dejad de oprimir al pueblo. “haced justicia  y juicio, quitad vuestras iniquidades de sobre mi pueblo, dice Dios, el Señor”.

Asemejándonos a Israel el cristianismo católico con la confesión auricular, las indulgencias y las bulas papales ha enseñado  a los fieles a confiar en la práctica religiosa como camino para agradar a Dios a la vez que se siguen practicando los pecados que son abominables en los ojos del Señor.

Juan el Bautista, el precursor que anunciaba la venida de Jesús el Salvador predicaba un mensaje de arrepentimiento empleando un lenguaje muy duro a las multitudes que iban a él para ser bautizadas: “¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Lucas 3:7,8). Vuestra religiosidad no sirve de nada. El barniz con que cubrís el vuestro pecado no sirve para hacerlo desaparecer. “Y también el hacha es puesta a la raíz de los árboles, por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego” (v.9). La respuesta que Juan da a los soldados que le preguntaron: ¿qué debemos hacer? Es la que los políticos, banqueros, jueces y también los ciudadanos anónimos, deberían también hacerse suya si no quieren ser como un árbol que por no dar fruto se corta y se echa en el fuego: “No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis, y  contentaos con vuestro salario” (3:14)

 

 

 

dimarts, 15 d’octubre del 2013


SANTIDAD


<b>La canonización de Juan Pablo II tocado por el asunto del pederasta Maciel Marcel despierta el interés por la santidad</b>

<b>Terry Fewtrell</b>, que se considera católico activo de Canberra, Australia, redacta un escrito titulado <i>”No canonicéis a Juan Pablo II, no era santo”</i>. El motivo por el que le niega el calificativo de santo se debe a la protección que                          Juan Pablo II otorgó a Marcial Marcel, fundador de <i>Legionarios de Cristo</i>, involucrado en pederastia con los seminaristas que estudiaban en sus centros docentes. “Durante muchos años”, dice <b>Fewtrell</b> “Juan Pablo II se negó a aceptar como merecedoras  de investigación, las repetidas acusaciones contra Marcial que asediaba a los jóvenes en sus seminarios. Juan Pablo II no solamente dio la espalda a estas acusaciones que le hizo de Marcial una persona ensalzada en el Vaticano. Era un caso de especie protegida, un intocable…En el contexto de hoy la actuación de Juan Pablo II en este asunto fue vil y desgraciada, difícilmente merecedora de santidad”.

En cierta ocasión Jesús dijo a un paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados” (Mateo 9:2). Esta declaración ofendió a algunos de los escribas que estaban presentes que pensaban: “Este blasfema”. Entonces Jesús les dice algo muy importante sobre el tema de la santidad: “¿Qué es más fácil decir: tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu camilla, y ve a tu casa” (vv. 5,6).

Los escribas que pensaban “este blasfema” refiriéndose a Jesús que se hace suya la prerrogativa de perdonar  pecados manifestaron sentido común en caso de que Jesús sólo fuese un hombre como nosotros, pero estaban totalmente equivocados porque se negaban a aceptar que aquel Jesús de quien conocían a su madre, sus hermanos y hermanas, fuese mucho más que un hombre, era el Hijo unigénito de Dios hecho hombre “porque salvaría a su pueblo de sus pecados” (Mateo1:21) como el ángel le dijo a José cuando estaba pensando en repudiar a María en secreto, creyendo que le había sido infiel. La blasfemia que los escribas atribuían a Jesús es la que hoy cometen los papas que son hombres de carne y huesos, mortales como el resto de los hombres, que se auto otorgan el poder de perdonar pecados, convirtiendo en santos a personas pecadoras y que la delegan a los sacerdotes que en los confesionarios absuelven de sus pecados a las personas que se confiesan.

Escribiendo a unos destinatarios desconocidos el apóstol Pedro dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor a vosotros…” (1 Pedro 1:18-21). Este texto pone de manifiesto que el pecado de Adán que causó que toda su descendencia naciese manchada por el pecado no cogió a Dios por sorpresa, viéndose obligado de prisa y corriendo a solucionar la situación producida. Cuando solo existía Dios, éste preordenó la muerte de su Hijo que en “el cumplimiento del tiempo” se encarnó en la persona de Jesús que como “un cordero sin mancha y sin contaminación” fue sacrificado en el Gólgota para perdón de los pecados del pueblo de Dios.

“La sangre de Jesucristo, su Hijo (de Dios) nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Por la fe en el Nombre de Jesús el pecador se convierte en santo, comenzando un proceso de santificación, es decir de perfeccionamiento moral, que culminará en el día de la resurrección en el que la obra redentora de Cristo será plenamente realizada. Entonces el creyente en Cristo será “sin mancha ni arruga ni cosa semejante” (Efesios 5:27). Este será el momento que podrá ver a Dios cara a cara porque su santidad habrá alcanzado el cenit

La sangre de Cristo garantiza el perdón total de los pecados. Ningún pecado por grosero que sea podrá impedir que se efectúe la limpieza total. Los purificados por la sangre de Jesús son ovejas que escuchan su voz, les conoce y le siguen. Declaración de Jesús que llena de confianza a sus ovejas: “Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:28). La santidad que pretende otorgar el hombre no satisface, deja a los perdonados (¿) con la duda de si lo han sido o no, si tendrán que pasar millones de años en el Purgatorio a pesar de haberse confesado a un sacerdote. La diferencia la marca el apóstol Pablo cuando a firma: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21)

Octavi Pereña i Cortina

dilluns, 14 d’octubre del 2013


PROVERBIOS 24:30-34


“Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento…”

La pereza es el enemigo número uno de la prosperidad. Sin esfuerzo no se consigue nada provechoso. El resultado de la pereza en la agricultura el autor del texto lo describe a la perfección al escribir: “Y he aquí por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían cubierto ya su faz, y su cerca de piedra estaba destruida” (v.31). La descripción de la viña del hombre perezoso manifiesta desolación y fealdad. Por propio conocimiento tenemos constancia de lo desagradable que es a la vista ver el deterioro que presentan campos antaño fértiles y de buen ver, hoy por diversas causas, abandonados y presentando un aspecto como el que describe el texto que comentamos.

Proverbios es un libro que de manera muy especial trata de la sabiduría en su sentido espiritual. El texto de la viña del hombre perezoso quiere también transmitirnos una enseñanza espiritual. La iglesia es la viña del Señor. A diferencia del hombre perezoso de Proverbios el Señor es muy diligente a la hora de conservarla en buenas condiciones: “La había cercado y despedregado y plantada de vides escogidas, había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar, y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres” (Isaías 5:2). El Viñador divino se lamenta: “¿Qué más se podía hacer a mi viña que yo no haya hecho por ella?¿Cómo esperando que diese uvas , ha dado uvas silvestres?” (v.4). Las vides de la parábola no son plantas, son personas que representan al pueblo de Israel apóstata. Dios envía profetas a Israel  para decirles que si no se arrepienten serán destruidos por Nabucodonosor el rey de Babilonia que dejará desierta la viña del Señor.

La historia se repite des de Adán hasta nuestros días.  El Señor no se ha cansado de enviar a sus siervos anunciando un mensaje de arrepentimiento para que la viña que es su iglesia no sea destruida. Pero los llamados cristianos han hecho y hacen oídos sordos al mensaje que Dios transmite por medio de sus siervos. Nuestro tiempo se caracteriza por una crisis acompañada de una  profunda crisis espiritual. La cizaña y los espinos  ahogan la espiritualidad que le debería caracterizar. Desolación y fealdad se extienden por doquier. La fealdad que representa la cizaña y los espinos, que son las falsas doctrinas que se predican,  se pretende cubrirlas con una capa de barniz  haciendo obras que mejoren la estética de los edificios, pero la cizaña y los espinos siguen afeando la viña del Señor. ¿Atenderemos a los siervos que el Señor envía tan amorosamente para que nos arrepintamos y abandonemos nuestra rebeldía y nos volvamos a Él para que desbroce a su viña?


1 JUAN 1:7


“Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”


¿Quién es la persona a la que la sangre de Jesucristo la “limpia de todo pecado? El contexto nos dice quien es esta persona privilegiada cuyos pecados le han sido perdonados. Nos dice: “Dios es luz y en Él no hay ningunas tinieblas”. Ahora es cuando debemos prestar mucha atención: “Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad” (v.6). Se puede especular sobre lo que es tinieblas. Todo lo que sea contrario a los Diez Mandamientos o al resumen que Jesús hace de la Ley: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón” …y “amarás al prójimo como a ti mismo” (Mateo 22: 33,39), es caminar en tinieblas. A los tales la sangre de Jesucristo no los limpia de sus pecados. “Si andamos en luz, como Él está en luz” porque reconocemos nuestro pecado y se lo confesamos a El y nos esforzamos en vivir en la luz con la ayuda del Espíritu Santo, entonces sí que la sangre  de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Es una promesa de Dios que nos asegura que todos los que viven en la luz todos sus pecados han sido borrados por la sangre que Jesús vertió en el Gólgota. La promesa del Señor es vida eterna para todos aquellos que creen en Él.

Con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró en Brasil el pasado julio de 2013, las personas que siguieron por Internet los eventos del viaje papal podrán participar de la indulgencia papal y recibirán un acortamiento de su estancia en el Purgatorio después de que sus pecados hayan sido perdonados por un sacerdote. Con la doctrina del Purgatorio se pone en duda que la confesión auricular pueda realmente perdonar pecados. Si la confesión auricular no es convincente, porque deja pecados sin perdonar ¿quién nos garantiza que los largos años sufriendo tormentos parecidos a los del Infierno servirán para eliminar cualquier resto de pecado que la confesión auricular no haya conseguido?

Jesucristo es el único camino que lleva a Dios y a la vida eterna. No se puede elegir otro sendero que no existe. Si el lector quiere eliminar sus dudas sobre su salvación sólo lo conseguirá creyendo en Jesús como a su Salvador personal y haciendo creíble su fe caminando en la luz de Dios. A Dios no se le  puede engañar porque conoce lo que hay escondido en las profundidades del corazón.

 

 

 

dilluns, 7 d’octubre del 2013


JEREMÍAS 17:9,10


Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá? Yo el Señor, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”

Tomando café con un sacerdote amigo mío y comentando la manera de hacer del papa actual me dijo que es populista. Entiendo que para no perder clientela, sea en la Iglesia católica o en las iglesias protestantes, todo cabe con tal de que se guarden las formas.

Escribiendo el papa Francisco I una carta abierta a Eugenio Scalfari, que no es católico, fundador del periódico italiano La República, en respuesta  a una lista de preguntas, le dice :”Me pregunta si el Dios de los cristianos perdona a aquellos que no creen y que no buscan la fe. Empiezo por decirle que esto es el hecho fundamental, que la misericordia de Dios no tiene límites si se va a Él con corazón sincero y contrito. La cuestión para aquellos que no creen en Dios es obedecer a su conciencia”.

Es cierto que la misericordia de Dios no tiene límites y que puede salvar a todo el mundo, pero tiene un límite :el  pecado. Dios no puede considera justo al pecador. La paga del pecado es muerte y como todos hemos pecado, no hay ni un solo justo. La misericordia de Dios no puede considerar justa a la persona que con toda sinceridad y con corazón contrito no cree en Jesús como el Hijo de Dios que se hizo hombre para morir por los pecados de los hombres. Las palabras del papa francisco I son muy sensibleras y pueden despertar simpatía hacia su persona por su amplitud de miras, pero son engañosas porque no transmiten la verdad de Dios y hacen mucho daño a las personas que las creen. Porque tienen trascendencia eterna

El corazón sincero y contrito pero no regenerado impulsa a andar por el camino ancho que conduce a la perdición y que son muchos quienes lo transitan. El camino estrecho que lleva a la vida son muy pocos quienes lo recorren. La razón por la que son tan pocos quienes andan por el sendero que conduce a la vida se debe a que el camino no es otro que Jesús que afirma: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).

Para garantizar al lector que no es un “corazón contrito y sincero” el que consigue disfrutar de la misericordia divina es suficiente un texto para demoler dicha filosofía: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36)

 

 

 

 

SALMO 105:17-19


“Envió un varón delante de ellos, a José, que fue vendido por esclavo. Afligieron sus pies con grillos, en cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su predicción, la palabra del Señor lo refinó”

Dios tenía que llamar a su pueblo de Egipto. Para poder hacerlo previamente tenía que estar en el país del Nilo. En este hecho vemos como la mano del Señor mueve los acontecimientos para conseguir su propósito, no haciendo el mal, sino utilizándolo para sus fines.

El texto nos dice que José fue enviado delante de ellos a Egipto. ¿Qué pasó? José era un joven orgulloso que explicaba los sueños que tenía con altanería lo cual provocaba el rechazo de sus hermanos. Esto junto con el trato de favor que le dispensaba su padre Jacob hizo que cuando se les presentó la oportunidad fue vendido como esclavo en Egipto. La historia nos dice las vicisitudes que pasó hasta que encontró el favor del faraón.

“Hasta la hora que se cumplió su predicción”. José estaba destinado a ser la persona adecuada para que el pueblo de Israel se afincase en Egipto para poder ser después sacado de la tierra de los faraones. No fue placentera su estancia en Egipto hasta que  “la hora de su predicción se cumplió”. El texto resume este período diciendo: “Fue vendido por esclavo. Afligieron sus pies con grillos, en cárcel fue puesta su persona”. Las circunstancias no fueron fortuitas sino que fueron dirigidas por la presciencia de Dios con el fin de conseguir sus propósitos. En el momento de suceder los acontecimientos se ignora la finalidad que tienen. Por ello nos preguntamos en nuestra ignorancia: ¿Por qué? Más tarde vemos la mano de Dios en ellos y le damos las gracias porque los eventos  no fueron tal como nosotros deseábamos que fuesen..

En su adolescencia José era orgulloso. El calvario por el que pasó en Egipto antes de que llegase a ser la mano derecha del faraón sirvió para pulir su personalidad, hacerla humilde, “la palabra del Señor lo refinó”. La dura adversidad por la que pasó José en Egipto sirvió para que el Señor esculpiese en él la imagen de Jesús, “Varón de dolores”. José para poder salvar al pueblo de Dios de morir de hambre, el salvador, guardando las distancias con respecto a Jesús, tenía que ser perfecto. Por ello necesitó ser refinado por Dios. Como dice Pedro, el oro para ser liberado de las escorias tiene que pasar por el crisol. José es un tipo de Jesús, el Varón perfecto en el que no se encontró ni una sombra de pecado para poder liberar al pueblo de Dios de la muerte eterna.

ESPIRITUALIDAD SUPERSTICIOSA


<b>Hoy basta con que cualquier movimiento seudo religioso incorpore la palabra espiritual en su vocabulario para que muchas personas le presten atención</b>

Desde hace unos años se experimente un auge de practicas religiosas importadas de Oriente: meditación, yoga, terapias naturales, acupuntura, esoterismo neochamanismo…Según un estudio realizado por el departamento de Antropología de la Universidad Rovira Virgili de Barcelona se deduce “que estos substitutos de las religión, la fe y también de la medicina convencional han llegado para ocupar una parte de un vacío que multitud de personas tienen, incapaces de encontrar respuestas a sus inquietudes”. Este estudio destaca la emergencia de lo que se llama <i>mercado de la insatisfacción</i>.

¿Cómo se llega a un estado de insatisfacción tan generalizado como el actual? Una característica de la sociedad de nuestros días es el abandono de Dios en el sentido  real. Espontáneamente, en situaciones difíciles de digerir nuestros labios pronuncian un <i>¡Dios mío!</i> sin saber lo que significa lo que dice. Esta creencia en Dios que se puede catalogar de supersticiosa la Biblia la denuncia cuando el profeta Isaías escribe: “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que mandamientos de hombres que les ha sido enseñado” (29:13). El antiguo pueblo de Israel practicaba una religión que hoy denominaríamos <i>sociológica</i> que consiste en una practica religiosa heredada de sus padres pero carente de la espiritualidad, el Espíritu Santo que fortalece a los creyentes.

Hoy sucede algo parecido: Domingo de Ramos, Semana Santa, Navidad, Reyes, representan el pico de la manifestación de la fe cristiana. Si a los participantes de dicha religiosidad esporádica que desgraciadamente se la considera por los líderes religiosos como revitalización de la fe, se les pregunta si saben el significado de lo que hacen evidentemente responderán con evasivas que manifiestan su ignorancia. A estos religiosos ocasionales con toda propiedad se les pueden aplicar las palabras que Isaías dirige contra el antiguo Israel. “Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”. Estos religiosos ocasionales tienen el alma vacía y el vacío existente se intenta llenarlo, en el caso que comentamos, con la espiritualidad vacía de contenido que nos llega de Oriente.

Jesús termina el que llamamos “Sermón de la Montaña” con estas palabras: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, lo consideraré a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa, y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24,25). Obedecer a las palabras de Jesús es lo mismo que obedecerle a Él, es decir, que se cree de corazón en la persona que las dice. Quien resiste a las inundaciones que amenazan con destruir todo lo que hallan a su paso lo es la persona que edifica su vida sobre la Roca que es Jesús. El mercado emergente de la insatisfacción crece porque Cristo no es la Roca sobre la que las personas edifican sus vidas y buscan en los sucedáneos una satisfacción que es momentánea pero que no llega a satisfacer las verdaderas necesidades espirituales del alma.

El salmista que no honraba a Dios de labios sino que mantenía una íntima relación personal con El, dejó escrito para estímulo nuestro: “En Dios solamente está acallada mi alma, de Él viene mi salvación. Él solamente es mi Roca y mi salvación, es mi refugio, no resbalaré” (Salmo 62:1,2). Jesús es la Roca que da fuerza al débil y sentido a su vida: “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré, lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre. Me invocará y yo le responderé, y con él estaré yo en la angustia, lo libraré y lo glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación” (Salmo 91:14-16)
Octavi Pereña i Cortina