diumenge, 21 de setembre del 2025

 

INMADUREZ COLECTIVA

La manera como como crece la juventud actual contribuye a agravar todavía más el descenso de los valores éticos y morales

El título de este escrito lo ha tomado prestado a Josep Lluís Rovira, que es de rabiosa actualidad. El comentarista dice que la inmadurez colectiva tiene tres  causas:  (1)  La sobreprotección que los padres dan a los hijos, por lo cual no están preparados para tomar decisiones. (2) El enfoque que en España se le da al sistema educativo que tiene la mala costumbre de cambiar cada dos por tres. Además se le añade la devaluación de Humanidades por lo que los alumnos abandonan las aulas con graves carencias a la hora de interpretar textos. (3) Reproduzco casi íntegramente lo que el comentarista dice de las redes sociales: “A pesar de aprovechar las muchas ventajas de las nuevas tecnologías, son un contenido que a pesar delas fake news provocan  unas reacciones que llevan a un infantilismo total y absoluto por la forma como las tratan las publicaciones. A consecuencia de todo esto, es decir, de esta inmadurez colectiva que provoca infantilismo, tenemos casos paradigmáticos de gente que, fruto de estas características y votados democráticamente, lo han hecho, o siguen liderando países de los más importantes del mundo. Nos referimos como ejemplo a Boris Johnson, Donald Trump, Javier Milei y Vicktor Orlan, entre otros. Y ya que nos referimos a los políticos, tenemos también el ejemplo de la situación en nuestro país, fruto de la inmadurez colectiva, con unos niveles de enfrentamiento que se hacen insoportables y que impiden que las cosas importantes se traten de manera conveniente para llegar a soluciones adecuadas para bien de toda la población. Esto no hace más que demostrar que la juventud que crece lo haga de manera que contribuirá a intensificar todavía más el deterioro  de los valores éticos y morales que estamos sufriendo desde hace tiempo en nuestra sociedad y que eliminará los principios fundamentales básicos para mantener una convivencia con unos mínimos de aceptación”.

Josep Lluís Rovira hace un diagnóstico acertado de la pandemia ético moral que padece nuestra sociedad, pero no da la receta para poderla combatir eficazmente. El comentarista muestra los efectos de la pandemia pero se queda mudo a la hora de expresar  la causa que la produce.

El actual ministro de sanidad de los Estados Unidos es uno de los muchos negacionistas de las vacunas. En el campo espiritual son muchos, demasiados, los que niegan el valor que tiene la sangre que Jesús vertió en la cruz para limpiar el pecado de los hombres. Jesús termina el relato que se conoce como el “Sermón de la Montaña” con la parábola de “Los dos cimientos”: “Cualquiera, pues, que oye estas palabras, y las hace, lo compararé  a un hombre prudente que edificó su casa sobre la arena” (Mateo 7: 24). Fíjese bien el lector lo que Jesús deja bien claro: “Cualquiera, pues, que oye estas palabras, y las hace”. Santiago hace diana cuando escribe: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (1: 22). Las clases de Religión tienen como objetivo que los alumnos memoricen la letra de la doctrina cristiana. Con el aprendizaje los maestros han cumplido con su objetivo. En el examen, si los alumnos responden correctamente a las preguntas reciben el correspondiente aprobado. Pero se olvidan de algo muy importante y es “que su competencia proviene de Dios, el cual asimismo los hace ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu, porque la letra mata mas el Espíritu vivifica” (2 Corintios 3: 5, 6).

A la personas que escuchan las palabras de Jesús y las hacen viviendo santamente en un ambiente hostil, el Señor les dice: “Le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y soplaron sobre aquella casa, y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7: 24, 25). El apóstol Pedro a quien la Iglesia Católica considera que es la roca sobre la que Cristo edifica su iglesia, se quita de sus espaldas tal responsabilidad cuando escribe: “Acercándoos a Él (Jesús), piedra viva, desechada  ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa, y el que cree en Él no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, Él es precioso, pero para los que no creen, la Piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo, y, piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes, a lo cual también fueron destinados” (1 Pedro 2: 4-8).

Vayamos a la segunda parte de la parábola: “Pero cualquiera que oye estas palabras y no las hace, le consideraré a un hombre insensato que edificó sus casa sobre la arena, y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa, y cayó y fue grande su ruina” (Mateo 7: 26-27). La reacción de los oyentes fue: “La gente se admiraba de su doctrina, porque los enseñaba como alguien que tiene autoridad, y no como los escribas” (vv. 28, 29). Aparentemente la multitud creyó en Jesús. Si nos fijamos en la respuesta que la muchedumbre dio a la oferta que dio Pilato de escoger entre Jesús y Barrabás, eligió a Barrabás, el bandolero. La multitud que ignoraba en quien había creído, influenciada por el odio que escribas y sacerdotes sentían hacia Jesús, escogió a Barrabás, por lo que indirectamente pidieron que se crucificase a Jesús. Las multitudes que de labios confesaron el nombre de Jesús edificaron sus vidas sobre un cimiento de arena. Lo confirma el hecho de ver cómo reaccionan ante las pequeñas contrariedades  de la vida. Pone de manifiesto la inmadurez colectiva.

Octavi Pereña Cortina

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