diumenge, 27 de juliol del 2025

 

SALMO 86: 11

“Enséñame, oh Señor, tu camino, afirma mi corazón para que tema tu Nombre”

El Salmista es un hombre de fe. De fe robusta. No deja de ser un hombre con todas sus debilidades. Pero te conozco Señor. Si no fuese así no te pediría que me enseñes. ¡Soy tan poca cosa! Tengo miedo que pueda extraviarme. Es por esto que te pido: “Afirma mi corazón para que tema tu Nombre. No permitas, oh Señor, que me vuelva a la vanidad. Sujeta el cabestro y tira de él. No permitas que me salga de tu camino y no vuelva a las tinieblas de las que no debería haber entrado nunca”. Con todas mis contradicciones, “te alabaré, oh Señor, Dios mío, con todo mi corazón”. Tú, Señor, que lo sabes todo de mí, conoces al dedillo mi fragilidad y debilidad. Es por esto que te pido que afirmes mi corazón para que tema tu Nombre. Estoy rodeado de enemigos que me incitan a abandonarte. Es por esto que te pido que seas mi escudo que me proteja de los dardos de fuego que Satanás lanza contra mí. Que no aparte de ti mis ojos porque Tú eres el Autor y Perfeccionador  de la fe  (Hebreos 12: 2).

Los antiguos que no tenían el conocimiento que hoy tenemos de Ti fueron liberados de la boca del león. ¡Cuánto más hoy podemos resistir los ataques de Satanás para que huya y nos deje tranquilos! Pero no descansa. Volverá al ataque. Y volverá a hacerlo. Es infatigable en su deseo de separarnos de Ti.

Hoy ya  sabemos quién es el Mesías que en el inicio de la Historia anunciaste a nuestros primeros padres: Adán y Eva. Sabemos que el camino que nos lleva a Ti es Jesús. Cuando los discípulos le dijeron a Jesús que les mostrase el camino que conduce al Padre, el Señor les dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre, sino por Mí” (Juan 14: 6). En el contexto de la resurrección de Lázaro Jesús dijo a su hermana Marta: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en Mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que  vive y cree en Mí, no morirá eternamente” (Juan 11: 25, 26).

Hoy se celebran talleres para ayudar a los ancianos a recorrer la última etapa de su existencia terrenal. Los consejeros que puedan suministrarles la Administración son tan malos como aquellos amigos de Job que pretendían consolarle en la tribulación. Si Jesús por la fe habita en el corazón del lector, el Señor que resucitó en el tercer día de entre los muertos, es la garantía de quien cree en Él tiene vida eterna. ¿Existe algo mejor qué ofrecer a los ancianos?


 

PROVERBIOS 19: 18

“Corrige a tu hijo en tanto que hay esperanza, pero no dejes que tu alma se irrite hasta matarlo”

Joan Planelles, arzobispo de Tarragona, en una de sus glosas  dominicales, escribe: “He tenido la oportunidad de presenciar, en uno de nuestros pueblos, un partido de futbol de categoría infantil. ¡He quedado horrorizado! Y no por los niños, que juegan deportivamente con más o menos acierto, sino por los padres. Tensión, gritos, insultos, reprensiones…Esto es lo que he ido oyendo desde la pequeña grada donde me encontraba”.

De vez en cuando, algo parecido a lo transcrito aparece en los medios de comunicación.  Lo que comentamos me ha llevado al Congreso en donde los políticos que deberían comportarse con buenos modales, se comportan como auténticos gamberros. ¡Cuán cierto es que el hábito no hace al monje!

El texto bíblico que comentamos tiene dos partes: La primera corrige a tu hijo. La segunda, el hombre demasiado iracundo tiene que ser castigado. El niño es como un arbolito recién plantado. Por ser tierno y flexible el tronco, el payés puede hacerle crecer en la dirección que desee. Previamente, pero, tiene que saber qué forma quiere que adquiera el árbol. En la educación de los hijos sucede algo parecido. Salvo excepciones, según sean los padres, así serán los hijos. El refrán dice: “de tal palo tal astilla”. Lo que los hijos ve en los padres así ellos imitarán. ¿Qué puede esperarse de unos niños que han mamado la violencia hacia sus educadores? No debe extrañarnos que cuando estos crios lleguen a la adolescencia se comporten como gamberros hacia sus compañeros que no son como ellos.

Cuando estos niños mal criados por el ejemplo nefasto de sus padres sean adultos,  y por la causa que sea se dediquen a la política, no debería extrañarnos que se comporten como auténticos groseros sedientos de poder. En vez de trabajar buscando el bienestar de sus conciudadanos lo único que les importa es el poder para beneficio propio. Así es como una generación de desvergonzados da paso a una nueva generación de su misma calaña. Ignorando que por encima de ellos existe el Dios justo que no considera inocente al culpable. Les pedirá cuenta de lo que han hecho según sus responsabilidades. Negar la existencia de Dios no significa que el Juez justo no exista.

 

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