dissabte, 12 d’abril del 2025

 

1 TIMOTEO 3: 1

“Palabra fiel: si alguien desea ser pastor buena obra desea”

¿Por qué un obispo como Xavier Novell que según la prensa es un hombre inteligente  y posible candidato al cardenalato no puede casarse? El celibato del clero no tiene base bíblica. Se introdujo en el siglo XI siendo papa Gregorio VII y reformado durante el pontificado de Pablo VI en el Concilio Vaticano II, en el capítulo 2, punto 16 en donde se lee: “Por medio de la virginidad o el celibato por causa del reino de los cielos los sacerdotes son consagrados a Cristo de una manera especial y distinguida”.

¿Qué tiene prioridad: la ley humana o la divina? Indiscutiblemente la divina. ¿Qué nos dice dicha Ley? “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañosos y a doctrina de demonios, por la hipocresía de mentirosos que teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse” (1 Timoteo 4: 1-3a).

Parece ser que en plena actividad apostólica y posiblemente por la influencia que habían recibido algunos cristianos procedentes del paganismo, eran partidarios del celibato de sus pastores. Del judaísmo no puede extraerse la doctrina del celibato de los ancianos que pastoreaban a las iglesias. Los profetas eran hombres casados y desconocían que era el celibato profético.

El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia de Corintio, redacta: “¿No tenemos derecho de llevar con nosotros a una hermana por esposa como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor y Cefas (Pedro)?” (1 Corintios 9: 5). La cuestión del celibato no se planteó a la hora de elegir a los ancianos que tenían que pastorear las iglesias

Escribiendo a su discípulo Timoteo el apóstol Pablo le dice; “Palabra fiel: si alguien desea  ser pastor buena obra desea, Pero es necesario que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer…” (1 Timoteo 3: 1-7). Monogamia estricta, no celibato.

Jesús dice: “Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre” (Mateo 19: 12).  De manera natural no necesitan mujer. Esta excepción de la regla no excluye a los auténticos eunucos, si son verdaderos cristianos y hayan recibido el don del ministerio de pastorear una iglesia del Señor. El principio general es “que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer"


 

1 REYES 10: 7

“Pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aún se me dijo la mitad, es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído”

El rey Salomón en los momentos de su mayor esplendor alcanzó fama mundial. La reina de Sabá cuando oyó “la fama que Salomón había alcanzado por el Nombre del Señor, vino a probarlo con preguntas difíciles” (v. 1). “Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón…se quedó asombrada” (vv. 4, 5). Nada más se sabe de esta misteriosa reina. Hollywood ha sacado tajada de esta reina fantaseando con ella en sus películas.

La mítica reina no ha quedado en el olvido. Su nombre no solo ha quedado  registrado en las páginas del Antiguo Testamento. Jesús la saca del cajón del olvido y la pone como ejemplo para los cristianos  y para los hombres en general. Las palabras encomiadoras que Jesús dijo de ella merecen que sean reproducidas en este escrito para que sirvan de repulsivo que nos saque de la modorra espiritual en que hemos caído los cristianos. Debería entristecernos ver como multitudes se rinden a los ídolos del espectáculo y del deporte y que no les importan las inclemencias del tiempo con tal de poder conseguir un autógrafo de sus ídolos. He aquí las encomiadoras palabras que Jesús dijo, para vergüenza nuestra, a la mítica y misteriosa reina de Sabá: “La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación, y los condenará, porque ella vino de los confines de la Tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar” (Lucas 11: 31). ¿Cómo alcanzó Salomón la sabiduría que le hizo famoso? Al inicio de su reinado, comprendiendo la dificultad que comporta reinar para bien de los súbditos, se dirigió  al Señor en estos términos: “Da pues a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo, porqué, ¿quién podrá gobernar este pueblo tan grande? Y el Señor le respondió: Porque has demandado esto, y no has pedido para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí te he dado conforme a tus palabras, he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú” (1 Reyes 3: 11,12).

La reina de Sabá emprendió un largo viaje acompañado de muchas incomodidades para ver a un hombre a quien Dios llenó de sabiduría. ¿Qué esfuerzo ponemos de nuestra parte para encontrarnos con Jesús  que es quien dio sabiduría a Salomón porque se la pidió? Tengamos presente que cuando compareceremos ante el tribunal presidido por Jesús para dar cuenta de lo bueno y lo malo que hagamos hecho durante nuestro peregrinaje por la Tierra “La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación, y los condenará, porque ella vino de los confines de la Tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar”

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