diumenge, 24 de novembre del 2024

 

COLOSENSES 3: 23

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”

El cuidado del jardín de Edén que en un principio Adán y Eva lo hacían  sin dificultad, con la desobediencia de Adán  la cosa cambió: “Maldita será la Tierra por tu causa, con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinas y cardos te producirá…Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste formado, pues polvo eres y al polvo volverás” (Génesis 3: 11-19). Con la desobediencia el trabajo ha dejado de ser algo placentero para convertirse en algo duro y hastioso como muy bien lo indica que el hombre ganará el pan de cada día con el sudor de la frente hasta  que el Señor lo llame a su presencia. Se dan trabajos físicamente unos más duros que otros. Los de cuello blanco que se realizan en oficinas  provistas de todas las comodidades, físicamente no se suda. Pero el sudor espiritual que le acompaña indica que nadie puede escaparse de la maldición divina. Ni los creyentes en Cristo que por la fe en su Nombre se han convertido en hijos de Dios por adopción, en el tiempo presente no se escapan de la maldición de Dios. A pesar que todos sus pecados han sido perdonados porque Jesús se los hizo  suyos en la cruz, continúan siendo pecadores y lo serán hasta que Jesús en su gloria al fin del tiempo venga a buscarlos porque hasta aquel entonces la maldición permanecerá.

La diferencia entre el creyente en Cristo y el incrédulo es que el primero puede descargar los pesares que acompañan al trabajo en Alguien que le dice: “Ven a mí tú que estás trabajado y cargado y yo te haré descansar. Lleva mi yugo sobre tus espaldas y aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón, y tu alma encontrará descanso” (Mateo 11: 28, 29).

El incrédulo, ¿dónde encuentra el descanso para su alma? En ninguna parte. Los ayudadores en los que busca soporte están tanto o más necesitados que él del descanso de sus almas, ¿cómo pretenden ayudarlo? Ni el descanso semanal instituido por Dios, si en él no está Jesús que es el dador de la paz (Juan 14: 27), las actividades que en este día se practican para satisfacer la sensualidad no sirven para tranquilizar el desasosiego del alma.

El secreto para encontrar la paz que se escurre como el agua entre los dedos nos lo revela el texto que comentamos: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”

Si el trabajo que hace el lector lo hace como para el Señor descubrirá que Jesús suplanta al empresario que le ha contratado. Tal encuentro te manifestará lo saludable que es trabajar para un Empresario que es amor puro porque en esencia es Amor.


 

1 SANUEL 15: 22

Y Samuel dijo: ¿Se complacerá el Señor tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se le obedezca a las palabras del Señor. Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de carneros”

El profeta Samuel obedeciendo la orden dada por el Señor le dice al rey Saúl: “Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, e hiere a Amalec, y destruye lo que tiene…” (vv. 1-3). Saúl emprende la guerra y vence a Amalec, pero no lo destruye del todo. El profeta Samuel se acerca al monarca  y le dice: “¿Por qué, pues, no has oído la voz del Señor sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos del Señor?” (v. 19). Saúl le da al profeta la excusa del mal pagador.

A nosotros el Señor no va a encargarnos que destruyamos a los enemigos de nuestro pueblo. Como a individuos sí que nos ordena el Señor que cumplamos a rajatabla los mandamientos que se encuentran en la Biblia. Cuando alguien nos reprende por no obedecerlos damos mil y una excusas para justificar lo injustificable: nuestra desobediencia.   Diciendo, si somos católicos, que vamos a misa todos los domingos. Si somos evangélicos,  afirmando que vamos al culto en el día del Señor. No basta con ser practicantes del precepto dominical. Al Señor no le complace que seamos únicamente obedientes al precepto dominical. El Señor se agrada de nosotros si somos obedientes a su Palabra.

El versículo que sigue al que hemos tomado como base de esta meditación dice: “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación” (v. 23a). La adivinación y la idolatría  son dos pecados que conducen directamente a la condenación eterna. Los falsos pastores que se presentan ante nosotros como si fuesen ángeles de luz, nos dicen que si confesamos nuestros pecados a un sacerdote la absolución que nos da certifica que nuestros pecados han sido perdonados. Si nos hemos olvidado de alguno o no lo hemos querido confesar por vergüenza, no os preocupéis por ello. Pasareis una temporada en el Purgatorio de donde saldréis más blancos que la nieve. Si no basta con el Purgatorio, no os inquietéis: Las oraciones y las misas que se hagan a vuestro favor acortarán el tiempo de purgación y entraremos en la gloria celestial. Estas falsas doctrinas son las que enseñan los falsos pastores que encubiertamente se han infiltrado en las filas cristianas.

 

 

 

ESPIRITISMO CRISTIANO

“Conseguí quedarme (entrar en la redacción), haciendo horóscopos. Por eso no los leo. Sé cómo se hacen, ha, ha” (Jon Sistiaga, periodista)

El profeta Jeremías hace sonar la alarma cuando escribe: “No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían, yo no les hablé, pero ellos profetizaban. Pero si ellos hubiesen entrado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y les habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras” (23: 21, 22).

Jesús afirma: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo 24: 11). El apóstol Pedro ratifica las palabras del Señor: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructivas, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre si mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los cuales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro 2: 1-3).

El sonido de la siena debería oírse durante la solemnidad de Todos los Santos y en la conmemoración de todos los fieles difuntos. El purpurado barcelonés escribe: “Por otro lado, el 2 de noviembre día de los fieles difuntos rogamos por todos aquellos que nos han dejado y que han finalizado su camino aquí en la Tierra. Los recordamos con afecto, los llevamos en el corazón. Por eso rogamos a Dios Padre misericordioso, por intercesión de santa María i de todos los santos para que puedan gozar de la vida eterna en el cielo”. El prelado en su escrito “La llama de la esperanza” (La Vanguardia 3/11/2024), deja entrever que los vivos pueden comunicarse con los difuntos. Esta filosofía es pagana se opone radicalmente a las enseñanzas de la Biblia. He aquí algunos textos como muestra: “Porque como pecado de adivinación es la rebelión”                    (1  Samuel 15: 23). “Que no se encuentre en ti…quien practique la adivinación, agorero, sortílego, hechicero, mago, y quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Señor cualquiera que haga estas cosas, y por estas abominaciones el Señor tu Dios echa estas naciones de delante de ti” (Deuteronomio 18: 10-14).

Tanto el apóstol Pedro como el profeta Jeremías nos avisan que la Iglesia de Cristo aquí en la Tierra no está formada por personas totalmente santas. Jesús lo enseña en la parábola de la cizaña y del trigo (Mateo 13: 24-30). Jesús termina el relato diciendo a aquellos que querían arrancar la cizaña antes de tiempo: “No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega, y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Pero recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla, pero recoged el trigo en mi granero”.

El arzobispo barcelonés en el escrito mencionado no se comporta como sembrador de trigo al no enseñar conforme a la Palabra de Dios. Mas bien lo hace comportándose como “un enemigo” (v.28) que se infiltra furtivamente dentro de la viña del  Señor. ¿Quién es el enemigo? El apóstol Juan lo desenmascara  cuando escribe: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla, porque es mentiroso y padre de la mentira” (Juan 8: 44). Para no llevarnos a engaño, la Biblia nos transporta en el tiempo hasta situarnos en el Edén para poder contemplar al padre de la mentira en acción: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor Dios había creado” (Génesis 3: 1), seduciendo a Eva impulsándola a desconfiar de la bondad de Dios. Del “enemigo” que furtivamente entra en el campo para sembrarlo con  cizaña el apóstol Pablo lo describe: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, cuyo fin será conforme  sus obras” (2 Corintios 11: 13-15)

Satanás no se infiltra en las iglesias a cara descubierta. La cubre con la máscara de la hipocresía. Se la cambia según las circunstancias. Eso sí, siempre lo hace aparentando ser un apóstol de Jesucristo. El engaño para no ser descubierto siempre va acompañado de medias verdades. La mentira no puede plantar cara abiertamente a la verdad. La Palabra de Dios es la verdad. El primer objetivo de Satanás es desvirtuar la verdad de la Biblia.  Si consigue que las personas consideren la Biblia como obra literaria como Don Quijote, por ejemplo, habrá ganado la partida. Hará creer a quienes son cristianos de labios pero no de corazón cualquier sandez que se proponga.

Leemos en el escrito del purpurado barcelonés: “En esta época en que rogamos por los difuntos y los dejamos en la paz de Dios, para que puedan llegar al gozo pleno el cielo…Vivamos el verdadero sentido de las celebraciones con las que iniciamos el mes de noviembre tan arraigadas en nuestra historia y cultura, y llenas de esperanza cristiana” (?). El escrito que comentamos del purpurado de rezuma espiritismo. Cierto, no es un espiritismo grosero como el pagano porque el enemigo, Satanás, el padre de la mentira lo ha maquillado con el tinte cristiano que esconde su fealdad. A la mutación externa   se le puede aplicar el dicho: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.

Octavi Pereña Cortina

diumenge, 17 de novembre del 2024

LA GUERRA TIENE SENTIDO

“Mejor es la sabiduría que las armas de guerra, pero un pecador destruye mucho bien” (Eclesiastés 9: 18)

En uno de sus apuntes al natural   JL Martin se refiere a la guerra. En la parte alta de la viñeta y a su izquierda un breve texto: “Oriente Medio”. Debajo del texto múltiples estallidos de bombas. A la derecha y en la parte alta del dibujo una nube oscura acompañada de un corto texto: “Dios habla”. Dentro de la nube oscura otro texto: “Muchos elevan oraciones para la paz pero no las oye por las explosiones”.

“¡Ay guerra! Me pregunto si es necesario que las personas civilizadas se dediquen a la guerra. No solo te digo que no es necesaria, sino que nunca será necesaria, y que siempre, no solo en algunas ocasiones, destruye el desarrollo normal de la humanidad, destruye la justicia y para el progreso” (Galton Mohk).

“La guerra es una matanza de personas que no se conocen, en provecho de personas que sí se conocen pero que no se matan” (Paul Valeri).

“Si un caníbal utiliza el tenedor y el cuchillo para comer, ¿es progreso? Hoy o mañana unos caníbales que comen con tenedor y cuchillo bombardean mi ciudad en nombre de la libertad y la democracia, ¿es civilización?” (Anónimo).

Se podría alargar hasta el infinito la lista de citas que tratan la guerra. Como escribe el profeta Isaías: “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus agua arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (57: 20, 21).

Por mucho que se repita hasta la saciedad que se tiene que tener memoria histórica para que el pasado luctuoso no se repita, lo cierto es que no aprenden la lección. “Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego, mas no os volvisteis a mí, dice el Señor” (Amós 4: 11). A pesar de las advertencias muchos son quienes no hacen caso a Dios. Ahora bien, a menudo  se encuentra un tizón que se escapa del fuego. Basándose en esta esperanza los cristianos  atienden al mandato de Jesús de proclamar el mensaje de salvación sin discriminar a nadie.

Según el profeta Isaías no es el estallido de las bombas lo que impide a Dios escuchar las súplicas que le hacen los hombres pidiéndole la paz: “He aquí que no se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni se ha agravado su oído para oír, pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Porque vuestras manos están contaminadas con sangre, y vuestros dedos de iniquidad. Vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad, confían en vanidad, y hablan vanidades, conciben maldades, y dan a luz iniquidad. Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas, el que come de sus huevos morirá, y si los  aprietan saldrán víboras…No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos, sus veredas están torcidas, cualquiera que por ellas camine, no conocerá paz…Y vendrá el Redentor a Sión, y a los que se vuelvan de la iniquidad en Jacob, dice el Señor, y este será mi pacto con ellos, dijo el Señor: Mi Espíritu  que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán en tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo el Señor, desde ahora y para siempre…Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti” (Isaías 59: 1-4, 8, 9, 20,21; 60: 1).

¡Cuán equivocado estuvo el general Douglas Mac Arthur cuando después de la rendición del Japón, el 2/09/1945, a bordo del crucero Missouri dijo entre otras cosas: “Conciudadanos hoy callan las armas. Ha finalizado una gran tragedia. Se ha ganado una gran victoria. Los cielos ya no hacen llover muerte. Los mares servirán solamente para el comercio. Por todas las partes los hombres andarán derechos a la luz del sol. Todo el mundo estará en una paz completa”. Desde el 1945 hasta nuestros días las guerras se han multiplicado y las armas más mortíferas. Las guerras no se han acabado ni se acabarán.

Jesús sentado en el monte de los Olivos, entre otras cosas dijo a sus discípulos: “Y oiréis de guerras y rumores de guerras, mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá pestes y hambres, y terremotos en distintos lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24: 6-8).

Retrocedamos en el tiempo y detengámonos en el libro del profeta Daniel y quedémonos en el extraño sueño que tuvo el rey Nabucodonosor. Si prestamos atención aprenderemos una gran lección que nos dará tranquilidad en los zozobrosos tiempos que nos toca vivir. El rey no recordó el sueño pero le inquietó. A toda costa quiso recuperarlo. Convocó a brujos, magos, y astrólogos para que le recuperasen el sueño. Todo fue inútil. Finalmente, Daniel compareció ante el monarca y le dijo que lo que había visto en el sueño fue una estatua colosal que tenía la cabeza de oro puro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies en parte de hierro y en parte de arcilla. Mientras Nabucodonosor contemplaba en el sueño la extraña escultura vio “que una piedra fue cortada no con mano, y golpeó a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó” (Daniel 2: 34). La estatua se hizo añicos.  La interpretación que Daniel da el sueño es que empezando por la cabeza de oro que es Nabucodonosor le sucederán nuevos imperios: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será dejado a otro  pueblo. Desmenuzará y consumirá a todos estos reinos” (2: 44). La fecha del cumplimiento de la profecía es incierta. Por esto Jesús aconseja a sus discípulos. “Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no penáis” (Mateo 24: 44). Los hijos de la luz siempre preparados esperando la implantación del reino de Dios eterno.

Octavi Pereña Cortina 

 

ACONECIMIENTOS IMPREDECIBLES

La Dana valenciana ha producido innumerables daños materiales y múltiples víctimas mortales. El temporal ha causado mucho dolor por las pérdidas materiales  y por los familiares y amigos fallecidos y por desconocer  el final de los desparecidos.

Jesús se refiere a dos hechos catastróficos que sucedieron de improviso. Uno, el Diluvio Universal. El otro, la destrucción de Sodoma y Gomorra. En ambos casos las personas “comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, compraban, vendían, plantaban y edificaban” (Lucas 17: 27, 28). De súbito se produjo la catástrofe.

El Señor se refiere también a dos hechos luctuosos que no son de la  envergadura  de los mencionados que asimismo se produjeron en un abrir y cerrar los ojos. El uno trata “de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios. ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? (Lucas 13: 1). El otro caso que Jesús menciona es el de “aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé, y los mató? ¿Pensáis que eran más culpables que todos los hombres que había en Jerusalén?” (v. 4).

La vida está saturada de acontecimientos luctuosos sin haberlos anunciado previamente: Un escalador se desploma. El jabalí que choca contra el vehículo. El ladrón que invade la vivienda…Cuando tenemos conocimiento de estas noticias escabrosas instintivamente pensamos: se lo merecían. Y nos quedamos tan panchos. Un runrún corroe nuestra conciencia que no nos deja dormir que nos lleva a la adicción a las pastillas.

Jesús cierra el relato de ambos accidentes imprevistos, diciendo: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”  (v. 5).

A menudo  miramos a la muerte como algo que no nos va a suceder. La televisión, la radio y los otros medios no se cansan de repetir hasta la saciedad los efectos de La Dana valenciana. Verlo de lejos no nos quita ni el sueño ni el hambre. No nos afecta directamente. Las palabras de Jesús tendrían que sacudir nuestras conciencias: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. La muerte espiritual precede a la física. Cuando el corazón deja de latir se entra en la existencia eterna: Muerte o vida. Si antes de la muerte corporal uno no se ha arrepentido de sus pecados entra en el acto en la condenación eterna. No crea el lector que las oraciones, las misas, que los vivos puedan hacer por ti cuando fallezcas van a sacarte del fatal destino. Una vez fallecido el contacto con los vivos ya no existe.Unas palabras que Jesús dirige al lector: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11: 25, 26).


 

DEUTERONOMIO 8: 5

“Reconoce asimismo en tu corazón que como castiga un hombre a su hijo, así el Señor tu Dios te castiga”

Nos encontramos en tiempo de indisciplina. Por decirlo de otra manera: sin ley. Impera el individualismo. Cada uno hace lo que mejor le parece. La anarquía social se ha convertido en desorganización  política. A Dios no le place la “ley del oeste”. El orden es el principio de una sociedad civilizada. El principio del orden consiste en amar al prójimo como a uno mismo. Si se tuviese en cuenta que el amor al prójimo es un regalo de Dios  no ocurrirían las barbaridades que se cometen en la que consideramos ser a una sociedad civilizada. La incivilidad también se muestra en la calle: cagadas y orinadas de perro, que la ensucian. Contenedores y coches incendiados por quienes protestan por la causa que sea. Zonas turísticas de montaña convertidas en estercoleros por quienes dicen que aman la naturaleza. Maestros y sanitarios afrentados por alumnos y pacientes…Y imperio de la ley y el orden desaparecen. ¿Hasta dónde llegaremos?

No con amenazas, sino con dulzura, porque no puede ser de otra manera, Dios intenta corregirnos de nuestra manera indeseable de corregirnos. Si alguien dice que el tema de la disciplina no le concierne es porque no se mira en el espejo. La madrasta de Blanca Nieves al mirarse al espejo no veía su fealdad. Con la dulzura que le caracteriza, Dios intenta corregirnos, diciéndonos: “Reconoce asimismo en tu corazón que como castiga un hombre a su hijo, así el Señor tu Dios te castiga”. Existe, pero una distancia abismal entre el castigo que los padres infligen a sus hijos y el que el Padre celestial aplica a los suyos: “Habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por Él, porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos, porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, teníamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los  venerábamos, por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos”?  (Hebreos 12: 5-9).

Hoy, cuando las relaciones familiares se han convertido en tóxicas, prestemos atención a la recomendación que el apóstol Pablo dirige tanto a los padres como a los hijos: “Hijos obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la Tierra. Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6. 1-4). El lema “la letra con sangre entra” no tiene cabida en la educación de los hijos.

dissabte, 9 de novembre del 2024

 

PELOTA DE ORO A LA HUMILDAD

Tanto Florentino Pérez como Vinícius se han comportado como niños malcriados que al no conseguir lo que quieren patalean y gritan. No me junto contigo es lo único que saben decir.

Un texto de prensa esclarece porqué  por qué Vinícius y Florentino han perdido el partido que tendría que haberles otorgado el premio de la Pelota de Oro: “Es posible que, ciegos de arrogancia, no lo vean. De hecho, la indignación de no verse ganadores de la Pelota de Oro lo explique todo: El problema ha sido que el Real Madrid (y por extensión al madridismo mediático) se había concedido el premio a sí mismo hace semanas con la soberbia de los que niegan incluso la existencia  del otro, y el otro existe. Y se dice Rodri. Y lo han votado a él. Mala suerte” (Juan José Pallàs).

La noticia Venícius y compañía nos lleva a la parábola: Los convidados a bodas que Jesús narró al ver como “los convidados escogían las primeras sillas de la mesa, les refirió una parábola: Cuando seas convidado por alguien a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viendo el que te ha convidado a ti y a él, te diga: Da lugar a éste, y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar” (Lucas 14: 7-9).

André Conte escribió: “Toda soberbia por definición es injusta: Sin justicia hacia los otros, y sin justicia hacia sí mismo. No es nada más que trampa del amor propio”. “He aquí cuya alma no es recta, se enorgullece” (Habacuc 2: 4a).

Para desmentir que la humildad es la marca de los perdedores, la parábola de los convidados a bodas sigue diciendo: “Mas cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba, entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo en la mesa. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”  (vv. 10, 11).


 

DEUTERONOMIO 4: 15, 16

“Guardad, pues, mucho vuestras almas, pues ninguna figura visteis el día que el Señor habló con vosotros de medio del fuego, para que no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra”

La idolatría es la manera de materializar al Dios Invisible. El texto que comentamos es una advertencia para que no nos convirtamos en idólatras. A pesar que los defensores  de los ídolos dicen que no adoran las imágenes sino lo que representan, el texto que comentamos lo dice con toda claridad: “Guardad, pues, mucho vuestras almas, pues ninguna figura visteis el día que el Señor habló con vosotros de medio del fuego, para que no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra”. Es necesario destacar: “para que no os corrompáis”. Los idólatras a pesar de que digan que no adoran a las imágenes, si lo que representan, el texto dice que se corrompen. ¿Qué significa corromper? Alterar alguna cosa, echar a perder, pudrir. La idolatría, piénsese de ella lo que se quiera: altera, echa a perder y pudre, rompe la relación con Dios que es espiritual y que no necesita ningún medio material para tenerla.

El mandamiento dice: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”. Dios como Soberano absoluto  y Salvador ha estipulado las reglas que tienen que observarse a la hora de rendirle adoración. Castiga con dureza a quienes añaden o quitan algo a su Ley y así lo enseñen.

“Guardad, pues, mucho a vuestras almas”. Deseando ser más sabios que Dios nos convertimos en chapuceros. La obediencia a Dios es el principio de la sabiduría. Eva hizo caso a las mentiras que Satanás le susurraba al oído y la consecuencia de su desobediencia trajo desgracia a la humanidad. Se podrá decir que no es justo. Patalearemos en señal de protesta. La Ley de Dios es eterna y el Señor sigue sentado en su trono administrando justicia como Rey de reyes y Señor de señores. Su Ley es inalterable.

No somos máquinas automatizadas. Somos personas dotadas de libre albedrio que podemos utilizar para nuestro bien o para nuestro mal. Hoy el lector tiene la oportunidad de escoger a quien servir: A Dios para vida eterna o a Satanás para condenación también eterna. No habrá lugar para las excusas a la hora de presentarse ante el tribunal de Cristo.

 

 

MARATÓN ESPIRITUAL

Pan y circo ofrecen los gobernantes para que los ciudadanos se distraigan y no se acuerden de los desastres que cometen

El deporte tal como lo presentan los medios de comunicación básicamente es un gran negocio que genera muchas ganancias. El efecto mimetismo tiene la facultad de incitar a la infancia a dedicarse al deporte profesional con la esperanza de los padres que sus hijos se conviertan en cracs que amasan fortunas. En el camino del éxito muchos son quienes caen en la cuneta. La esperanza de convertirse en ídolo se desvanece con la misma facilidad con que lo hace la neblina al despertarse el sol. No es del deporte de élite del que vamos a tratar. Me referiré al ejercicio corporal que no necesita gimnasios para practicarlo. Ni costosos equipos mecánicos   que según la publicidad curan todos los males habidos y por haber. Me referiré a los sencillos ejercicios que pueden practicarse en el domicilio, sin necesidad de desplazamientos ni dispendios económicos. El único inconveniente que tiene el ejercicio domiciliario es que al ser secreto el practicante no puede vanagloriarse de ir a centros públicos, lo cual da prestigio. Hecha esta salvedad vayamos al grano.

La Biblia dice: “El ejercicio corporal para poco es provechoso” (1 Timoteo 4: 8). No dice que no tiene ningún valor. Es útil en la vida presente porque contribuye a conservar la salud física y a mantener la movilidad. No ejercerlo avanza la dependencia.

La Biblia nos habla del hombre interior y del exterior. El interior puede renovarse. El exterior con mayor o menor velocidad se desgasta. Es de estas dos características del hombre las que trataremos de ahora en adelante: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho, porque el Señor no mira lo que mira el hombre, porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16: 1). Este texto debería hacernos pensar pues contiene las dos características del hombre. El hombre natural mira lo que tiene ante sus ojos, es decir, el cuerpo e ignora lo que no se ve que es el alma. La causa de dicha distorsión se debe a que por nacimiento de mujer nace espiritualmente muerto. Para él lo espiritual no existe. La insensibilidad espiritual le conduce a dos extremos. El uno lo describe perfectamente Álvaro Bilbao, sicoterapeuta y neurosicólogo: “Los expertos recomiendan que la práctica deportiva tiene que ser siempre racional. Es decir, que no se convierta en una obsesión que pueda poner en peligro la relación de pareja. Existen personas realmente obsesionadas con el aspecto físico o la necesidad de hacer deporte. Cuando se convierte en lo único interfiere en la vida de pareja. Podemos estar ante un problema de salud menta”. El otro lo exponen las voluminosas barrigas que desestabilizan el equilibrio de las personas que las transportan. Lo cual manifiesta que a pesar que el “ejercicio corporal para poco es provechoso”, sí tiene una finalidad.

Desde el momento de la concepción la vida está determinada. Dios desde antes de la creación del universo y de todo lo que contiene, guarda en su despacho celestial el Libro de la Vida en donde están registrados los nombres de todos los redimidos por la sangre de Jesús. De éstos no se borrará ninguno. En las manos del Señor está la vida y la muerte, la salud y la enfermedad. Ello no significa que seamos títeres movidos a voluntad del titiritero. En lo que depende de nosotros tenemos facultad de incidir en nuestra salud física y espiritual, para bien o para mal.

La vida cristiana, en el tiempo presente la Biblia la compara a una competición atlética, poniendo como modelo las antiguas Olimpiadas griegas en que los atletas competían para ser galardonados con una corona de laurel. Así lo describe el apóstol Pablo: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene, ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura, de esta manera peleo, no como quien golpea el   aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (2 Corintios 9: 24-27). El apóstol Pablo corre, golpea porque sabe con certeza donde está la meta a la que quiere llegar.

Hagamos una pausa y volvamos al ejercicio corporal. Años ha se le conocía como “gimnasia sueca”. Eran ejercicios que tenían la finalidad de desentumecer los miembros con lo cual se conseguía que el envejecimiento se produjese, salvo excepciones, con la lenta pérdida de la movilidad, con lo cual el final de la existencia terrenal fuese más saludable. El ejercicio corporal es provechoso tanto para los incrédulos como para los creyentes. Hecha esta pausa prosigamos con el tema que nos importa: la maratón espiritual: “Por tanto, no desmayamos, antes aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, no mirando nosotros las coas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4: 16- 18).

La serpiente, Satanás que engañó a Eva y por medio de ella a Adán y con él la muerte espiritual y física de toda su descendencia, Jesús nos hace esta advertencia. “Mas yo os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero yo os enseñaré a quien debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder para echar en el infierno, sí, os digo, a este temed” (Lucas 12: 4, 5). A pesar de que el ejercicio físico no puede evitar  que el cuerpo se convierta en polvo, la resurrección de Cristo garantiza que el polvo en que se convierten los cuerpos mortales se transforme en cuerpos espirituales incorruptibles e inmortales.  

Octavi Pereña Cortina

 

diumenge, 3 de novembre del 2024

 

AUTORIDAD ECLESIAL

Los pastores que no han sido enviados por Dios no pueden predicar la verdad de su Palabra

La ordenación de José Luís Serrano Pentinat, el sábado 21 de septiembre de 2024 en la catedral de La Seu d’Urgell como obispo coadjutor, el arzobispo d’Urgell trata el tema de las ordenaciones en su escrito “Acojamos al obispo coadjutor d’Urgell” (La Vanguardia 15/09/2024). Trataré el tema desde la perspectiva bíblica no desde el humanismo cristiano como hace el clérigo.

La pregunta que tenemos que hacernos antes de continuar es: ¿De dónde procede la autoridad?  Por creación de Dios, el cual  la delega en el hombre. La primera autoridad delegada recae en los padres: “Honra a tu padre y a tu madre…” (Éxodo 20: 12). Nos será muy útil entender la relación hombre/mujer. Con un feminismo extremadamente extremista es muy difícil tratar dicha cuestión sin que se produzcan chispas. Se tiene que encarar a ello si en verdad se quiere llegar al fondo de la cuestión. “Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues es imagen y gloria de Dios, pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad  sobre su cabeza por causa de los ángeles”.   (1 Corintios 11: 7-10). “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11: 3). Todos sujetos a Dios el Padre. El apóstol Pablo finaliza el tema del marido como cabeza de la esposa, escribiendo: “Por esto dejará  el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y de su iglesia” (Efesios 5: 31, 32). La carnalidad nos impulsa a rebelarnos contra la autoridad suprema de Dios: “Y Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí era bueno en gran manera” (Génesis 1: 31). La oposición que levanta la relación hombre/mujer tal como la ha instituido el Creador, considero correcto aplicar a este tema las palabras que el señor de la viña dice a los jornaleros que había contratado y que habían trabajado de sol a sol en la viña que se quejaron de que los obreros contratados con posteridad cobraron un denario lo mismo que ellos: “¿No me es permitido hacer lo que quiera con lo que es mío?” (Mateo 20: 13). Habiéndonos vacunado contra el veneno del machismo y feminismo radicales, pasemos a examinar cómo se tienen que gobernar las iglesias de las cuales  Cristo es la Cabeza. Por descontado que el pensamiento de Cristo al respecto solo lo podemos encontrar en la Biblia. A pesar de que el Libro lo escribieron hombres, éstos lo hicieron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Timoteo 3: 16). Es lo mismo que decir que el dedo de Dios ha escrito la Biblia. Por medio de la Biblia Dios nos habla y nos dice qué necesitamos escuchar, no lo que nos gusta que nos digan. ¿Escucharemos la voz de Dios o preferiremos mantenernos en nuestros trece?

De la lectura del libro de Hechos que es la historia de la iglesia apostólica se desprende que la iglesia no es un ente gigantesco, una multinacional religiosa, conocida entre nosotros como Iglesia Católica, sino una multitud de pequeñas iglesias locales que los miembros que son verdaderos cristianos son los miembros del cuerpo místico de Cristo del que es la Cabeza. En el aspecto local cada iglesia se autogobierna siguiendo las instrucciones que el Espíritu Santo da con el instrumento  de  la Biblia. Cristo la gobierna, escogen  a sus pastores, administran disciplina, predican el mensaje de la Biblia sin añadir ni recortar. La Biblia es la lámpara que ilumina su andadura. Con mente abierta y espíritu libre de prejuicios, con la humildad necesaria para desprenderse del egoísmo, los cristianos son conscientes que tienen que pedir a Dios la sabiduría necesaria “el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y les será dada” (Santiago 1: 5). Preparados para recibir la sabiduría que Cristo como Cabeza de la iglesia desea compartir con nosotros. Acudamos a I Timoteo 3: 1-7, en donde encontraremos las instrucciones que Cristo da para el buen gobierno de las iglesias locales. El texto comienza diciendo: “Palabra fiel, si alguien ansia el pastoría, buena obra desea” (v. 1). Ser pastor que guía a las personas que han creído en Cristo como Señor y Salvador a  crecer   en el conocimiento de Él, es desear ejercer el oficio más noble entre los más nobles.

Acto seguido el texto describe las cualidades que tiene que reunir el hombre que aspire a pastorear almas. Su lectura tendría que desanimar a muchos aspirantes a ser pastores por no estar dispuestos a pagar el elevado precio que exige su ejercicio: “Pero es necesario que el pastor sea irreprensible marido de una sola mujer, decoroso, hospedador, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad” (vv. 2-4). Eso significa que el pastor tiene que ser una persona guiada por el Espíritu Santo y que dé su fruto (Gálatas 5: 22-26). Los fieles de la iglesia en donde el pastor ejerce su ministerio son los responsables de disciplinar a su pastor en caso de que ello sea necesario. Ser miembro de una iglesia cristiana exige una gran responsabilidad ante los hombres y lo que es más importante, ante Dios.

El miembro perfecto de una iglesia cristiana en el tiempo presente no existe. Ello exige arrepentimiento que es el reconocimiento ante Cristo Cabeza de la iglesia que no es quien tiene que ser. Pide a Jesús el perdón de sus pecados, le renueva y lo fortalezca y haga de él un miembro responsable de la iglesia. El peligro del clan  es muy frecuente en las pequeñas iglesias. Todas las precauciones son pocas.

El pastor, “también es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo” (v. 7). Adecuadas son las palabras de Jesús: “Cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y se le hundiese en lo profundo del mar” (Mateo 18: 6).

Octavi Pereña Cortina

 

 

GÉNESIS 39: 21

“Pero el Señor estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel”

Cuando nos encontramos en situaciones adversas de larga duración, aun cuando no creamos en Dios, levantamos en alto nuestros puños y airados pidiéndole  explicaciones. Cuando un incrédulo sufre, en parte se debe a que Dios le  castiga por sus pecados con el propósito que reflexione y se vuelva a Él.

En el caso de José que comentamos se trata de un adolescente de diecisiete años, que sus hermanos por envidia lo vendieron como esclavo a unos mercaderes madianitas que a su vez lo revendieron a Potifar, un funcionario de Faraón.

José, parece ser que poseía atractivo físico lo cual atrajo la atención de la esposa de Potifar. José se resiste  a las seducciones de la esposa infiel. La oportunidad se le presentó a la mujer cuando estando solos en la casa José y la mujer. Ésta se abalanzó sobre él. El joven salió corriendo dejando en manos de la mujer su túnica. Cuando el marido regresa a casa, la mujer que se siente despreciada le muestra la túnica de José y le acusa de intento de violarla. El marido que se siente ultrajado, cegado por el odio, sin peguntar a José qué había ocurrido, lo envía de patitas a la cárcel.

Han transcurrido unos quince años desde que José fue vendido por sus hermanos a los mercaderes madianitas. Potifar observó que el “Señor estaba con él” (v. 3). El texto deja entrever que José disfrutaba de una cierta libertad y bienestar. Pero seguía siendo un esclavo considerado como objeto, no como persona. La maldad de una mujer infiel a su marido lo lanzó a las profundidades de un insano calabozo. A pesar que “el Señor estaba con José, y le extendió su misericordia, y le dio gracia a los ojos del jefe de la cárcel” (v. 21), José seguía siendo un esclavo desprovisto de todo derecho.

Dos sirvientes  del Faraón son encarcelados. Ambos sueñan. José que había recibido de Dios el don de interpretar sueños interpreta los sueños de sus compañeros. Uno es absuelto y el otro condenado a muerte. Al que se le perdona, José le dice: “Acuérdate, pues de mí, cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a faraón, y me saques de esta casa” (40: 14). No todo el monte es orégano. Existe mucha crueldad.

Quince años de esclavitud. ¿Con qué finalidad? José tenía que interpretar el sueño del faraón, que le llevaría a ser la persona de mayor autoridad de Egipto después del faraón. Tenía que hacer venir a su familia para establecerse en Egipto para no perecer de hambre y así  convertirse en un pueblo muy numeroso. Después de tres  cientos años de esclavitud Dios los sacaría de Egipto con mano fuerte. Los sufrimientos son dañinos pero esconden bendiciones que en los momentos sufrirlos ignoramos.


 

PROVERBIOS  15: 30

 

“La luz de los ojos alegra el corazón, y la buena nueva conforta los huesos”

Tenemos que tener presente que el texto que comentamos es poesía y que los poetas utilizan símbolos para expresar sus sentimientos. Analizaremos el texto a la luz que desprende Mateo 5: 22, 23: “La lámpara del cuerpo es el ojo, así que si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz, pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?

¿Quién gobierna nuestro corazón? Por nacimiento natural Satanás que es el príncipe de las tinieblas. No debería extrañarnos, pues, que sean tantas las personas que tienen ojos malignos y que sus cuerpos estén envueltos de espesas tinieblas. Fruto de nacer de nuevo como hijos de Dios en adopción, el ojo maligno se convierte en bueno y, por lo tanto, “todo nuestro cuerpo estará lleno de luz”.

Examínese el lector sin prejuicios y pídale al Señor que cambie tu ojo maligno que llena tu cuerpo de tinieblas, por uno de bueno para que tu cuerpo esté lleno de luz. Como ya hemos dicho, por nacimiento natural todos nacemos siendo hijos del diablo, siendo ciudadanos de su reino de las tinieblas. Jesús nos dice: “Si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos” (Mateo 7: 11). El hecho de contemplar como los impíos hacen algunas obras buenas no presupone que su bondad sea inmaculada. Todos sin excepción somos pecadores. El error de considerarnos buenas personas tiene consecuencias eternas catastróficas pues nos hace pensar que no necesitamos al Salvador. Sin Él, nuestro destino eterno es la condenación en el infierno.

“Por lo cual como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3: 7, 8). Quiera el Señor que la luz que hay en tus ojos sea la que alegre tu corazón, la que haga desaparecer de tus ojos la tristeza que lo anubla. Y así,  puedas prestar atención a la buena noticia que Jesús vino a salvar a los pecadores de entre los cuales tú eres uno de ellos y, conforte tus ojos rejuveneciéndote con la esperanza que no se marchita. Lector, hoy tienes la posibilidad de creer en Jesús y recibir el perdón de tus pecados. Mañana esta posibilidad ya no la tengas. La demora puede ser fatal.