SE BUSAN LÍDERES
Encontrar un líder en quien confiar es como buscar
una aguja en un pajar, es muy difícil hallarla.
Reproduzco el título que Albert Gimeno le da a su escrito que
comienza así: “Uno de los grandes problemas que tenemos en Cataluña –añado
España, Europa, el mundo entero- es el del liderazgo. Faltan líderes de verdad
de las modalidades que a ustedes se les ocurran: Políticos, empresarios, el mundo
de los deportes, en la sociedad en general”. Si los líderes que hoy ejercen
liderazgo, ¿cómo es que son tan incompetentes? Muchos de ellos han pasado por
los mejores centros educativos. ¿Cómo es posible que no hayan aprendido a ser
líderes eficientes? La causa se debe a que en los centros de enseñanza superior
solamente enseñan las técnicas de cómo se tienen que hacer las cosas, pero no
educan para ser personas de moral contrastada. Parodiando la frase atribuida al
filósofo Diógenes que dijo cuándo el rey Alejandro el Grande le preguntó por
qué iba con un candil encendido por la calle cuando brillaba un sol espléndido.
El sabio respondió: “Busco un hombre”. Antes de buscar líderes de fiar se
tienen que encontrar personas de moral irreductible. Si estas personas no se
encuentran, los políticos son lo que son. No dan la talla. A ello se debe que
los políticos desprestigien la política.
¿Existe alguna escuela
que enseñe a los alumnos a ser personas de moral a prueba de bombas? Sí existe.
Tal vez el lector piense que me refiero a una escuela regentada por una
confesión cristiana. En parte tiene
razón. La escuela a que me refiero es aquella en la que el Maestro es el mismo
Dios. El único requisito necesario para poder matricularse en este centro
educativo tan peculiar en donde se forman personas íntegras, es que hayan sido
selladas con el Espíritu Santo y haber nacido de nuevo como hijo de Dios. Tan
pronto como el Espíritu Santo sella al alumno como hijo de Dios, comienza el
aprendizaje, que en algunos casos, conducirá a los alumnos a ser líderes.
José, hijo de Jacob es el
modelo que nos enseña cómo funciona la escuela de Dios en donde se forman las
personas íntegras. Vayamos a José y examinemos el proceso educativo al que fue
sometido. A los 17 años comienza su historia pública. Tiene dos sueños que
significan que tanto sus padres como sus hermanos se inclinarán ante él en
señal de sometimiento. El adolescente no guarda para sí los sueños y su
significado. Los comparte con los implicados lo cual crea en sus hermanos odio
hacia él. A los 17 años José en un “niño en la fe” que todavía no se ha
despojado del orgullo que le hace creer que es superior a sus padres y
hermanos.
A los hermanos se les
presenta la oportunidad de deshacerse del soñador sin despertar sospechas, el
día en que Jacob envía a José a ver como se encuentran sus hermanos que están
pastoreando el ganado. Al ver que José se acerca, sus hermanos maquinan el
maquiavélico plan de venderlo como esclavo a unos mercaderes ismaelitas que se
acercan. Con el fin de engañar a su padre, sus hijos manchan la túnica que han
arrebatado a José con la sangre de una oveja sacrificada haciéndole creer a
Jacob que una bestia salvaje a descuartizado a José.
Los mercaderes llegan a
Egipto y venden a José a Potifar, funcionario del Faraón. En el dolor “el Señor
estaba con José” (Génesis 32: 2). La mujer de Potifar se encaprichó de él e
intentó seducirlo. José la rechazó. La dueña al sentirse menospreciada, al
llegar su marido acusó a José de haber intentado violarla. El joven fue a parar
directamente a la cárcel. Pero “el Señor era con él” (v. 41).
Dos funcionarios del
Faraón son enchironados. Una noche ambos sueñan algo que les preocupa. Por la
mañana José los ve preocupados y les pregunta la causa de su tristeza. Le
cuentan sus sueños. José los interpreta y la interpretación su cumple. Al
copero se le restituye al servicio en la casa del Faraón. Pero se olvida de
José.
Transcurridos dos años, el Faraón tiene dos sueños que le
perturban. Consulta a los magos que no saben desvelarlos. Es entonces cuando el
copero se acuerda de José. Explica al Faraón su experiencia en la cárcel.
Deprisa y corriendo sacan a José de la cárcel y lo llevan a presencia del
Faraón que le expone sus sueños. José los interpreta y su significado es que
vendrán siete años de cosechas muy abundantes seguidos de otros siete de hambre
canina. El Faraón ve en ello un grave problema de Estado. Y dijo a sus siervos:
“¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?
Y dijo el Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay
entendido y sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se
gobernará todo mi pueblo, solamente en el trono yo seré mayor que tú” (Génesis
41: 38-40). Por la misericordia de Dios desde la mazmorra José se convierte en
visir de Egipto.
Las vicisitudes por las
que atravesó José los incrédulos las consideran azarosas. Pero no lo son porque
todo lo que ocurre en la Tierra está bajo el estricto control de Dios. He aquí
como lo interpreta el salmista: “Trajo hambre sobre la tierra, y quebrantó todo
sustento de pan. Envió un varón delante de ellos, a José, que fue vendido por
esclavo. Afligieron sus pies con grillos, en la cárcel fue puesta su persona.
Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho del Señor le probó. Envió el
rey, y le soltó. El señor de los pueblos, y le dejó libre. Lo puso por señor de
su casa, por señor de todas sus posesiones, para que reprimiera a sus grandes
como él quisiese, y a sus ancianos enseñara sabiduría” (Salmo 105:16-22). La
prueba a que fue sometido lo convirtió en un líder de fiar.
Màrius Carol, ante la
proliferación de libro digital escribe: “La tecnología ha cambiado
profundamente nuestra manera de leer y de pensar, pero nos queda el libro para
que arraiguen unos valores que son el soporte de la democracia”. Sólo existe un
libro que puede hacer que este deseo del escritor se haga realidad: La Biblia
que comunica todo lo que el lector necesita saber para convertirse en una
persona de moral probada que ama la
justicia que enaltece la nación.
Octavi Pereña Cortina
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