EL MAÑANA
<b>El
será el que Dios disponga, no la buena o mala suerte</b>
Un
escrito sobre bienestar emocional se titula: “La mitad de la población opina
que su bienestar emocional tiene que mejorar”.
<b>Enrique
Freire</b> inicia su escrito diciendo. “Una de las consecuencias más
reveladoras de la pandemia es que ha aflorado problemas de bienestar emocional,
sicológico y social que ya existían en nuestra sociedad”. La doctora en
Sicología Clínica y de la Salud
<b>Silvia Álava</b> recuerda que “un 25% de la población tiene
problemas de salud emocional”. Añade. “Parece que la pandemia ha abierto la
veda para hablar de la salud emocional. Antes era algo que nos guardábamos y
nos daba vergüenza decir: tengo un problema de ansiedad, de estrés. Ahora, en
cambio, nos atrevimos a hablar de ello mucho más: Pasamos tres meses encerrados
en casa y cuando salimos no recuperamos nuestra vida como era antes del
aislamiento”.
Los
problemas de salud mental ya existían. La pandemia lo que ha hecho es agravarlos.
A los antiguos se les han añadido nombres como: grave crisis económica, guerra
de Ucrania, los elevados costos de los alimentos, desahucios…Son causas
externas las que influyen en nuestro bienestar emocional: precariedad laboral,
incremento de la delincuencia, inseguridad…Para evitar que las causas externas
que perturban nuestro bienestar emocional sigan haciendo su daño, los gobiernos
tendrían que hacer lo máximo posible para eliminarlas. Por más seriamente que se lo tomen para
reducirlas siempre se quedarán cortos
porque además del factor humano se encuentra otro, el espiritual que por no ser
visto con los ojos, ni poderse analizar en un laboratorio, no se le tiene en
cuenta: “Vestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes
contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado estar firmes” (Efesios 6: 11-13).
Jesús
nos enseña a enfrentarnos al problema de la enfermedad emocional de manera muy
clara y entendedora. El problema radica en que no se cree en Él. Se le puede
considerar personaje histórico de renombre. Pero no como Dios. El temor del
Señor que es donde reside la confianza firme, en donde sus hijos encuentran
refugio en el día malo, no existe.
Desde
el inicio de su ministerio público Jesús recluta los discípulos que formarían
el cuerpo apostólico. Felipe se encuentra con Natanael y le dice que ha
encontrado a Jesús de Nazaret. Natanael le dice: “¿De Nazaret puede salir algo
bueno? Felipe le dice: Ven y lo verás” (Juan 1: 46). Jesús tiene mala prensa.
Por un lado porque Satanás se encarga de que sus seguidores difundan falsedades
sobre Él. Por el otro, debido al mal ejemplo que dan muchos de quienes se dicen
ser sus siervos. A Pesar de ello Jesús sigue siendo Rey de reyes y Señor de
señores. Lo cual hace que merezca ser escuchado: “Nadie puede servir a dos
señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6: 24).
Mientras estemos dominados por la sociedad de consumo Dios no puede ser nuestro
Señor. En el contexto de los dos señores Jesús dijo unas palabras muy
alentadoras refiriéndose al mañana incierto con un simbolismo muy fácil de
entender. Antes de continuar tenemos que decidirnos por Dios el Padre de
nuestro Señor Jesucristo o preferir seguir siendo dominados por el
materialismo.
El
lector puede ser agnóstico o ateo. No importa. Por el mero hecho de formar
parte de la sociedad en que vivimos está integrado en el grupo de personas que
“a la pandemia se le ha unido la situación económica, la crisis de Ucrania, y
el fuerte incremento de los precios, entre otras cuestiones que no contribuyen
a favorecer nuestro bienestar emocional” (<b>Francisco Rey</b>,
Director de Desarrollo de Negocios en BBVA seguros). Por el mero hecho de vivir
en una sociedad convulsa como la nuestra necesitamos prestar atención a la
animadoras palabras de Jesús: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra
vida, de qué habéis de comer o qué habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, qué
habéis de vestir” (v. 25). Vivimos en un mundo en el que el progreso
tecnológico nos proporciona mucho bienestar. A la vez es incapaz de
proporcionarnos seguridad y serenidad ante las muchas deficiencias existentes.
Según Sanitas, la mitad de la población opina que su bienestar emocional tiene
que mejorar. Si el lector pertenece a este inmenso grupo de personas
emocionalmente insatisfechas, no deje de seguir leyendo. Jesús tiene mucho que
decirle para ayudarle a mejorar su estado emocional. Abre los ojos y “mira las
aves del cielo, que ni siembran ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? (v. 26).
Si el Padre celestial cuida de sus criaturas irracionales, ¿no va a hacerlo con
nosotros que nos ha creado a su imagen? “Personas de poca fe, ¿por qué
dudáis?”, tiene que decirnos.
Son los
incrédulos quienes se afanan por el mañana. Su preocupación desmesurada por el
futuro es la causante del malestar emocional que afecta a tantas personas. Los
incrédulos que se encuentran perdidos en medio de una espesa selva se afanan
por estas cosas que el Padre celestial ya sabe que las necesitamos. (v. 32). El
remedio que el Médico receta a quienes sufren trastornos de bienestar emocional
es para que se la tome, no para guardarla en el botiquín. El remedio que Jesús
receta a quienes tienen trastornos de bienestar emocional debido a las
carencias que se dan en nuestra sociedad de consumo es para hacerles felices:
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosa os
serán añadidas. Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de
mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (vv. 33, 34). La fe en
Jesús es la clave para vivir en paz en medio de un mundo revuelto.
Octavi Pereña i Cortina
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