dissabte, 24 de juny del 2023

 

DEUTERONOMIO 10: 16

“Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis vuestra cerviz”

“Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado” (Romanos 4: 7, 8). ¿Cuándo le fue concedida a Abraham  la bendición de que Dios le inculpase de pecado? ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? “Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia”. ¿Cuándo le fue contada? “Estando en la circuncisión o incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión” (vv. 9, 10). La circuncisión no salva. Es la señal de que previamente había creído en el Señor. Es cierto que los niños tenían que ser circuncidados en el octavo día. Se circuncidaban porque  pertenecían al pueblo nacional de Dios, pero no  al pueblo espiritual de Dios al que se entra exclusivamente por la fe en Cristo. Sólo hace falta echar una ojeada, aunque sea superficial, en la historia del pueblo de Israel para darse cuenta de que la circuncisión no los había convertido en pueblo de Dios.

El texto que sirve de base a esta meditación nos enseña que la circuncisión física no ejerce ningún efecto espiritual en el circuncidado. “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón”, es decir, que la sangre de Jesús que representa la circuncisión haya limpiado los pecados del circuncidado. Así es como dejaréis de ser unos obstinados que continuamente os rebeláis contra mí.

En el campo cristiano cundo Jesús ya ha derramado la sangre que limpia los pe cados, la circuncisión ha dejado de ser vigente para ser substituida por el bautismo de inmersión. Su significado es muy instructivo. Enseña que cuando el bautizado se sumerge bajo el agua muere con Cristo y que cuando sale del agua que ha resucitado con Cristo. No fue hasta el año1311 cuando el Concilio de Ravena legalizó el bautismo por rociamiento. El libro de Hechos que es la historia de la iglesia apostólica enseña sin lugar a dudas que se bautizaba por inmersión a las personas que habían creído en Cristo como Salvador. Cuando se pierde de vista el sentido bíblico del bautismo éste deja de simbolizar la fe en Cristo del bautizado, para convertirse en sacramento  eclesiástico  al que se le atribuye al agua el supuesto poder de limpiar los pecados.

“Y no endurezcáis vuestra cerviz” del texto de Deuteronomio puede aplicarse perfectamente al bautismo. Quienes se han bautizado, sea por inmersión o por rociamiento sin haber recibido la fe salvadora, ¿dan muestras de haber abandonado su pasada manera de vivir para andar en la novedad de vida que Jesús exige a quienes han creído en Él?


 

DEUTERONOMIO 29: 29

“Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”

Este texto nos alerta del peligro de la especulación religiosa. Todo lo que el Padre de  nuestro Señor Jesucristo quiere que los hombres sepan lo ha dado a conocer por medio de los profetas y apóstoles inspirados por el Espíritu Santo y que ha quedado registrado en las páginas de la Biblia

“Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios”. Nadie está autorizado a meter a nariz en estas cosas. Quienes lo hacen lo hacen por instigación satánica que lleva a conclusiones desastrosas. La investigación se lleva a cabo por el espíritu de rebeldía que hace creer que los investigadores son lo suficiente sabios como para descubrirlas.  “Mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”. Aquí se encuentra el espíritu humilde que se daba en el adolescente Samuel que se dirige a Dios diciéndole: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Las cosas reveladas son muy profundas y no se puede llegar a comprenderlas del todo porque tratan del Dios infinito y que tienen que discernirse espiritualmente. La vida cristiana tiene un parecido con la natural. Se empieza como un recién nacido y se va ascendiendo hasta llegar a adulto. “De manera que yo hermanos, no pude hablaros como espirituales, sino como a carnales, como niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda, porque aún  no eráis capaces, ni sois capaces todavía, porque sois carnales, pues habiendo entre vosotros, celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?”(1 Corintios 3: 1-3). Si somos sinceros con nosotros mismos, a pesar del tiempo que llevamos como cristianos siguen apareciendo muestras de carnalidad. Todavía no hemos alcanzado la perfección del Padre que es el deseo de Jesús. (Mateo 5. 48).

Para no caer en el error de los sectarios sigamos la instrucción del escritor inspirado por el Espíritu Santo: “acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios, y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa  de la leche es inexperto en la palabra  de justicia, porque es niño, pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5: 11-14).  Tenemos mucho camino que andar todavía,  pero la recompensa será nuestra si no desfallecemos.

 

 

 

INTELIGENCIA ARTIFICIAL  Y PREDICACIÓN 

<b>Convertir la predicación en el resultado de la IA es divinizar lo humano</b>

El sacerdote Benhard Piendl predicó en la catedral alemana de Ratisbona. Al finalizar el sermón el predicador reveló a los feligreses que parte de la homilía la había redactado la inteligencia artificial (IA). Con posteridad en una entrevista a la televisión pública bávara, explicó: “La inteligencia artificial aclaró estas frases del Evangelio que no son sencillas, con relativa claridad. La inteligencia artificial no puede sustituir el mensaje que contiene el Evangelio, la relación personal con Dios y la fe”. El sacerdote aseguró que no descarta repetir la operación, ahora bien, nunca para escribir toda la homilía. El virus ya está sembrado. Sólo es cuestión de tiempo que los sermones los escriba la IA. Lo que hoy para algunos es un temor, dentro de poco será una realidad la deificación de la IA.

El mecanicismo no puede suplantar la relación personal con el Padre de nuestro Señor Jesucristo sin el cual no puede predicarse tal como debe hacerse el Evangelio de la salvación de Dios. Si los predicadores que se consideran cristianos juegan con la IA como lo ha hecho Benhard Piendl, dada la condición humana no tardará mucho en que se traspase por completo a la IA la preparación de las homilías porque exige mucho tiempo. Los predicadores habrán abandonado al Espíritu Santo a la hora de prepararlas.

Jesús que es el modelo a seguir por los predicadores, dice. “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11: 29). ¿Qué es lo que tienen que aprender de Jesús los predicadores? El hábito de aislarse para que a solas a encontrarse con el Padre. “Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte” (Mateo 14: 23). “I Él se retiraba a lugares desiertos y oraba” (Lucas 5: 16). Aislándose del mundanal ruido el predicador aprende la docilidad y la humildad que debe caracterizarle. El engreimiento no funciona porque es la manera de comportarse el mundo alejado de Dios. En el aislamiento el predicador implora el favor del Señor para que le dé la sabiduría necesaria para alimentar a los fieles con la Palabra de Dios.

Un padre desesperado se arrodilla ante Jesús, diciéndole: “Señor, ten misericordia  de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo, porque muchas veces cae en el fuego, y muchas veces en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido curar…Traédmelo  acá. Y reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora” (Mateo 17: 15-18). Más tarde los discípulos le preguntaron a Jesús en privado: “¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno” (Marcos 9:28, 29).

La predicación no es una competición entre catedrales y parroquias para premiar al predicador más elocuente y que viste con más florituras las homilías. El auditorio que asiste a os oficios divinos no lo hace para gratificar su sensualidad ni para aplaudir a los predicadores exhibicionistas. Son personas espiritualmente enfermas que necesitan curar las dolencias del alma.

Jesús antes de ascender al cielo dio a sus discípulos un encargo muy claro que no da lugar a la confusión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el final del mundo” (Mateo 28: 19, 29). Ser heraldo de Jesús no es tarea insignificante. Quien asume una responsabilidad tan grande no la puede descargar en un  instrumento sin alma como lo es la IA. Jesús envía a los suyos a trabajar en campo enemigo que es este mundo controlado con limitaciones por Satanás que “es el príncipe de este mundo (que) será echado fuera” (Juan 12: 31). Jesús con su muerte y resurrección ha despojado a Satanás de su autoridad. Por las razones que únicamente conoce Dios el Padre permite con restricciones actuar a satanás hasta el postrer día cuando será lanzado definitivamente al infierno. En tanto este día no llegue la lucha contra el mal no es contra personas “sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6: 12).

Jesús que es la Cabeza de la Iglesia no encarga la predicación del Evangelio a personas indolentes que sin ser llamadas usurpan el encargo. Los realmente llamados a predicar saben lo duro que es enfrentarse a un enemigo que a pesar ya ha sido vencido aún posee mucha fuerza. Se preparan para ejercer el encargo con la oración y el ayuno. Pienso que en la responsabilidad de predicar el Evangelio le va como el anillo al dedo lo que escribe el periodista Marius Carol: “El mejor consejo para ser un buen comentarista todavía es de José María Pemán: “Creer en una o dos cosas fundamentales y burlarse de todas las otras”. El predicador del Evangelio tiene que desprenderse de todas las sandeces que se le han añadido al Evangelio a lo largo de los siglos y centrarse en la autoridad suprema de la Biblia y, con la inspiración del Espíritu Santo preparar las homilías. De ninguna de las maneras puede depositar en las manos profanas de la IA la tarea de prepararlas.

Octavi Pereña i Cortina

 

dissabte, 17 de juny del 2023

 

INFIERNO O PARAISO

<b>El Señor conoce los pensamientos de los sabios de este mundo que son vanidad</b>

La inteligencia artificial ha crecido tanto  y en tan poco tiempo que ha conseguido que firmas prestigiosas le hayan dedicado un artículo. Se dan motivos de preocupación. Por más que se pida que se regule su actividad éticamente, ¿qué tipo de ética será la encargada de ponerle límite?

Pienso que el periodista <b>Jordi Juan</b> resume todo lo que he leído  sobre la IA y lo hace de manera muy entendedora para los profanos en la materia. Expone qué es lo que hay detrás de la IA: “El gran salto hacia delante de la inteligencia artificial  con el GPT-4 va por el camino de convertirse más en un riesgo que no un progreso para la sociedad. En las últimas semanas se ha pasado de la sorpresa agradable que apuntan las grandes ventajas de la nueva tecnología a un creciente temor  por la pérdida de empleo, la desinformación, la utilización armamentista o la facilidad para fomentar la ciberdelincuencia. Gobiernos y grandes corporaciones se han lanzado en bloque a experimentar con el nuevo juguete, pero también lo hacen toda clase de organizaciones con finalidades espurias”.

Detrás de la IA se encuentran personas que diseñan tecnología para sacar provecho. La finalidad no es el bienestar de las personas sino obtener más beneficios con el mínimo de tiempo. El temor que genera la IA ha conseguido alarmar. Ya se han levantado voces exigiendo el control de la nueva tecnología y que la ética se encargue de regularla. Me pregunto: ¿qué ética se tiene que utilizar? ¿La ética que actualmente se emplea en la política, la economía y en las diversas esferas sociales? ¿Ha conseguido eliminar el supremacismo blanco, la violencia machista y doméstica, la corrupción política…? Las personas que nos parecían más estimables de súbito nos decepcionan con el descubrimiento de graves fechorías.

La inteligencia humana es muy buena para diseñar tecnología para controlar a la población. Dicen que un control más estricto  de la ciudadanía servirá para frenar la delincuencia que tantos estragos realiza. La verdad es que los delitos se multiplican con el agravante de que se comienza a realizarlos en edades más tiernas. Los expertos dicen que la pornografía que ven los niños en las redes sociales es la causante que niños de 10 años cometan delitos sexuales. ¿Por qué no se prohíbe la pornografía que fomenta la maldad? Los intereses económicos de los grandes lobbies lo impiden. Si somos incapaces de extirpar de raíz actividades claramente dañinas que hace siglos que se han afincado entre nosotros, ¿tan ingenuos somos que vamos a ser capaces de frenar la maldad de las nuevas tecnologías, entre ellas la IA?

¿Nos hemos preguntado qué se esconde detrás de la IA? Si no lo hemos hecho, con urgencia tenemos que hacerlo. De ello depende nuestro futuro.

La Biblia nos habla de dos sabidurías: la divina y la satánica. En los humanos dicha dualidad se presentó en el momento  en que Eva prestó atención a la mentira del diablo: “¿Con que Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? (Génesis 3: 1). La mujer cometió el error de dialogar con el diablo: Podemos comer los frutos de todos los árboles del  jardín, “pero el fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios, no comeréis de él ni lo tocaréis para que no muráis. Entonces la serpiente (el diablo) dijo: No moriréis, sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (vv. 3-5). Eva comió el fruto prohibido y sedujo a Adán a seguir su ejemplo. Ahora la sabiduría divina y la satánica operan en paralelo. La desgracia es que la divina es minoritaria

“Feliz el hombre que encuentra la sabiduría, y que obtiene la inteligencia” (Proverbios 3: 13). Santiago, el autor de la epístola que lleva su nombre trata de las dos sabidurías que se mueven entre los hombres en paralelo (3: 13-18). El concepto que el mundo tiene de sabio es el de una persona espabilada que gana dinero sin importarle cómo lo hace. “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amagos y rivalidades en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad, porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y rivalidades, allí hay perturbación y toda obra perversa” (vv, 13-16). ¿Qué se ve entre bastidores? A Satanás disfrazado de ángel de luz que se acerca a Eva y la engaña haciéndole creer que Dios es un mentiroso que no desea su bien. La consecuencia de su incredulidad: en el acto murió espiritualmente al apartarse de su Creador, a la vez sembró el virus de la muerte física que en el momento determinado por Dios, se ejecutará la sentencia divina. Acierta Jesús  cuando considera al diablo “homicida desde el principio y padre de la mentira” (Juan 8: 44). El texto transcrito del periodista Jordi Juan describe las características de la “sabiduría terrenal, natural, diabólica”.

“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de la justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (vv. 17, 18). La sabiduría “terrenal, natural, demoníaca” construye un infierno en la Tierra. En cambio “la sabiduría que desciende de lo alto” hace de la Tierra en un paraíso. ¿Cuál de las dos es la que prevalece?

Octavi Pereña i Cortina

 

OSEAS 6: 3

“Y conoceremos y perseguiremos en conocer al Señor, como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”

Por su apostasía el Señor castiga a Israel. Pero no todos los israelitas abandonaron el Dios de sus padres para adorar a los dioses de las naciones vecinas. Por ello Dios castiga a Israel con dureza. Un remanente permaneció fiel al Señor. En medio de la oscuridad y la confusión que comporta vivir de espaldas a Dios, un rayo de esperanza ilumina en la oscuridad: “En su angustia me buscarán” Oseas 5: 15). Sin ninguna duda que le haga temblar, el profeta escribe: “Venid volvamos al Señor, porque Él arrebató, y nos curará, hirió y nos vendará” (6:1).

Estamos atravesando una etapa muy dura y amenazadora. Si lo que hoy ocurre es el “principio de dolores”, ¿qué será lo que vendrá después? Dejemos de estar atentos a los pronósticos del tiempo que nos dan los popularmente conocidos como “hombres del tiempo”. Hagamos lo que el profeta nos dice: En su angustia me buscarán”. Los medios de comunicación nos informan de procesiones y rogativas que se hacen a vírgenes y santos implorando lluvia para que las cosechas no se pierdan ni perezcan los frutales. En su angustia, pero, estas personas no buscan de corazón al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que es quien tiene el poder de dar  la lluvia tardía y temprana a la tierra” para impedir que los campos se conviertan en tierra baldía.

Si nos arrepentimos y nos volvemos al Señor que es amplio en perdonar “arrebató y nos curará, hirió y nos vendará…y viviremos delante de Él”. Los males que nos afectan se deben a que nuestros pecados irritan a Dios. Si nos volvemos a Él, Él se volverá a nosotros. Entonces como dice el texto que sirve de base a esta meditación, “Y conoceremos y perseguiremos en conocer al Señor, como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”


 

NÚMEROS 11: 12

“¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo para que me digas: llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres?"

Uno de los puntos del Padrenuestro, la oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos dice: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (Mateo 6: 11). El pan en nuestra cultura es el alimento básico. Jesús enseñó a sus discípulos a pedirle al Padre celestial “el pan nuestro de cada día”. No enseña a pedirle langosta u otras exquisiteces culinarias. Tenemos que contentarnos con lo básico. Si en su bondad nos manda exquisiteces, bienvenidas sean. Él nos enseña a pedirle lo básico para subsistir.

El ser humano nunca se conforma con lo que Dios le da. Los israelitas, puntualmente a cada albada recibían el maná, el pan que caía del cielo. La monótona alimentación les hacía recordar que en la esclavitud en Egipto disponían de “pescado, pepinos, melones, puerros, cebollas, ajos, y, ahora nuestra alma se seca, pues nada sino este maná ven nuestros ojos” (vv. 5, 6).

Moisés que fue el hombre más humilde que había en la tierra, un día estalló en ira al golpear dos veces a la roca a la que únicamente tenía que decirle que de ella brotase agua. Su pecado le costó que no pudiera entrar en la Tierra prometida. Ello nos lleva  a pensar en los pastores de las iglesias, si es que son verdaderos siervos del Señor. Las congregaciones y más en tiempos de crisis como la que nos toca  vivir, tienen muchos problemas. El autor de Hebreos nos dice: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no es provechoso” (Hebreos 13: 17). El escritor inspirado por el Espíritu Santo nos presenta a los pastores como hombres de carne y huesos, con todas las fragilidades que acompañan a la naturaleza humana, que velan por el bien de las personas que el Buen Pastor ha puesto a su cargo. Si las congregaciones son   unas quejicas pueden conseguir que sus pastores se irriten como le ocurrió a Moisés. La comprensión y las oraciones de los fieles son muy importantes para el bienestar emocional de quienes han recibido del Buen Pastor el encargo de guiar a las ovejas a pastorear en prados de hierba fresca y tierna y a beber junto a aguas de reposo. Animar a los pastores en los momentos difíciles. Confortar en el desánimo. Identificarse con los pastores hará que las congregaciones glorifiquen a Dios y sean una bendición para todos.

 

 

dissabte, 10 de juny del 2023

 

 

ROMANOS 6: 1

“¿Qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”

Los ritos cristianos tienen valor si van acompañados del dogma divino que certifica su valor. El contexto del texto que meditamos es el bautismo que desacredita del todo el bautismo católico del rociamiento de unas gotas de agua en la cabeza del bebé o del adulto que se haya convertido al catolicismo porque no refleja el sentido del dogma que le acompaña. La palabra griega de la que procede bautismo significa sumergir. El rociamiento no refleja el significado de la palabra. El dogma católico se excede cuando le otorga al agua, previamente bendecida por elsacerdote, el poder de perdonar, sea bebé, niño o adulto, el pecado original, convirtiendo así al bautizado en hijo de Dios.

“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados con Él para muerte por el bautismo” (vv. 3, 4a). El bautismo no sirve para convertir a los incrédulos en creyentes. De ser así,  el Padre se podría haber ahorrado la muerte vicaria de su Hijo si los pecadores se salvan de manera tan fácil. Eso no es todo. El texto dice algo más: “A fin de que como Cristo resucitó de los muertos para la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección, sabiendo esto, que si nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (vv. 4b-6).

Esta es la doctrina bíblica del bautismo. Atañe a algo que previamente le ha ocurrido al bautizado. Es el testimonio de la fe en Jesús muerto en la cruz para perdón de sus pecados y que ha empezado a vivir una vida totalmente distinta a la que llevaba antes de su conversión a Cristo. ¿Cuál es la manera de vivir tantas personas que sin conocimiento de ello o dada su aprobación, que no muestran el más mínimo conocimiento de Cristo y que desconocen qué significa ser santos?

A las personas que se bautizan sabiendo lo que hacen, el texto sagrado sigue diciendo: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús Señor nuestro. No reine pues el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que le obedezcáis en sus concupiscencias, ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” (vv. 11-13).


 

PROVERBIOS 24: 16

“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse”

El texto que comentamos nos dice que el justo peca siete veces. El justo, según la escritura no es alguien exento de pecado. No es una persona inmaculada como los católicos dicen de la virgen María. Sino como una persona concebida en pecado como también lo reconoce la virgen  María: “Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque Él ha mirado la bajeza de su sierva” (Lucas 1: 47, 48). El apóstol Pablo escribe: “No hay justo ni aun uno” (Romanos 3: 10). Excepto Jesús,  no ha existido ni existirá persona alguna sin pecado porque todos somos pecadores por ser descendencia de Adán. El justo del texto que comentamos se refiere a un pecador que por haber creído en Jesús como su Salvador es justificado por la fe (Romanos 5: 1). En Jesús Dios ve al pecador como si nunca hubiese pecado. El justificado sigue siendo pecador que no ama al pecado. Su condición de pecador no ha sido eliminada.  Es por esto que “el justo cae siete veces, y vuelve a levantarse”.

La imagen del justo que cae siete veces y vuelve a levantarse la describe David al escribir.

Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano, se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor, y tú perdonaste la maldad de mi pecado”

Al final del salmo David compara el justo con el pecador que no ha sido perdonado:

“Muchos dolores habrá para el impío, mas el que espera en el Señor, le rodeará la misericordia. Alegraos en el Señor y gozaos justos, y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón”

 

 

                                              

 

 

HOMBRE ROTO

<b>Someter el cuerpo a dura disciplina para conseguir autentica sabiduría, no funciona</b>

“Damos  gracias a las grietas para que entre la luz”, lo ha dicho <b>Leonard Cohen<b>, cantante y poeta, refiriéndose a su estancia en el monasterio Mount Bodly Zen Center, en donde se sometió a una durísima disciplina que le ayudo a salir de la esclavitud de los excesos de alcohol y sexo. <b>Núria Escur</b> que ha recordado la frase de <b>Cohen</b>:”Porque ahora que no sabemos de dónde sacar fuerzas, a veces, cada uno en su cabaña, con su oficio a la espalda y el insomnio de cómo buscar salida a los nuestros, consuelo a los mayores y un mínimo futuro a los hijos, ahora podemos recorrer a esto”. La periodista se refiere a la terapia Zen.

<b>Núria Escur</b> menciona “Otro salvavidas al que agarrarse, es el <i>kintsugi,</i> la centenaria técnica japonesa que te enseña que cuando una cosa se rompe no la tienes que tirar jamás a la basura, sino reunirlos y crear una cosa más fuerte y duradera”. La periodista llega a esta conclusión: “Cada uno se cura como puede”. La traca final estalla en el aire cuando al finalizar su escrito <i>Roto por fuera, entero por dentro</i> <b>Núria Escur</b> hace esta reflexión: “Recuerden, cuando noten que todo se agrieta a su alrededor los pasos son los siguientes: Caes, te rompes, te agachas, recoges tus propios pedazos, miras las piezas que quedan, respiras hondo, coges resina las enganchas como puedes y enlazas el amor de los tuyos”. ¿Satisface la solución que aporta la periodista? Yo  creo que no. Un objeto roto jamás recupera el valor que tenía antes de romperse por muy bien que se haga la reparación. El yugo de los preceptos impuesto por las filosofías .orientales  no afecta a los cristianos porque sabemos que “tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría  en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo, pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne (ego)”. (Colosenses 2: 23).

Las técnicas de meditación orientales tan de moda en nuestros días sirven para intentar reparar los estropicios que el pecado ha producido en el ser humano. El arreglo que pueden producir estas técnicas y las drásticas disciplinas corporales a las que se someten quienes las practican, pueden, como en el caso de <b>Leonard Cohen<b>, reparar superficialmente la rotura manifestada en los excesos de alcohol y sexo. Este apaño no le va a devolver a <b>Cohen</b> el valor que tenía antes de la rotura que se produjo siglos atrás cuando estando en Adán en el Edén pecó desobedeciendo el mandamiento de su Creador al comer el fruto del árbol prohibido. Para que la persona pueda recuperar el valor perdido necesita ser recreada. No que se la apedace, sino que se la transforme en una nueva criatura. Esta transformación no la puede producir el hombre. Únicamente puede efectuarla Dios y lo hizo simbólicamente sacrificando a unos animales, probablemente unos corderos, que representaban a Jesús que es “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Con las pieles de los animales sacrificados  cubrió Dios la desnudez en que se encontraban Adán y Eva. La sangre de los animales sacrificados simboliza la sangre que Jesús derramó en la cruz que tiene el poder de borrar todos los pecados (1 Juan 1: 7).

Mediante una imagen artesanal Dios nos ofrece la posibilidad de entender con claridad meridiana su voluntad de restaurar al hombre  al estado en el que lo había creado. Lo hace mediante la imagen del alfarero, el artesano que moldeando barro en la rueda crea objetos de utilidad diversa.

Dios se dirige al profeta Jeremías, diciéndole: “Levántate, y vete a la casa del alfarero y allá te haré oír mis palabras” (18: 2). El profeta obedece la orden de Dios y se dirige al taller del alfarero y explica lo que ve. “Y descendió a la casa del alfarero, y he aquí, él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que hacía se echó a perder en su mano, y volvió y la hizo otra vez, según le pareció mejor hacerla” (vv. 3,4). Ahora, Dios le explica la enseñanza que quiere  impartir con esta imagen artesanal. Dirigiéndose al profeta, le dice: “¿No podré yo hacer de vosotros como éste alfarero, oh casa de Israel? Dice el Señor. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel” (v. 6).

La imagen del alfarero moldeando el barro en la rueda nos lleca a la creación del hombre. El texto la describe así: “Entonces el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en  su nariz el aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2: 7). Este relato da la impresión que el Creador quiere transmitir que Él como Alfarero, del polvo de la tierra moldeó la imagen del hombre y, soplando en la nariz el aliento de vida, la imagen inerte se puso en movimiento. El hombre creado a imagen y semejanza de Dios  (1: 26) apareció en la tierra. El Creador le dice a Adán: Si quieres seguir siendo tal como te he creado te impongo una condición: “Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás” (2. 17). Adán desobedeció a Dios y al instante la valiosa vasija se echó a perder. “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero?” Está claro que sí puede. Y lo hace de manera que su justicia no quede en entredicho. De la misma manera que la rotura de la valiosísima vasija fue el resultado de una desobediencia voluntaria, la restauración únicamente es posible si es el resultado de otra voluntaria decisión: Reconocer la condición de pecador y creer que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y creer que su sangre limpia todos los pecados. Este acto de fe permite que Dios restaure al pecado a un estado mucho mejor que el que tenía al ser creado. En aquel entonces la conservación de la imagen de Dios dependía de la obediencia al mandamiento de no comer el fruto del árbol prohibido. Ahora, la imagen de Dios se va formando en l creyente en Cristo hasta llegar a su plenitud en el día de la resurrección. Conservarla ya no depende de la voluntad del hombre que es muy inestable sino de la de Dios, que es inamovible,  que ha determinado que sea así. Nada ni nadie podrá separar al creyente del amor de Dios que es en Cristo Jesús.

Octavi Pereña i Cortina

 

dissabte, 3 de juny del 2023

 

JUAN 12: 5

“¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y dado a los pobres?”

Estamos en plena campaña de la declaración de la renta y la Iglesia Católica pide a los contribuyentes que marquen la casilla Iglesia porque así pude financiar la asistencia social que realiza. La Iglesia Católica enfatiza mucho a los pobres hasta el punto de ver en ellos a Cristo. Cierto que la Biblia destaca que el pueblo de Dios tiene que atender a los menesterosos, pero sin traspasar ninguna línea roja.

Jesús se encuentra en Betania y en casa de Lázaro a quien había resucitado y de sus hermanas Marta y María.  María ”tomó una libra de nardo puro y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos, y la casa se llenó del olor del perfume” (v. 3).

Entonces cobra protagonismo Judas Iscariote, quien le iba a entregar. Dice: “¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios y dado a los pobres?” El apóstol Juan inspirado por el Espíritu Santo que escudriña los pensamientos más recónditos en el corazón, no se deja engañar por la apariencia caritativa de Judas, escribe: “Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía lo que se echaba  en ella”  (v. 6).

Cada día recibimos mensajes apelando a la solidaridad con los menesterosos  debido a las guerras, las sequías…Se dan muchas facilidades para contribuir monetariamente a dichas campañas. ¿Nos hemos parado a pensar alguna vez si detrás de las organizaciones que recaudan fondos para fines benéficos no se encuentran Judas que sustraen para su propio beneficio lo que se echa en la bolsa?

Tranquilizamos la conciencia contribuyendo en causas desconocidas y sin embargo nos negamos a rascar el bolsillo para ayudar a personas que sabemos a ciencia cierta que están necesitados.

María cuando malgastó trecientos denarios para comprar el perfume con el que ungió los pies de Jesús lo hizo en agradecimiento al bien que había hecho con su hermano y con ellas. El Señor que conoce el futuro conoce perfectamente la causa del despilfarro. “Dejadla, para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque de pobres siempre los tendréis con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis” (vv. 7, 8). Caridad sí, pero con ciencia, porque no todo es oro lo que reluce en el interior de las organizaciones caritativas.


 

HECHOS 19: 24, 25

“Porque un platero llamado Demetrio…daba no poca ganancia a los artífices, a los cuales reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: sabéis que en este oficio obtenemos nuestra riqueza”

La Palabra de Dios es contundente. Sin paliativos condena la idolatría. Al entorno de la idolatría se han montado pingües negocios que van desde los artesanos que fabrican estatuas de los millares de divinidades que se han inventado y que reciben cobijo en los hogares como en la grandes templos dedicados a su adoración.

El apóstol Pablo se encontraba en Éfeso en donde se había construido el majestuoso templo dedicado a la diosa Diana de los efesios. De la misma manera que Jesús fue expulsado de Gadara como consecuencia de las fuertes pérdidas económicas causadas por la liberación de un endemoniado que estaba poseído por una legión de demonios (Mateo 8: 28-34). La predicación de Pablo también tuvo efectos negativos en la próspera industria que giraba alrededor de la idolatría.

Detrás de la idolatría se encuentra el diablo, el “padre de mentida” como le llama Jesús, que apelando a los intereses económicos de sus lacayos, provoca alborotos para silenciar los labios de quienes anuncian la Palabra de Dios que amenaza con la suspensión de pagos de los artesanos y de los templos que viven al amparo de la idolatría. Para los efesios lo más preocupante de la predicación del apóstol Pablo fue “que el templo de la gran diosa Diana sea estimada en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero” (v. 27).

¿Qué sucedería con la multitud de templos dedicados a las innumerables vírgenes locales y a los santos/as, que son foco de atracción de peregrinos que dejan mucho dinero con la compra de amuletos y recuerdos? El negocio sería ruinoso.

 

                                 

 

 

ENFERMEDADES DEGENERATIVAS

<b>Sin Cristo el envejecimiento achacoso es un dolor insoportable</b>

No puedo hablar por experiencia pero sí mencionar la de la actriz <b>Carme Elías</b>: “Lo más terrible es que veo los pasos que va haciendo la enfermedad. El Alzheimer es como un ratón que cada día se come un trocito de tu cerebro. De momento solo para comer, pero pronto querrá comer, almorzar y desayunar hasta que haya acabado mi cerebro”. No debe extrañarnos que algunas personas que se encuentran en situación parecida opten por decidir “morir dignamente”. ¿Quitarse la vida es la solución? “Mas el hombre no permanecerá en honra, es semejante a las bestias que perecen” (salmo 49. 12). El salmista se refiere a los sabios de este mundo y a los insensatos que mueren sin tener a Dios en sus vidas. “Como a rebaños son conducidos al sepulcro, y la muerte los pastoreará” (v. 14). Para los verdaderos creyentes en Cristo, “estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus siervos” (Salmo 116: 15).

Desde la perspectiva bíblica de la fe en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, intentaré tratar el tema de morir dignamente: “No me deseches en el tiempo de la vejez, cuando mi fuerza se acabe, no me desampares. Porque mis enemigos hablan de mí, y los que acechan mi alma consultan juntamente, diciendo: Dios lo ha desamparado, perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre” (Salmo 71: 9-11). Los enemigos de las personas que padecen enfermedades degenerativas no son personas d carne y huesos, sino ratones como los que roen poco a poco el cerebro de <b>Carme Elías</b> hasta que no quede nada. Los enemigos del salmista le quien hacer creer que Dios le ha abandonado y que no tiene a nadie que le defienda. El salmista como los verdaderos creyentes en Cristo son hijos de Dios. Nada ni nadie les apartará del amor de Dios que es en Cristo Jesús. A pesar de que los ratones le sigan royendo el cerebro, el afectado puede encontrar apoyo y coraje en el Señor que le fortalece. El apoyo de los hombres de bien poca cosa sirve porque se lo dan personas que a su vez están necesitadas de ayuda. Pero la protección que concede Jesús cura el dolor del corazón que es el que realmente hace mal vivir a la persona afectada por una enfermedad degenerativa.

Una mujer le preguntó a <b>J. Robertson McQuilkin</b>. “¿Por qué permite Dios que nos hagamos viejos y débiles? La respuesta que recibió fue: “Creo que Dios ha planificado que la fortaleza y la belleza de la juventud sea física. Pero la fuerza y la firmeza de la vejez sean espiritual. Poco a poco vamos perdiendo la fuerza y la belleza que es temporal, así aseguramos con centrarnos  con la fuerza y belleza que duran para siempre. Así desearemos abandonar la parte temporal de nosotros que se deshace y así sentir nostalgia de nuestra cosa eterna. Si fuésemos siempre jóvenes, fuertes y guapos no desearíamos marchar nunca”.

Aunque nada tenga que ver con las enfermedades degenerativas, la experiencia del apóstol Pablo  puede aplicarse perfectamente al tema que nos ocupa: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces que escoger, porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros” (Filipenses 1: 21-24). El apóstol ya es un hombre cargado de años. Desde el día de su conversión a Cristo su vida fue muy dura. Con estas palabras la describe. “En trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en palizas de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces ha recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas, una vez apedreado, tres veces he sufrido naufragios, una noche y un día he estado como naufrago en alta mar, en caminos muchas veces, en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, en trabajos y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez, y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?” (2 Corintios 11: 23-29). El apóstol Pablo bien podría haber sido un candidato a quitarse la vida para “morir dignamente”.

Escribiendo a los cristianos en Filipos les expone la disyuntiva en que se encuentra. Que el Señor se lo llevara sería lo mejor que le podría suceder, pues, ¿dónde se encontraría mejor?, “pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros” (1: 21-23). La actitud del apóstol Pablo ante las duras circunstancias por las que tuvo que pasar, es buen ejemplo para los que sufren enfermedades degenerativas, si es que son creyentes en Cristo Jesús porque el dolor santificado por la fe en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo puede despertar  esperanza en quienes  su morir se parece al de las bestias. Al final de la vida terrenal el creyente en Cristo puede decir con el salmista. “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares” (Salmo 71: 18).

Octavi Pereña i Cortina