PROVERBIOS 7: 4, 5
“Di a la
sabiduría: Tú eres mi hermana, y a la inteligencia llámala parienta, para que
te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras”
Dios utilizando el símil de un padre se dirige a un adolescente para decirle: “Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi Ley
como las niñas de tus ojos,…escríbelos en la tabla de tu corazón…para que te
guarden de la mujer ajena…” (vv. 1-5).
Dios siguiendo con el símil del padre amoroso
“porque mirando yo por la ventana de mi
casa, vi por mi celosía, vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a
un muchacho falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la
esquina, e iba caminando a la casa de ella, a la tarde del día, cuando ya
oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la muerte” (vv. 6-9).
El escenario es una calle desierta cubierta
de la oscuridad y tiniebla de la noche. Dios el Padre ve a un joven falto de
entendimiento que se dirigía en busca de placer a la casa de una prostituta.
Hoy, con el libertinaje sexual no es necesario ir a un prostíbulo para tener
sexo. Desgraciadamente, hoy, muchos jóvenes después de haber bebido una copa de
más, ofrecen sexo a cambio de nada. No solo los jóvenes, también las muchachas
tienen que hacer caso a la súplica del Padre celestial que las llama a que
reflexionen y consideren hermana a la sabiduría y parienta a la inteligencia.
Debe entenderse que no se refiere a la sabiduría y a la inteligencia de este
mundo que es necedad, sino sabiduría de Dios que es la que da verdadera
felicidad a los jóvenes.
La amera “lo
rindió con la suavidad de sus palabras, le obligó con la zalamería de sus
labios. Al punto se marchó tras ella, como el buey al matadero, y como el necio
a las prisiones para ser castigado, como el ave que se apresura a la red, y no
sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su corazón” (vv.
21-23). El placer momentáneo se convierte en dolor que arrastrará a lo largo de
toda la vida de no ser que se arrepienta de su pecado.
El sexo no es para sr entregado al primer
postor. La sexualidad extra conyugal sea con una prostituta con una compañera
de copas puede producir momentáneo placer. La consecuencia de la ilegalidad es
que quien la comete, sea chico o chica, se parece al buey que es llevado al
matadero, o como el delincuente que es llevado a la cárcel para ser castigado,
o como ave que se apresura a lanzarse a la red. El sexo fuera del matrimonio
puede ser muy placentero en un principio pero las consecuencias posteriores muy
desagradables.
El último intento del Padre celestial que
intenta avisar a su hijo que se aleje del peligro que acompaña al sexo ilegal. “Ahora, pues, hijos, oídme, y estad atentos
a las razones de mi boca. Que tu corazón no se desvíe hacia sus caminos, no
yerres en sus veredas, porque a muchos ha hecho caer heridos, y aún a los más
fuertes han sido muertos por ella. Camino al sepulcro es su casa, que conduce a
las cámaras de la muerte” vv. 24-27).
SALMO 46: 1
“Dios es nuestro
amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”
¿A dónde ir a buscar cobijo cuando “se traspasen los montes al corazón del mar,
aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su
braveza?” (vv. 2, 3). El salmista utiliza el símil de la naturaleza
enfurecida para ilustrar la dureza de las tribulaciones por las que pasa. Dios
pone a nuestra disposición medios humanos que nos ayudan en determinada
circunstancias. La esperanza no debemos ponerla en los medios que Dios dispone
para ayudarnos. Cuando nos encontremos en situaciones embarazosas tenemos que
ir a la Fuente de la ayuda. La Biblia utiliza el símil del castillo fuerte para
ilustrar que “Dios es nuestro amparo y
fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.
Una ilustración del siglo XVI nos presenta a
la Iglesia Católica como refugio seguro para los pecadores. Una nave se
encontraba en medio de un mar enfurecido. Los pasajeros que se encontraban a
salvo a bordo eran: cardenales, obispos sacerdotes, monjes, todos ellos
profesionales de la religión. Ahogándose en las aguas turbulentas todos eran
plebeyos. Una salvación limitada a muy pocos era la que ofrecía la Iglesia. En
cambio Jesús extiende la salvación que Él otorga exclusivamente por la fe en su
Nombre son: “los pobres de espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen
hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los
pacificadores, los que padecen persecución por causa de la justicia” (la de
Dios) (Mateo 5: 1-12). Ninguna referencia a clérigos. Solamente destaca la
condición en que se encuentran las personas. A todas ellas les falta algo.
Jesús por medio del profeta Isaías pone la salvación al alcance de toda la
humanidad sin tener en cuenta cargos religiosos: “A todos los sedientos: venid a las aguas, y a los que no tienen
dinero, venid, comprad y comed. Venid comprad sin dinero, vino u leche…Inclinad
vuestro oído, y venid a mí, oíd y vivirá vuestra alma” (Isaías 55: 1, 3).
Jesús directamente, sin necesidad de una iglesia mediadora con todos los
mecanismos que se ha inventado, sin santos, sin vírgenes, directamente a los
necesitados, sin excluir a nadie, lanza este mensaje. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es
fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11: 28-30).
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