ADULTERIO DE CORAZÓN
<b>El
comportamiento sexual compulsivo se le conoce como “trastorno hipersexual” que
destruye a quien lo posee</b>
No fue
un hecho aislado. Este lunes al menos dos asistentes convidados a los premios Feroz en Zaragoza denunciaron
públicamente que habían sufrido acoso por parte de <b>Javier Pérez
Santana</b>…que fue detenido el domingo como presunto autor de un delito
de agresión sexual a la actriz <b>Jedet</b> durante la fiesta
posterior a la gala” (<b>Isabel Arana</b>).
<b>Dani
Alves</b> que está casado, ha ocupado mucho espacio en los medios de
comunicación. ¿Qué es lo que hace que un hombre casado le lleve a mirar a una
mujer para desearla y agredirla sexualmente? El detonante es la lascivia, la
inclinación exagerada a los placeres sexuales. El deseo sexual descontrolado es
el más devastador de los deseos porque nunca se tiene bastante, como más se
satisface más exigencias impone. Destruye a las familias.
Vayamos
al inicio de la historia. Inicialmente Adán se encontraba solo en el paraíso.
Únicamente estaba rodeado de animales que no eran compañía idónea para él. El
Creador hizo caer en un profundo sueño a Adán “y mientras éste dormía, tomó una
de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que el Señor
Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán:
Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne, ésta será llamada mujer,
porque del hombre fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2: 21-24). “Y
creó Dios al hombre a su semejanza, a imagen de Dios los creó, varón y hembra
los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos…” (Génesis
1. 27, 28). El texto no lo dice pero se sobreentiende que les dio el don de la
sexualidad para que pudiesen cumplir el mandato de fructificar multiplicar para llenar la Tierra y
someterla. La atracción sexual es algo que se despierta instintivamente al llegar
la pubertad. Hasta aquí todo normal. No tenemos que olvidar que Satanás hace
acto de presencia en el jardín de Edén y con astucia consigue que Adán y Eva
coman el fruto del árbol prohibido lo cual distorsiona el correcto
funcionamiento de la sexualidad al aparecer la lascivia que es la inclinación
obsesiva a los placeres sexuales.
La
monogamia que inicialmente era fácil de conservar con la presencia del pecado
se convierte en un objetivo difícil de guardar. Jesús nos advierte del peligro
subyacente. “Todo aquel que mira a una mujer para desearla, ya ha cometido
adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5: 27, 28). Acto seguido dice unas
palabras que no deben interpretarse literalmente: “por tanto, si tu ojo derecho
te es ocasión de caer, sácalo y échalo
de ti… ” (v. 2). La pornografía es uno de los medios de los que se vale
Satanás para hacer naufragar a muchos matrimonios. Orígenes, uno de los padres de la Iglesia se
tomó al pie de la letra las palabras de Jesús: “Y hay eunucos que así mismos se
hicieron eunucos por causa del reino d los cielos” (Mateo 19: 12).Que yo sepa
no hay nadie que se haya arrancado un ojo a causa del reino de los cielos.
Orígenes haciendo caso a ciertas lecturas cristianas, se castró. Cierto es que
posteriormente se retractó de haberlas tomado al pie de la letra. El daño fue
irreparable.
Jesús
dirigiéndose a la multitud, les dice: “No todo lo que entra en la boca
contamina al hombre, mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre”
(Mato 15: 11). El apóstol Pedro actuando de portavoz de sus compañeros le pide
a Jesús que les explique el significado
de estas palabras. Jesús le dice: “¿También vosotros sois aun sin
entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y
es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale, y esto
contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos…los adulterios, las
fornicaciones…” (Mateo 15: 16-19).
La
castración, sea quirúrgica o química, puede impedir la violación porque no se
da la penetración, pero no elimina los pensamientos lascivos que nacen en el corazón. Es aquí en donde
tenemos que prestar atención porque se puede no ser depredador sexual fichado por la policía, pero sí se
puede serlo de corazón en donde la justicia humana no puede intervenir, pero sí
la divina: “¿No sabéis que los injustos
no heredarán el reino de Dios? No erréis, ni los fornicarios…ni los
adúlteros…no heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6: 9, 10). Ante las
consecuencias eternas que tiene el adulterio, aunque sólo sea de corazón, es
necesario pedirle al Señor Jesucristo que por medio del Espíritu Santo nos
conceda la fuerza necesaria para impedir que los pensamientos lascivos que
nacen en nuestro corazón, que como malas hierbas crecen ufanos, los arranquemos
para no cometer el pecado de mirar con codicia a la mujer de nuestro prójimo.
Octavi Pereña i Cortina
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