ANSIEDAD CLIMÁTICA
<b>pensar
en un cataclismo ambiental hace crecer las enfermedades mentales</b>
“No es
lo que comes lo que produce úlceras, es lo que se te come a ti” (anónimo). Esta
frase viene como anillo al dedo al tratar el tema de la ansiedad climática.
“Hace décadas que se habla del término <i>ecoansiesad</i>, todo y
que ahora es cuando más atención merece entre los más jóvenes donde se agudiza
el problema” (<b>Antoni Gutiérrez-Rubí). La plataforma Avaaz, entidad que
nació para promover el activismo de los ciudadanos en todo el mundo para cerrar
la brecha entre el mundo que tenemos y
el mundo que la mayoría de las personas desea, en un informe del 2021 muestra
que la ansiedad relacionada con la crisis climática es muy alta y “no es porque
estemos presenciando desastres climáticos devastadores, sino porque los
gobiernos están fracasando sistemáticamente a la hora de tomar medidas
significativas a la hora de parar la crisis”. Según estudios efectuados por
Avaaz a escala mundial la ansiedad relacionada con el cambio climático afecta
en la vida cotidiana. Un 75% de los encuestados considera que “el futuro les
parece aterrador”. Por otro lado la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe presentado en junio de
2022 insiste a los países a que incluyan el soporte a la salud mental en
respuesta a la crisis climática. “Cada vez hay más personas que pueden sufrir
trastornos sicológicos y/o causados por la preocupación y el estrés que genera
pensar en un cataclismo ambiental y que,
si se vuelven crónicos puede definirse como <i>ansiedad
climática</i>, según la Asociación Americana de Sicología”.
“El
estrés se caracteriza por una respuesta exagerada del organismo (física y
sicológicamente) ante una serie de estímulos que en un momento dado sobrepasan
la capacidad de adaptación de las personas, unos asimilan los recuerdos y los
modifican de manera importante y beneficiosa respecto a todo lo que pasa
realmente, pero los que sufren el estrés, el recuerdo no ha variado y lo tienen
continuamente presente con la misma viveza y sensación de realidad” (anónimo).
Alguien
ha definido la depresión como una <i>cámara en el infierno<i>.
Los
defensores del pensamiento positivo lo tienen muy fácil: piensa en positivo y
los malos augurios desaparecerán como por arte de magia. A la hora de la verdad
la facilidad se convierte en imposibilidad porque la tendencia humana es
mirarse al ombligo. <b>Corrie ten Boom</b>, activista cristiana
holandesa que dirigió un movimiento de resistencia contra los nazis, ha dejado
escrito: “Si miras al mundo, te angustiarás. Si miras dentro de ti, te
deprimirás. Si miras a Cristo, descansarás”.
Creo
que la fuerza que necesitamos para vencer el estrés, la angustia, la
ansiedad…la podemos extraer de la experiencia del apóstol Pedro. Jesús, al
atardecer, andando sobre el mar se acerca a la barca en que se encontraban sus
discípulos. Éstos al verle se espantaron
porque creían ver un fantasma. Enseguida
Jesús les dice: “Tened confianza, soy Yo, no tengáis miedo”. El impetuoso Pedro
le dice a Jesús: “Señor, si eres tú, mándame venir a ti sobre el agua. Jesús le
dice: “Ven”. Y Pedro abandonado la barca se pone a andar sobre el agua para ir
al encuentro de Jesús. Al darse cuenta del fuerte viento Pedro tuvo miedo y
empezó a hundirse. Gritó: “Señor sálvame. Y Jesús extendió la mano
inmediatamente y lo cogió con fuerza y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué
dudaste?” (Mateo 14: 24-31). Mientras Pedro tuvo los ojos puestos en Jesús
parecía como si el agua el mar se hubiese helado. Tan pronto como los puso en
su alrededor, empezó a hundirse. Algo parecido nos ocurre. Si no tenemos los
“ojos puestos en Jesús el Autor y consumador de la fe” (Hebreos 12: 2) y los
ponemos en las circunstancias
amenazadoras, éstas nos destrozarán.
Jesús
se aloja en casa de Marta y María. Marta
está en la cocina preocupada preparando una exquisita comida para agasajar al
invitado. Se acerca a Jesús, diciéndole: “¿No te da cuidado que mi hermana me
deje servir sola? Dile que me ayude”. María estaba sentada a los pies de Jesús,
escuchándole. Jesús le responde: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con
muchas cosas. Pero sólo una es necesaria, y María ha escogido la mejor pate, la
cual no le será quitada” (Lucas 10: 38-42). Los afanes de la vida nos tienen tan atrapados que no tenemos tiempo de sentarnos a los pies
de Jesús para escuchar sus palabras que tranquilizan el alma: “Buscad
primeramente el reino de Dios y su
justicia y todas estas cosas” (alimentos, vestidos, enfermedades, ocio…)”os
serán añadidas. Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de
mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6: 33, 34). En el
Padrenuestro Jesús nos enseña a pedirle al Padre celestial el pan de cada día.
Si el Padre celestial provee diariamente el alimento a las aves, ¿no hará lo
mismo con nosotros. Dejemos el futuro en sus manos que Dios proveerá. Que Jesús
no tenga que decirnos: “Hombres de poca fe, ¿por qué dudáis?”
Octavi Pereña i Cortina
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