diumenge, 20 de novembre del 2022

 

ABDIAS 1: 12

“Pero no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá, en el día que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia”

Con la destrucción de Jerusalén por el ejército babilónico se pone fin al reino de Judá. Edom se alegra  de ello. El texto que comentamos es una denuncia contra la alegría que  Edom mostró al enterarse que Jerusalén había sido arrasada. El profeta Abdías  expone la causa de la alegría de Edom. “La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada, que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?” (v. 3).

Lo que escribe Abdías es una denuncia contra la tendencia de alegrarnos del sufrimiento de las personas que nos son desagradables. Solemos decir: “Se le está bien, se merece lo que le ocurre”. Catalunya Ràdio que se presenta como la radio nacional de Cataluña, de lunes a viernes presenta un programa de humor (?) titulado “el búnquer” (baluarte en castellano) que consiste en relatos ambientados en distintos países y en épocas diferentes. El programa tiene el propósito de hacer reír a los oyentes basándose en las calamidades que  sobrellevan los protagonistas de cada capítulo. Lo triste del caso, según tengo entendido, divierte a los escuchas. En vez de sentir lástima por las desventuras de los personajes, se alegran de ellas.

En la vida real se narran chistes que tienen que ver con las desgracias de personas. ¡Ay qué final les espera! “Aun en la risa tendrá dolor el corazón, y el término de la alegría es la congoja”  (Proverbios 14: 13). El baluarte radiofónico y el chiste de cafetería ponen de manifiesto la necedad que  muchas personas manifiestan ante el dolor ajeno.

Cuando el Señor venga en su gloria para juzgar a los hombres a los que estarán a su izquierda les dirá: “Apartaos de mí malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de  comer; tuve sed,  no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis, enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”. Entonces le responderán diciéndole: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno” (Mateo 21: 41-46).

En lo que dependa de nosotros tenemos que hacer el bien  a las personas sin discriminación alguna: “Cuando caiga tu enemigo, no te regocijes, y cuando tropiece, no se alegre tu corazón”  (Proverbios 24: 17).


 

GÉNESIS 45: 5

“Y ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese haberme vendido acá, porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”

El salmista, refiriéndose a José, escribe: “Envió un varón delante de ellos, a José que fue vendido como esclavo” (Salmo 105: 17). Cuando José se da a conocer a sus hermanos, refiriéndose a la fechoría que cometieron vendiéndole como esclavo a unos mercaderes madianitas, les está diciendo que el odio que sentían hacia él, odio que les impulso a venderle como esclavo y simular su muerte manchando con sangre su túnica de colores para engañar a su padre, haciéndole creer que una fiera salvaje había destrozado a su querido hijo. Todas estas martingalas que los hijos de Jacob hicieron para encubrir su pecado a los ojos de su padre, realmente fueron pasos guiados por Dios, como reconoce José, para llevar a Israel a Egipto en donde había abundancia de alimentos y no pereciesen de hambre en Canaán y, a su debido tiempo, ser liberado de la esclavitud egipcia por el poder de Dios mediante un vaso de barro como lo era Moisés.

Lo que ocurre en el mundo no son casualidades. Son pasos ordenados por Dios para alcanzar sus propósitos. El mundo no está dirigido por la casualidad ni por accidentes fortuitos que no llevan a ninguna parte, sino por la voluntad de Dios que sabe de antemano lo que sea más conveniente para sus propósitos. Para el hombre sin Dios que desconoce qué es la providencia de Dios no tiene sentido todo lo que le sucede. Dicha ignorancia, al estar desprovisto de la protección divina le genera ansiedad, estrés, incremento espectacular de las dolencias mentales como afirman los médicos. Al no creer en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo sus pies descansan sobre arenas movedizas que, cuanto más agitados estén con más rapidez se hunden en la infernal ciénaga.

José que fue  vendido como esclavo a Egipto y pasó unos años de mucho sufrimiento ocasionado por la maldad de los hombres como nos enseña  su historia guardada en la  Biblia, los pasos de los cuales fueron guiados por Dios para alcanzar su propósito.

Demos gracias a Dios por habernos dado el don de la fe  que nos ha permitido creer que Él es el Todopoderoso que con su sabiduría suprema guía el quehacer del mundo para que se cumplan sus propósitos que no podemos entender aunque tenemos la mente de Cristo. La Covid-19, la deforestación de Amazonas, la guerra de Ucrania, las graves hambrunas en África, las tempestades devastadoras, el cambio climático y tantos otros acontecimientos que causan dolor. Todo ello tiene un propósito que nosotros desconocemos, que al final es para nuestro bien. Al incrédulo todo ello le confunde y le desespera. Para el creyente en Cristo, plena confianza en el Dios de amor que busca el bien de sus hijos. Al final del tiempo comprenderemos lo que hoy es un jeroglífico indescifrable.

 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada