PROVERBIOS 20: 13
“No ames el sueño para que no te empobrezcas,
abre tus ojos y te saciarás de pan”
La
indolencia conduce a la pobreza, sea material o espiritual. Ya que el dicho de
Proverbios trata principalmente de la sabiduría divina, pienso que cuando dice:
”No ames el sueño para que no te
empobrezcas” se refiere a ser pobre en sabiduría divina. En las iglesias se
encuentran muchos anoréxicos espirituales debido a que las sábanas los atan en
la cama. “Cuando la puerta gira sobre sus
quicios, así el perezoso se vuelve en su cama” (Proverbios 22: 14). Los
indolentes se revuelcan entre las sábanas apurando el máximo su estancia en la
cama para acabar saltando
precipitadamente de ella porque el tiempo se les echa encima porque llega la
hora de tener que fichar en la empresa. La gente del mundo encuentra normal la
pereza, ¡se encuentra tan cansada! Entre los cristianos tendría que
considerarse una anomalía.
El
apóstol Pablo escribiendo a los cristianos en Éfeso les dice que no se
comporten como necios sino como sabios “aprovechando
bien el tiempo porque los días son malos” (5: 16). Vivimos en una constante guerra espiritual
contra Satanás que nos incita contra la pereza con el propósito de que no nos
fortalezcamos en el Señor por falta de tiempo para tener íntima comunión con el
Señor por medio de la meditación en la Biblia y la oración. Si no se hace
previsión de tiempo para dedicarlo al Señor nuestra salud espiritual
languidecerá y nos arrastrará a una monotonía que nos hundirá en la melancolía.
El
carácter se agria y la felicidad desaparece.
La
Biblia nos insta a luchar contra la pereza que es el enemigo número uno de la
sabiduría y nos pone el ejemplo de la laboriosa actuación de las hormigas que
durante el verano se afanan almacenado alimento para que cuando llegue el
invierno les falte el sustento. ¿Seremos menos inteligentes que las hormigas y
no perseveraremos en almacenar el pan de vida que el Señor os ofrece en la
Biblia para que cuando lleguen los días malos permanezcamos firmes? Si no
arañamos las páginas de la Biblia con la tenacidad con que el buscador de oro
excava la tierra, no debe extrañarnos
que nos mantengamos en una permanente anorexia espiritual que nos hace
creer que no valemos nada.
La
palabra soledad nos espanta. Cometemos un grave error cuando queriendo
abandonarla nos sumergimos en el mundanal ruido. El mundo no puede ofrecernos
el pan de vida que nuestras almas necesitan para mantenerse sanas. ¿No puede el
lector arrancar unos minutos del cobijo que proporcionan las sábanas para así
comenzar el día contactando con el Señor que da sentido a la vida y así
comenzar el día con la fuerza y el optimismo que el Señor proporciona a quienes
madrugando le buscan?
ISAÍAS 61: 1
“”El Espíritu del Señor, Dios soberano está
sobre mí porque me ha ungido el Señor, me ha enviado a predicar buenas nuevas a
los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los
cautivos, y a los presos apertura de la cárcel”
La
situación en que se encontraba Judea en tiempo de Isaías era desastrosa.
Asiria, una de las superpotencias de la época era una amenaza para la
integridad nacional. La injusticia social era alarmante. La fidelidad al Señor
que le había liberado de la esclavitud egipcia y protegido a lo largo de los
siglos se encontraba a ras el suelo. A Judea se la tenía que coger como
vulgarmente se dice, “con pinzas”.
La
distancia que nos separa de aquella época no hace que no seamos igual a ellos.
Las palabras que el profeta dice a sus conciudadanos son perfectamente
aplicables a nuestros días. En aquellos días se intentaba curar las heridas
abiertas con cataplasmas que no sanaban. Hoy sucede algo parecido. La sociedad
está espiritualmente enferma y también se pretende curar la enfermedad del alma
con parches sor Virginia que no curan la enfermedad del alma que es el pecado.
Los medios de comunicación no se cansan de anunciar malas noticias: guerras muy
cercanas que ayudan a que la economía caiga por los suelos. Violencia doméstica
más agresiva. Violencia sexual cometida cada vez más por personas, algunas de
ellas menores de edad. Divorcios con todas las malas consecuencias que los
acompañan. Niños agredidos sexualmente por sus propios padres y familiares
cercanos…
En
medio del caos existente en le época de Isaías y en la nuestra, el profeta
tiene buenas noticias que compartir con nosotros. La buena noticia es que Dios
no se ha olvidado de nosotros y nos recuerda las características del Mesías que
tenía que venir y que en el cumplimiento del tiempo se hizo Hombre en Jesús
ejerciendo un ministerio de sanidad (Lucas 4: 16-19) que confirma que la
profecía de Isaías se ha cumplido:” Hoy”, dice Jesús, la profecía anunciada por
Isaías y que sirve de base a esta meditación delante de vosotros “se ha cumplido esta Escritura delante de
vosotros” (Lucas 4: 21).
Indiscutiblemente
Jesús se interesa por la salud física de los hombres. Su ministerio lo
acredita. Pero no se fiaba de las multitudes que le aclamaban y quería hacerle
rey porque sabía lo que había en sus corazones. Creo que debe enfatizarse el carácter
espiritual del ministerio de Jesús porque los que creen en Él como Señor y
Salvador, en el día de la resurrección el cuerpo mortal y corruptible se
convertirá en un cuerpo inmortal e incorruptible. La muerte habrá sido vencida
para siempre.
Jesús fue
ungido con el Espíritu Santo para dar buenas noticias a los quebrantados de
corazón que sienten la necesidad de Dios. Jesús es el tesoro escondido por el
que merece la pena abandonarlo todo y encontrar en Él la vida eterna. El Padre
envió a Jesús “a pregonar libertad a los
cautivos y vista a los ciegos, y para poner en libertad a los oprimidos”.
Jesús libera a los oprimidos de Satanás que es el causante de todos nuestros
males sin descuidar las enfermedades que nos llevan a la muerte. Si Jesús nos
libera seremos verdaderamente libres (Juan 8: 36).
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