diumenge, 27 de març del 2022

 

LUCAS 1:79

“Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz”

Al octavo día del nacimiento del hijo de Elisabet que había sido estéril hasta la vejez, se circuncidó al niño y se le puso Juan por nombre. Zacarías el padre del recién nacido, lleno del Espíritu Santo se dirigió a los asistentes al acto. ¡Asombroso! En vez de referirse al recién nacido, ni mencionar el milagro de que su esposa había concebido fuera de tiempo, se refiere al Niño que en aquel momento se encontraba en el vientre de María. El sacerdote dice: “Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador, en la casa de David su siervo” (Lucas 1: 68,69).

Zacarías concluye su profecía diciendo: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto de la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz” (vv. 78, 79).

Tres meses después, cuando los ángeles que anuncian a los pastores que en Belén ha nacido el Mesías largamente esperado, les dicen: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2: 14).

El profeta Isaías anunciando la venida del Mesías, escribe: “Porque un Niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y se llamará su Nombre…Príncipe de paz”                (9: 6). ¿Un Niño recién nacido incapaz de valerse por sí mismo, dependiendo totalmente del cuidado de sus padres? ¿llevará a los hombres por camino de paz? ¿Llenar la Tierra de paz y de buena voluntad para con los hombres? ¿Qué será llamado Príncipe de paz? Inaudito! Los hombres hablan mucho de paz. Isaías dice: “no hay paz dijo mi Dios para los impíos” (57: 21). Zacarías dice en su profecía que Dios ha levantado un poderoso Salvador, en la casa de David su siervo”. Son muchos quienes oyen las promesas de Dios y muy pocos quienes las creen. Tienen oídos para oír, pero no oyen. a estos incrédulos no les dice nada que Dios en Jesús haya levantado un poderoso Salvador. Únicamente necesitan un poderoso Salvador aquellos que están muertos en sus delitos y pecados.

En un mundo poblado de impíos no puede haber paz porque el Príncipe de paz no mora en sus corazones. El mundo impío quiere paz pero hace guerra. La fe en Jesús que había a quienes estaban muertos en sus delitos y pecados abrió sus oídos para que creyesen en el Príncipe de paz. La fe en el poderoso Salvador de quien nos habla Zacarías puede abrir los oídos del lector para que pueda hacerse suya la paz que ofrece el Príncipe de paz.


 

ISAÍAS 10: 1, 2

“¡Ay de quienes dictan leyes injustas y prescriben tiranía, para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo, para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos!”

Las  autoridades han sido establecidas por Dios para que en su Nombre legislen, juzguen y gobiernen. Siendo representantes de Dios en la Tierra deberían reflejar la justicia de Dios. Si los hombres y las mujeres que gobiernan aborrecen a Dios, su impiedad se reflejará a la hora de legislar, administrar justicia y gobernar.

El texto que comentamos comienza con un “¡Ay!” Es una señal de advertencia para quienes siendo representantes de Dios en la Tierra en sus decisiones legislativas, judiciales y de gobierno no reflejan el carácter de Dios.

“¡Ay!” dice el profeta de “quienes dictan leyes injustas y prescriben tiranía, para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo, para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos!”

La injusticia de los legisladores, de los jueces y de los gobernantes han sido las características de los poderes públicos durante todas las generaciones sin descuidar la presente. Los dirigentes político-judiciales en la antigüedad se les conocía como “varones de renombre”                        (Génesis 6: 4). Por el poder adquirido creen que no tienen que dar cuenta a nadie de sus actos. Se pueden colocar por encima de las leyes que ellos promulgan y que obligan a cumplir a quienes consideran chusma. Se colocan encima de un pedestal del que no están dispuestos a bajar. Harán las mil y una para permanecer inamovibles  en sus butacas. Se olvidan de algo muy importante: Por encima de ellos, sentado en su trono se encuentra Dios a quien representan de manera tan ignominiosa. Llegado el momento por Él establecido, les dirá: “Amigos, hasta aquí hemos llegado”.

Dios es paciente con los hombres. No se deja llevar por los impulsos. Con tiempo prepara poner fin a las tropelías que hacen los “varones de renombre” de cada época. A su debido tiempo pondrá fin a las tropelías de Asiria: “Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira. Le mandaré contra una nación pérfida y sobre el pueblo de mi ira le enviaré…”(Isaías 10: 5, 6). Para todo hay un tiempo. También los hay para castigar a los malvados. Ante el tribunal de Cristo las amnistías ni los indultos sirven. Dios que conoce al dedillo las obras de quienes juzga dará a cada uno según sus obras.

 

 

 

REDES SOCIALES

<b>Las redes sociales son tribunas diseñadas especialmente para transmitir mensajes para satisfacer caprichos fugaces</b>

El siquiatra <b>Francisco Alonso Fernández</b> resume la problemática que genera Internet con estas palabras: “Internet origina una activación de las tendencias autodestructivas porque aparta al individuo de la realidad sobre todo en los jóvenes con problemas de comunicación, ansiedad, fobias…que pueden devorar la mentalidad de un niño al sustituir a sus contactos sociales”, por unos amigos telemáticos que es muy posible que nunca vaya a conocerlos personalmente. La adicción a las pantallas puede llevar a aislarse en uno mismo.

La era digital nos desborda con la exigente demanda de nuestra atención en las muchas pantallas que se consultan con excesiva frecuencia. En el afán de querer conocerlo todo nos comportamos como abejas que saltan de flor en flor en busca del néctar con que fabricar la dulce miel. La diferencia existente con las abejas es que comportándonos como ellas lo hacen  buscando lo que no se sabe en la multitud de aplicaciones se termina sin haber aprendido nada. El ordenador, el móvil,  la Tablet, son instrumentos que ayudan mucho a la hora de buscar información. Estos chismes tienen que estar a nuestro servicio no nosotros a su dominio. Para no dejarnos llevar por la vorágine de las redes tenemos que renunciar a querer saberlo todo, a consumir todo lo que se nos ofrece sin discernimiento. Tenemos que tomar la decisión de seleccionar únicamente aquello que queremos prestarle nuestra atención. Hecha la decisión tenemos que empezar por apagar las pantallas y contentarnos con ver, leer, escuchar lo que queremos solamente cuando queramos. Se tiene que renunciar al consumo compulsivo de contenidos para limitarlo a aquello que dé sentido a la vida.

Si nos hemos entregado a las pantallas, cosa que es muy fácil que ocurra por la multitud de trampas hábilmente camufladas. El bombardeo constante de estímulos que impactan en nuestra mente y en nombre de la libertad, caemos en la encerrona hábilmente preparada. La adicción electrónica nos ha atrapado. La adición exige que le dediquemos más tiempo para obtener el mismo grado de satisfacción.

En primer lugar tenemos que tener muy claro qué es lo que queremos. Nuestra vida tiene que tener un propósito. Un objetivo a alcanzar. Si no se tiene una meta no se va a ninguna parte Nos comportamos como abejas haciendo zapping yendo de contenido a contenido. Descartando el uno y el otro para llegar a la conclusión de que todo es vanidad. La vida carece de sentido. Es frustrante descubrir que después de tan frenética actividad no se llega a ninguna parte.

Las redes nos ofrecen muchos contenidos y muy variados que no enriquecen. Todo lo contrario, nos empobrece porque no aportan salud al alma. Nos comportamos como los anoréxicos que para conservar la delgadez vomitan lo que comen. Nos hartamos de hacer zapping sin encontrar nada satisfactorio. Quedamos hambrientos de algo que merezca la pena. Después de tanto esfuerzo es desconcertante llegar a esta conclusión.

La oferta de contenidos digitales es enorme y presentada de manera muy atractiva para así acaparar nuestra atención. Los diseñadores   de los contenidos digitales lo ignoran porque no creen en el mundo de los espíritus. Únicamente creen en lo que pueden ver y tocar. Detrás de la inteligencia de los creadores de contenidos digitales se esconde Satanás que desea tenernos bien cogidos en su red. Es por este motivo que es tan activo fomentando en las mentes de sus esclavos la creación de nuevos contenidos para que cuando nos cansemos de ellos se encuentren a nuestra disposición de nuevos que sigan  cautivando nuestra atención. Así indefinidamente hasta el día de la muerte. Con ella ya no se tendrá la posibilidad de desligarnos de sus tentáculos.

Haré una comparación  con Jesús. El Señor con el poder que tenía de hacer milagros por ser el Hijo de Dios encarnado, siempre se encontraba rodeado de multitudes que le seguían  por doquier. Se los encontraba incluso en la sopa. No le dejaban tiempo para la intimidad. “Entendiendo Jesús que venían para apoderarse de Él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte Él solo” (Juan 6: 15). Este texto nos indica que a menudo se retiraba al monte para apartarse del mundanal ruido. ¿Qué hacía en la soledad del monte? Lucas 6: 12 nos lo dice: “En aquellos días Él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”.

A Jesús, las multitudes que le seguían no le dejaban ni a sol ni sombra. No le dejaban gozar de la intimidad. A nuestra generación noche y día le persigue los contenidos digitales. Nos los encontramos no solamente en la sopa, incluso en la cama. La única manera que tenía Jesús de deshacerse de la asfixiante multitud era retirase al monte para estar a solas con el Padre. Es cierto que hoy se levantan voces que recomiendan la práctica de la meditación para liberarnos de los asfixiantes tentáculos del mundo. Jesús no nos enseña a orar de manera inconcreta con alguien que no sabemos quién es y ni siquiera si existe. Jesús cuando enseña a sus discípulos a orar les dice que se dirijan al Padre celestial. “Y todo lo que pedís al Padre en mi Nombre, lo haré” (Juan 14: 13). Jesús nos enseña a deshacernos de las tenazas opresivas de las redes sociales invocando al Padre en su Nombre. Haciéndolo así se entra en contacto no con un fantasma ni consigo mismo, sino con el Creador que nos da sentido a la vida y la fuerza necesaria para soltarnos de las garras de las redes sociales.

Octavi Pereña i Cortina

diumenge, 20 de març del 2022

 

PADRES TÓXICOS

<b>Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo” (Miguel de Cervantes</b>

Montse que fue testigo de los incidentes que ocurrieron durante el partido de futbol de los cadetes  del Lleida y del Balafia celebrado el 22 de febrero en el campo del Gardeny en una carta publicada a SEGRE explica sus impresiones: “Se produjeron unos hechos groseros y de muy mal gusto por parte de los padres de los jugadores del Lleida. Durante el partido, en  vez de animar a los jugadores y pasárselo bien, que de esto se trata, se dedicaron a proferir insultos punzantes  y groseros hacia los jugadores del equipo contrario y al árbitro. No se conformaron con esto, esperaron la salida de los jugadores para increparlos y le faltó bien poco que no se formase un buen alboroto”. Montse termina la carta diciendo: “Deseo que esta queja pueda llegar a alguien responsable y se tomen medidas al respecto”. Sí que deben tomarse medidas sancionadoras respecto a los comportamientos incívicos que se producen en el ámbito deportivo. Debe tenerse presente, no obstante, que dichas conductas deplorables nacen de la toxicidad del corazón y que si previamente no se le hace una limpieza a fondo, las sanciones se dan al fruto y no afectan a la raíz que es la que produce los comportamientos deplorables y condenables.

Se dice que las parejas que desean casarse deberían hacer cursillos para aprender a ser buenos padres. De hecho se convocan y se publican muchos libros que enseñan cómo educar a los hijos. Las enseñanzas que imparten tienen buenas intenciones pero al ser más bien de carácter sicológico no llegan a lo hondo del alma que es en donde se generan los pensamientos tóxicos que se convierten en comportamientos incívicos repudiables y que Montse denuncia en su carta a SEGRE.

Todas las personas se comportan como los antiguos israelitas que cometían hechos detestables y abominables que repugnaban al Señor. Éste, en su misericordia pretende hacerlos desaparecer. ¿Cómo lo hará? Lo hace de manera muy sencilla  porque para Dios no existe nada imposible: “Y les daré un corazón y un espíritu nuevo dentro de ellos, y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne” (Ezequiel 11: 19). Pero Dios no puede considerar justo quien es injusto. Como Dios no puede cometer una injusticia en sus propios ojos, ¿cómo  se las arreglará para cambiar el corazón de piedra que es insensible al bien por otro de carne que se inclina hacia lo justo?

Una noche, para no ser visto, un fariseo llamado Nicodemo fue a ver a Jesús para decirle: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como Maestro, porque nadie puede hacer estas señales que Tú haces, si no está Dios con él” (Juan 3: 2). Jesús le da a su visitante una respuesta que bien seguro sorprendió a Nicodemo y es muy posible que al lector también: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (v. 3). El fariseo que era corto de vista porque todavía no había recibido el Espíritu Santo, le dice a Jesús: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda  vez en el vientre de su madre, y nacer?” (v. 4). La duda de Nicodemo bien seguro que también la tiene el lector. Entre Jesús y Nicodemo se inicia un diálogo que trata sobre qué es el nuevo nacimiento. Israel después de la salida de Egipto para dirigirse a la Tierra Prometida poseía un corazón de piedra que le impedía creer en el Señor que los guiaba a su destino. A la más mínima dificultad se quejaban contra Él. Dios en respuesta a su perenne rebeldía les envía una plaga de serpientes que mordía al pueblo. Los mordiscados morían. El pueblo reconoce su pecado y acude a Moisés para que interceda por ellos. Moisés lo hace. La respuesta que recibe de Dios es: “Hazte una serpiente de bronce, y ponla sobre una asta. Y cualquiera que fuese mordido y mire a ella, vivirá” (Números 21: 5-9). Jesús interpreta el significado que tenía la serpiente de  bronce que curaba a quienes habiendo sido mordidos miraba hacia ella: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3: 14, 15). El nuevo nacimiento no se consigue afiliándose a una secta religiosa aun cuando se apode cristiana, sino por la fe en Jesús crucificado y resucitado. Este es el significado que tiene la serpiente de bronce: Jesús salva de sus pecados al pueblo de Dios: “De manera que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas  son hechas nuevas” (2 Corintios 5: 17). En Jesús se comienza a andar en novedad de vida a la vez que se deja atrás la toxicidad del corazón.

En Cristo los padres aprenden a ser padres como Dios manda. Los padres que tienen que ser ejemplo para sus hijos tienen que ser modelos de  buen comportamiento para ellos. Lo triste es que muchos padres   ven la mota en el ojo de su vecino pero no ven la biga que hay en el propio. Los padres tóxicos que desgraciadamente abundan, tendrían que hacer una sincera introspección para darse cuenta de los numerosos pensamientos tóxicos que generan sus corazones. Dicho descubrimiento debería motivarlos a orar como lo hizo el rey David: “Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mis pecados. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo mal delante de tus ojos” (Salmo 51. 2-4). Si se hace esta plegaria, la toxicidad que se esconde en lo más hondo del alma irá desapareciendo para dar paso a pensamientos buenos que producirán actitudes edificantes. La Montse no tendría que escribir más cartas denunciando conductas incívicas de los padres en los campos de futbol.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

SANTIAGO 5: 1

“¡Vamos ahora ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán!”

El dinero es neutro. No es ni bueno ni malo. Es según la manera como lo utiliza quien lo posee. El versículo anterior al que comentamos dice: “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”. Los hombres, por endurecidos que estén sus corazones les queda un cierto grado de conciencia que les dice lo que es bueno o malo. El corazón que no está iluminado por el Espíritu Santo se decide por lo malo. Este es el comportamiento que Santiago denuncia de los ricos, que han convertido el dinero en un dios. Denuncia las miserias que les van a venir.

La imagen que los hombres se hacen del oro y la plata es reluciente. Portadoras de felicidad. Lo que les dice Santiago no es algo bonito. “Vuestro oro y vuestra plata están enmohecidos, y su moho testificará contra vosotros y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros” (v. 3).

El texto nos dice que el oro y la plata testificarán contra sus poseedores. Lo serán cuando sus poseedores se tendrán que presentarse ante el tribunal de Cristo. Las acusaciones no se podrán rebatir porque en los libros que posee el Juez Supremo consta con todo detalle el mal uso que se ha hecho del oro y de la plata que poseían. Ante tantas pruebas el dios Mamón permanecerá mudo.

La mayor parte de las riquezas están en manos de cuatro ricachones que disfrutan de ellas mientras la mayoría de la gente vive en extrema pobreza. “He aquí,  clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros, y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos” (v. 4).

“¡Vamos ahora ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán”. Las riquezas os han proporcionado inmensos placeres que os inmunizan del dolor que padecen vuestros asalariados. Vuestro dios Mamón os impulsa a acaparar más oro y más plata hasta el punto que os habéis visto obligados a engrandecer vuestras cajas de caudales. Pero el Dios eterno que es Dios justo está al corriente de vuestras injusticias. Sus oídos escuchan el clamor de vuestros asalariados. “Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y disolutos, habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza”  (v. 5).

Los poderosos tienen a su disposición los mejores servicios médicos para curar sus enfermedades muchas de ellas ocasionadas por su glotonería. Llegará el día que los médicos no podrán hacer nada por ellos para mantenerlos vivos y dirán a sus familiares. “Ha fallecido”. ¿Ahora qué? Un hombre se acercó a Jesús para pedirle que dijese a su hermano que partiese la herencia con él. Esta petición le dio motivo a Jesús  a hablar sobre las riquezas explicando la parábola que se conoce como “El rico insensato” que se goza en sus muchas riquezas, “pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedir tu alma, y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Lucas 12: 13-21).


 

SALMO 105: 28

“Y no escucharon su palabra”

En este salmo su autor trata sobre las plagas que Dios envió sobre Egipto debido a la obstinación del faraón de no querer escuchar la palabra de Dios. En este caso las plagas afectaron a un pueblo gentil. Ello nos dice que ningún pueblo está exento  de tener que obedecer la voz de Dios cuando les habla. No hacerlo atrae sobre ellos la ira de Dios. La situación actual tan caótica con la presencia de la Covid-19, agravada por la invasión de Ucrania por Rusia y por un sinfín de aflicciones por nuestra obstinación por no querer escuchar la Palabra de Dios y obedecerla por creernos dueños de nuestro destino. La destrucción se vislumbra en el horizonte. El cataclismo no es repentino. Comienza con la plaga de la ranas hasta llegar hasta la muerte de todos los primogénitos tanto los de las personas como de los animales. Como la tozudez no se humilló, el faraón siguió obstinado en no querer escuchar la palabra de Dios. Con odio iracundo que cegaba su raciocinio reunió a su ejército y salió en persecución de los descamisados israelitas. La historia terminó  con una gran tragedia: Todo el ejército egipcio, incluido tal vez el mismo faraón, pereció sepultado en la aguas del Mar Rojo al volver a su lugar natural cuando el último israelita puso los pies en la otra orilla.

Dios no es como nosotros que se deja llevar por los impulsos. No actúa irreflexiblemente como acostumbramos a hacerlo nosotros. Va mostrando señales de desagrado, para que podamos arrepentirnos, antes de sepultarnos en las aguas del Mar Rojo. El apóstol Pedro nos lo dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos proceda9)n  al arrepentimiento”                        (2 Pedro 3: 9).

Dios le promete a Abraham que su descendencia tomaría posesión de la tierra en que se encontraba. La herencia no la iba a recibir de inmediato, sería “en la cuarta generación volverán acá, porque no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí” (Génesis 15: 16). El texto muestra la paciencia de Dios. Espera hasta que el vaso colme la maldad.

Como no sabemos cuándo llegará el colmo de nuestra maldad, aprovechemos la paciencia de Dios. No hagamos oídos sordos a su voz que nos llama al arrepentimiento de nuestros de nuestros pecados para que por la fe en el Nombre de Jesús nos sean perdonados y, así empezar a caminar en novedad de Vida para gloria de Dios.

 

diumenge, 13 de març del 2022

 

MARCOS 5: 27

“Y cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud y tocó su manto”

Como siempre Jesús atrae multitudes que se amontonan a su alrededor. De entre la muchedumbre destaca una mujer que voluntariamente toca a Jesús con la creencia de “si toco solamente su manto seré salva” (v. 28). La fe es lo que distingue a la mujer del resto de la multitud que seguía a Jesús con el propósito de hacerle rey porque con Él se acabarían los problemas materiales. No le reconocían como el Salvador de sus almas. Lo único que le importaba a esta multitud amorfa era llenar la panza y ponerse a descansar debajo de la higuera.

La mujer anónima era consciente de que estaba enferma. Como dice Jesús: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Mateo 9: 12). El contexto inmediato nos dice que se refería a los enfermos del alma: “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento”  (v13).

Volviendo a la mujer, al decirle Jesús: “Hija, tu fe te ha hecho salva, ve en paz y queda sana de tu azote” (v. 34), nos da a entender que tenía fe en que Jesús la curaría no solo físicamente, también perdonaría sus pecados. En otros casos a los curados Jesús les dice: “no peques más”. A la mujer no se lo dice porque su enfermedad no era la consecuencia de un pecado concreto.

La muerte es la consecuencia del pecado. Como todos sin excepción hemos pecado, también todos sin excepción moriremos. Las enfermedades nos avisan que somos mortales y que el jinete que lleva en la mano la guadaña con la que segará nuestra vida viene a nuestro encuentro. Las enfermedades nos avisan de que estemos preparados para que cuando la guadaña sigue nuestra vida estemos preparados para entrar en la vida eterna.

Desearía que el lector no fuese un número en medio de la multitud que envuelve a Jesús, sino una persona con nombre y apellidos  que espiritualmente toque el manto de Jesús para que de Él salga el poder curador que necesitas. Espiritualmente tu pecado que ocasiona que tengas que morir te es perdonado en el acto. Puede ser que físicamente tengas que seguir cargando con achaques. Si es así te dará la fuerza para sobrellevarlos  con la paz y la tranquilidad  que Jesús da quienes creen en Él.  En el día de la resurrección tu cuerpo mortal y corruptible te será revestido de incorruptibilidad e inmortalidad. Eternamente gozarás de plena salud porque en el Reino de Dios la enfermedad,  muerte y el dolor ya no existen.


 

PROVERBIOS 24: 10

“Si flaqueas en el día de la angustia significa que tu fuerza es poca”

Cuando viento en popa y a toda vela sopla suavemente y nuestras vidas navegan dulcemente, nos hace pensar que somos personas maravillosas, que los vientos favorables que impulsan suavemente nuestras vidas son el resultado de nuestro bien hacer. La vida es dulce, agradable, apacible,  prospera, feliz. ¡Ay! De repente el mar tranquilo se convierte en olas amenazadoras y los vientos adversos nos llevan a chocar contra los arrecifes. Es en esta situación adversa cuando se pone de  manifiesto la calidad de nuestras vidas.

Hemos tenido años de bonanza económica. Hemos comprado segundas viviendas. Viajado a paraísos remotos. Llenado nuestros hogares de objetos inservibles que son molestia a la hora de hacer la limpieza doméstica. Ahí tenemos todo aquello que significa la prosperidad que gozamos. Ahora los vientos favorables se han girado en contra nuestra. Los bolsillos se han agujereado y nos hemos quedado sin blanca. Muchos que gozaban de prosperidad ahora dependen de la beneficencia pública o privada. La pandemia de la Covid-19 ha trastornado nuestra manera de vivir. La invasión de Ucrania por Rusia toca de cerca a los europeos. Nubarrones de penuria nos amenazan. Los años de vacas gordas dan paso a años de vacas flacas. Es ahí donde tenemos que prestar atención al texto que sirve de base a esta meditación. ¿Cómo reaccionamos ante los vientos adversos que con ímpetu chocan contra nosotros y nos hacen tambalear?

El hecho es que el tiempo adverso por el que navegamos hace incrementar los trastornos emocionales que afecta a todas las edades obligando a solicitar cita a los especialistas en trastornos mentales. Ello prueba que nuestra “fuerza es poca”. La adversidad pone de manifiesto nuestra debilidad. Que no somos Sansón. Es bueno que la adversidad ponga de manifiesto lo débiles que somos. El espejismo de un oasis de agua fresca rodeado de palmeras que nos protegen del sol, ha desaparecido. La realidad es que hemos estado en un desierto. Es bueno que nos demos cuenta de la realidad tal como es porque pone de manifiesto que necesitamos a Jesús el Médico del alma que nos puede proporcionar la medicina que nos dará la fortaleza necesaria para que no andemos tambaleándonos como si estuviésemos borrachos. La prosperidad nos ha engañado y nos ha hecho creer que podemos vivir sin Dios. La adversidad nos descubre que le necesitamos. Dios en su misericordia dice a quienes tienen oídos para oír: “¿No sabes que el Dios eterno que ha creado el mundo no se cansa ni se fatiga? Este Dios es quien nos dice: “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas a quienes no tienen  ninguna. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan en el Señor  (Jesús) tendrán nuevas fuerzas, levantará alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”  (Isaías 40: 28-31). 

 

 

 

DIAGNÓSTICO: SOCIEDAD ENFERMA

<b>Los placeres carnales desaparecen como espejismos dejando un sabor amargo</b>

Según los datos dados a conocer por la Junta de Seguridad de Barcelona a primeros de febrero de 2022, los delitos sexuales han crecido un 36%. El balance que hace el Ministerio de Interior que afecta a toda España es el incremento espectacular de agresiones sexuales. “La policía se sorprende no solo del aumento de casos sino también del nivel de brutalidad de muchas de las agresiones y del elevado número de menores que actúan como violadores. Se ven casos jamás vistos como el del joven de 31 años que fue detenido esta semana después de violar a una anciana de 95 años en su domicilio de Figueres. No son casos aislados. Se da mucho enfermo libre. La proliferación de las tristemente populares <i>manadas</i>, formadas por grupos de hombres que violan salvajemente a una mujer es otra prueba del clima de delirio que se ha apoderado de nuestras calles” (<b>Jordi Juan</b>, periodista).

No debería sorprendernos lo que está ocurriendo. Debido a que la presencia de Dios se ha evaporado de nuestras calles, Dios nos “entrega a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres  cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en sus lascivias unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres y recibieron en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1: 26-28). Buscar la felicidad fuera de Dios lleva a los cálculos que hace la policía: “Cada hora se producen dos agresiones  o abusos sexuales en alguna parte de la geografía española”. Horripilante, ¿verdad?

No se es culpable de los deseos sexuales pero se es culpable de la manera como se canalizan. El sicólogo <b>Miguel Ángel Soria</b>, escribe: “¿Puede un hombre poderoso que lo tiene todo, con una vida familiar normal esconder un agresor sexual? Algunos grupos de agresores sexuales pueden ser personas desubicadas socialmente, pero muchas otras tienen una vida social tremendamente estable”. Todas las personas llevamos dentro el virus del pecado que si no se le controla  nos puede llevar a cometer los delitos sexuales que comentamos.

El salmista escribe: “Me mostrarás la senda de la vida, en tu presencia hay profundidad de gozo, delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16: 11). El salmista nos muestra que la fe en Dios lleva a conocer “la senda de la vida”…”profundidad de gozo”…”delicias para siempre”. ¡Qué contraste más acusado existe entre la felicidad permanente que esboza el rey David autor del texto transcrito con la que experimentan los que la buscan en los placeres carnales sin Dios! Los delicias que proporciona el mundo son fugaces, transitorias. Duran tan poco como la neblina matinal en un día soleado. Quienes buscan la felicidad en las cloacas del mundo acaban insatisfechos, hambrientos, decepcionados. Los placeres que da el mundo son espejismos que ilusionan pero no dan lo que se espera de ellos. No son pecados los deseos sexuales. Sin ellos no habría matrimonios. Sin matrimonios no se podría cumplir la voluntad de Dios que los hombres tendrían que llenar la Tierra y dominarla. Sin el deseo sexual no podría hacerse realidad “alegrarse con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña? (Proverbios 5: 18-20).

Es posible que el proverbio que voy a transcribir lo haya escrito el conocido rey Salomón, sexualmente muy activo. Dice el texto que además de amar a la hija del faraón que fue su primera esposa amó a muchas mujeres hasta tener setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas. <b>“Y sus mujeres desviaron su corazón”</b> (1 Reyes 11: 1-6). Si no yerro en atribuir la autoría del proverbio a Salomón, en algún momento de su vejez le fueron abiertos los ojos y comprender la necedad de su juventud. Escribió a su hijo para que no cometiera sus mismos errores para tener que lamentarlo en la ancianidad: “¿Qué hijo mío? ¿Y qué hijo de mi vientre? ¿Y qué hijo de mis deseos? No des a las mujeres tu fuerza, ni tus caminos a lo que destruye los reyes” (Proverbios 31: 2, 3).

Octavi Pereña i Cortina

 

diumenge, 6 de març del 2022

 

1 CORINTIOS 6: 11

“Y esto erais algunos, mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el Nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”

Los fariseos del tiempo de Jesús se regían por un ritual de lavamientos muy  estricto con el fin de conservar la pureza ceremonial. El agua, pero, no limpiaba la corrupción almacenada en sus corazones. El odio que les salía por los poros, las purificaciones acuáticas no lo borraban. Estos santos de fachada no dejaron de destilar hiel ni cuando vieron a Jesús sufriendo colgado en la cruz. Lo siguieron cultivando  para vomitarlo  en los apóstoles  y en la iglesia incipiente.

El concepto purificador del agua sigue vigente en nuestros días en el agua bendita que está a disposición de los fieles católicos a la entrada de las iglesias. En los funerales con la aspersión de agua bendita sobre los féretros como si con ello se evitara que los difuntos no fuesen a parar directamente al infierno. Lo más grave de todo  es el agua bautismal que se pone en la cabeza del niño que dicen  borra el pecado original y el recién nacido entra a formar parte del pueblo de Dios.

El concepto de suciedad interior se mantiene vivo en la sociedad. Los fabricantes de productos de limpieza corporal venden la limpieza interior de las mujeres que los utilizan. Asimismo la mujer violada que se considera sucia interiormente debido a la violación se ducha con el fin de limpiarse de lo que considera es culpabilidad suya. El agua ceremonial ni los productos de limpieza corporal  limpian la verdadera suciedad que es espiritual y que se conoce como pecado.

El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia en Corintio les recuerda lo que eran antes de convertirse a Cristo. Después de la descripción escribe: “Y esto erais algunos, mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el Nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”

Escribiendo a Tito el apóstol Pablo escribe: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador” (Tito 3: 4-6).

La limpieza espiritual que produce la sangre de Jesús, en pocas palabras lo dice el apóstol Juan cundo escribe: “Y las sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7). La purificación del alma que produce la sangre de Jesús aplicada por el Espíritu Santo hace al creyente en Cristo santo totalmente. No tiene por qué sentirse sucio ni necesitado de lavamientos eclesiásticos. No deja ni una mota de suciedad que haga sentirse impuro quien ha sido lavado por la sangre de Jesús. El texto que sirve de base  a esta meditación lo deja bien claro. “Y esto erais algunos, mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el Nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.

1 PEDRO 1:3

“Bendito el Dios, y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos”

El faraón soñó: “Que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado. Y tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne que devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas” (Génesis 41: 2-4). José el hijo de Jacob dotado por Dios de interpretar sueños, interpreta el sueño del faraón diciéndole que se acercan siete años de prosperidad abundante seguidos de otros siete de intensa hambruna. Tal vez de ahí procedan las expresiones “vacas gordas” y “vacas flacas” que indican prosperidad y penuria.

Hemos estado viviendo unos años de “vacas gordas”. La prosperidad sin límites parecía haberse instalado para siempre. La gente disfrutaba a lo grande la bonanza económica. Sin anunciarlo, las “vacas flacas” suplantan a las gordas. El optimismo da paso a la desilusión. El optimismo se basa en las circunstancias favorables que tienen fecha de caducidad. Los vientos favorables han dado paso a los adversos. Hemos aprendido que la bonanza económica no es eterna. Ahora comprobamos que la confianza que depositábamos en las cosas materiales no era un buen cimiento sobre el que edificar nuestras vidas. La prosperidad duradera como indica el texto que sirve de base a esta meditación está enraizada en la fidelidad de Dios. Meditaremos en la esperanza divina que es la que da confianza en tiempos de “vacas flacas”.

El texto que comentamos nos dice que por la fe en Jesús la misericordia de Dios nos hace renacer para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de los muertos. ¿Dónde nos lleva esta esperanza viva? Los versículos 4 y 5 nos dan la respuesta: “Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que  está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”

La alegría va acompañada de tristeza: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas” (v. 6), que sirven para fortalecer nuestra fe que sirve para garantizar “la salvación de nuestras almas” (v.9).

En este mundo de aflicción y de confusión en que tantas voces se levantan indicándonos caminos que no llevan a ninguna parte, la resurrección de Jesús es la certeza de que nuestra esperanza está en la Roca que nos mantiene en pie cuando las aguas turbulentas y los vientos huracanados nos envisten. Estamos viviendo tiempos muy malos. El desaliento se apodera de los hombres que viven sin Dios y sin esperanza en este mundo. No nos dejemos llevar por su desespero. Con el apóstol Pablo que padeció muchos sufrimientos por causa de Cristo podamos decir  con él: “Por lo cual asimismo padezco esto: pero no me a avergüenzo, porque yo sé en quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1: 12)

 

CAUDILLOS FAMOSOS

<b>Los caudillos famosos esclavizan a sus seguidores al robarles el derecho a la crítica</b>

“Siembra vientos y recogerás tempestades”. La ley de la siembra: “Lo que siembras recoges”. En el año 1909 <b>Felippo Tomasso Marinetti</b> que fue el ideólogo del fascismo italiano escribió el <i>El Manifiesto de la mujer futurista</i>. Es un menosprecio a la mujer normal y un exaltamiento a la <i>|heroína</i>. “Por esto la revolución no puede hacerse sin ella. Por esto en vez de  menospreciarla hemos de ir a su encuentro. Ella es la conquista más fructífera, la que, en lo que le atañe, incrementará los seguidores. Pero sin Feminismo. El Feminismo es un error político. El Feminismo es un error cerebral de la mujer, un error que su instinto acabará por reconocer. No hay que darle a la mujer ninguno de los derechos que reclama el Feminismo. Concederle esos derechos no produciría ninguno de los desórdenes anhelados por lo futuristas, sino que por lo contrario, determinará un exceso de orden. La mujer se ha dejado domesticar. Pero lánzale un nuevo mensaje, o un grito de guerra, y entonces, retomando gozosamente su instinto, caminará delante de ti hacia insospechadas conquistas. Cuando tengas que usar las armas ella las lustrará. Te ayudará a escogerlas”. La mujer femenina no tiene lugar en los futuristas. Para estos la mujer ideal es aquella “que en la próxima guerra nos traiga heroínas como Catalina Sforza, la cual durante el saqueo de su ciudad, viendo desde las almenas a sus enemigos amenazar la vida de su hijo para forzar así su rendición, señalando heroicamente sus genitales, gritó: “¡Matadlo! ¡Aún tengo un molde para hacer uno más!” Con esta filosofía de los futuristas no debe extrañarnos que en 1914 empezase una devastadora guerra  y que en 1940 comenzase otra tanto o más destructora. En el momento que empiezo a redactar el borrador de este escrito, la mañana del 24/02/2022 ha comenzado a caer las bombas sobre Ucrania. Bien puede decirse que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

“Glorifiquemos la guerra, única higiene/ del mundo, el militarismo, el patriotismo,/  el gesto destructivo portador de felicidad,/ las bellas ideas por las que vale la/ pena morir, y el desprecio a la mujer” (<b>Felippo Tomasso Marinetti</b>).

El eje Berlín, Roma, Tokio parecía que iba a comerse el mundo. Avances espectaculares en los campos de batalla. La manzana estaba podrida  por dentro. La corrupción y la injusticia los condujo al desastre total. ¿De qué sirvió tanto dolor causado por la quimera de querer ser los amos del mundo? Ningún imperio sobrevive a la corrupción interna. “La justicia enaltece a la nación: pero el pecado es el oprobio de los pueblos” (Proverbios 14: 34).

Cuando el Nombre de Dios se borra de la faz de la Tierra entran en el escenario los padres que engendran a “los poderosos, los hombres de fama de la antigüedad” (Génesis 6: 4) que se van reproduciendo en todas las generaciones hasta llegar a la nuestra. Caudillos que deslumbran a las masas con sus proclamas de grandeza y de orgullo nacional. Seducen con palabras dulces que esconden veneno de áspid para conducirlos inconscientemente hacia el matadero. Todo para disfrutar de un fugaz segundo de gloria con el que se pretendía satisfacer el insaciable deseo de poder. “Glorifiquemos la guerra, única higiene/ del mundo, el militarismo, el patriotismo,/  el gesto destructivo portador de felicidad,”. La filosofía del ideólogo del fascismo italiano pervive con distintos nombres a lo largo de los siglos desde el inicio de la historia cuando Adán en representación de toda su descendencia cometió la insensatez de desobedecer el mandato divino creyendo que a él no lo mandaba nadie, excepto él  mismo. Tan desatinada decisión dio origen a la guerra con todo el sufrimiento que le acompaña. Su hijo Caín dio muerte a su hermano Abel. A partir de ahí el aumento de muertes violentas ha sido considerable.

Los caudillos de renombre y sus seguidores que se dejan seducir por sus proclamas bélicas patrióticas son responsables de sus actos.

Todos sin excepción llevamos el engendro del pecado y al ver los destrozos que ocasiona, nos preguntamos: “Si Dios existe, ¿por qué permite tanto sufrimiento?” No puedo dar una respuesta dogmática porque los pensamientos de Dios son más altos que los de los hombres. Sí sé, que la aparente indiferencia de Dios tiene el propósito de castigar a quienes hacen mal. Si no lo hace aquí en la Tierra lo hará en la eternidad. Nadie dejará de comparecer ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus obras.

Quienes dicen que Dios no existe, su negacionismo no hace desaparecer la realidad. “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la Tierra, y príncipes consultarán unidos contra el Señor y contra su Ungido (Jesús), diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá, el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi Rey sobre Sión, mi santo monte. Yo publicaré el decreto, el Señor me ha dicho: Mi Hijo eres tú, yo te engendré hoy. Pídeme y yo te daré por herencia las naciones y como posesión los confines de la Tierra” (Salmo 2: 1-8).

El salmo segundo es el anuncio profético de los sufrimientos de Jesús para salvación del pueblo de Dios y su glorificación al final del tiempo. Hasta que este día no llegue Dios muestra su paciencia porque desea que todos los hombres se salven. Cuando el vaso colme y derrame su maldad entonces se cumplirá la sentencia, sea aquí en la Tierra o más tarde después del fallecimiento. Nadie podrá eludir tener que presentarse ante el tribunal presidido por Jesús.

Octavi Pereña i Cortina