PADRENUESTRO
<b>Los momentos de
retiro tienen que servir para dialogar con el Padre celestial<b/>
<b>Francie
Healey</b>, socióloga y consejera de salud y bienestar afirma que durante
toda su vida ha reflexionado sobre la soledad: “Recuerdo que cuando era una
niña me sentía sola en mi mundo incluso en medio de mis familiares y amigos.
Supongo que me sentía invisible e incomprendida”. Este sentimiento es general.
Nadie se escapa del sentimiento de sentirse solo en medio de la gente. Se debe
a la sencilla razón de que en lo más
profundo del alma, que es en donde se forman los sentimientos, ningún ser
humano, salvo Dios, tiene acceso. Es por esto que encontrándonos gozando de la
vida en una fiesta, de vacaciones en compañía de alguien estimado en uno de
estos paraísos terrenales que anuncian las agencias de viajes, no desaparece el
sentimiento de soledad, sentimiento que
en algunos casos conduce al suicido, <i>la muerte silenciada</i>
como también se le conoce.
Un estado de soledad
persistente es una “crisis de salud” asegura <b>Francie Healey</b>.
Los expertos en salud mental “relacionan aislamiento social y la soledad como un
riesgo más alto de enfermedades mentales, físicas, cardíacas, obesidad, sistema
inmunológico debilitado, Alzheimer, depresión e incluso la muerte”.
La socióloga
<b>Francie Healey</b>, dice: “El 2018, el primer ministro británico
lanzó la primera campaña nacional para poner fin a la soledad, calificándola de
“uno de los principales desafíos de salud pública de nuestro tiempo”. Pero
soledad no es lo mismo que estar solo” ¡Cuánta razón tiene la socióloga!
Conviene distinguir la diferencia.
El estilo de vida
occidental es frustrante. Eso hace que personas residentes en las grandes áreas
metropolitanas decidan abandonarlas para irse a vivir en zonas rurales, más
cerca de la naturaleza en donde se vive más sosegadamente, evitando vivir con
el estrés que provoca las grandes aglomeraciones de personas. <b>Francie
Healey</b>, comenta la novedad nacida en Corea del Sur conocida como
<i>honjok</i>, iniciada por la juventud que opta por realizar
tareas en solitario. Esta tendencia no es ninguna novedad. Los antiguos eremitas
de los siglos III y IV abandonaban el mundo, con su polución espiritual, para
refugiarse en lugares desérticos. Con ellos siguió la polución espiritual del
mundo que creían abandonarla porque la llevaban consigo.
Jesús fue un hombre muy
atareado. Las multitudes lo buscaban insistentemente para que les curase sus
dolencias. Nos da ejemplo de lo que se tiene
que hacer para que las exigencias laborales no nos produzcan trastornos
sicológicos. Dejando a las multitudes que le agobiaban se retiraba a lugares
solitarios, abandonando el mundanal ruido y oraba a su Padre con el propósito
de cargar las baterías emocionales y buscar consejo. Jesús es el modelo por
excelencia. Nos muestra la bondad de aislarnos para abandonar el ensordecedor
ruido del mundo. Cuando lo hace no lo hace con el propósito de mirarse el
ombligo. Lo hace para que nos demos cuenta que tenemos que salir de nosotros
mismos y dirigirnos al Padre celestial. A quienes somos sus discípulos nos
enseña a orar.
La primera cosa que nos
enseña es lo que no tenemos que hacer jamás: “Y cuando ores no seas como los
hipócritas, porque ellos aman orar en pie en las sinagogas (iglesias) y en las
esquinas de las calles, para que sean vistos de los hombres, de cierto os digo
que ya tienen su recompensa” (Mateo 6.5). ¿Cuál es el secreto de la verdadera oración? Así lo expresa el Señor. “Mas tu cuando ores,
entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto,
y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (v.6). Estas palabras
de Jesús denuncian a aquellos que de la práctica religiosa hacen ostentación.
Ya tienen lo que buscan: El aplauso de los hombres pero no el favor del Padre.
Jesús cuando muestra el
Padrenuestro como una oración que sirve de modelo nos dice que no debemos
hacerlo de carretilla como los incrédulos. Hagamos un breve examen del Padrenuestro.
“Padre nuestro que estás
en los cielos, santificado sea tu Nombre”. Dios está en el cielo, nosotros en
la tierra. Respetemos la distancia. Dios es santo y su Nombre debe pronunciarse
con reverencia ni mancharlo con blasfemias.
Venga tu reino. Hágase tu
voluntad, como en el cielo, también en la tierra”. Se debe ser consciente que
Dios es el Rey de la creación y que al final del tiempo implantará su reino
eterno. Si respetásemos su voluntad las farmacéuticas tendrían muchas pérdidas
porque no se consumirían ansiolíticos ni pastillas antiestrés. Al no haber
discrepancia entre la voluntad de Dios y la nuestra el resultado sería la paz
en el corazón.
“El pan nuestro de cada
día, dánoslo hoy. “Como las aves dependen de Él para su sustento, nosotros por
el hecho de haber sido creados a imagen y semejanza de Él y con el raciocinio
que nos ha dado, tenemos que pedirle por las necesidades del día. Ni más ni
menos. Si Dios cuida de las aves, ¿no cuidará de nosotros hombres de poca fe?
“Y perdona nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Como
transgresores de la Ley de Dios le pedimos perdón y nos lo concede, como
perdonados tenemos que perdonar a quien nos falte. Si lo hiciésemos así, las
venganzas desaparecerían, no nos consumiría el rencor almacenado y viviríamos
en paz los unos con los otros.
“Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del Maligno, porque tuyo es el reino, y el poder y la
gloria, por todos los siglos. Amén”. El diablo es un ser muy poderoso al que no
podemos vencer con nuestras escasas fuerzas. Resistiéndole envestidos del poder
de Dios huirá de nosotros.Cerrada la puerta de nuestra habitación oremos al
Padre celestial para que nos ayude en el día a día hasta el día que nos llame a
su presencia.
Octavi Pereña i Cortina
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