LA ÉTICA DEL DINERO
<b>Sin el Padre de
nuestro Señor Jesucristo la existencia se convierte en una fuente de
corrupción</b>
El periodista pregunta si
el problema actual de la humanidad es
que se ha deshumanizado. <b>Joan Antoni Melé</b>, el padre de la
banca ética en España dice que sí. “porque el problema de las personas que nos
han sumido en las diferentes crisis de los últimos años o del último siglo, no
es que tuviesen un bajo nivel de matemáticas, ciencias o gramática (saber necesario,
sin duda), su problema es la falta de ética y de valores humanos. Para mí
educar es ayudar a desarrollar las individualidades pero también ayudar a
pensar en los otros…La transformación social sólo será posible desde la
transformación personal”. El problema radica en cómo se produce la transformación personal para que la
sociedad también pueda beneficiarse. Se conoce la solución pero se ignora cómo
hacerla efectiva.
El apóstol Pablo
escribiendo a su discípulo Timoteo le dice: “Así que, teniendo sustento y
abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en
la tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañinas, que hunden a los
hombres en la destrucción y perdición, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual
codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores” (1 Timoteo 6: 8-10). Esta recomendación que el apóstol hace a su
discípulo no la escribe para que la guarde para sí mismo, sino que la comparta con sus feligreses con el propósito que la ética del dinero sea
asumida por la sociedad. La fe en Cristo cambia el orden de las prioridades ya
que inculca en los creyentes que como personas no son solamente cuerpo. También
poseen un espíritu que conviene alimentar. Velar por la salud del alma no
significa que se tenga que desatender las necesidades básicas del cuerpo como
algunos enseñan. Esta no es la enseñanza de la Biblia. El apóstol Pablo
escribe: “Porque también cuando estábamos con vosotros, los ordenábamos esto:
si alguien no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre
vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en
lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que
trabajando sosegadamente, coman su
propio pan” (2 Tesalonicenses2. 10-12). Palabras de Jesús que transmiten
confianza en quienes creen en Él: “Mirad las aves del cielo que no siembran, ni
siegan, ni recogen en graneros, y
vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”
(Mateo 6: 26).
<b>Joan Antoni
Melé</b> afirma: “Ganar dinero es una necesidad, pero ganarse la vida es
otra cosa, es darle sentido. En Japón se dan 70 suicidios diarios y se ganan la
vida. La gran tragedia no es que 3.000 millones de personas pasen hambre, sino
que hay 7.500 millones que viven una vida sin sentido, luchando los unos contra
los otros, porque hay mucha competencia, acumulando, envenenando el planeta”.
El periodista que
entrevistas a <b>Joan Antoni Melé</b> le pregunta: ¿Qué nos pasa?
El banquero ético responde: ”Hemos desconectado de nuestra esencia humana. Si
solamente vivimos en la lucha por la supervivencia, en el miedo, nos
convertimos en marionetas fácilmente manipulables”. El entrevistado asegura que
la causa de los males sociales se debe a que “hemos desconectado de nuestra
esencia humana”. ¿En qué consiste esa desconexión? <b>Joan Antoni
Melé</b> nos habla de la banca ética. Los filósofos de la ética en
general. Debido a habernos desconectado de Dios debido al pecado, la imagen y
semejanza a Él ha sido dañada, pero no borrada del todo. Lo deja entrever el
apóstol Pablo cuando escribe: “Pero cuando los gentiles (personas que no son
pueblo de Dios) que no tienen ley hacen por naturaleza lo que es de la ley,
éstos aunque no tengan ley son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley
escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándolos o
defendiéndolos sus requerimientos en el día en que Dios juzgará por Jesucristo
los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio” (Romanos 2: 14-16). El
tenue rayo de la luz divina que penetra en la conciencia de los no convertidos
a Cristo es lo que le permite reflexionar en cómo deben ser las cosas, pero no
les permite vivir plenamente de acuerdo a las conclusiones a las que llegan. La
incapacidad de vivir de acuerdo a lo que es ley para sí mismos pone de
manifiesto su condición de pecadores. De la misma manera que la ley escrita
tiene la finalidad de conducir a los pecadores a Cristo lo hace con aquellos
que no teniendo ley no hacen lo que es
ley para sí mismos.
En Cristo se recupera la
esencia humana que da sentido a la existencia. En Cristo emerge el hombre nuevo
que mirando más allá de las cosas que se ven por la fe contemplan las que no se
ven. Las celestiales. En Cristo la vida adquiere sentido. La ética deja de ser
una cuestión filosófica para debatir intelectualmente para convertirse en una
actitud, una forma de vida que glorifica el Nombre de Dios.
Octavi Pereña i Cortina
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