AMOR PACIFICADOR
<b>La falta del amor de Dios hace
que las personas sean depredadoras de su prójimo</b>
El odio es un sentimiento que últimamente
se ha banalizado con la implantación de la ley mordaza, supuestamente para
luchar contra la incitación al odio. Para lo que realmente sirve es para
imponer las normas de determinados grupos en el conjunto de la sociedad. Si la
libertad de expresión es uno de los pilares de una sociedad democrática, la ley
mordaza es una flagrante violación de dicho derecho. Se la debe combatir con
firmeza.
La filosofa <b>Carlota
Casiraghi</b> a la pregunta que le hace el periodista <b>Eusebio
Val</b>: ¿Qué pasión negativa le angustia más?, responde: “El odio, el
discurso del odio se infiltra por todas partes. Empieza con pequeñas frases,
burlas, estigmatizaciones. Es lo que más me inquieta, excluir de la humanidad
una parte de las personas. ¿Por qué se llega a pensar que a ellas no se les
deben aplicar los derechos humanos? A mí esto se me hace insoportable. Hemos
vivido hechos muy catastróficos de genocidios, y todavía existen muchos
lugares de extrema fragilidad en donde
se puede desencadenar. Pienso que no somos suficientemente conscientes.
Con la aparición de internet y de la
proliferación de las redes sociales se facilita la difusión del discurso del
odio: “Un <i>hater</i> es una persona que difama, menosprecia y
descalifica al contrario. Puede odiar por motivos políticos, religiosos, de
género o raza, o sencillamente por motivos personales, aunque lo más habitual es
que las víctimas sean miembros de colectivos y minorías. Siempre han existido
personas con deseos de odiar. Con la llegada de internet y las redes sociales (que es en donde nace la
palabra <i>hater</i>, literalmente que odia) ha dado a estos
individuos más tiempo para perseguir a las víctimas y obtener información sobre
ellas, si son datos personales mucho mejor…¿Por qué odian tanto a
<b>Greta Thumberg</b>? Porque no soportan que diga la verdad”
(<b>Ramón Aymerich</b>).
El domingo 15 de diciembre de 2019 se
suspendió el partido de futbol entre el Rayo Vallecano y el Albacete porque la
afición radical del Rayo Vallecano conocida como <i>Bukaneros</i>
calificaba reiteradamente de nazi al delantero del Albacete <b>Román
Zozula</b>. Son diversos los jugadores que por su origen racial o por
posicionamientos políticos, que se insultan en los estadios. Con la
incorporación de la mujer en el deporte, árbitros mujeres y jugadoras “hayan
tenido que escuchar insultos de <i>puta</i> hacia arriba por ser
mujeres”.
<b>Daniel Fernández</b> hace
una descripción del odio que creo pertinente reproducirla: “Hace ya un tiempo
que hemos aprendido a ser prudentes y esquivos. Gracias que el afecto y al
deseo de celebración y convivencia hace que la mayoría callemos nuestras
opiniones y evitemos imponerlas en los otros. Pero no siempre es posible, me
temo. Porque en los últimos años, podría ser casualidad, me ha tocado vivir más
o menos de cerca unas cuantas experiencias
que no puedo considerar de otra manera que odio. Rectifico, no han sido
tanto explosiones, ira como una breve locura, sino más bien la destilación
amarga y venenosa de esto mismo, un odio, un veneno. Algo se está pudriendo
dentro de algunas personas: una cosa fea, viscosa y en expansión, que los
debilita moralmente y los incapacita racionalmente. I no de manera transitoria,
esta es la diferencia, porque este odio tiene raíces que no desaparecen cuando
disminuyen la fiebre y la inflamación y pasa el momento del vómito. Es un dolor
personal y secreto que aparece en la superficie como revienta la burbuja fétida
del pantano, exhalando un miasma que es en sí misma una enfermedad. Odio, no solamente rabia o menosprecio…” Del texto
destaco: “Algo se está pudriendo dentro de algunas personas: una cosa fea y
viscosa y en expansión, que los debilita moralmente y los incapacita
racionalmente”. ¿Qué es esta cosa fea, viscosa y en expansión”? Tiene un
nombre: PECADO. A medida que el pecado endurece el alma, esta se insensibiliza
e instigada por el diablo “que es homicida desde el principio”, impulsa a hacer
el mal, no solamente de palabra, llegando incluso a la agresión física. El odio
que es una variedad del pecado, solamente se le puede combatir con el amor, no
de la manera que insinúa el eslogan: <i>haz el amor y no la guerra</i>.
El antídoto contra el odio es el amor de Dios que nos enseña a hacer al bien no
solamente a las personas que apreciamos, incluso a las que nos son
desagradables. Las leyes anti odio no consiguen disolver esta cosa fea, viscosa
y en expansión que es capaz de hacer tanto daño.
Octavi
Pereña i Cortina
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada