dilluns, 27 de gener del 2020


EDUCACIÓN

<b>El conocimiento de la Biblia es la base de una buena educación</b>
La Policía Nacional detuvo ayer a un séptimo joven acusado a participar en la presunta violación  grupal de una menor de 14 años en Palma en la Noche de Navidad. De los siete detenidos todos son menores excepto uno de 19 años.
La Guardia Urbana de Lleida detuvo el lunes por la tarde en la calle Maragall a un joven de 19 años acusado de agredir a su madre y amenazarla con un cuchillo.
Valencia endurece la ley del juego para menores. Se impones controles de acceso en las casas de apuestas.
Según la dirección general de la Ordenanza del juego del Ministerio de Hacienda, más de un tercio de los españoles se inicia en el juego sin haber cumplido los 18 años.
Una ochentena de jóvenes es atendida en urgencias cada fin de semana por intoxicaciones alcohólicas en Catalunya.
<b>David le Breton</b>, profesor de Sociología y Antropología en la Universidad de Estrasburgo, hace esta radiografía de la juventud actual: “Las cifras asustan: Uno de cada cinco adolescentes en el mundo se encuentra en situación de estrés y caen en conductas de riesgo, otros en el consumismo en busca de cómo a través de la borrachera, los trastornos alimentarios, la toxicomanía…son actitudes recientes…Las generaciones jóvenes de hoy no están orientadas, no saben a dónde van, no tienen la certeza interior de que su vida tiene un valor y de que tienen un lugar en el mundo y lo buscan fuera. El consumismo intenta llenar esta brecha y darles puntos de referencia…Son individuos aislados que buscan reconocimiento”. Pienso que las palabras de <b>David le Breton</b> hacen una radiografía muy certera de la realidad de la adolescencia de nuestros días. Deberían  ser motivo de reflexión.
El déficit educativo de nuestros días se debe a que se tiene en mente impartir muchos conocimientos a los niños olvidando que lo que es más importante en la educación es compartir sentido de la vida. La educación horizontal que únicamente tiene en cuenta las materias que se pueden contemplar con los ojos y tocar con las manos, es coja, y no prepara a los adolescentes para afrontar el mundo de manera positiva.
La educación, tanto la escolar como la paterna refleja la filosofía del hombre de hoy: Dios no existe, y si es, se olvida de nosotros, como algunos padres que dejan a sus hijos encerrados dentro del coche mientras se van de juerga. Las noticias que he mencionado al principio de este escrito reflejan la realidad que una educación en que sobra Dios, no es una formación adecuada para formar personas de bien, en la infancia, adolescencia, juventud y más tarde como adultos. Nos quejamos del incivismo juvenil y de la corrupción política y  nos despreocupamos de querer saber la causa que personas escolarizadas y con títulos universitarios se comporten tal como lo hacen a lo largo de sus vidas. A la educación que reciben le falta la cuarta pata que da estabilidad a la silla: Religión. Cuando me refiero a Religión no quiero decir conocimientos sobre religiones que tienen que ver más con la información que en la formación de los alumnos.
Aun cuando no tiene nada que ver con la religión sí que lo tiene con la disciplina. El texto que cito del libro de <b>Rafel Nadal</b> <i>Cuando éramos felices</i>, ambientado en la Girona de los años del siglo XX, debería despertarnos. Se refiere a la disciplina, desgraciadamente hoy en día casi desaparecida del mundo educativo paterno. Lo hace con estas palabras. “Ya ha quedado claro que si el padre era el encargado de la disciplina material, la madre siempre se ocupó de la supervisión de los estudios y de todas las cuestiones morales o intelectuales. Controlaba las notas, estaba en contacto con los maestros para saber cómo íbamos, y nos aconsejaba cuando teníamos que escoger un itinerario escolar”.
El libro de Proverbios pone mucho énfasis en la disciplina que los padres tienen que aplicar a sus hijos. Una muestra: “El que rehúye usar su bastón, a su hijo aborrece, mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” (13: 24). A primera vista da la impresión de que los padres tienen que aplicar la violencia a la hora de disciplinar a sus hijos. Quien así lo interprete no manifiesta el amor que debe sentir por sus hijos. Desgraciadamente los gritos de personas que dan la impresión de que han  enloquecido y los golpes salvajes  a los que someten a sus hijos, son las herramientas que se usan con demasiada frecuencia en la educación. El apóstol Pablo enseña el principio que deberían seguir los padres a la hora de disciplinar a sus hijos: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina  y amonestación del Señor” (Efesios 6: 1-4).
Octavi Pereña i Cortina



OSEAS 12: 6

“Tú, pues, vuélvete a tu Dios, guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre”
Las incertidumbres en la vida diaria son muchas. Pensamos que las cosas van bien y, de súbito: una enfermedad, un despido, una ruptura matrimonial…La existencia es muy incierta. Tener la mirada horizontal no nos ayuda en el momento del infortunio. Confiar plenamente en el hombre trae desgracia. Y es esto lo que hacemos normalmente. Y la persona en quien confiamos resulta ser una caña quebrada que atraviesa el corazón, llenándonos de dolor.
“Tú, pues, vuélvete a tu Dios”, nos dice el profeta. Jesús que es Dios encarnado nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad ni yugo sobre vosotros,  y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11: 28-30). ¿Estamos dispuestos a descargar nuestras penas en Jesús y compartir con Él el pesado yugo del pecado para que lo alivie?
Volver a Dios exige que seamos misericordiosos y que practiquemos juicio, que es lo que Él hace con nosotros.  Si nos volvemos al Señor no tenemos que hacerlo en secreto. Nuestras vidas tienen que reflejar que somos la luz del mundo y que no debe ponerse debajo del almud  o debajo de la cama, sino ponerla en el candelero para que alumbre a quienes están en la casa para que ayude a los extraviados a encontrar a Jesús que es el Camino hacia Dios el Padre. Si los cristianos no reflejan la santidad de Dios son un tropezadero para los no creyentes pues el buen testimonio es algo esencial a la hora de transmitir el mensaje del Evangelio. Es grande la responsabilidad que hemos contraído quienes afirmamos ser cristianos.
No nos alarmemos ante la exigencia de un vivir que refleje “misericordia y juicio”. El profeta nos tranquiliza cuando nos dice: “y en tu Dios confía”. En todas las situaciones de la vida tenemos que confiar en Dios porque Él nos dará la ayuda oportuna.


JUECES 18: 24

“Tomasteis mis dioses que yo hice y el sacerdote y os vais, ¿qué más me queda?”
En aquellos días no había rey en Israel” (v.1). La carencia de monarquía de alguna manera reflejaba el estado espiritual en que se encontraba Israel durante la etapa de asentamiento de las tribus en el territorio asignado a ellas. En su conjunto Israel no tenía Rey. El texto que comentamos tiene que ver con la idolatría y el papel que jugó durante el tiempo que duró el asentamiento.
El libro de Jueces termina con esta declaración que pone de manifiesto la pésima condición espiritual en que se encontraba Israel en aquella época: “En estos días no había rey en Israel: cada uno hacía lo que bien le parecía”  (21: 25).
El texto que comentamos muestra como las personas que han abandonado a Dios hacen lo que mejor les parece. Malgastan la fuerza por la posesión de un ídolo que no sabe defenderse. Se amenaza con la muerte  a quien se le ha robado el ídolo si persiste en reclamar que se le devuelva. Micaia, quedándose sin sacerdote que le abandona y sin el ídolo, dice a los ladrones: “¿Qué más me queda?” No le queda nada porque ya antes no poseía nada valioso.
Para Micaia el ídolo lo era todo. Era el tesoro en que confiaba. Era el objeto de su devoción. ¿Qué tiene que decirnos Jesús respecto a los tesoros terrenales? “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan” ¿Qué solución aporta Jesús ante el peligro de la polilla y los ladrones?  “Haceos tesoros en el cielos, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan  ni hurtan”
Dada la caducidad de los tesoros terrenales haríamos bien en prestar atención a lo que nos dice Jesús: “Porque dónde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6: 19-21).
Sea legal o ilegal el expolio de ídolos que pueda tener el lector, ¿qué más da que sea de una manera o la otra. ¿”Qué más nos queda? Siguiendo el ejemplo de los paganos residentes en Éfeso que practicaban la magia. Al convertirse a Jesús “trajeron los libros y los quemaron” (Hechos 19: 19). Querido lector, si eres cristiano, ¿sigues confiando en los ídolos que te roban al Señor? Quémalos. Destrúyelos. Quédate con Jesús el Rey de reyes. Jamás podrás decir: ¿Qué más me queda?  Por poderoso que sea el ladrón, jamás podrá arrebatar a Jesús que por el Espíritu mora en tu corazón.




dilluns, 20 de gener del 2020


OSEAS 13:6

“En sus pasos se saciaron, y repletos, se envaneció su corazón, por esta causa se olvidaron de mí”
El hombre sin Dios es el más pobre de las personas. En su alma existe un vacío que tiene que llenarse sea como sea. Como a Dios no lo tiene en cuenta en sus caminos  el vacío tiene que llenarlo con el dios del materialismo que, al no saciar las necesidades del alma se siente impulsado cada vez más a desear bienes materiales que terminan ahogándolo.
La invitación que se hace al consumo responsable para frenar el temible cambio climático que trastorna el funcionamiento de la naturaleza con sus diluvios, sequías, incendios forestales, el de Australia es un ejemplo, y la mano del hombre que contribuye a la contaminación del aire, las aguas fluviales y marinas debido al despilfarro. El crecimiento insostenible del consumo nos ha llevado a la trágica situación medioambiental de nuestros días.
Esclavizado el hombre por el libre albedrío y apoyándose en la supuesta libertad de poder hacer lo que le dé la gana, se recrea en sus posesiones y repletos su almacenes  se corazón se vanagloria del  éxito alcanzado. El orgullo de poseer tantas cosas, la mayoría inservibles, fomenta el consumo desaforado de bienes materiales que no favorecen nuestra calidad de vida ya que la degradan
Algo a lo que hace tiempo le doy vueltas. ¿Por qué se soportan los inconvenientes en los aeropuertos: largas horas de espera, perdidas de equipajes, overbooking, cancelación de vuelos…A pesar de todo ello se reincide y se vuelve a planificar otro viaje para soportar los mismos inconvenientes? El profeta Amós nos muestra la causa. “En sus pasos se saciaron, y repletos, se envaneció su corazón”. la consecuencia de ir en pos de saciar  la insaciable sensualidad, “por esta causa se olvidaron de mí”. El profeta nos viene a decir que por habernos olvidado de Dios  nos dejamos arrastrar por el materialismo que nos destruye. Si persistimos en adorar a dioses que no son Dios, sufriremos porque incumplen las promesas que nos ofrecen. Lo más terrible es que al final del trayecto descubriremos, sin posibilidad de dar marcha atrás en vez de encontrarnos en el paraíso eterno en el que fluye el río de agua, viva, despertaremos en el infierno en donde nadie mojará su dedo en agua para apagar la ardiente sed que los consumirá.


SALMO 71: 18

“Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me abandones”
Aun cuando nuestro padre y nuestra madre puedan abandonarnos, la fidelidad de Dios no le permitirá hacerlo con nosotros. El creyente en Cristo tiene garantizada la protección del Señor de por vida. Si es así, ¿por qué el salmista escribe “Aun en la vejez y en las canas, oh Dios, no me abandones?” No es que el salmista dude de la fidelidad de Dios, lo que muestra es la dependencia con respecto a Él. El salmista, como cualquier otra persona no es merecedor del favor de Dios, aun sin merecerlo, lo recibe. En todo momento depende de Él. Las bendiciones que el salmista ha recibido de Él no las considera propias. Admite que son un regalo de Dios y que únicamente a Él tiene que dar gracias.
“No me abandones” dice el salmista al Señor. Esta petición pone sobre la mesa una necesidad muy acentuada en nuestros días: la soledad en que se encuentran muchas personas  ancianas. La soledad de los ancianos es un  problema social que las autoridades intentan resolver poniendo a disposición de los ancianos que viven solos servicios de tele asistencia, verdaderamente muy útiles, debiendo ser ello motivo de agradecimiento a Dios por haberlos provisto. Asimismo, las autoridades ponen a disposición de los ancianos centros de atención de día, servicio que es muy necesario para aquellos ancianos que debido a la edad han perdido facultades físicas que les obligan a la dependencia de otros.
En el tiempo del salmista  no existía la asistencia social que disfrutan los ancianos de nuestros días. Sí que había médicos que de alguna manera representaban la ayuda social de hoy. Ante los problemas de movilidad y otros achaques propios de la vejez, ¿qué deben hacer los ancianos? 2 Crónicas 12. 12 nos enseña lo que no deben hacer: “Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó al Señor, sino a los médicos? El texto no niega la utilidad de los servicios del médico ante la enfermedad. La mujer con flujo de sangre acudió a los médicos. Jesús no dijo que hubiese obrado mal. El caso es que no pudieron curarla. La vida física tiene un límite. El pecado del rey Asa fue no tener en cuenta a Dios en su enfermedad. Este es el pecado en que caen muchísimos ancianos. Dependen exclusivamente de la ayuda humana y de sus corazones no brota. “Oh Dios, no me abandones”. El problema de la soledad de los ancianos no lo resuelven los servicios asistenciales que prestan las autoridades, sino la incapacidad de clamar: “Oh Dios, no me abandones”





CEREMONIAL RELIGIOSO

<b>El ceremonial es una práctica religiosa que no vincula al hombre con Dios</b>
Las religiones cuanto más alejadas de Dios, se caracterizan por una liturgia muy elaborada y barroca que ha perdido la frescura de una íntima relación con Dios: Edificios majestuosos como si en ellos hubiese espacio para que el Dios infinito le agradase habitar en  ellos y una práctica religiosa de masas cuando la fe es una cuestión personal. El error que cometen estas religiones es hace creer a los fieles  que les basta con la práctica externa de la religión, sin tener en cuenta que la verdadera religiosidad consiste en mantener una estrecha relación con el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Jesús es el único camino que conduce a Dios “porque no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que puedan ser salvos” (Hechos 4: 12). Jesús no enseña en ningún momento la conversión en masa. Siempre se dirige a las personas, individualmente, a que se arrepientan de sus pecados y crean en Él ya que la sangre que derramó en la cruz del Gólgota es el único detergente “que nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7).
¿Qué piensa Dios de las religiones de masas que únicamente les interesa la participación en las ceremonias, sin importarles cuál es la relación que los feligreses mantienen con Dios? El profeta Amós responde a la pregunta que hemos planteado: “Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. Y si me ofrecierais vuestros holocaustos y vuestras  ofrendas, no los recibiré, ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados. Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” (Amós 5: 21-24). El profeta Isaías remacha el clavo cuando escribe: “Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado” (Isaías 29: 13).
No. Al Dios de la Biblia no le complace la religiosidad vacía de contenido. El salmista enseña cuál es la religiosidad que le agrada a Dios. El salmo 51 es uno de los salmos conocidos como penitenciales.  El rey David, su autor, gracias a la intervención del profeta Natán reconoce haber cometido el pecado de adulterio y, como pecador arrepentido se dirige al Señor con estas palabras: “Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos…Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Y no me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu” (vv, 4,9-11).
El judaísmo del Antiguo Testamento era una religión muy ceremonial. Se tenían que seguir unas normas muy  estrictas para conseguir una purificación ceremonial, que no espiritual. El rey David deja a un lado los requisitos legales para conseguir el perdón de su pecado de adulterio y va directamente a la fuente del perdón que es Jesús. Al adulterio del monarca le acompañó, en un vano intento de esconder su pecado, el asesinato que ordenó se cometiese en el campo de batalla, al marido de la esposa ultrajada: “Límpiame de homicidios, oh Dios, de mi salvación, cantará mi lengua tu justicia” (v. 14).
En nuestros días el papa y la jerarquía católica, ante el escándalo de la pederastia clerical, envueltos en sus ropajes de solemnidad, se olvidan de pedir perdón a Dios a quien han ofendido en primer lugar y se limitan a pedir perdón a las víctimas y, con el propósito de disminuir la responsabilidad de la Iglesia sacan a relucir que otras personas han cometido el mismo pecado. Pero la sociedad va perdiendo confianza en una Institución que le dicta las nomas éticas que debe cumplir, siendo la primera en incumplirlas.
El rey David siguiendo las instrucciones que la Biblia da desde Génesis a Apocalipsis, que la verdadera religiosidad no consiste en ceremonial vacío de contenido, sino en un nacimiento espiritual, escribe: “Señor abre mis labios, y publicará mi lengua tu alabanza, porque no quieres sacrificio que yo lo daría, ni quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado, al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (vv. 15-17).
Octavi Pereña i Cortina


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dilluns, 13 de gener del 2020


POPULISMO DESENMASCARADO

<b>Jesús desaprueba el populismo  que defiende legalismos</b>
<b>Jared Diamond</b>, biógrafo y premio Pulitzer hace una declaración que merece ocupar las primeras páginas en todos los rotativos del mundo: “Pronto los Estados Unidos dejarán de ser una democracia”. Puntualiza: “me duele y es mi temor. Democracia consiste en que todos puedan votar, y hoy allá están creciendo las voces que desearían privar del todo el voto en amplios sectores sociales”. ¿Solamente en Estados Unidos? ¿No está caminando Europa hacia el suicidio?
Se culpa de la decadencia  de Estados Unidos y de Europa al populismo.<b>Diamond</b> define como populista “al líder que culpa a un tercero de los males de su país o sociedad…Si un líder dice a su sociedad que el malvado es de afuera, se delata de incompetente y populista. Y si lo votas, eres cómplice del populismo. Lo son los votantes de Trump que  culpan de los males a inmigrantes, intelectuales y periodistas de Washington: eso funciona en las urnas y mata a la democracia”.
El populismo tiene raíces espirituales: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 6: 1-5).
Esta recomendación de Jesús únicamente será atendida si los ciudadanos y las personas escogidas en las urnas para gobernar a las naciones son conscientes que esta recomendación va dirigida a todos ellos. En tanto esto no sea así, si las personas seguimos considerándonos “buenas personas”, no estaremos en condiciones de hacer autocrítica de nuestros propios actos. Seguiremos la filosofía populista de culpar de los fracasos de nuestro entorno familiar y social, y, en el caso de los políticos,  culpar a los medios de comunicación y a los otros políticos de los fracasos  que son el resultado de las propias decisiones equivocadas. Ello conduce a fracaso tras fracaso. Indefinidamente tropezando con la misma piedra. A los populistas se les puede aplicar la advertencia que el autor de Proverbios hace a quienes son dados al vino: “¿para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece en la copa. Se entra suavemente, mas al fin  como serpiente morderá, y como el áspid dará dolor. Tus ojos verán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron mas no me dolió, me azotaron, mas no lo sentí, cuando me despierte, aun lo  volveré a buscar” (Proverbios 23: 29-35)
En las Escrituras cristianas no aparecen las palabras: populista y populismo, pero sí su espíritu. El populista es una persona que se considera superior a las otras. Concepto que le permite juzgar a las otras sin haberse lavado previamente de las faltas que observa en su prójimo. Este comportamiento presuntuoso  el Nuevo Testamento lo personifica en los sacerdotes y fariseos que acusan a Jesús de relacionarse con aquellas personas que tachaban despectivamente de “pecadores”.
Con el propósito de denunciar el populismo excluyente haremos una ojeada a un texto que tiene que ver con la conversión de Mateo, el autor del evangelio que lleva su nombre, odiado por los judíos por ser cobrador de impuestos al servicio de Roma y de lo que piensa Jesús de estas personas. Jesús en su deambular por la tierra se detiene en el lugar en donde Leví (Mateo) recauda los impuestos y le dice: “Sígueme”. El funcionario se levanta  “y le siguió”. El texto no lo menciona pero es muy probable que Leví agradecido, invitase a Jesús y sus discípulos a comer en su casa. Esta sociabilidad de Jesús enojó a los escribas y fariseos, los defensores de la ortodoxia religiosa y de la moral pública. Estas personas que se consideraban impolutas se acercan  a los discípulos para denunciar el mal ejemplo que estaba dando su Maestro: “¿Cómo es que come y bebe con los cobradores de impuestos y los pecadores? Jesús que oye la condena, les dice: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar justos (personas que se consideran buenas) sino pecadores” (Marcos 2:14-17). Bien  seguro que estos defensores de la moral pública, al oír la sentencia de Jesús abandonaron el lugar con el rabo entre las piernas, enrojecidas sus caras de vergüenza de la misma manera que lo hicieron sus compañeros de corporación cuando Jesús les dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero de arrojar la piedra contra ella” (la mujer atrapada en  adulterio). “Ellos, al oír esto, acusaos por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros” (Juan 8: 3-11). Jesús desenmascara a los populistas.
Octavi Pereña i Cortina




SALMO 7: 11

“Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días”
Un juez justo tiene que juzgar con justicia. Muchos jueces no dan el ejemplo de juzgar con justicia. Tienen dos varas de medir y dictan sentencias claramente injustas. La justicia divina difiere de la de los hombres en que antes  de dictar sentencia espera que los impíos se arrepientan de sus pecados y, en consecuencia, cambien  de comportamiento. “Si no se arrepiente, Él afilará su espada. Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. Asimismo ha preparado armas de muerte, y ha labrado saetas ardientes” (vv. 12,13).
Si el impío no se arrepiente y persiste en seguir caminando dando la espalda a Dios, su rebeldía tiene sus consecuencias. El impío por haber sido creado por Dios no tiene excusa por su impiedad. La Ley de Dios ha sido dispuesta para bien de los hombres. No obedecerla tiene sus consecuencias desastrosas para el rebelde. El salmista lo expresa con estas palabras: “He aquí el impío concibió maldad, se preñó de iniquidad, y dio luz a engaño. Pozo ha cavado, y lo ha ahondado, y en el hoyo que hizo caerá. Su iniquidad volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla” (vv. 14-16).
El actor italiano Cosino Fusco interpreta el papel de un cura italiano. El periodista le pregunta: ¿Un sacerdote bueno o malo? El actor le responde: ¿Quién sabe dónde está el mal o el bien? La ignorancia significa que se está en el lado equivocado porque permite que se sirvan a cuántos señores como parezca bien servir. Servir a varios señores implica no servir al Creador que es el único Señor legítimo. Los otros señores son usurpadores que intentan destronar al Creador. Las consecuencias de la desobediencia contra el Señor legítimo, los versículos 14-16 del salmo que comentamos, las deja bien claro. Quienes no saben distinguir entre el mal y el bien, se encuentran en el lado del mal. No compensa disfrutar temporalmente de los goces del pecado si las consecuencias son las que describe el salmista.
Desconozco si el lector está al lado del bien o del mal. Si está al lado de Dios persista en ello por el gozo que produce estar en Cristo. Si está al lado del mal todavía está a tiempo para ponerse al lado de Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo y gozar de la esperanza de vida eterna que se empieza a disfrutar en esta vida.


OSEAS 1:2

“Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación, porque la tierra fornica apartándose del Señor”
El Señor ordena a Oseas que se case con una mujer fornicaria que tenía hijos concebidos de su prostitución. De este matrimonio que a nuestros ojos no podía tener un final feliz, el profeta tuvo tres hijos.
El primero fue un varón,  Jezreel, que significa. Dentro de poco yo castigaré  a la casa de Jehú.
El segundo fue una hija, Lo-ruhama, que significa: No me compadeceré de la casa de Israel, sin que la quitaré del todo.
El tercero fue otro varón: Lo-ammi que significa: Vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios
Dios al pedirle a Oseas que se case con la prostituta Gomer quiere enseñar a Israel la condición espiritual en que se encontraba. Israel era la esposa mística de Dios que en vez de ser fiel a su Esposo se ha prostituido sirviendo a los baales. Ha roto la ley del matrimonio y la infidelidad tiene sus consecuencias. Los nombres que Oseas da a los hijos que ha tenido con Gomer indican la ira que el pueblo infiel despierta en el Esposo.
El apóstol Pablo escribiendo a los romanos les dice que no tienen excusa por darle la espalda a Dios porque la creación revela las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad (Romanos 1:20). Los ateos no pueden excusar su ateísmo y “profesando ser sabios se hicieron necios, y cambiaron la gloria de Dios incorruptible en semejanza de hombre corruptible…” (v.23). La consecuencia de adorar  imágenes: “Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones…” (vv. 24-32).
La iglesia no se escapa de la ira de Dios. Piensa que porque tiene el Nombre de Dios en sus labios ya puede dormirse en sus laureles. No lo tiene en su corazón y por lo que cree hace cosas abominables en los ojos de Dios. Sí, Israel no escapó de la ira de Dios. El adulterio de Israel  con los ídolos lo llevó a su destrucción. No creamos que seamos mejores que el antiguo pueblo de Dios. El juicio que cayó sobre él debe despertar en nosotros vigilancia para no cometer adulterio contra el Esposo. La historia se repite. Hoy que tanto se habla de recuperar la memoria histórica para no cometer los mismos errores que cometieron nuestros antepasados, la historia de Israel nos enseña que la ira del Esposo ultrajado no se apaga con adoración de labios, sino con el arrepentimiento y volviendo al Dios único y verdadero que en su Hijo Jesús acoge a los hijos pródigos.



dimarts, 7 de gener del 2020


AMOR PACIFICADOR

<b>La falta del amor de Dios hace que las personas sean depredadoras de su prójimo</b>
El odio es un sentimiento que últimamente se ha banalizado con la implantación de la ley mordaza, supuestamente para luchar contra la incitación al odio. Para lo que realmente sirve es para imponer las normas de determinados grupos en el conjunto de la sociedad. Si la libertad de expresión es uno de los pilares de una sociedad democrática, la ley mordaza es una flagrante violación de dicho derecho. Se la debe combatir con firmeza.
La filosofa <b>Carlota Casiraghi</b> a la pregunta que le hace el periodista <b>Eusebio Val</b>: ¿Qué pasión negativa le angustia más?, responde: “El odio, el discurso del odio se infiltra por todas partes. Empieza con pequeñas frases, burlas, estigmatizaciones. Es lo que más me inquieta, excluir de la humanidad una parte de las personas. ¿Por qué se llega a pensar que a ellas no se les deben aplicar los derechos humanos? A mí esto se me hace insoportable. Hemos vivido hechos muy catastróficos de genocidios, y todavía existen muchos lugares  de extrema fragilidad en donde se puede desencadenar. Pienso que no somos suficientemente conscientes.
Con la aparición de internet y de la proliferación de las redes sociales se facilita la difusión del discurso del odio: “Un <i>hater</i> es una persona que difama, menosprecia y descalifica al contrario. Puede odiar por motivos políticos, religiosos, de género o raza, o sencillamente por motivos personales, aunque lo más habitual es que las víctimas sean miembros de colectivos y minorías. Siempre han existido personas con deseos de odiar. Con la llegada de internet  y las redes sociales (que es en donde nace la palabra <i>hater</i>, literalmente que odia) ha dado a estos individuos más tiempo para perseguir a las víctimas y obtener información sobre ellas, si son datos personales mucho mejor…¿Por qué odian tanto a <b>Greta Thumberg</b>? Porque no soportan que diga la verdad” (<b>Ramón Aymerich</b>).
El domingo 15 de diciembre de 2019 se suspendió el partido de futbol entre el Rayo Vallecano y el Albacete porque la afición radical del Rayo Vallecano conocida como <i>Bukaneros</i> calificaba reiteradamente de nazi al delantero del Albacete <b>Román Zozula</b>. Son diversos los jugadores que por su origen racial o por posicionamientos políticos, que se insultan en los estadios. Con la incorporación de la mujer en el deporte, árbitros mujeres y jugadoras “hayan tenido que escuchar insultos de <i>puta</i> hacia arriba por ser mujeres”.
<b>Daniel Fernández</b> hace una descripción del odio que creo pertinente reproducirla: “Hace ya un tiempo que hemos aprendido a ser prudentes y esquivos. Gracias que el afecto y al deseo de celebración y convivencia hace que la mayoría callemos nuestras opiniones y evitemos imponerlas en los otros. Pero no siempre es posible, me temo. Porque en los últimos años, podría ser casualidad, me ha tocado vivir más o menos de cerca unas cuantas experiencias  que no puedo considerar de otra manera que odio. Rectifico, no han sido tanto explosiones, ira como una breve locura, sino más bien la destilación amarga y venenosa de esto mismo, un odio, un veneno. Algo se está pudriendo dentro de algunas personas: una cosa fea, viscosa y en expansión, que los debilita moralmente y los incapacita racionalmente. I no de manera transitoria, esta es la diferencia, porque este odio tiene raíces que no desaparecen cuando disminuyen la fiebre y la inflamación y pasa el momento del vómito. Es un dolor personal y secreto que aparece en la superficie como revienta la burbuja fétida del pantano, exhalando un miasma que es en sí misma una enfermedad. Odio,  no solamente rabia o menosprecio…” Del texto destaco: “Algo se está pudriendo dentro de algunas personas: una cosa fea y viscosa y en expansión, que los debilita moralmente y los incapacita racionalmente”. ¿Qué es esta cosa fea, viscosa y en expansión”? Tiene un nombre: PECADO. A medida que el pecado endurece el alma, esta se insensibiliza e instigada por el diablo “que es homicida desde el principio”, impulsa a hacer el mal, no solamente de palabra, llegando incluso a la agresión física. El odio que es una variedad del pecado, solamente se le puede combatir con el amor, no de la manera que insinúa el eslogan: <i>haz el amor y no la guerra</i>. El antídoto contra el odio es el amor de Dios que nos enseña a hacer al bien no solamente a las personas que apreciamos, incluso a las que nos son desagradables. Las leyes anti odio no consiguen disolver esta cosa fea, viscosa y en expansión que es capaz de hacer tanto daño.
Octavi Pereña i Cortina



TITO 2:1

“Pero tu habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”
Es el consejo que el apóstol Pablo da a su discípulo Tito: “Habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”. Es una advertencia que delimita mucho lo que tiene que hablar Tito. Lo que enseña tiene que estar de acuerdo con  la sana doctrina. ¿Se enseña hoy en los seminarios a los aspirantes a pastor a que prediquen lo que esté de acuerdo con la sana doctrina?  Cuando los seminarios  enseñan a los alumnos que el relato de Génesis: la creación, el paraíso, Adán y  Eva, la caída, es un mito, los cimientos del pastorado son de arena que no puede resistir los embates de los poderes infernales que lo embisten. A la vez, edificado sobre tal falsedad no podrán transmitir a los fieles que se congregan para oír sus predicaciones la verdad de Dios que les dé la fortaleza que necesitan para afrontar los embates de la adversidad que embestirán contra ellos.
Hoy se considera la Ciencia como el baluarte de la verdad. Lo que dice la Ciencia va a misa. A la Ciencia no se la puede contradecir. Deben creerse sus pronunciamientos porque son dogma de fe. Cuando la Ciencia hace filosofía y sus conclusiones no se basan en hechos probados, sino que se apoyan en teorías no confirmadas, entonces la Ciencia no es Ciencia y se transforma en filosofía especulativa.
Los pastores no deben dejarse guiar por las conclusiones a que llega la falsamente llamada Ciencia. Siguiendo las instrucciones que el apóstol Pablo da a Tito, los pastores deben anunciar desde el púlpito y en su ministerio pastoral lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Resumiendo, todo lo que esté de acuerdo con lo que dice la Biblia. Algún motivo tendría el apóstol cuando escribiendo a Timoteo que también era discípulo suyo, le diga: “Pero tú persiste en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido, y que desde la niñez has sabido las Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 14-17).
Las Sagradas Escrituras que no son otra cosa que las palabras de Jesús, quien las oiga  y las haga se comporta como “un hombre prudente, que edifica su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa, y no cayó porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7: 24,25). Si la literalidad de la Biblia no satisface, la religiosidad de los tales  se construye sobre cimientos de arena. No debe extrañarnos que las vidas de tantos llamados cristianos sean un fracaso.


2 SAMUEL 3: 1

“Y la palabra del Señor escaseaba en aquellos días, y no había visión con frecuencia”
Un varón de Dios amonesta al sacerdote Elí por haber honrado a sus hijos más que al Señor. Asimismo le anuncia que levantará un sacerdote fiel que sea conforme el corazón de Dios (1 Samuel 2: 27-36). En tanto esto sucedía, “el joven Samuel iba creciendo, era acepto delante de Dios y delante de los hombres” (v. 26).
A pesar de que la palabra de Dios escaseaba en aquellos días y no había visión con frecuencia, el señor tenía a sus siete mil que no habían doblado sus rodillas ante los baales. Escaseaba la palabra del Señor pero Israel no se quedó sin  voz profética que anunciase al pueblo el mensaje de Dios.
Los caminos del Señor son misteriosos. ¿Quién se iba a imaginar que la esterilidad de Ana y sus súplicas al Señor para que le concediese un hijo, fuese el preludio de la sustitución de Elí en el sacerdocio? Nadie. A la actuación secreta de Dios le sigue el momento en que los planes del Señor se hacen públicos.
Al nacer Samuel su madre lo dedicó al Señor para que lo sirviese todos los días de su vida (1 Samuel 1: 28). Cuando hubo destetado al niño su madre, en cumplimiento de su promesa lo trajo al Señor en Silo. Y el niño era pequeño (1: 24). “Y el niño ministraba al Señor delante del sacerdote Elí” (2:11). Samuel estaba predestinado al sacerdocio. Se encontraba en el proceso de crecimiento espiritual, de formación, esperando el momento de su presentación en público. Lo cual no sucedió de manera espectacular.
“El joven Samuel ministraba al Señor en presencia de Elí” (3.1). Samuel dormía. “El Señor llamó a Samuel y el joven creyendo que era Elí acude al anciano sacerdote para preguntarle que deseaba. El llamado ocurre tres veces. A la tercera Elí entiende que el Señor está llamando al joven Samuel, y le dice: “Ve y acuéstate, si te llama dirás: Habla Señor porque tu siervo oye”. Al rato, “vino el Señor y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye” (v. 10). A partir de este instante se inicia el ministerio público de Samuel. Cuando finaliza la etapa del ministerio de Elí, el campo no se  queda sin sembradores de la Palabra. Siempre aparecen hombres y mujeres que no doblan sus rodillas ante los baales de cada época.