dilluns, 13 d’agost del 2018

MATEO 16: 11

“¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?”
El hecho de que los discípulos se hubiesen olvidado de llevar pan con ellos fue una oportunidad que tuvo Jesús para advertirles que se guardasen “de la levadura de los fariseos y de los saduceos” (v.6). No entienden lo que Jesús quiere decirles. Piensan que se refiere a que no han puesto pan en las alforjas.  Jesús les recuerda que con cinco panes y dos pececillos comieron hasta saciarse cinco mil personas y se llenaron varias cestas con las sobras.
“¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os digo que os guardés de la levadura de los fariseos  y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos”(vv.11,12). Los discípulos antes de la resurrección de Jesús y de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés tenían un conocimiento muy limitado de las Escrituras, necesitaban que les abriese el entendimiento para comprenderlas. (Lucas 24: 45). A pesar que el texto no lo dice fue Jesús quien les abrió el entendimiento para que entendieran el significado de la levadura en el campo del espíritu. Significa: pecado. De la misma manera que un poco de levadura leuda toda la masa, así un error doctrinal echa a perder a una comunidad o a una persona. Jesús avisa a sus discípulos y a nosotros del tipo de doctrina que ingerimos. Los fariseos y los saduceos por su implantación social parecía que fuesen portadores de sana doctrina. Jesús que es la Verdad y que conoce lo que realmente hay en el corazón del hombre sabía que la doctrina de los fariseos y de los saduceos era veneno mortal.
Jesús nos alerta de los fariseos y saduceos de nuestros días. Se encuentran en todas las iglesias cristianas. La única manera de descubrir la levadura que se esconde detrás del disfraz de la religiosidad y de la apariencia de piedad es conocer la verdad que se encuentra en la Biblia. Es por ello que el salmo 119, para citar un texto, nos alienta a escudriñar las Escrituras porque en ellas encontramos el antídoto que nos protege de la doctrina venenosa de muchos predicadores que anuncian otro evangelio que no es la Palabra de Dios.



SALMO 119:100

“Más que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos”
Según Baltasar Gracián los ancianos “son maestros de prudencia y catedráticos de experiencia”. En la antigüedad los pueblos y las ciudades eran gobernados por consejos de ancianos escogidos por su sabiduría y prudencia adquiridas a lo largo de la vida. El texto que comentamos rompe el concepto que se tiene de tiene de la ancianidad como pozo de sabiduría.
El caso de Jesús cuando tenía 12 años es excepcional por ser quien era, pero ilustra lo que estamos meditando: La sabiduría que se adquiere con el conocimiento de las Sagradas Escrituras. José y María encuentran a Jesús en el templo de Jerusalén “sentado en medio de los doctores de la Ley”. No me lo puedo imaginar discutiendo sobre temas políticos y deportivos. Por ser quienes eran y por encontrarse en el lugar en que se encontraban lo más lógico era que tratasen temas teológicos y asemejándose a su primo Juan que se nos dice que “crecía y se fortalecía en espíritu” (Lucas 1. 80). “Todos los que le oían se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas” (Lucas 2: 47). Dos niños que crecían y se fortalecían es espíritu cuando llegaron a adultos fueron dos grandes hombres de Dios. Juan como precursor del Señor contribuyó a presentar al Mesías en sociedad. Jesús como el Mesías presentado por Juan, a realizar la obra de salvación que le había encomendado el Padre.
Dejando a Juan y a Jesús por lo irrepetible de sus vidas, el texto que comentamos dice algo muy útil para nosotros que somos personas corrientes que carecemos de estudios superiores y que nos hemos educado en la escuela pública podemos llegar a ser más entendidos que los viejos porque hemos guardado los mandamientos de Dios. Desde el momento de nuestra conversión a Jesús por el estudio persistente de las Escrituras y por la obediencia a sus enseñanzas dejamos atrás la infancia espiritual convirtiéndonos en adultos maduros en la fe. Por nuestra condición podemos pensar que es imposible que lleguemos a ser más entendidos que los viejos, pero el texto nos dice que ello está a nuestro alcance si meditamos en las Sagradas Escrituras a lo largo de todos los días de nuestra vida.
¿Quiénes fueron los apóstoles Pedro y Juan? Fueron humildes pescadores, ciudadanos anónimos del Imperio romano, que sus enemigos se vieron obligados a reconocer: “Viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban, y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13). Esta alabanza la pronunciaron los sumos sacerdotes Anás y Caifás y el resto de la clase sacerdotal. La fe en Jesús y guardar sus mandamientos  hace que personas vulgares e ilustradas sean más sabias que los más entendidos de este mundo.


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