dilluns, 11 de juny del 2018


DEUTERONOMIO 30:6

“Y circundará el Señor tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas”
La teología católica enseña que el bautismo regenera al bautizado porque el agua bautismal, según ella,  lava el pecado original. Dicho de otra manera que la salvación se encuentra en las manos  de quien  se auto otorga el poder de substituir a Dios que según las Escrituras es el único que tiene poder de perdonar los pecados. El texto que comentamos nos dice todo lo contrario, que la salvación del hombre se encuentra exclusivamente en manos de Dios.
La Biblia nos alerta de la necesidad de circuncidar el corazón y no la carne. Aun cuando la circuncisión del prepucio fue establecida por Dios, no convertía a la persona circuncidada en un verdadero hijo de Dios. “Y (Abraham) recibió la circuncisión, como señal, como sello de la justicia de la fe estando aun incircunciso” (Romanos 4:11). Según este texto se desprende que la circuncisión judaica  como el bautismo por inmersión cristiano tienen que ser la consecuencia de que la persona haya sido previamente justificada en el Nombre de Jesús. En el texto que comentamos dice claramente que es el Señor quien circuncida el corazón, que hace el trabajo de limpiarlo y  el sellarlo con el Espíritu Santo convierte a la persona en un hijo de Dios,  con lo cual puede decir desde lo más profundo del corazón que Dios es su Padre celestial.
El mandamiento dice: “Amarás a Dios con todas las fuerzas”. Se puede atosigar a los fieles a que amen a Dios sobre todas las cosas. Si Dios no ha circuncidados sus corazones. Si el Espíritu Santo no los ha sellado como propiedad de Dios y no han recibido el don del amor de Dios, todas las apelaciones a amar a Dios sobre todas las cosas caen en saco roto.
En las iglesias evangélicas, en los denominados “cultos de evangelización” se estimula a los asistentes a creer en Jesús y como “prueba” de su conversión se los invita a ponerse en pie y que pasen al frente, se acerquen al predicador para que ore por ellos. ¿Cuántas de estas conversiones inducidas por estímulos humanos permanecen? Poco a poco como el goteo de un grifo abandonan a la iglesia. ¿Es que han perdido la salvación? No. Es que nunca han sido salvados. Si una persona es propiedad de Dios no hay poder alguno que las pueda arrebatar de sus manos. “Miss ovejas”, dice Jesús, “oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio. Es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10: 27-29). Si la sangre de Jesús derramada en el Gólgota ha limpiado todos tus pecados, no dudes de la promesa de Jesús: Tu salvación eterna está garantizada.


DEUTERONOMIO 29: 29

“Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta Ley”
A menudo queremos saber más de lo debido. Según el texto que comentamos existen cosas que Dios no ha desvelado. No lo ha hecho porque en su sabiduría considera que no nos conviene hoy conocerlas. En su afán de conocer las cosas secretas que pertenecen a nuestro Dios, Eva instigada por los engaños de la serpiente empezó a fijarse en el árbol que estaba en medio del huerto que hasta aquel momento no le había prestado la más mínima atención, “y vio que el árbol era codiciable para alcanzar la sabiduría” (Génesis 3:6).
El afán de Adán y Eva de conocer los secretos que pertenecen al Señor nuestro Dios  les condujo a desobedecer a Dios y con ello a ser expulsados del huerto y a vivir en un mundo maldecido por Dios que produce cardos, espinos y mucho sufrimiento, incluso la muerte.
El diablo es infatigable en sus esfuerzos de engañar a las personas para que quieran conocer las cosas secretas que pertenecen a nuestro Dios y las inspira a diseñar toda suerte de técnicas que creen servirán para descubrir con anticipación cosas que no deberían preocuparnos y dejarlas en manos de la providencia de Dios que como buen Padre en el momento oportuno nos las desvelará si así lo considera. El afán desmedido de querer conocer los eventos futuros  por medios ilícitos, en  vez de aportar luz lo que hacen es abrir ventanas para que a través de ellas penetren raudales de tinieblas satánicas que destruyen a quienes se dejan guiar por ellas. Dejemos de interesarnos por las cosas secretas que pertenecen a Dios. Dejémoslas en paz. En el momento oportuno Dios las revelará.
¿Qué nos dice la segunda parte del texto que comentamos? “más las reveladas son para nosotros  y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos  todas las palabras de esta Ley” Ahí es donde debemos poner todo nuestro afán investigador en busca de sabiduría divina que Dios ha revelado por medio de sus siervos los profetas, los apóstoles y por su Siervo Jesús el Hijo del Hombre. El libro de Proverbios que trata de la sabiduría de Dios y de las consecuencias beneficios  para quienes la encuentren, dice: “Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios, y aplica tu corazón a mi sabiduría, porque es cosa deliciosa si la guardas dentro de ti, si justamente se afirmaron sobre tus labios. Para que tu confianza sea en el Señor, te las ha hecho saber hoy a ti” (Proverbios 22: 17-19).
El futuro glorioso de nuestras familias, del Estado, de la Iglesia, depende de cual sea nuestra responsabilidad en indagar en  las cosas que al Señor le ha parecido  bien poner a nuestro alcance en las páginas de la Biblia.

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