dilluns, 28 de maig del 2018


“HOMO DEUS”

<b>”Ciertamente como una sombra es el hombre” (Salmo 39: 6)</b>
Un dialogo clave que se mantuvo en la alborada de la existencia humana sirve para entender el pensamiento de muchos que pretenden convertirse en “Homo Deus”, es el que hubo entre Eva y la serpiente: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el señor Dios había hecho, la cual dijo a la mujer: Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto `podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis, sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para adquirir sabiduría, y tomó de su fruto, y comió, y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, entonces cogieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (Génesis 3: 1-7).
Tenemos que hacer una aclaración con respecto a la serpiente. Parece ser que originariamente, según restos arqueológicos, la serpiente andaba de pie y debería tener un aspecto hermoso porque si hubiese sido como la actual Eva hubiese echado a correr despavorida. La fisonomía de la serpiente de hoy es consecuencia de la maldición divina: “Y el Señor Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las  bestias y entre todos los animales del campo, y polvo comerás todos los días de tu vida” (v.14).
El ángel que en la prehistoria se rebeló contra Dios y que de la contienda salió malparado se convirtió en el diablo “que era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad porque en él no existe la verdad. Cuando habla la mentira, habla de lo que le es suyo, porque es mentiroso y padre de la mentira” (Juan 8:44). ¿Se da cuenta el lector que las noticias falsas ya existían en los prolegómenos de la historia y que el hombre por instigación satánica intentó ser Dios contraviniendo las órdenes del Creador?
A lo largo de los siglos por instigación del padre de la mentira el hombre ha intentado alcanzar la divinidad. El primer intento para conseguirlo fue en la confusión de lenguas en Babel siendo el resultado de querer edificar “una ciudad y una torre cuya cúspide llegase al cielo, y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz de la Tierra” (Génesis 11: 4). El resultado fue un fracaso rotundo y los hombres obligados a esparcirse por toda la Tierra por no haber querido hacerlo voluntariamente.
La periodista <b>Ima Sanchís</b> entrevista  a <b>Albert Cortina</b> autor de <i>humanismo avanzado para una sociedad biotecnológica</i>, le pregunta: Qué el cuerpo muera pero que la mente siga viviendo con otro soporte? La respuesta que recibe es. “Sí, es una nueva visión de la resurrección, de hecho el <b>Dalai Lama</b> ha dado soporte a este proyecto”. Un personaje reconocido internacionalmente dando su aprobación “al nuevo paradigma que aspira a aplicar las biotecnologías para crear un nuevo ser humano post humano” (<b>Albert Cortina</b>), un proyecto instigado por el padre de la mentira para que el hombre pretenda convertirse en <i>Homo Deus</i>. Este proyecto como todos los que se han iniciado para que el hombre adquiera la divinidad fracasará. El tiempo lo dirá. La biotecnología no conseguirá que el hombre se convierta en <i>Homo Deus</i>.
En el momento en que Adán comió el fruto prohibido por Dios un cambio existencial se produjo en Adán y Eva: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y  conocieron que estaban desnudos, y entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (Génesis 3:7). ¿Qué fue lo que les hizo conocer que estaban desnudos? Su conciencia les acusó que habían perdido la gracia de Dios. Se produjeron reproches mutuos. El Creador, pero, no los dejó abandonados a su suerte: “Y el Señor Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles y los vistió” (v.21). Fue el primer anuncio de que sin derramamiento de sangre no puede haber perdón de los pecados. La sangre de los animales que simbólicamente limpiaba los pecados, miraba hacia el Gólgota en donde Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado el mundo, ofrecería el único sacrificio que tiene el pode de perdonar los pecados de quienes creen en Él.
El apóstol Juan  escribiendo a la asiática (actual Turquía)  iglesia de Laodicea para instrucción nuestra, le dice: Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad, y no sabes que eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y unge tus ojos con colirio, para que veas” (Apocalipsis 3: 17,18). Los cristianos de Laodicea creían que eran  alguien que podía  prescindir de Dios. Su orgullo les impedía darse cuenta de que eran dignos de compasión, su pobreza extrema, ceguera que les impedía reconocer la necesidad que tenían de que el Señor les abriera los ojos  y la urgencia que tenían de que Jesús les cubriera con las túnicas blancas símbolo del perdón de Dios para recuperar la gloria que habían perdido en Adán al creer éste la mentira satánica que podría ser dios desobedeciendo la orden del Creador. No se alcanza la divinidad porque la criatura no puede aspirar a ella, pero se recupera, para no volverla a perder la gloria inicialmente recibida de Dios.
Octavi Pereña i Cortina


PROVERBIOS 22:4

“Mujer virtuosa es corona de su marido, mas la mala como carcoma en sus huesos”
El matrimonio no es un invento del hombre, es  creación de Dios. El Señor consagró el primer matrimonio como modelo de todos los que le seguirían. El primer ser humano creado fue Adán que convivía con todos los animales que en aquel entonces eran dóciles y no suponían ningún peligro para él. En medio de esta situación idílica “para Adán no se halló ayuda idónea para él” (Génesis 2: 20). Los animales no podían satisface sus necesidades emocionales y por descontado tampoco las fisiológicas. El texto nos dice: “El Señor Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que el Señor Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es hueso de mis huesos y carne de mi carne, ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2. 23,24).
El matrimonio además de indicar que la pareja de alguna manera vuelve a la unidad inicial, indica la relación íntima existente entre Cristo y la Iglesia que es su cuerpo. Quiérase aceptar o no, lo cierto es que "el marido es cabeza de su mujer” (Efesios 5: 23). El varón, como cabeza de su futura esposa debe escoger con mucho cuidado y con mucha oración a la mujer con la que “será una sola carne” (v.31) Al revés sucede lo mismo, la mujer debe escoger con mucho tiento al hombre con el que se vaya a convertir en “una sola carne” con él. La elección no debe hacerse en ningún caso precipitadamente  dejándose guiar por las apariencias externas y exclusivamente por las primeras sensaciones.
El texto de Efesios 5: 21-33) que trata del matrimonio es de una tal profundidad  que jamás en el tiempo presente se entenderá en toda su magnitud. “Grande misterio” (v.32), nos dice el texto.
El marido y la mujer previamente deben estar sometidos al Señor para poderse someter uno al otro en el temor de Dios (v.21), sin complejos de superioridad o de inferioridad. La situación conyugal actual es caótica. Se ha superado con creces la línea roja marcada por Dios, no por el hombre. Los jóvenes y no tan jóvenes se lanzan en el desenfreno sexual sin reparar en las consecuencias. Los casados son infieles a sus conyugues con la excusa de que han dejado de amarlos. La anarquía impera por doquier. Ello se debe a que los hombres y las mujeres han abandonado a Dios y a su Ley. La anarquía política se ha convertido en ley dentro del matrimonio.
Reconducir la corriente impetuosa del desenfreno sexual de nuestros días debe empezar por los cristianos. Para los adultos puede resultar muy difícil reconducir lo que se ha empezado mal. Con la ayuda del Señor deben empezar a enderezar lo torcido.


NÚMEROS 33: 35

“Y si no echáis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejéis de ellos  serán como aguijones en vuestros ojos y espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis”
El Señor avisa con antelación las consecuencias de desobedecer sus instrucciones. Si los israelitas no eliminan todo vestigio de paganismo en la tierra que el señor les da en herencia, la más mínima presencia de levadura será suficiente para leudar toda la pasta. El nuevo Israel en su conjunto se  verá contaminado por el paganismo que irrita los ojos del Señor que se verá obligado a castigarlos duramente.
Tal vez el lector se dirá que lo que Dios dic en el texto que comentamos por medio de Moisés no nos atañe a nosotros que no somos un estado teocrático. Es cierto que en un sentido nacional no va con nosotros, pero sí como iglesia que debe ser el genuino pueblo de Dios en la actualidad.
El israelita de la antigüedad tenía que ser santo porque su Dios es santo. La Iglesia en su conjunto de iglesias locales también tiene que ser santa porque Jesucristo su Cabeza es santa. Por ello nada inmundo debe hallarse en quienes han sido hecho santos por la fe en el Nombre de Jesús.
Como las circunstancias actuales son distintas a las existentes en el antiguo Israel en que el pueblo de Dios formaba una nación y hoy no lo es, no se puede exigir a los ciudadanos del mundo que se rijan por los mismos principios que los afectan al pueblo de Dios. En este sentido sí que es aplicable a nosotros el texto que comentamos. Vivimos en el mundo pero no somos del mundo. Somos ciudadanos del Reino de Dios y como tales tenemos que glorificar el Nombre del Rey siendo Santos como Él es santo ¡Manos a la obra!
Vivimos en una sociedad en la que la inmensa mayoría de los ciudadanos tienen como rey al diablo, el dios de este siglo, No se puede repetir el error del pasado buscando conversiones forzadas. Las personas aparentemente “convertidas” siguen teniendo al diablo como rey y respetan sus órdenes. Nuestra obligación es predicar en las iglesias todo el consejo de Dios y dejar que sea el Señor quien salve a sus escogidos.
Nuestra obligación preferente es mantenernos santos, sin dejarnos contaminar por las filosofías contrarias a Dios que navegan a toda vela aprovechando los vientos que les son favorables. Mantengámonos fieles a la autoridad absoluta de la Biblia que es la Palabra de Dios, así nos mantendremos fieles, sin contaminarnos en medio de un mundo que es hostil a Dios. Si permitimos que el mundo se infiltre en nuestro interior el enemigo de nuestras almas, su presencia “serán como aguijones en nuestros ojos y por espinas en nuestros costados que nos afligirán”. Nos encontramos en una encrucijada. Podemos escoger el camino de la muerte o el de la vida. La responsabilidad es nuestra.


dilluns, 21 de maig del 2018

PUERTA A LA ESPERANZA

<b>La incredulidad es la llave que cierra la puerta a la esperanza</b>
<b>Oghosa Ovienriola</b> adicta a la pornografía desde la adolescencia asegura “que puedo ayudar a otros que estén enganchados. Hablar de sus problemas es su primer paso. La adicción al sexo por internet es una forma de adicción sexual y es importante tener a una persona  con quien poder hablar de tus sentimientos”. Para poder hablar de los problemas se debe ser consciente de que existen y de que realmente uno se quiera liberar de ellos.
En un contexto diferente al de la pornografía pero que sirve, Jesús dirigiéndose a un paralítico que le habían llevado para que le curase, le dice. “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados” (Mateo 9:2). Estas palabras  sentaron muy mal a los escribas que las oyeron porque las consideraron blasfemas. Jesús que leyó sus pensamientos les dijo: “¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil decir: los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda. Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, dice entonces al paralítico: Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa” (vv.4-6).
Una de las características de que Jesús es el Hijo de Dios es poder hacer curaciones tangibles e intangibles. Inmediatamente después de esta curación encuentra a “Mateo sentado en el banco de los tributos, y le dijo: “Sígueme. Y le siguió” (v.9). En agradecimiento por haberle llamado, Mateo invitó a Jesús y a sus discípulos a comer en su casa. “Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos cobradores de impuestos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los cobradores de impuestos y los pecadores? Al oír esto Jesús les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar justos, sino pecadores al arrepentimiento” (vv.10-13).
Se le podría aplicar perfectamente a Mateo, el cobrador de impuestos que es el autor  del evangelio que lleva su nombre, lo que le sucedió a Zaqueo, perteneciente también al gremio de los cobradores de impuestos. En este caso Jesús se auto invita. Los fariseos como de costumbre murmuran diciendo que “había entrado a posar en casa de un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres, y si algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham (verdadero hijo de Dios). Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19: 1-10). Tanto a Mateo como a Zaqueo Jesús los salvó del amor al dinero que es una droga que también mata
A <b>Raúl Eguía</b>Jesús lo ha salvado de la adicción a la pornografía. He aquí lo que nos dice: “Desde los cinco años tuve acceso a la pornografía…Piensas que la pornografía es inocua y quedas atrapado. La ciencia hoy reconoce la adicción sexual como una de las peores. En mi caso de cara a fuera todo iba bien, una carrera brillante, pero era presa de un gran sufrimiento. Era un esclavo, no podía controlarme y cada vez necesitaba cosas más fuertes. Hasta que llegué a plantearme seriamente el suicidio” <b>Raúl</b> dice que estaba casado “pero era mi secreto, vivía en la mentira…Yo era un ateo combativo, y sentía un odio visceral contra las religiones y contra la vida…Las adicciones crean una ansiedad fuertísima y yo me encontraba en plena crisis. Una noche a punto del suicidio, grité: Si quieres quítame ahora…Sí, borré todo contacto y se lo conté todo a mi mujer. Entonces vinieron los remordimientos de todo el mal que había hecho, entonces tuve la experiencia del amor de Dios, fue como si me quitasen una losa…Desde entonces ayudo a familiares y a personas  con adicciones y depresiones. Así empecé a ver milagro tras milagro. Personas que experimentan el amor de Dios y curan de raíz como ocurrió en el Evangelio de Mateo 8, cuando el leproso se acerca a Jesús y le dice:”¡Quiero. Curado!” Lo mismo me ocurrió a mí pero en Nueva York en el siglo XXI”
Jesús resucitado vive. No un Jesús que se le recuerda muerto durante Semana Santa. Un Jesús muerto no tiene poder para curar. Jesús resucitado tiene poder para curar la lepra del corazón que hace que personas como <b>Raúl y Oghosa</b> curen de la adicción a la pornografía. Jesús está a la puerta de tu corazón y llama para que la abras. Si atiendes a la llamada y haces caso, Jesús entrará en tu corazón y curará tu adicción.
“Dios”, dice <b>Raúl</b> “acude siempre y te toca, pero la gente no se deja tocar porque tenemos problemas de rencor, de perdón. Te tienes que entregar. El corazón es una puerta que se abre desde dentro. Todo se resume en que todo el mundo necesita ser amado, reconocido y cuando esto no se da las personas sufren una y otra vez. La experiencia de Dios es dejarse amar por Él, así de sencillo. Tenemos una coraza tan grande que nos impide que se nos ame gratuitamente, y esto es lo que hace Jesús, se acerca y te toca, es una experiencia tangible, y tú no tienes que hacer nada, solamente dejarte amar, y sentir que alguien te escucha”.
Lector, ¿estás enganchado en alguna adicción? Jesús llama a la puerta de tu corazón. Ábrela. Déjale entrar y serás limpio de la opresión de la adicción. La fe es la llave que abre la puerta. Si no tienes fe clama con fuerza: “Señor ayuda mi incredulidad” (Marcos 9: 24). Al instante te sentirás liberado y aliviado de la angustia de la adicción. La puerta a la esperanza se ha abierto.
Octavi Pereña i Cortina



HAGEO 1: 3,4

“Entonces vino la palabra del Señor por medio del profeta Hageo diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros de habitar en vuestras casas artesonadas y esta casa (el templo de Jerusalén) está desierto?
El orden de los factores no altera el resultado de la multiplicación. Lo que es correcto en aritmética, no es válido en el campo de la relación del hombre con Dios. El mandamiento es clarísimo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón” (Lucas 16:27). El amor a Dios debe prevalecer a cualquier otro amor. La denuncia que hace Hageo se puede trasladar perfectamente a nuestros días. El hecho de que aparezca escrita en la Biblia significa que es un hecho que debe tomarse en consideración. Debe ser motivo de sincera reflexión.
En la mayoría de nuestras viviendas no tenemos artesonados. Son espacios sencillos. Carentes de lujos. Pero son nuestras casas y las cuidamos con esmero porque son los lugares en los que vivimos con nuestras familias. Sean en propiedad o en régimen de alquiler, lo cierto es que son nuestras viviendas. ¿Las amamos más que al Señor?
Las viviendas en las que residimos debemos mantenerlas limpias, ordenadas. Deben reflejar el orden de Dios en la creación y su santidad. Una vivienda desordenada, sucia, no refleja el carácter de Dios que deberían expresar  quienes en ellas residen. Dicho esto, ¿amamos a nuestras viviendas más que a Dios?
El profeta Hageo describe la situación social en que se encontraba Jerusalén habitada  por los judíos que habían regresado de Babilonia. El profeta los avisa: “Meditad bien en vuestros caminos” (v.5). Prestad atención en lo que hacéis. Vivís pensando en embellecer vuestras viviendas y el templo de Dios que es el símbolo de la presencia del Señor entre su pueblo permanece desierto porque no os habéis preocupado en reconstruirlo “porque este pueblo se acerca a mí  con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí” (Isaías 29: 13). El pueblo de Dios había perdido la pasión del primer amor. Se habían convertido en creyentes no practicantes. Abandonar a Dios no sale gratis. Se tiene que pagar un pecio. “Sembráis mucho, y recogéis poco, coméis y no os saciáis, bebéis y no quedáis satisfechos, os vestís y no os calentáis, y el que trabaja a jornal recibe su salario en saco roto” (Hageo 1: 6). Malestar social, desde escasez de alimentos a desengaño colectivo. ¿No está ocurriendo algo parecido en nuestros días? ¿No nos alertan las noticias del incremento de la pobreza, de los precios abusivos de las viviendas en alquiler, de la precariedad laboral. Quejas de multitud de personas que son desatendidas por la Administración…? La respuesta a toda esta problemática se encuentra en el hecho de que los hombres  masivamente han abandonado a Dios. No se podrá enderezar la situación actual hasta que los hombres vuelvan a Dios. Debe producirse un arrepentimiento general, desde el rey hasta el último de los ciudadanos. El ejemplo lo tenemos en Nínive que se arrepintió a la predicación del profeta Jonás y la destrucción se aplazó.

GÉNESIS 15: 1

“No temas Abram, yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”
Abram había acabado de liberar a su sobrino Lot de los reyes que habían asaltado Sodoma. Melquisedec bendijo al patriarca.  “Después de estas cosas vino la palabra del señor a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”. El Señor le promete bendición abundante no exenta de dificultades a lo largo de su vida.
Dios, a sus hijos que lo son por la fe en el Nombre de su Hijo Jesucristo les promete la Jerusalén celestial, la ciudad con calles pavimentadas con oro, murallas levantadas sobre cimientos de piedras preciosas y puertas de bellas perlas. En ella no existirá ni la muerte, ni dolor, ni injusticia alguna. Hermosa esperanza. Pero entre hoy y mañana un duro peregrinaje a través del desierto de este mundo maldito por Dios debido al pecado de Adán.
Los predicadores del evangelio de la prosperidad anuncian un falso evangelio porque contradice lo que enseña la Biblia. Si se os dice que si padecéis dificultades económicas por haber perdido el empleo. Si padecéis una enfermedad irreversible. Si tenéis problemas en general. Si sois perseguidos por la fe que poseéis en Jesús. No os dejéis intimidar por las acusaciones  que estos falsos pastores os hacen diciéndoos que no tenéis fe o es muy insignificante. Proseguid vuestro peregrinaje hacia la Jerusalén celestial con los ojos puestos en Jesús el autor y consumador de la fe y caminaréis por este mundo de victoria en victoria aun cuando no exenta de dificultades.
Estando Jesús clavado en la cruz dando su vida para salvación del pueblo de Dios, los sacerdotes y ancianos de Israel se burlaban de Él diciendo: “A otros salvó, salvase a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios” Lucas 23: 35).
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12: 1,2).
La vida cristiana no es un esprint, es una maratón a lo largo de la cual debemos esforzarnos en el Señor. ¿No sabéis que todos los que corren  en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis” (1 Corintios 9: 24).



dimarts, 15 de maig del 2018


2 TESALONICENSES, 8: 16

“Y el mismo Señor de la paz os dé siempre paz en toda manera. Que el Señor sea con vosotros”
“Grace es una mujer excepcional. Una palabra que me llega a la mente cuando pienso en ella es paz. La tranquila y sosegada expresión de su rostro raramente ha cambiado en los seis meses que la conozco, aun cuando su marido se le ha diagnosticado una de estas raras enfermedades y ha sido hospitalizado. Cuando le pregunté a Grace el secreto de su paz me dijo: “No es un secreto, es una Persona. Es Jesús en mí. No existe otra manera en que pueda explicar la tranquilidad que siento en medio de esta tormenta” (Keila Ochoa).
Grace dice que está en medio de una tormenta que es la extraña enfermedad que padece su marido. A  pesar de la tormenta  que afecta a la vida de su amiga Grace Keila dice:” La tranquila y sosegada expresión de su rostro raramente ha cambiado en los seis meses que la conozco”. El secreto de la calma de Grace en medio de la tormenta es “Jesús en mí”.
¿Dirán los propagadores del evangelio de la prosperidad que la fe de Grace no es suficientemente firme? Que si tuviese una fe verdadera la extraña enfermedad de su marido no existiría. En ningún lugar de la Biblia se nos dice que los creyentes en Cristo no van a ser pasto de la enfermedad, de los problemas económicos, de la persecución por causa de la fe y de muchas otras tribulaciones por las que tendrán que pasar durante el peregrinaje por esta Tierra que ha sido maldecida por Dios debido al pecado de Adán. Los cardos y los espinos que son fruto de la maldición divina se presentan de maneras diversas. Por más que nos lo propongamos jamás podremos sustraernos a su presencia en nuestras vidas. “Jesús en mí” de Grace debe ser nuestra experiencia.
Jesús nos dice: “La paz os dejo, mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14: 27). En nuestro peregrinar por el desierto de este mundo tendremos que afrontar  tormentas de distinta intensidad como los discípulos de Jesús en el Mar de Galilea. “Vinieron los discípulos y le despertaron diciendo: ¡Señor, sálvanos que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis hombres de poca fe?” (Mateo 8: 25, 26). El resultado del desasosiego en nuestras vidas en las tormentas de la vida es el resultado de poca fe. Los discípulos de Jesús creían en Él. Afirmaron que era el Hijo de Dios. En aquel momento todavía no había llegado pentecostés con el derramamiento del Espíritu Santo en la Iglesia. Hoy con la venida del Espíritu todos los cristianos deberíamos tener la paz que es el fruto del Espíritu (Gálatas 5: 22). Si el fruto del Espíritu no es perceptible en nuestras vidas tal  vez de deba a que contristamos “al Espíritu Santo de Dios” (Efesios 4: 30). ¿No ha llegado la hora de que nos arrepintamos de nuestros pecados para que el Espíritu no llene con su paz?

ZACARIAS 10:2

“Porque los terafines han dado vanos oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo, por lo cual vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor”
Como cristianos evangélicos tal vez pensemos que textos como éste de Zacarías no tienen nada que ver con nosotros. En nuestras iglesias no se ven imágenes y no nos arrodillamos ante ellas en adoración. No hace falta postrarnos ante una imagen en busca de respuestas. La pregunta que debemos hacernos es: ¿a dónde vamos en busca de luz y de dirección?
El profeta Ezequiel encontrándose exiliado en Babilonia, en una visión ve como los dirigentes de Israel, en un lugar escondido del templo invocaban al sol y a ídolos. De puertas  a fuera los principales de Israel parecían hombres piadosos, pero en lo secreto eran personas impías merecedoras del castigo de Dios.
No le pregunto al lector, si es que es cristiano evangélico, qué es lo que hace en el culto. Me lo imagino con la Biblia en la mano y cantando himnos de alabanza a   Dios. Tal vez, incluso, haya predicado o sea maestro de Escuela Dominical enseñando a niños la Palabra de Dios. Le pregunto al cristiano evangélico qué hace cuando nadie le ve. ¿Se relaciona con médiums, adivinos, practica el tarot, asiste a reuniones espiritistas, es aficionado a la astrología, sigue atentamente los horóscopos que publican los periódicos…? Tal vez lo que hace en privado no lo sabe nadie de la congregación, pero sí que lo sabe Dios para quien lo que se hace en secreto es lo mismo como si se hiciese a plena luz.
El texto que comentamos nos dice que las respuestas que dan los ídolos, los adivinos, los médiums, todas las formas de ocultismo, son vano consuelo. No dan sabiduría. Confunden a quienes buscan sabiduría en las fuentes infernales. ¡Cuánta confusión existe cuando olvidando la sabiduría que procede de Dios se confía en los instrumentos del diablo. “El pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor”
Si el lector es dado a alguno de los variantes del ocultismo, forzosamente tiene que ser consciente que se comporta como un ciego que tropieza acá y acullá. Su alma está llena de morados, resultado de los múltiples encontronazos en su ambular a ciegas por el mundo. Es hora de que reconozca su ceguera y de la misma manera que los ciegos que recibieron la vista por la fe en Jesús, le pidan al Señor que les dé la vista del alma para que se den cuenta de la gravedad de su situación. Si no se arrepiente, su destino eterno es pasar lo en compañía de su padre el diablo, el padre de mentira.



dimarts, 8 de maig del 2018


EL FRAUDE DE LA IDOLATRIA


<b>Las enseñanzas humanas jamás pueden sustituir la autoridad de la Biblia</b>

El fraude de la idolatría lo es por partida doble. Por un lado la idolatría es un engaño porque quienes la promueven engatusan a la gente a adorar a alguien que ha fallecido. El culto a los muertos la Escritura lo prohíbe radicalmente. El otro aspecto del fraude es lo que ha pasado en <i>Balbuente</i>, Zaragoza, en que  <i> la Tabla de la Virgen de los Ángeles</i> a la que adoraban los feligreses es una falsificación ya que el original fue sustituido  por una copia en el año 1947 cuando fue enviado a un restaurador para que reparase los desperfectos. “La gente se ha sentido defraudada y que se les haya engañado durante años”, dijo el párroco. Si el original ya era un engaño porque pretendía ser la imagen de una persona de la que se desconocía cómo era. Si una pintura es una obra de un hombre, ¿cómo puede ser que pretenda ser una representación pictórica de una persona fallecida que se desconoce cómo era y que pueda escuchar y dar respuesta a las plegarias de sus adoradores? De aquello que ojos no ven corazón que no siente. Ahora que se conoce el engaño de aquello que se adoraba, ¿cómo deben sentirse los adoradores estafados?

La Biblia prohíbe totalmente la idolatría. Son muchos los textos que la condenan y de las consecuencias adversas  sobre quienes la practican. El texto básico de la denuncia bíblica es: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de .lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios fuerte…” (Éxodo 20: 4,5). Si la Palabra de Dios es tan clara con respecto a la idolatría, ¿cómo es posible que la Iglesia católica  no sólo no la denuncie sino que promueva su práctica?

Con la traducción de la Biblia al alemán directamente del original hebreo y griego por Martín Lutero, el contenido de la Biblia se hizo accesible al pueblo llano. Como una mancha de aceite se extendió por toda Europa la traducción de las Escrituras en las diversas lenguas vernáculas. La Iglesia católica hizo frente a la extensión de la Reforma con su Contrareforma. El arma de la Contrareforma para intentar frenar la expansión protestante fue el Concilio de Trento. Refiriéndose a la idolatría redactó esta perla teológica: “Es necesario rendir honor y veneraciones dignas a las imágenes, no porque en ellas haya alguna divinidad y virtud que precise honrar o invocar, sino solamente veneramos por ellas lo que representan. Y nos quitamos el sombrero o nos arrodillamos ante ella, adorando al Cristo que la imagen representa”. A pesar del razonamiento para justificar la idolatría, el mandamiento es diáfano y contundente: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza…” “Parece claro que el cerebro humano sea proclive a aceptar  como real las ideas religiosas que él mismo se crea” (Fernando Requejo).

“Las doctrinas sin el fundamento de la Escritura ni unidas con el pegamento de la Escritura, por más creíbles y agradables, no tienen ningún valor, ni servirán de nada a los hombres. Aquellas esperanzas de paz y felicidad que no son garantizadas por la Palabra de Dios no hacen sino engañar a los hombres,  como una pared que ciertamente está bien rebozada pero mal edificada” (Matthew Henry)

La denuncia que el salmista hace de la idolatría: “Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombre; tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; tienen oídos, pero no escuchan; tampoco hay aliento en su boca” (Salmo 135: 15-17).

La palabra de Dios ha sido revelada para que el hombre pueda gozar de ella, no para ser arrinconada en la buhardilla para que sirva de pasto a la polilla e ir por nuestros caminos. La desobediencia a los mandamientos de Dios no le fue bien a Israel. Tampoco le va a la Iglesia. Los escándalos que destapan los medios de comunicación son una muestra de que no se puede transgredir impunemente la Ley de Dios.

“No añadas nada  a sus palabras: No sea que te reprenda, y seas hallado un mentiroso” (Proverbios 30:6).

La Iglesia católica pone a nivel de la Palabra de Dios la tradición extrabíblica. Miento, por encima de la autoridad de la Biblia. En cierta ocasión unos escribas y fariseos se acercan a Jesús para quejarse  del supuesto comportamiento impropio de sus discípulos, diciéndole: “¿Por qué tus discípulos transgreden la tradición de los ancianos?” En respuesta Jesús les dice: “¿Y vosotros por qué transgredís el mandamiento de Dios debido a vuestra tradición?” (Mateo 15: 2,3). Jesús da en el blanco cuando dice a aquellos doctores de la Ley: “Este pueblo se acerca a mí con su boca i me honra de labios, pero su corazón está lejos de mí. Pero me adoran en vano porque enseñan como doctrinas mandamientos de hombres” (vv.7-9). Palabra de Dios.

Octavi Pereña i Cortina

 

GÉNESIS 50: 18


“Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos”

Transcurrieron unos quince años desde que José fue vendido como esclavo por sus hermanos  hasta su reencuentro. El dicho ·el tiempo todo lo borra” no es verdad. El tiempo no borra las consecuencias de las malas acciones. El pecado que los hermanos de José no se borró de su conciencia. En un momento u otro sale a la superficie y hace temblar.

Cuando José acusó de espías a sus hermanos y que demostrasen su inocencia trayendo con ellos a su hermano Benjamín, sus conciencias los acusaron: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos, por eso ha venido sobre nosotros esta angustia” (Génesis 42:21).

Al fallecer su padre Jacob, a pesar de que durante su estancia en Egipto no les había faltado nada, los hermanos de José se apresuraron a enviarle un mensaje: Tu padre mandó antes de su muerte diciendo: Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron, por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre” (v. 17). La respuesta de José al miedo de sus hermanos fue: “No temáis, ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?” (v.19).

La carta a los Hebreos aporta luz acerca de cómo debemos reaccionar ante quienes nos tratan o nos han tratado injustamente: “Pues conocemos al que dijo: mía es la venganza, yo daré el pago, dijo el Señor. Y otra vez: el Señor juzgará a su pueblo” (10: 30). José fue un fiel cumplidor del mandato de Jesús. “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y bendecid a los que os  maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre  malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos…Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo  5: 44-48). Todo el mundo guarda rencor a quien se ha extralimitado con uno. Amar a los enemigos  y a quienes no nos caen bien es harina de otro costal. Realmente es imposible hacerlo a no ser que no sea por el poder del Espíritu Santo que se nos ha dado por la fe en el Señor Jesucristo

Eso no es todo. Acostumbramos a maldecir ante la maldad de las personas. La Biblia nos da un ejemplo de cómo debemos proceder, citando a Judas: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición  contra él, sino que dijo: El Señor te maldiga” (v.9). Por algo será que esta advertencia conste en la Palabra de Dios.


SALMO 37:7

“Guarda silencio ante el Señor, y espera en Él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades”

La vida es un cúmulo de esperas: El pescador espera a que el pez pique el anzuelo, Tenemos que esperarnos al teléfono cuando tenemos que hacer una consulta. Los segundos se nos hacen horas. Esperamos…Tenemos que esperar…El salmista nos dice: “Espera en Él”. Nuestro tiempo no es el tiempo de la inmediatez. Queremos recibir lo que le pedimos a Dios de inmediato. Vamos tan acelerados que no tenemos tiempo para cocinar. Antes cocinar requería su tiempo y se comía pausadamente sentados a la mesa. Hoy con los precocinados ya no tenemos tiempo de sentarnos a la mesa. Nos llevamos la comida y nos la comemos dentro del coche, sentados en un banco o comiéndonos el bocadillo andando por la calle. Esperar, hoy es un sufrimiento. Pero el salmista nos dice: “Espera en Él”. El dicho dice: “Vísteme despacio que tengo prisa”. ¡No corras que te puedes caer!

La belleza de una flor requiere su tiempo. Desde el momento en que aparece el capullo de la rosa hasta el de su floración requiere tiempo. Desde el instante de que una mujer conoce su embarazo hasta el momento que puede abrazar a su hijo, pasan nueve meses. “Espera en el Señor. No te precipites.

Esperar en el señor significa que reconocemos que Él es el Señor del tiempo. Que cada cosa ocurre en el momento establecido por Él. No se pueden anticipar los planes de Dios. Nuestros hermanos en la fe del Antiguo Testamento esperaron la venida del Mesías en la carne sin verla. Los cristianos no esperamos la venida del Señor en su humillación porque ya es un hecho, Pero juntamente con los hermanos del Antiguo Testamento esperamos la venida gloriosa del Señor al final del tiempo.

No nos impacientemos. Las miserias humanas que tanto dolor nos producen  y que quisiéramos que desapareciesen en el acto, están bajo el control de Dios. “Espera en Él”. La segunda parte del versículo que comentamos dice: “Ni te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades”. Desearíamos que rayos cayesen encima de ellos y desapareciesen de nuestra vista. ¿Qué hubiese ocurrido si Dios no hubiese tenido paciencia con nosotros?, pues que viviríamos en la oscuridad en espera de que la muerte nos llevase a la condenación eterna. Tal vez alguien intercedió por nosotros y Dios en su misericordia escuchó la súplica intercesora de un desconocido, y nos dio el don de la fe para que pudiésemos creer en el Salvador. La cadena intercesora debe continuar. Tenemos que orar por familiares y amistades con el fin de que la luz de Dios ilumine sus corazones y conscientes de sus pecados acudan a Jesús para que se los perdone. En tanto la muerte no llame a las puertas de sus corazones disponen de un tiempo para el arrepentimiento. En el momento en que se produce el deceso se sella el destino eterno. Entonces dejaremos de orar por ellos. “Espera en el Señor” que Él hará con nosotros lo que tenga que ser, Esperemos con paciencia.