divendres, 24 de novembre del 2017

MARCOS 9: 47,48

“Y si tu ojo te fuese ocasión de caer, sácalo, mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, en donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”
En Lucas 11: 33.36 el Señor habla de la luz, no de la luz física que nos permite ir por la calle de noche sin tropezar, sino de la luz espiritual que ilumina el alma. Nos alerta con estas palabras: “Mira pues, no suceda que la luz que hay en ti, sea tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”. El Señor nos transporta de los ojos que tenemos en la cabeza a los ojos espirituales que permiten que se introduzca en nuestra alma la luz que irradia Jesús que es la luz del mundo o las tinieblas espirituales que desprende Satanás, el dios de este mundo.
El Señor de manera simbólica nos dice que si el ojo es la puerta por la que entra la tentación en el alma, debemos arrancarlo para que la tentación no nos destruya. Los ojos que tenemos en la cara permitirán que entre luz o tinieblas espirituales según sea la naturaleza de nuestro corazón. Si en verdad somos hijos de Dios y el Espíritu Santo ilumina nuestra alma hace que nuestro ojo sea bueno lo cual lo convierte en un filtro que impide que las tinieblas espirituales entren en el alma. Al contrario, si somos hijos del diablo. el filtro del ojo está saturado de suciedad lo cual impide que la luz de Dios entre en el corazón. El ojo sucio por el pecado hace que los anhelos del corazón sean pecaminosos.
He escogido el texto que cito al principio de esta reflexión por el  hecho de que las autoridades sanitarias alertan del incremento del Sida y de las enfermedades de transmisión sexual. El uso inadecuado del sexo no lo frenarán los avisos de peligro de muerte que hacen los médicos. Pueden más las pasiones libertinas que brotan de los corazones no convertidos a Jesús, que controla Satanás, el dios de este mundo, que es homicida, que los consejos de los médicos que llegan a oídos sordos.
Tenemos que conseguir que los ojos malos que permiten la libre entrada de las tinieblas en nuestra alma y hacerlos buenos para que la luz de Dios ponga freno a las pasiones deshonestas que si no se las frena causan daños irreparables. Una de las maneras de conseguirlo es que desde los púlpitos de las iglesias se predique con el poder de Dios la perversidad del ser humano y el perdón de Dios por medio de su Hijo Jesús muerto en la cruz  para perdonar el pecado y resucitado para hacer justo al pecador. En el momento en que la justicia de Dios cubre al pecador entonces el ojo malo se hace bueno con lo que desaparecen las tinieblas existentes en el alma dando paso a la luz de Dios que es vida. El ojo iluminado por la luz de Jesús hace que se instale en él un filtro que no  permite penetrar las imágenes que despiertan pasiones que conducen a la muerte eterna.



SALMO 48: 9

“Nos acordamos de tus misericordias, oh Dios, en medio de tu templo”
Las personas, por lo general somos muy desmemoriadas. En los asuntos intrascendentes no es ningún problema olvidar. Debemos ser muy selectivos a la hora de almacenar datos en nuestro cerebro, no se dé  el caso de que de tanto almacenar se colapse el cerebro y rechace la entrada de información valiosa para nuestro porvenir. ¿Cuál es la información que debemos almacenar? En el quehacer diario aquellas que atañen a nuestras responsabilidades. Si olvidamos nuestras responsabilidades creamos un colapso en nuestro entorno.
Por encima de todas las cosas que nos afectan prevalece Dios por ser nuestro Creador y Salvador. Por ser nuestro Creador y Sustentador todo lo que poseemos es de Él: Nos da la vida y la sostiene. Nos da salud y la retiene. En la hora establecida por Él nos la quita.  Nos da dones que nos capacitan para salir adelante. Las misericordias de Dios en lo que atañe la vida diaria son incontables. El texto que comentamos nos dice que debemos acordarnos de ellas para agradecer a quien nos las da. El agradecimiento es un sentimiento que desgraciadamente se resiente en nuestro vivir diario. Tenemos que hacer un esfuerzo para recuperarlo en nuestro día a día. Las relaciones sociales serían mucho más agradecidas.
El texto que comentamos nos insta a pasar de lo pasajero, de lo caduco, a lo que no perece porque es eterno: Dios. “Nos acordamos de las misericordias de Dios”. Como previamente hemos dicho las misericordias de Dios hacia nosotros son tantas que no se pueden describir todas ellas. A pesar de ello debemos darle gracias, con un añadido: Gracias, Señor, por tus misericordias que ignoro. ¿Cuál es el lugar en donde debe expresare el agradecimiento a Dios? ·En medio de tu templo”. A diferencia del salmista que consideraba el templo en Jerusalén como morada de Dios, los cristianos que conocemos muchas más cosas que él, y con más claridad, la morada de Dios no es un templo construido con bloques de piedras. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3: 16). Es en lo más profundo del corazón donde debemos acordarnos de las misericordias de Dios. Si nacen del corazón, el recuerdo es grato a los ojos de Dios. Si el recuerdo no es nada más que el formalismo de una liturgia, si no es nada más que una representación pública de una piedad que no existe, el recuerdo de las misericordias no sobrepasa el techo del recinto en donde se produce. Un motivo de reflexión: ¿En dónde se produce en nosotros el recuerdo de las misericordias de Dios?



dilluns, 20 de novembre del 2017


LA EPIDEMIA DE LA DESESPERACIÓN


<b>Un pueblo desesperado es un pueblo sin futuro</b>

“La epidemia de la desesperación. La mortalidad de blancos sin estudios en los Estados Unidos se dispara por el consumo de medicamentos opiáceos, drogas y alcohol, y a esto se debe sumar el aumento de los suicidios” ,<b>Andy Robinson </b>. El sueño americano ha llevado a la muerte de la esperanza. El sentido de la vida se ha convertido en un absurdo para un creciente sector de la población que al no conseguir  que los medicamentos que consume curen el dolor del alma  opta por el suicidio. La paradoja que se da es que los países que se considera más felices por el bienestar que proporciona la prosperidad económica es en donde se dan más suicidios. La luz roja se enciende alertándonos de que “la primera causa de muerte entre los jóvenes de entre 15 a 29 años sea el suicidio y duplica el número de víctimas mortales por accidente de tránsito desde hace varios años”.

La sociedad gira alrededor del bienestar material. El espíritu <b>Scrooge</b>, el viejo avaro y codicioso que sólo vivía para poder finalizar el día para contar los beneficios obtenidos, personaje que <b>Charles Dickens</b> describe en <i>Cuento de Navidad</i>, persiste en nuestros días. Todo gira alrededor de “la puta peseta”. Conseguir dinero sea como sea: Corrupción política. Trabajadores sisando a las empresas.  Hijos robando a sus padres. Muchísimas personas intentando conseguir algunas monedas de donde sea. Debe estarse a la altura social: ¿Qué dirá la gente si no vamos de vacaciones? ¡Qué vergüenza si siempre llevo el mismo vestido! Quedamos muy mal si no permitimos que nuestros hijos hagan viajes extraescolares. El coche tiene tres años y tengo que cambiarlo. He de substituir el Smartphonde o el iPhone o la Tablet porque carecen de las prestaciones que ofrecen las novedades. Se firman créditos personales hipotecando el salario para ir de vacaciones, la primera comunión del hijo, la boda de la hija…

La apariencia pesa mucho. Cuando se vive pensando en lo que la gente pueda decir de nosotros, sin darnos cuenta nos convertimos en sus esclavos. No somos libres de ir a nuestro aire. Las cadenas del que dirán hacen mucho daño. El orgullo puede más que la propia satisfacción. La situación da la impresión que funciona bien en tanto los ingresos sigan engordando la cuenta bancaria. Sin pedir permiso se presenta la crisis económica. La situación laboral es precaria. Las empresas reducen plantillas. Los ingresos disminuyen o desaparecen. El crédito adquirido para poder llevar un estilo de vida superior a las posibilidades no se puede devolver. El desastre se cierne con fuerza sobre la familia endeudada. La medicación del estrés, de la angustia, del insomnio se puede neutralizar hasta cierto punto con pastillas multicolores. Pero, ¿qué debe hacerse con el dolor del alma?

Mientras se ha estado viviendo pensando en lo que dirá la gente, para complacerlos, en cuanto llegue la hora de las vacas flacas, ¿dónde estarán todas estas personas que reían tus gracias, que presumían ser tus amigos? Te han abandonado. Te has quedado solo. No tienes a nadie que te escuche. Huyen de ti como si fueses un poseso. Durante todos los años de prosperidad que has gozado has vivido como si Dios no existiese. Creías que podías vivir sin Él. Ahora que la crisis económica enviada por Él porque la humanidad en general no hemos seguido sus instrucciones, nos ha cogido por sorpresa, ¿a dónde vas en busca de apoyo? ¿En qué regazo apoyas tu cabeza en busca de consuelo? Te encuentras muy solo en medio de un desierto a pesar  de que estás rodeado de personas.

A pesar de que has pasado tu vida dando la espalda a Dios, tal vez burlándote de Él y menospreciando su Nombre con tu lenguaje soez, viviendo en una falsa opulencia. Ahora que no tienes a nadie que alargue su mano para ayudarte, a tu alcance tienes la mano que te tiende Dios. El problema radica en ti: ¿Quieres cogerla? A pesar de que el rechazo puede ser tu respuesta, el Padre celestial sigue esperando para que vuelva en sí y dejes de darle la espalda. El profeta Isaías escribiendo en Nombre de Dios que lo ha enviado para alertar a las personas, escribe: “A todos los sedientos: Venid a las aguas, y a los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí, oíd y vivirá vuestra alma, y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David” (Isaías 55: 1-3). Pero Dios no tiene bastante con hablarte por medio del profeta. Llegado el cumplimiento del tiempo Dios, por medio de su Hijo que se encarna en la persona de Jesús que muriendo en la cruz por ti salda la deuda que tienes con Él,  te dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11: 28). Si al lector le afecta la epidemia de la desesperación Jesús es el remedio a la enfermedad de tu alma.

Octavi Pereña i Cortina

 

LEVÍTICO 20:23


“Y no andéis en las prácticas de la naciones que yo echaré de delante de vosotros, porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación”

¿ ¿Cuáles son las cosas que el Señor abomina? El lector debería leer todo el capítulo 20 de Levítico porque las detalla.  Deberían ser rechazadas por todos los cristianos que verdaderamente desean glorificar a Dios viviendo en santidad. Todos los cristianos sin excepción alguna tenemos la obligación de andar en santidad. ¿Cómo lo conseguiremos?  Ayudará a conseguirlo si tenemos presente este texto: “Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, pero el Señor pesa los espíritus”. (Proverbios 16:2).

No conseguiremos andar en santidad si somos nosotros, quienes nos consideramos cristianos quienes redactamos los reglas de conducta. El texto de Proverbios es clarísimo en este sentido: Creemos que nuestros razonamientos son correctos, los defendemos a capa y espada, pero, “el Señor pesa los espíritus”, es decir, el Señor es quien avala la validez de nuestras opiniones.

Si somos verdaderos creyentes en Cristo, si hemos nacido de nuevo, somos ciudadanos del reino de Dios. A la vez, pero, somos ciudadanos de un reino de este mundo, lo cual implica que debemos convivir con personas que no lo son, lo cual implica que tienen conceptos distintos en lo que respecta a la moral y la ética. La convivencia con ciudadanos que desde el punto de vista humanos se los puede considerar excelentes personas, en el fondo pertenecen al reino de las tinieblas cuyo rey es Satanás. Mientras andaremos aquí en la tierra en las circunstancias actuales es inevitable que la luz y las tinieblas convivan. Ahí está el peligro. Juntos pero no revueltos. El aviso del Señor: “No andaréis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros, porque ellos hicieron todas estas cosas, y yo los tuve en abominaciin”. ¿Cuáles son las cosas que el Señor abomina y que no desea que sus hijos las practiquen?

Gracias a la misericordia de Dios se nos permite vivir en un país de influencia cristiana. El problema de sacrificar niños a los dioses, de momento no nos afecta. No nos detendremos en ello. El incesto, las relaciones sexuales con familiares próximos, de momento es una conducta sexual prohibida por Dios que por ser poco practicada de momento parece ser que no va a perjudicar a nuestra santidad. Lo que sí debe preocuparnos como cristianos que aspiramos a vivir santamente es el ocultismo en sus diversas ramas. La adivinación, consultar a los muertos con las diversas técnicas, horóscopo y otras, son prácticas muy habituales en nuestro entorno. Ello sí ejerce influencia en nosotros y si no queremos que nos habituemos a ellas debemos rechazarlas del todo. El texto de Levítico que sirve de base de esta meditación también se refiere a la homosexualidad, práctica sexual muy extendida en nuestro entorno y que por su amplia difusión por haber sido legalizada se ha llegado a considerar sexo legítimo.  Puede hacernos pensar que Dios la aprueba. Pero no. Los homosexuales no entrarán en el reino de los cielos. Es muy peligroso jugar con la santidad: “Seguid… la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).


GÉNESIS 3: 8


“Y oyeron la voz del Señor que se paseaba en el huerto, al aire del día, y el hombre y la mujer se  escondieron de la presencia del Señor

Génesis, el libro que trata de los orígenes, comienza con esta dogmática declaración: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Esclarece los enigmas que el hombre es incapaz de develar. Uno de ellos: ¿Cómo se formó el universo y todo lo que se encuentra en él? Por la palabra de Dios existe todo lo que hay visible e invisible. Génesis también nos ayuda a entender la Filosofía humana. El nihilismo con su negación a toda creencia, toda autoridad y toda organización social. El texto que comentamos creo que sirve para dar respuesta a una pegunta tan vital cómo saber el origen y el destino del ser humano.

Lo que describe el texto que comentamos  sigue a la caída en pecado de Adán. Génesis 3: 8 por deducción entendemos cómo era la relación de Adán y Eva con Dios. El Señor se paseaba por el huerto y conversaba  con ellos. Pero desobedecieron a Dios y la amistad con Él se rompió. Se abrieron sus ojos y se dieron cuenta de que iban desnudos. Se avergonzaron de su desnudez y se hicieron unos delantales con hojas de higuera. Siguieron avergonzándose de su fealdad, tanto física como moral. Física porque percibieron que la gloria de Dios que los cubría había desaparecido y moral porque la santidad de sus pensamientos la habían perdido. Los delantales que se hicieron con hojas de higuera no les devolvieron la gloria perdida. La vergüenza se había apoderado de ellos.

Vayamos a nuestro texto. Al oír Adán  y Eva los pasos del Señor que se acercaban hacia ellos “se escondieron de su presencia”. ¿Qué es el nihilismo sino un esconderse de la presencia de Dios porque los vestidos que cosen con sus filosofías no sirven para tapar su desnudez. Se avergüenzan de ello. Su ateísmo, escepticismo, religiosidad, no sirve para recuperar la gloria que perdieron en Edén cuando en Adán pecaron. Las obras no sirven para esconder la fealdad de la desnudez que les provoco el pecado. Pero Dios no deja lanzados en la cuneta a sus hijos rebeldes.

“Y el Señor Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles y los vistió” (Génesis 3:21). Es el Ofendido quien toma la iniciativa para restaurar la virginidad  perdida extramatrimonialmente. Las túnicas de piel anuncian la primera profecía que sin derramamiento de sangre no hay perdón de los pecados. No miraban a los sacrificios descritos en la ley de Moisés. Miraban a la sangre de Jesús que de hecho limpia todos los pecados. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Cuando una persona es cubierta con la sangre de Jesús no se esconde de la presencia de Dios. Se gira hacia Él para salir a su encuentro. Lo busca con anhelo para agradecerle el perdón de sus pecados.

 

dilluns, 13 de novembre del 2017

GENERACIÓN Y

<b>La adolescencia controlada por los Smartphones y otros dispositivos electrónicos necesita ayuda</b>
Athena, adolescente de 13 años, el nombre es ficticio, es una experta en desconectar de sus padres y conversar con sus amigos sobre mensajes o “Snapchat”, dijo: “He estado con mi móvil más de lo que he estado con personas reales…Mi cama ha cogido la forma de mi cuerpo”.
El escrito “¿Han destruido los Smartphones a una generación?” de <b>Jean H. Twenge</b>, expone con todo detalle los efectos perniciosos que los dispositivos electrónicos generan en la infancia y adolescencia actual. Se venden estos dispositivos de comunicación como medios para hacer amigos y para ser felices. Las personas que se hacen adictos a ellos, los estudios que se hacen al respecto indican todo lo contrario. Los adolescentes que se enganchan al mundo virtual son más solitarios, más estresados y más dados al suicidio.
¿¿Qué es lo que los lleva a esta situación tan desastrosa? Utilizaré la parábola del hijo pródigo (Lucas 15: 11-32) para explicarlo. El relato comienza presentando el escenario y los protagonistas principales: Un hacendado con dos hijos. Comparo este escenario con la situación óptima en que se encontraban Adán y Eva en el paraíso. No carecía de nada. Se daba una relación óptima entre el matrimonio y el entorno. Gozaban del privilegio de mantener con el Padre, el Creador, una relación de profunda amistad que nada la perturbaba. Pero un peligro se cernía sobre ellos. El ángel que se rebeló contra Dios y que se convirtió en Satanás no veía con buenos ojos la felicidad que gozaban nuestros primeros padres. Con astucia maligna les despertó la sensualidad perversa.  Se fijaron en el fruto del árbol que Dios les había prohibido comer y vieron “que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar sabiduría” (Génesis 3: 6). Ya no les bastaba con lo que tenían. Quisieron conocer el mundo prescindiendo de Dios. Comieron el fruto prohibido y “entonces les fueron abiertos los ojos, y conocieron que estaban desnudos” (v.7).
El hijo más joven llegó un día en que se cansó de seguir en casa de su padre, y le dijo: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponden” (Lucas 15:12). El padre repartió la herencia entre sus hijos. “No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una región apartada, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (v.13). Vivir sin Dios el mundo no da lo que promete. Vende felicidad pero da espinos y cardos. “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra” (Génesis 3:19).
En la región apartada a la que fue a parar el hijo pródigo “deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba” (Lucas 15:16). A los adolescentes de hoy que no encuentran lo que buscan en los cachivaches electrónicos y que se dejan atrapar por ellos, el vivir se les hace insoportable. En vez de placer, los cardos que crecen lozanos a su alrededor les dan punzadas que les hacen la vida insoportable. Así no se puede vivir, piensan.
El joven de la parábola, harto de pasar necesidades ”y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo, hazme como uno de tus jornaleros” (vv. 17,18). El joven está descontento con el resultado de haber abandonado la casa de su padre. Había tomado una decisión equivocada que le cobraba un peaje muy oneroso. Se arrepiente de su error. El arrepentimiento es el primer paso que debe tomarse si es que se desea salir del trance en que le ha colocado el haber abandonado la casa del padre. El lector que se encuentra en una situación parecida a la del hijo prodigo podrá pensar: “Dios no puede perdonar a un malvado como yo”. Pero Dios le susurra al oído: “Yo te manifiesto misericordia por medio de mi Hijo. Este vino al mundo en la persona de Jesús y murió en la cruz para saldar la deuda que tienes conmigo. Mi Hijo te dice: “No he venido a llamar justos (personas buenas) sino pecadores al arrepentimiento” (Mateo 9:13).  ¿Te reconoces pecador?
Dicho y hecho. El joven emprende el camino de regreso a casa. El padre, desde el día que su hijo abandonó el hogar otea el camino y viéndolo en la lejanía, movido por la misericordia sale corriendo hacia él, se lanza sobre el hijo, lo abraza y lo besa. El hijo arrepentido le dice a su padre: “Padre he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo” (v.21). Si el lector es uno de estos adolescentes que como Athena deja impresa la forma de su cuerpo en la cama, vivir no te gusta nada. Los cachivaches electrónicos no te proporcionan lo que deseas. El padre de la parábola representa el Padre celestial y el hijo pródigo eres tú. En vez de recriminar tu huída, te abraza, te besa y dice a sus sirvientes: “Sacad el mejor vestido, y vestidle, y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, porque este hijo muerto era, y ha revivido, se había perdido y es hallado. Y comenzaron a regocijarse” (vv.22-24).Los vestidos con que visten al joven representan las túnicas de lino blanco que llevan todos los que sus pecados han sido lavados por la sangre de Jesús. Sin ellos no se puede acceder  al banquete de bodas preparado para todos los hijos de Dios el Padre.
Octavi Pereña i Cortina


PROVERBIOS 11: 4

“No aprovecharán las riquezas en el día de la ira, mas la justicia librará de muerte”
Ingentes cantidades de dinero se han invertido a lo largo de los siglos en la construcción de las majestuosas cardenales que salpican el mundo cristiano. La causa de tanto derroche se debe a la doctrina católica del Purgatorio que enseña que los fieles que mueren insuficientemente purificados, antes de poder gozar de la gloria eterna, deben pasar un tiempo en él purgando con duros sufrimientos los pecados para que el pecador se libre de la “pena temporal”  que debe expiar por sí mismo. Con las oraciones a favor de los difuntos y especialmente con las aportaciones económicas, la Iglesia católica  por medio de sus ministros se auto confiere el poder de acortar la estancia de las almas en tan lúgubre lugar. Los miles de majestuosos y emblemáticos edificios que posee la Iglesia católica, el vaticano es uno de ellos, se han construido gracias a las aportaciones pecuniarias ofrendadas por los fieles por el miedo por el miedo que les produce de ir a parar a tan siniestro lugar, que no existe. Ahora que tanto se habla del quinto aniversario de la Reforma Protestante, debe recordarse que uno de los motivos por los que Lutero se separó de la Iglesia católica fue el de las indulgencias que Tetzel, el legado papal en Alemania, vendía  y que decía que a cada sonido que las monedas producían al caer dentro del cofre, una alma salía de Purgatorio. Quienes han confiado en el engaño del Purgatorio, al despertar en el más allá se encontrarán en el lugar al que fue a parar el potentado de la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16: 19-31): “Y murió también el rico, y fue sepultado. I en el infierno alzó sus ojos estando en tormentos”. Y viendo de lejos a Abraham y a Lázaro, el pordiosero que “ansiaba saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico”, se dirigió a Abraham, diciéndole: “Padre Abraham ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama”. Esta es la primera parte de la condenación eterna, El alma despojada del cuerpo que yace bajo tierra y sufre la condenación hasta el dia de la resurrección de los muertos. Llegado este día el alma y el cuerpo reunidos “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor  y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:9),
“Mas la justícia librará de muerte”, sigue diciendo el texto que es la base de nuestra meditación. Por cuanto todos hemos pecado todos moriremos a no ser que antes venga el Señor en su gloria a buscarnos. Para el verdadero creyente en Cristo la muerte del cuerpo no significa el fin, sino el inicio de una gloria que alcanzará plena perfección el día de la resurrección en que cuerpo glorificado y alma reunidos gozarán de la presencia de Dios. El deseo de ser felices actual se gozará plenamente en aquel día y por toda la eternidad futura.



SALMO 130: 3,4

“Señor, si miras a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado”
El salmo comienza con un in tenso y profundo clamor del poeta al señor. “De lo profundo, oh Señor, a ti clamo. Señor oye mi voz, estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica” (vv. 1,2). Sin el sincero reconocimiento de la existencia de Dios y de que el señor es mucho más que un mero formalismo intelectual de su existencia, no se busca a Dios. Es la expresión de fe que inspira el Espíritu Santo morando en el corazón de su autor. Sin la fe que es regalo de Dios  el salmista, ni nadie,  podrían haber escrito lo que dice en el texto que encabeza este comentario.
Son muchas las personas que en cierta manera tienen conciencia de que algo no funciona bien es sus vidas. Sus conciencias les acusan de haber hecho cosa que no están bien. Pero por la mala información recibida acuden al confesor para que les perdone sus pecados o que se les diga que para redimir sus transgresiones tienen que hacer buenas obras: Poner una X en la casilla Iglesia. Hacerse socio de una ONG católica que ayuda a los necesitados. Ayudar a la misiones, Todo ello y mucho más está bien, pero con ello no se consigue el perdón de los pecados. Nadie puede pagar el pecio de la salvación de su alma. Sólo Jesús puede conseguirlo.
El salmista sabe en quien ha creído. Sabe con certeza quien es su Salvador. No existe la más mínima duda. Edifica su vida sobre la Roca: “Esperé yo en el Señor, esperó mi alma, en su palabra he esperado, mi alma espera en el Señor” (vv. 5, 6a). No existen fisuras en la fe del salmista. Cree firmemente: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser la cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay  otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos sr salvos” (Hechos 4: 11,12).
¿De qué manera espera al Señor el alma del salmista?: “Más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana”  (v.6b). Sobre todo en tiempo de guerra los soldados que les toca hacer guardia de noche esperan con ansia el amanecer porque así desaparecerán los fantasmas nocturnos. La intensidad con la que el centinela espera la salida del sol ilustra la intensidad con que el creyente espera en el Señor. “Espera Israel en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y abundante redención con Él, y Él redimirá a Israel de todos sus pecados”  (vv.7,8)



dilluns, 6 de novembre del 2017

PROVERBIOS 8:36

“Mas el que peca contra mí, defrauda su alma, todos los que me aborrecen aman la muerte”

El libro de Proverbios es un cántico a la sabiduría de Dios. Es el mismo Señor que para nuestro bien se manifiesta en la forma de Sabiduría. ¿Cómo lo hace? Haciéndose suyas las costumbres de la época, situándose junto al camino, en las encrucijadas de las veredas, en las  puertas de la ciudad, dando voces para atraer la atención de los transeúntes: “Oh hombres, a vosotros clamo, dirijo mi voz a los hijos de los hombres. Entended, oh simples, discreción, y vosotros necios, entrad en cordura” (vv. 4,5). Dios se dirige a los simples, a los necios, a los faltos de cordura, no a los sabios de este mundo, que son quienes en ellos hay más disposición al arrepentimiento. Los hombres nacidos de mujer  y por línea genealógica de Adán,  nacen siendo hijos del diablo, por lo que desean hacer las obras malas de su padre. En tanto la mayoría de personas persistan en querer ser hijos del diablo no existe solución a los graves problemas sociales que nos angustian.
“Oíd porque hablaré cosas excelentes, y abriré mis labios para cosas rectas. Porque  mi boca hablará verdad (vv. 6,7). Dios que es la Verdad, sus labios hablarán Verdad. El diablo que es padre de la mentira, sus labios hablan mentira. La primera vez que abrió sus labios para dirigirse a los hombres fue en el Edén para engañar a Eva, haciéndole creer que Dios no era bueno. Engaño que persiste hasta nuestros días haciendo creer a sus hijos que Dios es el causante de todos los males que les afligen. No quiere de ninguna de las maneras que crean en Jesús que es la encarnación de la Sabiduría divina: “La impiedad aborrecen mis labios” (v. 7). No hagáis como Eva que no atendió a mis palabras y así fue que de sabia se convirtió en necia, falta de cordura. Perdió la prudencia que le condujo a comer el fruto del árbol prohibido. A partir de entonces ella y su descendencia son conocedores del mal por experiencia.
¿Por qué Adán comió el fruto prohibido que le ofreció Eva? Porque por el mero hecho de hacer caso al ofrecimiento perdió el temor del Señor y lo sustituyó por la arrogancia y la soberbia que le inclinaron a desobedecer a Dios.
De lo que dice Proverbios 8 he dejado muchas cosas en el tintero. Vale la pena leer todo el capítulo. El resumen el v. 36: “Mas el que peca contra mí, defrauda su alma, todos los que me aborrecen aman la muerte”. Una gran mayoría de nuestra sociedad peca contra la sabiduría divina y los que la aborrecen “aman la muerte”. El caos mundial indica que lo que dice la Biblia no son palabras que se lleva el viento. Son palabras de duración eterna que anuncian la gloria para los justos y la condenación para los que aborrecen a Dios.



SALMO 50: 19

“Abres la boca para el mal, y tu lengua trama en gaño”
Una declaración de Jesús que no nos gusta oír: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y los deseos de vuestro padre queréis hacer” (Juan 8:44). “De tal palo tal estilla”, dice el refrán popular. Es decir, tal como es el padre así son los hijos. Si, los que no son hijos de Dios por adopción porque no han creído en Jesús como a su Salvador personal, son hijos del diablo, ¿qué es lo que les asemeja a él? En primer lugar debemos saber las características del diablo. Jesús las describe. Para no apartarnos del  guión que nos marca el texto que comentamos nos quedaremos con una: “Y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en  él. Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44). No se precisa ser demasiado avispado para darse cuenta de que la mentira abunda por doquier. Tanto las personas bien educadas, que tienen títulos universitarios y diplomas que dispensan las mejores universidades del mundo, como los iletrados o analfabetos que se amontonan en los guetos más miserables del mundo, todos son mentirosos. Todo ello confirma quien es el padre de la mayoría de los hombres. La Palabra  de Dios no miente. El mandamiento es claro: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20: 16).
“Abres tu boca para el mal, y tu lengua trama engaño”, nos dice el texto que comentamos. La facilidad con que se abre la boca y se mueve la lengua para vomitar engaño se debe a que el espíritu de Satanás está bien afincado en el corazón. Con tan innoble huésped en el alma es inevitable que la mentira fluya impetuosa, rugiendo como río desbordado, derramando por doquier su veneno mortal.
La mentira no es una forma de hablar inocua: “Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano, contra el hijo de tu madre ponías infamia” (v.20). No solamente el desconocido es el blanco de las palabras mentirosas del poseso del diablo. Los íntimos también son diana del veneno escupido. El mentiroso como no ve a corto plazo el efecto bumerang de la falsedad de sus palabras, piensa que puede seguir vomitando engaño impunemente. No es así. Dios es paciente esperando que el mentiroso se arrepienta de su pecado para ser perdonado. Llegado el momento, si persiste en mentir, oirá de los labios del señor esta sentencia: “Estas cosas hiciste, y yo he callado. Pensabas que de cierto sería como tú, pero te reprenderé delante de tus ojos” (v.21). El Señor reprende. Si no hay respuesta castiga de manera proporcionada  a la mentira cometida. Y si no escarmienta y persiste en abrir la boca para mal, será excluido de la Jerusalén celestial: “Mas los perros (los adoradores de divinidades paganas), estarán fuera…y todo aquel que ama y hace mentira” (Apocalipsis 22:15).



HOY ESTARÁS EN EL PARAISO

<b>Si la Biblia no es la luz que ilumina, la Iglesia no puede reformarse</b>
Existe un parecido entre la disciplina de los partidos políticos y la autoridad eclesiástica. En ambos casos se roba  a las personas el sentido crítico que les permite discernir entre el bien y el mal. En  el caso de los partidos políticos se prohíbe a los cargos electos ejercer libremente el  uso de la razón iluminada por el contraste entre puntos de vista dispares y por la conciencia que dicta que las cosas no son como las dictamina la cúpula de los partidos. La disciplina de partido elimina la discrepancia  con lo  cual se impide la entrada de aire fresco lo cual marchita la lozanía del partido produciendo su decadencia por falta de renovación de pensamiento.
Por lo que atañe a las iglesias cristianas, la autoridad jerárquica representada por el magisterio docente censura la discrepancia aplicando el cortafuegos:<i>doctores tiene la iglesia</i> que menosprecia a los feligreses que piensan, asemejándose al comportamiento de los fariseos con aquellos que se ponían al lado de Jesús. Las iglesias cristianas que oficialmente consideran la Biblia como la autoridad suprema, en la práctica la desautorizan  sometiéndola a la autoridad de los magisterios docentes. Esta actitud es contraria a la  autoridad de las Sagradas Escrituras que estimulan a los creyentes a meditar diariamente su contenido, interpretándolas a la luz que difunde el Espíritu Santo. Las autoridades religiosas judías expulsaban de las sinagogas a las personas que tenían la desfachatez de cuestionar su autoridad. Algo parecido ocurre en las iglesias cristianas. El resultado es su decadencia, al hacerse mundanas. En vez de iluminar al mundo con la luz de la Palabra de Dios que deben ser portadoras, abren las ventanas para que las doctrinas erróneas que circulan por el mundo entren en su interior. En vez de luz, tinieblas.
Un problema que afecta a mucha gente es el de la muerte. Es un misterio para muchos. Según la Biblia un misterio no es un tema indescifrable, sino algo que desvela. La luz de la Palabra alumbra y lo que es oscuro se esclarece. En días previos a Todos los Santos, comentarios de obispos sobre el más allá aportan más oscuridad que luz porque lo que afirman no está basado en la doctrina bíblica, sino en tradiciones procedentes de religiones paganas.
Uno de los dichos que se enseña y que hacer errar el camino a quienes los creen en <i>rezar por los difuntos</i>, doctrina que está fundamentada en los libros apócrifos, que  como su nombre indica, no forman parte del Canon de las Sagrada Escrituras cristianas. En estas no se encuentra ningún indicio que autorice su práctica. “Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto” (Hebreos 3: 8,9, porque es tiempo de misericordia. Producido el deceso es imposible cambiar el estado en que se encuentra la persona. Si se muere en la condenación, las plegarias por los difuntos para lo único que sirven es para infundir una esperanza vana. Una esperanza sin fundamento. Además, rezar por los difuntos está relacionado con la práctica de consultar a los muertos, claramente prohibida en la Biblia. Un caso bien evidente de tal prohibición se encuentra en la muerte del rey Saúl, entre otras cosas por haber consultado a  la adivina de Endor. Una práctica frecuente es implorar a los difuntos en busca de ayuda. “Supongo que os habrá pasado como a mí cuando escucháis a alguien una frase explicativa  de la muerte de un ser amado: “Allá en donde estés…míranos, acompaña nuestras vidas, no te olvidaremos nunca” (Salvaor Giménez, obispo de Lleida).
El obispo Giménez cita el catecismo de la Iglesia católica: “Quienes mueren en la gracia de Dios, pero imperfectamente purificados, todo y estar seguros de su salvación eterna, sufren una purificación después de su muere, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios”. Esto es lo que dice el catecismo católico. ¿Qué dice la Biblia al respecto? En Romanos 7: 20-25 el apóstol Pablo no se avergüenza de su incapacidad de hacer el bien de manera absoluta: Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí… ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará  de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas en la carne a la ley del pecado (vv. 21, 24, 25). Según el catecismo de la Iglesia católica el apóstol Pablo  tiene que sufrir “una purificación después de su muerte”. Para quienes mueren imperfectamente purificados, ¿qué significa “sufrir una purificación después de la muerte”? Según la doctrina, aunque hoy, matizada: El Purgatorio, en donde sus huéspedes “imperfectamente purificados”, sus pecados son purgados con sufrimiento. El arzobispo de Barcelona Joan Josep Omella dice que con la plegaria por los difuntos “los confiamos a la misericordia de Dios…Por el otro lado podemos ser de ayuda para los difuntos que se encuentran todavía en fase de purificación”. Esta  doctrina es contraria a la enseñanza bíblica que afirma que “la sangre de Jesucristo su Hijo (de Dios) nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Un ejemplo bíblico de la perfecta purificación que hace la sangre de Jesús se encuentra en el ladrón que encontrándose colgando en la cruz, le dice a Jesús: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” ¿Qué le responde Jesús? “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23: 42,43). El ladrón era un delincuente. Tal vez tenía las manos manchadas de sangre. La fe en Jesús le llevó después de morir a la presencia de la gloria de Dios. No necesitó pasar por una fase de purificación de larga duración que puede acortarse con las oraciones de los vivos. Al instante llegó a su destino.
Antes hemos dicho que el apóstol Pablo, a pesar que era santo porque la sangre de Jesús le había limpiado todos sus pecados, a pesar de la imperfección que confiesa tener estando aquí en la tierra, confiesa: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces que escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros” (Filipenses 1: 21-24).
Octavi Pereña i Cortina