ÉXODO 20: 8
“Acuérdate
del día de reposo para santificarlo”
Occidente abandona a Dios y Dios
abandona Occidente. Uno de los síntomas de que Occidente ha abandonado a Dios
es el descuido deliberado de acordarse del día del Señor. Las iglesias, en
domingo están prácticamente vacías. Entre los pocos asistentes a los cultos
muchos de ellos lo hacen de manera legalista, con el propósito de cumplir con
el precepto dominical.
El domingo es fiesta, sí, pero bares y
cafeterías abren. Los espectáculos funcionan. Las actividades del ocio
arrastran a multitudes. Fuerzas antidominicales
ejercen presión para que los comercios
tengan permiso para abrir en domingo. Para superar la crisis económica
se va exigiendo a los comerciantes que
levanten las persianas de sus establecimientos en domingo para que circule el
dinero. Se está pidiendo que el domingo estivo desaparezca y los
establecimientos permanezcan abiertos los 365 días del año.
La deshumanización que se hace del ser
humano hace que el hombre se convierta en una máquina de hacer dinero. El
domingo cristiano festivo para ser dedicado
a la adoración colectiva de Dios, desaparece y, en su lugar se levanta
un altar dedicado al dios dinero para adorarle.
Los políticos, los comerciantes, los
adoradores del dinero, nunca tienen suficiente. El hombre tiene que trabajar
más, sin descanso. Es la ley del mercado. Se tiene que trabajar más con
salarios más bajos. El abandono de Dios tiene repercusiones sociales.
Tommy Manning, que fue miembro del equipo
norteamericano de atletas de montaña escribió un artículo titulado “Los días de descanso son importantes para
los atletas” en que enfatiza el principio que los atletas profesionales a
veces ignoran: El cuerpo necesita tiempo de descanso para rehacerse después del
ejercicio, dice: “Psicológicamente, las adaptaciones que ocurren como resultado
del entrenamiento solamente suceden durante el descanso. Esto significa que el
descanso es tan importante como el entrenamiento”.
Manning ha descubierto el principio que
Moisés legisló a la salida de la esclavitud de Egipto. “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. El hombre necesita
el día de reposo no para dedicarlo al ocio, sino a Dios. Solamente en Dios
encuentra el ser humano sentido para su vida. Recibe fuerzas para enfrentarse a
los problemas diarios. Recupera la humanidad que el materialismo le ha robado.
Para salir del callejón sin salida al que le ha metido el ateísmo. La evidencia
de que el hombre se vuelve a Dios es la
recuperación del domingo para dedicarlo a la adoración pública de Dios nuestro
Salvador. En el descanso que otorga el Señor del sábado, el hombre encuentra
las fuerzas que necesita para no
abandonar en su carrera hacia el Reino de Dios.
JOSUÉ 14:8
“Y
mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón
del pueblo, pero yo cumplí siguiendo al Señor mi Dios”
La Tierra Prometida se está repartiendo
entre las tribus. Caleb reclama a Josué la tierra que Moisés le prometió, la
que sus pies habían hollado sería para él y su posteridad.
Al regreso del viaje de inspección que
Moisés encargó a los representantes de las
tribus, Josué y Caleb, defendieron la posibilidad de conquistar la
Tierra Prometida si emprendían la conquista con la ayuda el Señor que los había
sacado de la esclavitud de Egipto.
El texto que comentamos es muy importante
tenerlo en cuenta porque imparte instrucciones para la iglesia de hoy que se
encuentra en terreno hostil. Satanás es el Dios de este mundo, siendo sus
huestes superiores en número a las de Dios. Satanás con su poder y utilizando a
los temerosos, intenta minar la fe del pueblo de Dios para que regrese a la
esclavitud de Egipto, el mundo. Los cobardes que pululan por las iglesias
persiguen que los hijos de Dios tengan miedo y abandonen la lucha y regresen al
mundo que habían abandonado el día que creyeron en Jesús como su Salvador. En
aquel día dieron la espalda al mundo con todos los placees sensuales que
representa y pusieron la mirada en Jesús “el Autor y perfeccionador de la fe”.
En tanto tengamos puesta nuestra mirada en Él, como Caleb “cumpliremos
siguiendo al Señor”.
Josué fue el compañero de Caleb que al
regreso del viaje de inspección también defendió que si permanecían en el Señor
la victoria sería suya porque es más fuerte el que está con ellos que el que
está en su contra. Al final de sus días Josué antes de partir para estar con el
Señor, dijo estas palabras que deberían estar gravadas en nuestros corazones:
“Y si mal os parece servir al Señor, escogeos hoya quien sirváis, si a los
dioses que sirvieron vuestros padres cuando estuvieron al otro lado del río, o
a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis, pero yo y mi casa
serviremos al Señor” (Josué 24: 15).
Los pusilánimes, los cobardes, son
instrumentos de Satanás para entorpecer la marcha de los hijos de Dios hacia la
Tierra Prometida eterna. Los tales crearán dificultades y pondrán obstáculos en
el camino para que los verdaderos hijos de Dios abandonen la carrera, pero
igual que Josué y Caleb, los valientes deben decir con ellos: “Yo y mi casa serviremos al Señor”.
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