dissabte, 1 d’abril del 2017

ÉXODO 20: 8

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo”
Occidente  abandona a Dios y Dios abandona Occidente. Uno de los síntomas de que Occidente ha abandonado a Dios es el descuido deliberado de acordarse del día del Señor. Las iglesias, en domingo están prácticamente vacías. Entre los pocos asistentes a los cultos muchos de ellos lo hacen de manera legalista, con el propósito de cumplir con el precepto dominical.
El domingo es fiesta, sí, pero bares y cafeterías abren. Los espectáculos funcionan. Las actividades del ocio arrastran a multitudes. Fuerzas antidominicales  ejercen presión para que los comercios  tengan permiso para abrir en domingo. Para superar la crisis económica se va exigiendo a los comerciantes  que levanten las persianas de sus establecimientos en domingo para que circule el dinero. Se está pidiendo que el domingo estivo desaparezca y los establecimientos permanezcan abiertos los 365 días del año.
La deshumanización que se hace del ser humano hace que el hombre se convierta en una máquina de hacer dinero. El domingo cristiano festivo para ser dedicado  a la adoración colectiva de Dios, desaparece y, en su lugar se levanta un altar dedicado al dios dinero para adorarle.
Los políticos, los comerciantes, los adoradores del dinero, nunca tienen suficiente. El hombre tiene que trabajar más, sin descanso. Es la ley del mercado. Se tiene que trabajar más con salarios más bajos. El abandono de Dios tiene repercusiones sociales.
Tommy Manning, que fue miembro del equipo norteamericano de atletas de montaña escribió un artículo titulado “Los días de descanso son importantes para los atletas” en que enfatiza el principio que los atletas profesionales a veces ignoran: El cuerpo necesita tiempo de descanso para rehacerse después del ejercicio, dice: “Psicológicamente, las adaptaciones que ocurren como resultado del entrenamiento solamente suceden durante el descanso. Esto significa que el descanso es tan importante como el entrenamiento”.
Manning ha descubierto el principio que Moisés legisló a la salida de la esclavitud de Egipto. “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. El hombre necesita el día de reposo no para dedicarlo al ocio, sino a Dios. Solamente en Dios encuentra el ser humano sentido para su vida. Recibe fuerzas para enfrentarse a los problemas diarios. Recupera la humanidad que el materialismo le ha robado. Para salir del callejón sin salida al que le ha metido el ateísmo. La evidencia de que el hombre se vuelve a Dios  es la recuperación del domingo para dedicarlo a la adoración pública de Dios nuestro Salvador. En el descanso que otorga el Señor del sábado, el hombre encuentra las fuerzas  que necesita para no abandonar en su carrera hacia el Reino de Dios.


JOSUÉ 14:8

“Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo, pero yo cumplí siguiendo al Señor mi Dios”
La Tierra Prometida se está repartiendo entre las tribus. Caleb reclama a Josué la tierra que Moisés le prometió, la que sus pies habían hollado sería para él y su posteridad.
Al regreso del viaje de inspección que Moisés encargó a los representantes de las  tribus, Josué y Caleb, defendieron la posibilidad de conquistar la Tierra Prometida si emprendían la conquista con la ayuda el Señor que los había sacado de la esclavitud de Egipto.
El texto que comentamos es muy importante tenerlo en cuenta porque imparte instrucciones para la iglesia de hoy que se encuentra en terreno hostil. Satanás es el Dios de este mundo, siendo sus huestes superiores en número a las de Dios. Satanás con su poder y utilizando a los temerosos, intenta minar la fe del pueblo de Dios para que regrese a la esclavitud de Egipto, el mundo. Los cobardes que pululan por las iglesias persiguen que los hijos de Dios tengan miedo y abandonen la lucha y regresen al mundo que habían abandonado el día que creyeron en Jesús como su Salvador. En aquel día dieron la espalda al mundo con todos los placees sensuales que representa y pusieron la mirada en Jesús “el Autor y perfeccionador de la fe”. En tanto tengamos puesta nuestra mirada en Él, como Caleb “cumpliremos siguiendo al Señor”.
Josué fue el compañero de Caleb que al regreso del viaje de inspección también defendió que si permanecían en el Señor la victoria sería suya porque es más fuerte el que está con ellos que el que está en su contra. Al final de sus días Josué antes de partir para estar con el Señor, dijo estas palabras que deberían estar gravadas en nuestros corazones: “Y si mal os parece servir al Señor, escogeos hoya quien sirváis, si a los dioses que sirvieron vuestros padres cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis, pero yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24: 15).
Los pusilánimes, los cobardes, son instrumentos de Satanás para entorpecer la marcha de los hijos de Dios hacia la Tierra Prometida eterna. Los tales crearán dificultades y pondrán obstáculos en el camino para que los verdaderos hijos de Dios abandonen la carrera, pero igual que Josué y Caleb, los valientes deben decir con ellos: “Yo y mi casa serviremos al Señor”.
                 http://octaviperenyacortina22.blogspot.com




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