¿ECUMENISMO A
CUALQUIER PRECIO?
<b>Las
religiones no llevan a Dios y separan a los hombres. Sólo Jesucristo es el
camino que lleva a Dios y favorece la paz entre los hombres</b>
El
problema de los falsos profetas no es reciente. Es tan antiguo como la existencia
del ángel de luz que se convirtió en Satanás, el padre de la mentira des de su
rebelión en los ámbitos celestiales contra Dios que es la Verdad. En el campo
terrenal Satanás se convirtió en el Falso Profeta cuando introduciéndose en una
serpiente que le proporcionó cuerpo físico engañó a Adán y a Eva al
despertarles dudas del amor de Dios cuando éste les prohibió que comiesen del
árbol de la ciencia del bien y del mal porque morirían si así lo hiciesen
(Génesis 2:17). Por la fe en Cristo Dios es el Padre de todos los verdaderos
cristianos. Por la fe inconsciente en Satanás, este se convierte en el padre de
todos los incrédulos y de manera especial de los falsos profetas que se dedican
a propagar la mentira. De falsos profetas que se dedican a propagar la mentira
los ha habido en todas las épocas. Los profetas de Dios del Antiguo Testamento
no se cansaron de denunciarlos por la transmisión de mensajes engañosos que
dañaban a quienes los creían, sea individualmente, sea colectivamente.
En el
Nuevo Testamento, Jesús que es la Verdad, dice al pueblo: “Mirad, guardaos de
la levadura de los fariseos” (Marcos 8:15). Los oyentes, que confunden la
levadura con el pan que poco antes habían comido, tiene que decirles: “¿Qué
discutís porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis
endurecido vuestro corazón? (v.17). Con estas palabras Jesús recuerda a los
judíos que vigilen las enseñanzas de los dirigentes religiosos, que se guarden
de las enseñanzas de los fariseos. Si no hubiese sido por el endurecimiento de
sus corazones habrían entendido que las enseñanzas de los fariseos eran
engañosas porque sabrían que la levadura era símbolo del pecado.
Antes
de ascender a los cielos Jesús encargó
a sus discípulos que enseñasen a todos los pueblos “que guardaran todas las
cosas que os he mandado” (Mateo 28:20). El antídoto contra los falsos profetas
es que las personas conozcan la verdad de Dios que ha sido revelada.
Desgraciadamente, mucha de la semilla que esparcen los profetas de Dios cae al
lado del camino. Es el mismo Jesús quien explica el significado que tiene la
semilla que se pierde: “Y los de junto al camino son los que oyen, y luego
viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se
salven” (Lucas 8:12).
Siendo
que solamente una cuarta parte de la simiente que se esparce cae en buena
tierra, “éstos son los que retienen la palabra con corazón sincero y bueno y
dan fruto con perseverancia” ((v.15). Ya que son “muchos los llamados, mas
pocos escogidos” (Mateo 20:16), la siembra de la Palabra debe seguirse haciendo
con perseverancia con la esperanza de que una cuarta parte caiga en buena
tierra. Como quiera que el hombre es responsable de su destino eterno, el
apóstol Pedro, entre otros, nos alerta de los falsos profetas cuando escribe:
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá entre
vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías
destructoras, y aún negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre si mismos
destrucción repentina. Y muchas serán sus disoluciones por causa de los cuales
el camino de la verdad será blasfemado” (2 Pedro 2:1,2). El apóstol Pedro dice
que en el pasado hubo falsos profetas, también nos alerta de que en la Iglesia
habrá falsos maestros que tergiversarán las enseñanzas que Jesús antes de su
ascensión a los cielos mando a sus discípulos que las sembraran en todos los
pueblos (Mateo28:19,20).
13tv,
la televisión de la Conferencia Episcopal Española, popularmente conocida como
la televisión de los curas, ha difundido un video en el que el Papa con voz
melosa dice: “La mayor parte de los habitantes del planeta se declaran
creyentes, esto debería provocar un diálogo entre las religiones, no debemos
dejar de orar por ellos y colaborar con quienes piensan distinto”. A continuación,
cuatro representantes de religiones comparten su fe: “Confío en Buda”, “creo en
Dios”, “creo en Jesucristo”, “creo en Dios, Alá”. La voz papal con cadencia
pausada, sigue diciendo: “Muchos piensan distinto, sienten distinto, buscan a
Dios o encuentran a Dios de diversas maneras, en esta multitud, en este abanico
de religiones hay una sola certeza que tenemos para todos”. Después de decir:
“Todos somos hijos de Dios”, cada uno de los representantes de las cuatro
religiones dice: “Creo en el amor”. Finaliza así la disertación papal: “Confío
en vos para difundir mi petición de este mes, que el diálogo sincero entre
hombres y mujeres de diversas religiones conlleve frutos de paz y de justicia.
Confío en tu oración”.
Para
los fieles católicos que desconocen lo que dice la Biblia pueden encontrar muy
bonitas las palabras del Papa porque extasía escuchar palabras de amor
universal. Pero en las Escrituras no se encuentra el más pequeño pensamiento de
que todas las religiones llevan a Dios. Es muy taxativa: “Amados, no creáis a
todo espíritu, sino probad si los espíritus son de Dios, porque muchos falsos
profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo
espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios, y todo espíritu
que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios, y este es el
espíritu del Anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora
está en el mundo” (1 Juan 4:1-3). Solamente existe un camino para ir a Dios:
Jesucristo. Cualquier maestro, por respetable que sea, que enseñe lo contrario
se convierte en un profeta de Satanás, el padre de la mentira.
Octavi Pereña i Cortina
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