JUAN 12.46
“Yo,
.la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca
en tinieblas”
El 21 de
diciembre de 2010 hubo un eclipse total de luna en el solsticio de invierno.
Evento que coincidió con la celebración de las fiestas paganas de la antigüedad
dedicadas al dios sol y que en nuestros días coincide con la Navidad, el
recuerdo del nacimiento de Jesús, el Sol de justicia. El eclipse de luna, este
acontecimiento astronómico pone de manifiesto que la oscuridad física forma
parte del plan de Dios, cosa que no ocurre con las tinieblas espirituales.
El
pastor escocés Alexander Maclaren escribió: “La luz rechazada es pariente de
las densas tinieblas, y el hombre que teniendo la luz no cree en ella amontona
a su alrededor espesas nubes de oscuridad y tinieblas”. Jesús se refirió a este
eclipse espiritual auto escogido cuando dijo: “Si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuáles no serán las mismas
tinieblas?” (Mateo 6:23).
Es
curioso ver como el hombre que vive en tinieblas refleje aún cuando sea
inconscientemente el amor por la oscuridad. La Navidad que debería ser el
reflejo de Jesús que es la luz el mundo, las compras compulsivas que se hacen
durante estas fechas navideñas ponen de manifiesto las tinieblas espirituales
que oscurecen el corazón humano. No basta con las ganancias que se generan
durante las fiestas navideñas, Hace pocos años que se ha introducido un nuevo
día dedicado a la compra compulsiva procedente de Estados Unidos bautizado: Black Friday, viernes negro.
¿Casualidad? Creo que no, es el reflejo de la oscuridad que se desprende del
corazón humano.
Los
cristianos que amamos a Jesús no debemos dejarnos llevar por la fiebre
consumista de la sociedad en la que vivimos. La felicidad del hombre no se
encuentra en las muchas cosas que posee, la encuentra en Jesús que siendo la
Luz del mundo alumbra el camino por el que transita el creyente para que no
tropiece en cada uno de los mil obstáculos que se encuentran en el camino por
el que transita.
Poco
antes de iniciarse la campaña de ventas navideñas se implanta el Black Friday, no sea que los
consumidores posean algunos ahorros que no sepan como gastarlos en la campaña
navideña. Así los ahorros irán a parar en los bolsillos de los comerciantes que
se frotarán las manos de satisfacción
porque la campaña ha sido mejor que la del año pasado.
Lázaro y
sus hermanas reciben en su casa a Jesús y desean obsequiarlo con una buena
comida. Marta estaba preocupada en preparar un exquisito guiso para contentar
al Maestro. Maria, por su parte estaba sentada a los pies de Jesús escuchando
sus palabras llenas de sabiduría. Marta se acerca a Jesús quejándose de la
holgazanería de su hermana. Por respuesta Jesús le dice: “Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es
necesaria, y Maria ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”
(Lucas 10: 41,42). Que durante la Navidad escojamos la buena parte que no nos será quitada.
MATEO 15:24
“No soy
enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”
La salvación viene por
los judíos. Dios ha establecido que los depositarios de la salvación sean los
judíos para que a través de ellos las buen as noticias de salvación lleguen a
los confines de la Tierra. Jesús, en el texto
que comentamos es coherente con el principio anunciado. Quizás a primera
vista pueda parecernos que manifieste una actitud xenófoba. Cuando se analiza
el texto en su conjunto se descubre que Jesús está muy lejos de ser xenófobo.
Jesús se encuentra en la
región de Tiro y de Sidón, fuera del territorio israelita, por lo tanto en
territorio pagano. Es sorprendente descubrir que Jesús habiendo ministrado
exclusivamente en territorio israelita, su ministerio de sanidad hubiese
llegado a conocimiento de una mujer cananea en una época en que no existía ni
radio ni televisión ni prensa. Cuando los únicos medios de comunicación eran
los pregoneros, la transmisión de boca a boca no conocía fronteras. La mujer
cananea había oído hablar de Jesús y de sus milagros. La fe viene por el oír y
la fe en el Señor mueve a actuar.
La mujer cananea se
entera de que Jesús está en la zona y, ni corta ni perezosa, renunciando a
prejuicios raciales se acerca a Él clamando: “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija está gravemente
atormentada por un demonio” (v.22). Jesús, aparentemente no hace caso de su
clamor. Lo que está haciendo es comprobar si la mujer posee fe verdadera. “Pero Jesús no le respondió palabra”
(v.23). Esta aparente falta de comprensión de Jesús debería hacernos pensar que
no siempre el Señor responde de inmediato a nuestras súplicas. A veces retrasa
respondernos como lo hizo con la mujer cananea a la que da largas con el fin de
comprobar si la cosa va en serio. Como dice Santiago, quien pide debe hacerlo “con fe, no dudando nada, porque el que duda
es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra”(1:6). La mujer cananea
sabe en quien ha creído. Respondiendo a los discípulos que le piden que la
despida porque estaban molestos con las voces de la mujer, responde: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas
de la casa de Israel”. La mujer se postró ante Él en señal de adoración,
diciéndole: “¡Señor, socórreme!” Tus
discípulos te piden que me despidas con
las manos en los bolsillos.. Yo, acogiéndome a tu misericordia te pido: “¡Socórreme!” Jesús le dice: “No está bien tomar el pan e los hijos, y
echarlo a los perrillos” (v.26). Lo que sigue confirma que la fe de la
mujer cananea no se parecía “a la onda
del mar, que es arrastrada por el viento” sino basada en la Roca que es
Jesús. Yo no soy israelita, soy cananea, a pesar de ello “aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus
amos” (v.27). Soy como la última persona merecedora de tu gracia, a pesar
de ello bendíceme. Ante la persistencia de la mujer que no quiere
marcharse sin recibir la bendición de Jesús, el Señor le dijo: “Oh mujer, grane es tu fe, hágase contigo
como quieres”. La respuesta a la súplica insistente de la cananea tiene un
parecido con la de aquella mujer que insistía ante un juez injusto. Si el juez
injusto para no oír más la impertinencia de aquella mujer le hizo justicia,
¿será menos la misericordia de Jesús? “Y
su hija fue sanada desde aquella hora”
http://octaviperenyacortina22.blogspot.com
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