DOLOR DE ESTÓMAGO
<b>El
dolor de estómago emocional indica que se ha hecho algo moralmente
incorrecto</b>
<b>Jennifer
Lawrence</b> la actriz ganadora de un Oscar, a sus 25 años gravó su
primera escena de cama durante la filmación de <i>Passengers</i>.
Para la actriz fue algo realmente extraño. Según explicó la artista tuvo que
emborracharse para calmar la fuerte ansiedad que la ahogaba. Ello la condujo a
tener más ansiedad. Cuando llegó a su casa, pensaba: “¿Qué he hecho? No lo se”.
Aseguró que “fue la primera vez que besaba a un hombre casado, y la culpa es la
por sensación que tienes en el estómago. Sabía que era mi trabajo, pero no le
podía decir esto a mi estómago”. Llamó por teléfono a su madre para
preguntarle: “Podrías decirme que está bien?…Era muy vulnerable y no sabes que
es demasiado. Deseas hacerlo bien, quieres que todo sea real, pero entonces…Ha
sido la vez que me he sentido más vulnerable en mi vida”. Cuando colgó el
teléfono se peguntó: “¿Será que me termina de decir que está bien?”
Los
sentimientos de <b>Jennifer
Lawrence</b>ante la escena erótica en una película no se ajustan con la
libertad sexual imperante en nuestros días. No debe perderse de vista que la
libertad sexual que hoy se disfruta no se ha presentado por generación
espontánea. La reacción de la actriz ante el rodaje de una escena de sexo
porque así lo requería el guión, es el inicio de un proceso que la llevarán a
repetir escenas lujuriosas más fácilmente. El sentimiento de culpa que sintió
la artista porque quería que la escena pareciese como si fura real tiene un
cierto parecido con el fumar. En la adolescencia, cuando se pretende imitar a
los mayores y se enciende el primer cigarrillo, se presenta un ataque de tos,
uno se escaña, es muy desagradable. A medida que se siguen encendiendo
cigarrillos va desapareciendo la sensación ingrata, una experiencia placentera
la sustituye. Inspirar con fuerza el humo hasta hacerlo llegar a lo más hondo
del pulmón, extasía. La sensación de placer es indescriptible. Con los años
aparecerán las patologías. De momento, pero, inhalar profundamente el humo del
cigarrillo es lo mejor que a uno le puede pasar.
<b>Jennifer
Lawrence</b> tiene la valentía de confesar públicamente la mala sensación
estomacal que le produjo tener que gravar su primera escena erótica. Si en el
futuro tiene que repetirlas por las exigencias del guión, los sentimientos de
culpa se debilitarán hasta llegar a hacerlo como la cosa más natural. A pesar
de ello, lo que no está bien no lo está, aún cuando se diga todo lo contrario. La
conciencia se endurece de tal manera que casi llega a insensibilizarse del
todo. El pecado no confesado y no perdonado por Dios cobra un peaje muy caro:
Alcohol, drogas, ansiolíticos, todo ello para intentar adormecer la conciencia.
En algunos casos el sentimiento de culpabilidad es tan fuerte que se opta por
el suicido para acabar con él.
Con el
paso de los años ha ido desapareciendo el temor a Dios con lo cual se consigue
que se relajen las buenas maneras. Destaparse, la exposición del cuerpo a las
miradas ajenas, eliminado tela de los trajes de baño hasta llegar al topless.
El desnudo integral está tomando cuerpo. El ahorro de tela en la playa poco a
poco se ha ido transfiriendo a la ciudad de manera que poca piel queda
cubierta.
Una
cosa conduce a la otra. Ser virgen hasta el matrimonio se lo considera como
algo prehistórico. Con la filosofía vigente de que con el cuerpo uno hace lo
que le da la gana, entrego por placer mi virginidad al primer postor que se
cruza en mi camino. Si se lleva una copa
de más se justifica la inmoralidad con un: no me acuerdo. Los hechos son los
que son y no puede hacerse marcha atrás. ¿Cuántas pesadillas no son el
resultado de haberse traspasado la línea roja que protegía la virginidad?
A
<b>Sally Broon</b> que ha sido sexualmente activa no le dio reparo
rectificar. Dice. “Siempre he creído que el sexo es algo bueno, pero que debe reservarse para el
matrimonio. En la universidad era sexualmente activa, a pesar de que era
agradable siempre había en mí algo que no era correcto hacer. Me lo podía
justificar diciendo que estaba enamorada, pero el sexo antes del matrimonio
estaba reñido con mis creencias cristianas…Después del divorcio decidí que no
volvería a tener sexo excepto que me vuelva a casar. Ahora sé que lo que siento
es correcto y que procuraré vivir de esta manera. Así que he decidido esperar
hasta el matrimonio, a pesar que en el pasado he mantenido relaciones sexuales,
creo que es lo correcto”. Rectificar es de sabios.
En
medio del follón moral que nos conduce a un callejón sin salida es conveniente
que nos sentemos en un banco y reflexionemos seriamente sobre lo que está
pasando. El amplio espectro de daños morales que nos atribulan no son el
resultado de factores externos a nosotros
que nos hacen la puñeta, son la consecuencia de nuestras propias decisiones incorrectas. Estamos tan
confusos que no sabemos distinguir entre lo que está bien y lo que no lo está.
Se da el caso que muy a menudo nos decidimos por aquello que nos perjudica. La
Biblia nos muestra el símil de la plomada, el cordel que en uno de sus extremos
lleva atado un objeto que pesa que suspendido por el otro extremo sirve para
indicar la verticalidad de la pared que se está levantando. Este instrumento es
indispensable en la construcción si se quiere evitar la necesidad de derribar
paredes que no se alzan en vertical. La Biblia, utilizando el símbolo de la
plomada nos muestra que si se desea vivir de manera moralmente correcta debemos contrastar
nuestro comportamiento con las enseñanzas que se encuentran en sus páginas. De
la verificación se descubrirá el grado
de inclinación con que edificamos nuestras vidas. Podemos decidir con lo que
hemos averiguado, pero si no corregimos nuestras vidas y permitimos que se alcen
inclinadas como la torre de Pisa, nos estamos lanzando al precipicio. Esto es
lo que ocurre en general: estamos edificando nuestras vidas para el desastre.
Octavi Pereña i Cortina
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