dilluns, 14 de setembre del 2015


SALM 65:4


“Bienaventurado el que tú escoges y  atraes a ti, para que habite en tus atrios, seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo”

Este texto me ha llevado a la parábola del sembrador y de la semilla esparcida que cayó en cuatro tipos de terreno. En uno se la comieron las aves del cielo. En otro se secó porque no tenía humedad. En otro la ahogaron los espinos al crecer. La semilla, nos dice Jesús, es la Palabra de Dios que los diversos siervos del Señor esparcieron en los lugares que les fueron destinados. Los oyentes, por diversas razones rechazaron la Palabra que les fue anunciada y perecieron.

Otra parte de la semilla “cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno” (Lucas 8:8). Cuando Jesús interpretó el sentido de la semilla que cayó en buena tierra, dice: “Estos son los que con corazón bueno y recto recibieron la palabra de vida, y dan fruto con perseverancia” (v. 15). ¿Por qué una parte de la semilla cae en buena tierra? A mi entender la pregunta la responde el texto que comentamos: “bienaventurado el que tú escoges y atraes a ti, para que habite en tus atrios”. Por nacimiento todos somos tierra que rechaza la voz de Dios. Si no hubiese sido por la intervención divina todos pereceríamos en nuestros delitos y pecados.

Nos ayuda a entender quienes son aquellos que Jesús considera que tienen corazón bueno y recto el texto que presenta a Jesús como el Pan de Vida. Los oyentes le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?” (Juan 6:28). Jesús responde: “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que Él ha enviado” (v.29). Sólo una tierra produjo fruto permanente: “Todo el que el Padre me da, vendrá a mí, y el que a  mi viene, no le echo fuera” (v.37). Más adelante Jesús sigue diciendo: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me da, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”  (v.39). Para terminar de remachar el clavo, Jesús sigue diciendo: “Y esta es la voluntad el que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré  en el día postrero”  (v.40).

¡Que consoladoras son las palabras del salmista:”Bienaventurado el que tú escoges y traes a ti, para que habite en tus atrios”! En la incertidumbre que siembran quienes no conocen a Dios porque no saben quien es Jesús, el salmista considera bienaventurados aquellos que por el amor eterno de Dios Padre han sido escogidos para eterna salvación porque “nadie nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro”! (Romanos 8:39)


JOSUÉ 9:14


“Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron al Señor”

La autonomía con respecto a Dios des una mala compañera de viaje. La orden del Señor era inapelable: destruiréis a todos los habitantes de la tierra. Así lo hizo con todos los ciudadanos de Jericó (excepto Rahab la ramera que fue salvada por la fe), y los de la ciudad de Hai. Los gabaonitas fueron astutos  y enviaron a unos hombres que fingieron ser embajadores de un lejano país: “Tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados, y zapatos viejos y recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre sí, y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso” (vv. 4,5).  El texto sigue diciendo: “Y los hombres de Israel tomaron provisiones de ellos .Y no consultaron al Señor…Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza…” (vv. 14,15). Años más tarde, durante el reinado de Saúl se presentó un problema con los gabaonitas. Pero eso s harina de otro costal.

Lo que deseo hacer resaltar de la historia de los gabaonitas es el peligro que representa tomar decisiones sin consultar al Señor. Debemos tener presente que Satanás es el padre de la mentira que se disfraza de ángel de luz para tomar ventaja de nosotros. Si tuviéramos siempre presente que Satanás es muy astuto no olvidaríamos sus maquinaciones y buscaríamos la dirección del Señor siempre.

Tal vez Josué y los ancianos de Israel se confiaron con las victorias conseguidas sobre Jericó y Hay, que no fueron suyas sino del Señor y se olvidaron de que las victorias obtenidas lo fueron del Señor. El apóstol Pablo refiriéndose a las debilidades de Israel que les ocasionaron muchos perjuicios y, teniendo en cuenta de que el Antiguo Testamento ha sido escrito para que de él podamos obtener sabiduría provechosa, dice a los cristianos de Corinto: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”          (1 Corintios 10:11).

Cuando nos creemos fuertes dejamos de fortalecernos en el Señor y, cuando no lo hacemos, el vaso de barro que somos se rompe en mil pedazos y, el diablo con sus embustes nos hace creer que estamos en el buen camino. La realidad debe recordarnos lo equivocados que estábamos. Pero, …¿qué hacemos del arrepentimiento? Si no nos arrepentimos  y no dejamos nuestra autonomía orgullosa en el desván, no podremos gozar de las bendiciones del Señor y recogeremos fracaso tras fracaso.

http://octaviperenyacortina22.blogspot.com

 

 

 

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